joánicos VIII
TEMA 8:
PALABRAS A LAS SIETE IGLESIAS
TEXTO: Apocalipsis 1 - 3
CLAVE BÍBLICA
1. NIVEL LITERARIO
1.1. Vocabulario
1.1.1. Comunitario
La primera nota característica de estos textos es la frecuencia del empleo del término "Iglesia". Si se exceptúa 22,16, su presencia en el libro se reduce a estos capítulos. Predomina el plural en la exhortación sapiencial de oír "lo que el Espíritu dice a las Iglesias" (2,7.11.17.29; 3,6.13.22) que constituyen una totalidad como aparece explícitamente en 2.23: "sabrán todas las Iglesias" y, a nivel simbólico, en la expresión "siete Iglesias" (1,4.11.20 bis). Sin embargo, en otros casos (2,1.8.12.18; 3,1.7.14), se manda escribir a un ángel de una Iglesia particular y esta singularidad de cada "Iglesia" se manifiesta en las circunstancias propias que justifican distintos mensajes, sobre todo en la contradicción manifiesta entre los mensajes a Esmirna y a Laodicea: "Conozco tu tribulación y tu pobreza -aunque eres rico"(2,9) y "Tú dices: ‘Soy rico..’ Y no te das cuenta que eres... pobre" (3,17). La alternancia entre el singular y el plural quizás signifique que a partir de la particularidad del singular y, sin olvidar esta condición, se universaliza tratando de alcanzar, en lo posible, la totalidad eclesial.
En todo caso, la(s) Iglesia(s) es considerada en su condición de comunidad(es) cultual(es) ya que se la relaciona con candeleros de una celebración litúrgica en que está presente alguien "semejante a un Hijo de hombre" (1,13;2,1), celebración de la que se corre el riesgo de no ser digno: "moveré tu candelero de su lugar" (2,5).
La característica cultual se refuerza con la mención de los "ángeles" y "estrellas", términos intercambiables, que se refieren a quienes presiden la comunidad en nombre de Cristo que los "sujeta" en su mano (1,16; 2,1; 3,1).
1.1.2. De la resistencia-capitulación
El mensaje nace en medio de las dificultades causadas por la intervención del Adversario, Satanás, que habita y tiene su trono en Pérgamo (2,13) y a cuya sinagoga pertenecen los que se llaman Judíos sin serlo (2,9; 3,9). A él hay que asignar ciertas doctrinas que pueden, por tanto, ser llamadas "profundidades de Satanás" (2,24).
La situación así originada hace que el vidente se defina como "compañero en la tribulación y en el reino y en la paciencia en Jesús" (1,9). Dicha tribulación afecta a los de Esmirna y es temporal (2,9-10) y, por ello, es claramente de otro orden que la gran tribulación que espera a Jezabel y a los que adulteran con ella (2,22).
Ante estas dificultades temporarias se hace necesaria una actitud de resistencia que tiene como cualidad necesaria "la paciencia". Esta, entremezclada con fatigas, sufrimientos, caridad, fe y espíritu de servicio, aparece como loable condición de los de Efeso (2,2-3) y de los de Tiatira (2,19) y es Palabra propia del Señor (3,10) que se debe "guardar" al igual que la misma Palabra (3,8), la profecía (1,3) y las obras de Jesucristo (2,26).
De ahí la importancia del “mantener aferrado” o “sujetar” en estos capítulos. Este término indica una doble actitud según el término tenga un objeto propio o extraño a la comunidad eclesial. En el último caso se vitupera a los que sostienen la doctrina de Balaam y la doctrina de los Nicolaítas (2,14.15). Por el contrario se recomienda encarecidamente "mantener aferrado lo que tienes" (2,25; 3,11), se elogia "el que mantienes aferrado mi nombre" (2,13) y del mismo Cristo se dice que "mantiene aferradas las siete estrellas (2,1).
De la doble actitud anterior surgen dos tipos de obras sujetas al juicio de Cristo que dará "a cada uno según sus obras" (2,23), porque las sabe elogiables (2,2.3.19bis; 3,8) cuando están de acuerdo con sus propias obras (2,26), o reprensibles (2,4.22; 3,1;15) e incompletas (3,2) cuando no se adecuan a ese actuar.
1.1.3. Del encubrimiento-transparencia
El texto pone en relación directa el "conocer" de Dios con dichas obras o acciones propias de cada una de las Iglesias (2,2.9.13.19; 3,1.8.15). Dicho conocer se convierte en propiedad singularísima para el vencedor en el mensaje a Pérgamo (2,17) y se niega de forma absoluta respecto a Laodicea (3,17).
De allí se deriva el “saber” de la Iglesia (2,23) sobre ese conocimiento y amor divino (3,9), que exige estar en vela y aleja del saber sobre las profundidades de Satanás (2,24).
La comunicación del saber exige la necesidad del “escuchar”. En 1,10 este verbo aparece como una información: "escuché", pero en todos los otros casos indica una acción a realizar a la que se conecta la dicha (1,3), la comunión con Dios (3,20), el arrepentimiento (3,3) y la aceptación del mensaje del Espíritu (2,7.11.17.29; 3,6.13.22).
Esa transmisión y aceptación del conocimiento en la escucha ponen de relieve el acto de comunicación a cuyo servicio se ordenan el “escribir” y la “Palabra”:
- Lo escrito tiene directa conexión con Dios. Se trata de lo escrito en la profecía (1,3), de un nombre nuevo (2,17), del nombre de Dios y de su ciudad escrito por el mismo Cristo (3,12) o de lo que se escribe por mandato de El mismo (1,19; 2,1.8.12.18; 3,1.7.14).
- Mayor conexión con lo divino, si cabe, está presente en el término "Palabra". Esta es "de Dios" (1,2.9), "de esta profecía" (1,3); Cristo señala que es suya (3,8) y es objeto de testimonio (1,2), escucha (1,3), custodia (3,8.10).
El verbo "decir", por su parte, comporta dos significados fundamentales: predomina su uso teniendo como sujeto a Dios, el Cristo o el Espíritu. Pero el decir, en froma verbal reflexiva, indica un falseamiento de la realidad "se dicen apóstoles (2,2) o judíos (2,9) sin serlo" o “profetisa (2,20) que engaña”, o bien señala desconocimiento de la realidad (2,24; 3,17).
Idéntico desconocimiento de la realidad puede ser relacionado con el “nombre”: “tienes nombre de quien vive pero estás muerto” (3,1). Sin embargo, en todos los otros casos el “nombre” está ligado a la fidelidad del creyente (2,3.13; 3,5.8 o de Dios (2,17; 3,12).
1.2. Géneros literarios
1.2.1. Diálogo litúrgico
1,3 nos habla de un lector y de oyentes que escuchan esta lectura. Con ello se prescribe el modo de leer todo el libro pero también se introduce directamente a 1,4-8 donde se consignan afirmaciones del autor referentes a Dios, las respuestas del Amén comunitario y, finalmente, la intervención directa del mismo Dios. Estos tres elementos surgen indudablemente de la vida litúrgica de la Iglesia. Tanto en el primero como en el último elemento predomina el tono de una doxología, es decir, se da gloria a Dios que aparece íntimamente relacionado a Cristo. Estas doxologías originadas en la liturgia eclesial aparecen frecuentemente en todo el libro.
1.2.2. Cristofanía y Vocación Profética
1,9-20 comienza con la descripción de la situación del vidente y el lugar de la visión (v.9) seguida de una visión del Cristo glorioso al modo de las teofanías del A.T. En ella junto a lo visual propiamente dicho, descrito en los vv. 12b-16, aparecen elementos auditivos que incluyen la misión de escribir (vv.11.19). Éstos van unidos a elementos del oráculo de salvación -encabezado por el "No temas" de los vv. 17b-18- que reafirman el contacto "resucitador" del v.17, así como a otros particulares de la visión en los vv.19-20. En conjunto, se trata de un esquema utilizado en las vocaciones proféticas que señalan el lugar, la visión, la misión, la dificultad de realizarla y un signo superador.
1.2.3. Carta con elementos proféticos/sapienciales
En 1,3 se designa todo el libro como una profecía. Dichos elementos aparecen fuertemente marcados en las cartas a las siete Iglesias concebidas al modo de los oráculos bíblicos en que, a partir de una situación determinada y precisa, se da una palabra de juicio positivo o negativo sobre esa situación, acompañada de una promesa. A estos elementos proféticos se entremezclan elementos típicos de la exhortación sapiencial: "El que tenga oídos..." y otros que invitan a una verdadera comprensión de la existencia.
1.3. Estructura
Los géneros presentados anteriormente aparecen estructurados del modo siguiente:
A) Prólogo y saludo (1,1-8)
B) Visión inaugural (1,9-20)
C) Mensaje a cada iglesia constituido por los siguientes elementos:
a) Orden de escribir y el nombre del destinatario
b) Cristo que habla remitiéndose a un atributo suyo de la visión inaugural
c) Descripción de la situación elogiable o reprensible de la Iglesia a partir de un "Conozco", y respectiva invitación a la perseverancia o a la conversión,
d) Promesa al vencedor y exhortación sapiencial a oír
|
Efeso |
Esmirna |
Pérgamo |
Tiatira |
Sardes |
Filadelfia |
Laodicea |
a
|
2,1a |
2,8a |
2,12a |
2,18a |
3,1a |
3,7a |
3,14a |
b
|
2,1b |
2,8b |
2,12b |
2,18b |
3,1b |
3,7b |
3,14b |
c
|
2,2-6 |
2,9-10 |
2,13-16 |
2,19-25 |
3,1c-4 |
3,8-11 |
3,15-20 |
d
|
2,7 |
2,11 |
2,17 |
2,26-29 |
3,5-6 |
3,12-13 |
3,21-22 |
2. NIVEL HISTÓRICO
2.1. Situación en la provincia romana de "Asia"
Inmediatamente después de la muerte de Alejandro Magno y del reparto subsiguiente de su Imperio entre sus generales, los Atálidas, con una hábil política, lograron crear un reino en torno a Pérgamo, extremo meridional de Misia, al que fueron anexando otros territorios de Misia, Frigia, Lidia, Jonia y parte de Caria. Al comienzo del último tercio del siglo segundo los romanos constituyeron con estos territorios el "Asia proconsular" a la que pertenecen todas las ciudades nombradas en Apc 2-3.
2.1.1. Las ciudades de la ruta imperial
La sucesión de estas ciudades en el texto no es fortuita ya que marca las etapas del correo imperial que, partiendo de Efeso se dirigía, por caminos cercanos a la costa, hacia el Norte. Aún en Jonia tocaba Esmirna y continuaba en dirección Nordeste hasta alcanzar Pérgamo. Desde allí se desviaba hacia el Sureste por territorios de tierra adentro y, ya en Lidia, alcanzaba Tiatira, Sardes y Filadelfia y pasaba a Laodicea en Frigia.
De los datos que poseemos de estas ciudades podemos destacar los siguientes en orden a la mejor comprensión de los textos:
- Efeso, junto a la desembocadura del Caistro y en la confluencia de las rutas marítimas con el "camino común" y otras rutas terrestres, gozaba, por ese motivo, de gran prosperidad y de un vasto radio de influencia que alcanzaba hasta Creta. Era metrópolis comercial, política (residencia de un procónsul) y religiosa con el culto a Artemis y sus prácticas mágicas. Su población incluía un significativo número de judíos.
- Esmirna, junto a la desembocadura del Hermo, era importante ciudad comercial que aprovechaba su condición de puerto natural para la mediterránea Sardes.
- Pérgamo, en el valle del Caicos, después de ser residencia de los Atálidas fue también residencia de un procónsul en la época romana. Un soberbio altar a Zeus estaba erigido en el Acrópolis de la ciudad.
- Tiatira, en el camino de Pérgamo a Sardes, aunque menos importante que éstas, era centro industrial y comercial, con templos en uno de los cuales desarrollaba su actividad una profetisa oriental.
- Sardes, antigua capital del Reino de Lidia, que mantuvo su importancia en las épocas persa, griega y romana (a pesar de su destrucción por un terremoto), era famosa por las manufacturas de la lana.
- Filadelfia estaba situada en la ruta de Sardes a Colosas en una fértil región junto al río Kogamis.
- Laodicea era centro de medicina, especialmente oftalmológico; centro comercial con numerosos bancos y casas comerciales y también industrial con manufacturas de lana.
2.1.2. La simbiosis cultural
Su situación en la encrucijada de caminos hacía de la región, especialmente de Efeso, la puerta hacia el Oriente y, gracias al intenso tráfico comercial, la confluencia de distintas nacionalidades propiciaba la creación de una cultura sincretista que yuxtaponía elementos diversos tomados alternativamente de los distintos grupos humanos en comunicación.
El primitivo cristianismo no fue la excepción de este fenómeno. Desde Colosenses y Efesios, pasando por las Pastorales, nos encontramos con un ambiente en que se mezclan elementos de raíz judía con "doctrinas pregnósticas" de las que se hace difícil señalar contornos definidos. Las "genealogías interminables" (1 Tm 1,4) aparecen junto a las "Potestades y Dominaciones" (Cf. Col y Ef), el afán de dinero (1 Tm 6,10) junto a rigorismos extremos (cf.1 Tm 4,3).
El mismo ambiente está presente en Apc 2-3: Los nicolaítas (2,6.15) aparecen en conexión con las "carnes inmoladas a los ídolos" y "la fornicación" (2,14.20). Su raíz judaica se manifiesta de formas múltiples: doctrina de Balaam (2,14), Jezabel que se autodenomina profetisa (2,20), Sinagoga de Satanás de los que se proclaman judíos (2,9; 3,9). Su parentesco gnóstico parece deducirse de la alusión al conocimiento de "las profundidades de Satanás"(2,24).
2.2. El culto imperial
Ya antes de la era cristiana, Pérgamo expresaba su lealtad política a Roma con acciones pertenecientes al ámbito cultual: construcción de templos a Roma y a Augusto. En tiempos del sucesor de éste, aparecen en la lista de ciudades que se disputan el poder erigir un templo a Tiberio todas las ciudades mencionadas en el Apocalipsis con la excepción de Tiatira y Filadelfia y , en otras listas, sólo Tiatira no aparece comprometida con el culto imperial.
Bajo Domiciano dicho culto es elevado a condición indispensable para no quedar excluido de la vida en el Imperio. Y este hecho se convierte en factor decisivo para poder participar de los beneficios comerciales.
2.3. El sincretismo religioso al servicio del imperio
Situadas en lugares de intenso intercambio, las comunidades sucumben o triunfan de la tentación de doblegarse al ídolo del poder, único que puede ofrecer ventajas económicas. Por eso Esmirna aparece rica en su pobreza (2,9) y Laodicea pobre en su riqueza (3,17), en un mundo en que se ha dispuesto "que nadie pueda comprar nada ni vender, sino el que lleve la marca con el nombre de la Bestia o con la cifra de su nombre (Apc. 13,17).
El sincretismo religioso, arriba mencionado, causa de hecho, la disminución de las exigencias del compromiso cristiano. Esto se hace patente en las comidas de las carnes inmoladas a los ídolos. Dichas comidas sacrificiales eran, para los ricos, forma ineludible para no quedar excluido de la red comercial y para los pobres un medio de subsistencia, al que costaba renunciar.
3. NIVEL TEOLÓGICO
3.1. El Señor
3.1.1. Sus atributos
Sólo se puede entender el sentido de las afirmaciones de estos capítulos teniendo a la vista los textos del Antiguo Testamento, en general, y de la apocalíptica judía, sobre todo de Daniel, a los que el autor recurre frecuentemente a lo largo de ellos y de todo el libro.
La "gracia y la paz" que se transmiten a las Iglesias en el saludo (1,4) proceden, en primer lugar, de Dios Padre "Aquel que es, que era y que vendrá" (1,4; Cf 1,.8). Con esta fórmula el autor se remite a "Yo soy el que soy" (Ex 3,14) y, por tanto, apunta, en primer lugar, al momento fundacional del pueblo. Sin embargo, con la última parte proyecta al lector hacia el futuro de modo que puede asignar al Padre el calificativo de "Alfa y Omega" que nos coloca en el marco de la sucesión temporal en la que se muestra como Todopoderoso.
En segundo lugar la gracia y la paz proceden también de los siete Espíritus. Ellos están situados delante del trono de Dios expresando su pronta disponibilidad para la realización de la acción de Dios en vistas a su designio salvador en el mundo.
Pero el centro de atención de los textos se concentra en la persona de Jesucristo de quien, se transmite la "Revelación". El "es el Primero y el Ultimo" (1,17) y, por consiguiente tiene los mismos atributos que el Padre, "Alfa y al Omega" (1,8), con quien comparte la trascendencia. Esta se simboliza en la visión afirmando que "su cabeza y cabellos eran blancos como la lana blanca, como la nieve" (1,14). Por otra parte, el "ceñidor de oro" (1,13b) real de quien es "Príncipe de los reyes de la tierra" (1,5b) lo presenta como único depositario del absoluto Señorío del Todopoderoso.
Estas cualidades lo capacitan para ejercer su rol de Mediador: La "Revelación de Jesucristo" procede de Dios y, a través del Angel, alcanza al vidente, al lector y a la comunidad que lo escucha.
Esta mediación reveladora concierne principalmente a la historia: "lo que ya es y lo que va a suceder más tarde" (1,19). De ahí que los atributos de Jesús se describen en el saludo y visión inaugural con la ayuda de textos que afectan profundamente a la historia de Israel: Ezequiel, Segundo Isaías, Salmo 89, Segundo Zacarías y Daniel.
El capítulo 10 de este último libro suministra el marco y algunos elementos para la visión original (Apc. 1,9-20). En ambos textos la trascendencia de Dios exige una mediación histórica: un hombre vestido de lino y una figura como de hijo de hombre en un caso, la de Jesucristo hijo de hombre en el otro.
En ambas teofanías el receptor de la revelación reacciona "cayendo" (Dn 10,9; Apc 1,17a), y en ambas una mano le transmite seguridad (Dn 10,10 y Apc 1,17b) y el vidente recibe la confortación de un oráculo de salvación: "No temas" (Dn 10,11; Apc 17c).
La aparición de Jesús al vidente Juan se realiza en el contexto de lucha en que se desarrollan los acontecimientos finales de la historia del texto de Dn: "Esta palabra es verdadera y se refiere a un gran combate" (Dn 10,1b).
Para la victoria en este combate, es necesario un absoluto Señorío: En el saludo esto se expresa por el título de Príncipe de los reyes de la tierra" (1,5c) que como el Mediador de Daniel tiene pies de metal (1,.15a. cf Dn 10,6) y su majestad es aterradora: Resplandor de ojos, voz de trompeta (1,10b), como voz de grandes aguas (1,15b).
Sin embargo, no se olvida la humillación y padecimiento de su condición terrestre y por eso declara de sí mismo: "El que vive; estuve muerto, pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos" (v.18a). Esta preocupación por el pasado de Jesús se hace preocupación por todo el pasado de Israel. Este sólo puede recuperarse desde el paso de la humillación a la gloria del Cristo. De allí la preferencia por los textos procedentes del Exilio (Isaías y Ezequiel) y de la época posterior (Salmo 89, Segundo Zacarías y Daniel).
Del Segundo Isaías, junto a la condición de redentor o go'el (Is.44,6 y 48,12) que lo convierte en Primero y Ultimo, se rescata la fidelidad en el sufrimiento por la justicia: es el Testigo Fiel (Is 55,4). De Ezequiel, el camino desde la postración inicial del Profeta y del pueblo al retorno de la gloria de Yahveh (Ez 43,2). El cambio de situación es subrayada con el recurso a la promesa davídica (Sal 89,28.38) en medio de las situaciones humillantes que describe el salmo.
Pero son los textos apocalípticos de la época griega la fuente principal que ayuda a la descripción: un traspasado que es fuente de liberación y de purificación para Jerusalén (Zc 12,10ss.); y las promesas que complementan el texto de Dn 10: Dn 8 (cf. Apc 1,17) sobre el plazo fijado a la opresión que ejercen los enemigos del pueblo y Dn 7 (cf. Apc 1,7) sobre la perennidad del Reino entregado al Hijo de hombre.
Junto a estos textos del capítulo primero, en las cartas se despliega toda la historia salvífica desde el árbol de la vida (cf Gen 2,9) hasta el nombre nuevo del tercer Isaías (Is 56,5; 62,2; 65,15).
Este recurso a la historia constantemente repetido tiene la función de hacer presente dicha historia para las duras condiciones de la comunidad: Con ello se hace posible recrear la esperanza de un Dios que siempre ha estado actuante en la historia de su pueblo continuamente amenazado por sus enemigos y que ahora se ha hecho presente definitivamente en la Persona de Jesús.
3.1.2. Su presencia en las comunidades
El Cristo de la visión inaugural es también sacerdote vestido de "una túnica talar" (1,13b) que "ha hecho de nosotros un Reino de Sacerdotes" (1,6). Desde este carácter sacerdotal se subraya la íntima conexión entre Cristo y las Iglesias. Dicha conexión se refleja también en que el emisor de los mensajes es descripto por medio de un atributo del Cristo de la visión inaugural. En efecto, tiene en su mano las siete estrellas y camina entre los siete candeleros sobre los que puede decretar la separación de la comunidad cultual, participa de las dificultades de la comunidad de Esmirna, tiene la espada del Juicio de su palabra, posee la firmeza y el poder necesarios para fortalecer a los de Tiatira y quebrantar a sus adversarios, ofrece una salida para las dificultades de Filadelfia y recrimina desde su testimonio la tibieza de Laodicea.
Igualmente el "Conozco" inicial de cada mensaje es propio de Alguien que está fuertemente presente en la vida comunitaria. Dicha presencia afecta a la participación de cada Iglesia en la vida litúrgica. Pero ella no se reduce a este ámbito cultual ya que tiene su fundamento en la respuesta que cada Iglesia da en el acontecer diario. Asumiendo las causas judiciales del Antiguo Testamento para recriminar las conductas que no se conforman al nombre cristiano, y transformándolas en orden a convertirlas en palabras de aliento y esperanza para los que mantienen la fidelidad a ese nombre, concibe el culto como culminación de una vida vivida en la "paciencia" necesaria para un auténtico servicio a Cristo.
De esta forma, el verdadero culto comunitario, presente y futuro, está ligado a la unión con el Único Mediador Sacerdotal por medio de una victoria que es fruto de la resistencia a los poderes demoníacos imperiales y conduce a una participación más íntima con Jesús en sus poderes cultual (columna en el santuario de Dios) y regio (sentarse en el trono con Cristo y el Padre)
Conduce por otra parte a la participación en la Vida Plena expresada en una multiplicidad de imágenes: comer el árbol de la vida que está en el Paraíso de Dios, no sufrir daño en la muerte segunda, recibir "una piedrecita blanca y, grabado en la piedrecita, un nombre nuevo" y "el Lucero del alba", y no borrar su nombre del libro de la vida.
3.2. El enmascaramiento producido por el imperio
3.2.1. Acciones del emperador: persecuciones, otros medios
La equiparación del poder demoníaco con el poder político divinizado hace legítimo el denominarlo con el nombre de Satanás y Diablo ya que exige adoración y para conseguirla recurre a todos los medios a su alcance. De esta forma se revela como adversario de Dios, único destinatario de la adoración. Esto ya ha acontecido en el pasado con la muerte de Jesús que nos ha lavado con su sangre, con los de Efeso que han sufrido por su nombre, con Antipas, su testigo fiel muerto en Pérgamo. Sin embargo, continúa como condición ineludible de la existencia cristiana: Juan se define como compañero no sólo en el reino sino en la tribulación, y los de Esmirna serán arrojados a la cárcel por Satanás para ser tentados. La confesión del nombre, en el contexto de persecución violenta, se transforma así en el punto crucial del juicio de Dios en curso.
Pero el Imperio usa también otros medios para disuadir del compromiso cristiano. La violencia física se transforma en el engaño idolátrico que induce a "comer carnes sacrificadas a los ídolos". Esta participación en el culto imperial puede definirse como un "fornicar" en cuanto consiste en una real ruptura de la alianza matrimonial con Dios.
La seducción imperial es causante también de la penuria económica que sufren los fieles de Esmirna y de la prosperidad de la Iglesia de Laodicea, consecuencia de su pacto con el poder imperial, y se reviste también con el engaño de la falsa doctrina: los que se llaman apóstoles sin serlo, los que se llaman judíos y son la sinagoga de Satanás, Jezabel que se llama profetisa y está enseñando y engañando a los siervos de Jesús y el conocimiento "gnóstico" de las profundidades.
De esa forma el ídolo del poder político se asocia frecuentemente al poder económico a su servicio y, sobre todo, al poder ideológico que justifica la adoración y seduce con ella a la misma comunidad cristiana.
3.2.2. El verdadero Señor frente al emperador romano
Todas las acciones del Imperio se dirigen, por tanto, a la búsqueda de la aceptación de su señorío. Por ello, el verdadero Señor se hace presente con sus cualidades de realeza universal frente la pretendida realeza universal del Imperio. Del Señor auténtico se mencionan cetro, trono y, por dos veces, el poder de las llaves.
Frente a los edictos transmitidos por el correo imperial y a sus juicios que, con ayuda de la calumnia y el engaño de sus colaboradores, están destinados a enmascarar la realidad se afirma repetidas veces el juicio del Señor, bajo cuya mirada se desenvuelve la lucha.
Por otra parte, a diferencia del trono imperial afirmado en la mentira y la calumnia, el poder de Jesús tiene su fundamento en la firmeza y la coherencia. Por ello puede presentarse como el Amen, el Testigo fiel y veraz. Ambas son cualidades que se han probado a lo largo del tiempo y exigen, a su vez, firmeza y coherencia de sus seguidores. Por ello el juicio de la conducta ("obras") se basa en la mayor o menor adecuación a esta firmeza y coherencia.
3.3. La Palabra a la comunidad
La intervención del Cristo se realiza por una Palabra, hablada y escrita que se debe oír y leer solemnemente en el acto comunitario. Por ello es interpelación que invita a la transparencia, recuperación de identidad, promesa cierta ligada a la sabiduría.
3.3.1. La vida comunitaria necesitada de transparencia
El decir del Señor sale al encuentro de los que "se dicen". Si la calumnia y el engaño, aún más que la persecución, son el adversario de las comunidades la acción del Señor se dirige a que ellas tomen conciencia de la vanidad del ídolo y de sus acciones. Esta toma de conciencia se realiza en el descubrimiento del verdadero sentido de la situación presente.
Las comunidades son interpeladas a realizar este descubrimiento como única forma de escapar al oscurecimiento que las amenaza. Mirando más allá de la realidad que aparece, los de Esmirna descubren, desde la Palabra de Cristo, la riqueza escondida en su pobreza. Los de Laodicea, en cambio, que se autoproclaman ricos y sin carencias, deben ser capaces de comprender que son desgraciados, dignos de compasión, pobres, ciegos y desnudos. Los de Sardes que "viven", "están muertos". El desvelamiento de la realidad hace detestar las doctrinas y enseñanzas erróneas. Y se debe comprender que la tribulación que el ídolo causa es temporaria a diferencia de la "gran tribulación" que será enviada por el Dios verdadero.
La interpelación, por tanto, se dirige a hacer transparente la vida comunitaria. Descubrir que el verdadero enemigo no es el vano poder imperial sino los compromisos y pactos que con él puede establecer la comunidad. El ídolo sólo tiene poder si puede hacer asumir sus valores. Únicamente de este modo reina en el alma de sus adoradores.
Es necesario, entonces, comprender que el éxito del combate sólo puede tener lugar si frente a los valores propuestos por el poder imperial, la comunidad es capaz de oponer sus propios valores en todos los terrenos de la existencia. Nada escapa a la confrontación: En la marcha por el desierto el maná escondido es el antídoto a la doctrina de Balaam, el Lucero del alba a las "profundidades de Satanás", el Santuario y la Ciudad dónde residen el nombre de Dios a la sinagoga de Satanás.
3.3.2. La Palabra que reconstruye la identidad comunitaria
La Palabra tiene, pues, como función primordial la de recrear la identidad comunitaria. Esta Palabra se oye y se proclama en el culto y las liturgias de este culto tienen la función de recuperar los valores de la propia identidad. Participar en ellas es remontarse a la acción de Cristo, el que estuvo muerto pero ahora está vivo.
Por ello la palabra es siempre vuelta al origen. Las obras últimas que van más allá de las primeras no pueden ser de orden diverso al de éstas. Si se pierde el amor primero se hace necesario volver a las primeras obras. Sólo desde ellas se pueden superar las fuerzas caóticas que amenazan el desarrollo de la historia salvífica. La Palabra recupera, por tanto, el "árbol de la vida que está en el Paraíso de Dios", triunfa sobre las acechanzas de doctrinas como la de Balaam, pone fin a las sombras de la noche como Lucero del alba, recibe el poder de David en una nueva ciudad y es invitación a una vuelta a la intimidad y al compartir de la mesa con el Señor.
La Palabra, oída en el culto, es el alimento que posibilita a la comunidad la recuperación de sus símbolos, sueños y anhelos capaces de revelar su ser más auténtico. A sus antiguas experiencias recurre, no con la nostalgia de las intervenciones pasadas de Dios, sino con la confiada certeza de que ese pasado dentro de sí crece y se acrecienta en el presente.
3.3.3. La sabiduría, exigencia del Espíritu
Cada carta consta de la misma exhortación final: "El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias". Esta exhortación coloca la vida bajo el signo de la escucha y la obediencia. Frente a la pretensión de autonomía del poder imperial en su creencia de que todo le está permitido, la existencia cristiana se desarrolla en una aceptación de lo que Dios ha establecido.
Esta aceptación es confianza plena en el Amén, el Testigo fiel y veraz, acerca de lo que ha de suceder en continuidad con el acto creacional ya que El es también el Principio de la creación de Dios (3,14).
Desde esta Palabra, fundamento de toda existencia, surge la necesidad del discernimiento comunitario que conduce a la comprensión del auténtico sentido de los acontecimientos. Las múltiples imágenes de Vida con que se expresan las promesas están ligadas a esa recta comprensión y, por ende, en ellas consiste la Verdadera Sabiduría.
De esa forma el Espíritu invita a vencer en el combate decisivo que se está desarrollando a fin de "comer el árbol de la vida", conseguir "la corona de la vida", "el maná escondido", un nombre escrito en "el libro de la vida", un lugar en el Santuario y en la Ciudad de Dios y una cena y un asiento con el Cristo.
Alimento y Nombre, Convivencia verdaderamente humana y Relación religiosa auténtica no pueden ser alcanzadas siguiendo las vanas promesas del ídolo del poder, y sólo se consiguen en una vida de Obediencia al Cristo y al Espíritu.
CLAVE SITUACIONAL
1. Mantener la esperanza. Conocemos comunidades en decadencia, que han perdido el horizonte, puestas en crisis por una serie de circunstancias difíciles, algunas de ellas amenazadas y perseguidas, sin el entusiasmo de otros tiempos. Son comunidades llamadas a renacer, a volver al fervor inicial; por ello, necesitan una palabra de aliento y esperanza. Hay que anunciarles la Palabra no sólo como crítica, sino como fuente de inspiración y apoyo para reconstruir su realidad eclesial y sus relaciones con los movimientos sociales de los pueblos. Estamos llamados al ejercicio de una profecía que abra perspectivas en todas las direcciones, que nos obligue a mirar hacia adelante superando la rutina de una reflexión carente de visión de futuro, que nos capacite para pre-ver y para proyectar con esperanza. Hoy la pre-visión es un elemento que está muy valorizado en las organizaciones. A nosotros, llamados a ser signos de los bienes futuros, se nos pide alzar la mirada más allá de lo inmediato, ensanchar los horizontes y entrar en comunión con las generaciones futuras. Pero, para poder “pre-ver” hace falta ser personas de memoria, capaces de mirar también hacia atrás. ¿Cuál es la posición de nuestra iglesia y de nuestra comunidad?
2. Lo local y lo universal. Existe una tensión entre la iglesia local y la universal, entre las realidades cercanas y las universales; ¿cómo vivir esta situación de un modo positivo? Nos ilumina un pensamiento de Simone Weil: “Vivimos en una época seguramente sin precedentes, y, en la situación actual, la universalidad que en otro tiempo podía estar implícita, debe ser explicitada totalmente. Ha de impregnar el lenguaje y todo nuestro modo de ser”. Simone Weil ha comprendido, de un modo genial, que la Iglesia -y dentro de ella nuestra comunidad- es católica en cuanto es capaz de acoger todas las vocaciones humanas y , al mismo tiempo, mantener la suficiente lucidez para no hacer cohabitar religión e indiferencia. Esta capacidad de comunión planetaria nos introduce en una espiritualidad profundamente evangélica. Por otra parte, el encuentro de las culturas, la confluencia de pueblos que se ponen en movimiento en busca de mejores condiciones de vida y la conciencia de la interdependencia y de la necesidad de unas relaciones pacíficas, nos hacen caer en la cuenta de la urgencia de afianzar una sana identidad personal y nacional, capaz de entrar en diálogo con los otros pueblos, creando nuevas síntesis culturales. ¿Cuál es la posición más generalizada en la realidad en que vivimos nosotros? Preguntémonos también sobre la práctica de la solidaridad; ¿cómo nos sentimos interpelados por la situación de otras iglesias, comunidades o pueblos? ¿Cómo nos parece que nuestra situación es percibida por otras iglesias hermanas y por la iglesia universal?
3. Las asambleas dominicales. Las asambleas dominicales de nuestras comunidades cristianas, ¿son verdaderamente fuente de renovación, de cuestionamiento y de consuelo? ¿Son celebraciones que nos estimulan, partiendo de la realidad conocida, a ponernos en marcha hacia lo nuevo o se caracterizan por una rutina estirilizante? La iglesia, desde sus inicios, ha unido Eucaristía y servicio a los pobres. Jesús, ofreciéndose como alimento a sus discípulos, les comunica su amor sin límites y les invita no sólo a compartir los bienes sino la misma vida. Los discípulos responden al amor de Jesús, ofreciéndole su vida en el servicio a los pobres, lugar privilegiado de su presencia en el mundo. De la Eucaristía recibimos la fuerza para multiplicar el pan, el aliento para soñar el “mundo nuevo” y la osadía para realizarlo y no rendirnos; en ella encontramos la energía para ponernos al servicio de los pobres aun siendo pobres nosotros mismos, con un proyecto ambicioso pero fuertemente enraizado en la realidad concreta de la historia y en su dialéctica socio-económica, política y espiritual. ¿Cómo preparamos, celebramos y vivimos las asambleas dominicales?
CLAVE EXISTENCIAL
1. ¿Sabemos hacer en nuestra vida personal la síntesis entre memoria y futuro, entre lo local y lo universal?
2. Preguntémonos sobre los signos de esperanza que ofrecemos en nuestro caminar cotidiano. Examinemos también nuestra capacidad de leer los signos de esperanza que nos ofrecen los hombres y mujeres de nuestro tiempo, sobre todo aquellos con quienes compartimos la vida ordinariamente?
3. ¿Celebramos la asamblea dominical con creatividad y responsabilidad histórica?
4. ¿Estamos dispuestos a dejarnos cuestionar por la comunidad, la Iglesia, la Congregación? ¿Nos abren estos cuestionamientos a nuevos proyectos de futuro?