Diezmos y otros legalísmos
EL DIEZMO Y OTROS LEGALISMOS
Concepto judaico
El cristiano no está sometido bajo la ley del diezmo, que se estableció en la Ley de Moisés para socorrer a la mujer viuda, los pobres y los extranjeros. Estaba establecido en el diez por ciento anual de las especies, granos o animales especialmente; y el sacerdocio levítico era la única autoridad capacitada para recibirlo y distribuirlo equitativamente entre los necesitados. El sacerdote levita podía tomar del diezmo lo necesario para su sustento y el de su familia, pero solo para su alimentación, no estaba autorizado a negociar las especies.
El sacerdote levita no podía comprar terrenos ni bienes inmuebles, solo podía disponer de lo necesario para su sustento personal y familiar y su desempeño sacerdotal. Con la segunda destrucción del templo en tiempos del imperio romano a mediados del primer siglo de nuestra era, finalizó el sacerdocio, por tanto, terminó la obligación de diezmar para el judaísmo a quien corresponde esta norma mosaica. El diezmo era para los hijos de Israel.
Hoy día, el judaísmo no tiene sacerdocio por no tener templo, y los rabinos no tienen la autoridad para exigir el diezmo, ellos disponen de otras normas que no es el caso mencionar aquí, por no corresponder al legalismo del diezmo. Concepto judío del diezmo cristiano.
Con el diezmo, se pueden agregar otros legalismos relacionados en la ley mosaica como uso de la sangre, algunas comidas como la carne de cerdo, el ayuno obligatorio, inclusive el día de reposo y otros. Pero no quiero profundizar ahora en estos detalles, (ver Libertad de conciencia). No se deben imponer al cristiano mandamientos o normas legalistas mosaicas, hasta del día de reposo o sabat, el cristiano está en su libertad de decidir.
Concepto evangélico
Ni el diezmo, ni otras normas tomadas de la ley de Moisés, obligan al cristiano a cumplirla basados en argumentos tomados del NT, sencillamente porque el cristiano goza de libertad de conciencia frente a la ley mosaica, como a continuación analizaremos.
En tema anterior La Revelación, se trató brevemente del propósito de Dios de anunciarse por medio de los profetas, Jesús es el mesías prometido en la ley y los profetas (AT). Hch 4, 12 anuncia: "Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos". Es decir, Jesucristo es la plenitud de la revelación, es el fundamento de la segunda parte de la Biblia que conocemos como Nuevo Testamento, y en quien se cumple la nueva alianza prometida por Dios en el AT, por tanto es el mesías anunciado por la Ley y los profetas. Así el cristianismo sustenta las dos partes de la Biblia, con la ley de Moisés en el AT como intermediario de la primera alianza para el pueblo de Israel, y Jesús como mensajero de la segunda alianza para todas las naciones, con la buena nueva, en el NT.
El cristianismo ha llamado a la ley de Moisés como antigua alianza y al Evangelio de Jesús como nueva alianza. Esto tiene su fundamento en los escritos que forman la Biblia cristiana, que tanto en los cuatro evangelios en forma simbólica como en los demás escritos neotestamentarios, se hace referencia a una nueva alianza mejor que la primera. En Mr 2,22 Jesús anunciando el cambio de alianza dijo "Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar", este simbolismo es debido a que en vida terrenal de Jesús la ley estuvo vigente hasta su muerte. Por eso cuando bajaban del monte después de la trasfiguración de Jesús como el escogido de Dios ante las figuras de Moisés representando la ley y Elias a los profetas, les ordenó “No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos”, Mt 17, 9.
A partir de la resurrección de Jesús empieza la libertad en Cristo, Ga 5, 1 dice “Para ser libres nos libertó Cristo. Manteneos, pues, firmes y no os dejéis oprimir nuevamente bajo el yugo de la esclavitud”. Siembre que encontremos estos términos despectivos o de fuerte censura en el NT, se refieren a la antigua alianza, tales como: oscuridad, tinieblas, esclavitud, yugo, opresión, ley de condenación, ley de muerte, de temor y otros argumentos de inferioridad ante la nueva alianza que siempre se menciona como mejor pacto, superior al primero, el cual es luz, claridad, libertad, justicia, misericordia, igualdad, espiritualidad, universalidad, unidad, amor y fé, que no discrimina ni a judíos ni a gentiles.
En Rm 10, 12 leemos “Que no hay distinción entre judío y griego, uno mismo es el Señor de todos, rico para los que le invocan”, no hay fronteras de razas, ni religión, ni culturas, es para todas las naciones y no es impositiva como la ley de Moisés en la nación de Israel, que causa temor. Amor y temor son incompatibles, temor a la ley mosaica y amor a la libertad en cristo. “No hay temor en el amor: sino que el amor perfecto expulsa el temor, porque el temor mira el castigo, quien teme no ha llegado a la plenitud en el amor” 1 Jn 4, 18,
Esta nueva alianza tiene la finalidad de unir al pueblo judío con el resto de las naciones, mediante el mensaje de fraternidad y unidad que propone Jesús basado en amor, justicia y libertad de conciencia frente a la ley de Moisés. No se trata de abolir, ni abrogar la ley y los profetas, que son el fundamento de Jesús en su condición mesiánica. Anular la ley y los profetas, es dejar sin base profética el cumplimiento de los tiempos en la venida de Jesús Ga 4, 4. Lo anulado con su muerte y resurrección es la ley de los mandamientos con sus preceptos: "anulando en su carne la Ley de los mandamientos con sus preceptos, para crear en sí mismo, de los dos, un solo Hombre Nuevo, haciendo la paz," Ef 2, 15 (BJ).
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Por tanto, se trata del cumplimiento de la profecía mesiánica, como lo expresa Mt 5, 17. Jesús da ese cumplimiento profético con su presencia terrenal, y anuncia que la ley se debe acatar hasta que todo suceda Mt 5,18, es decir, hasta su muerte y resurrección, como se lo dijo a sus discípulos escogidos Pedro, Santiago y Juan cuando bajaban del monte, después de la transfiguración. Estos versículos del evangelio de Mateo confirman la abundante manifestación de libertad que tiene el cristiano frente a la ley mosaica, expresada repetidamente en todos los 27 libros del NT.
No debemos tergiversar el sentido al versículo Mt 5, 17 diciendo que Jesús no vino a cambiar la ley del monte Sinaí, basándose en el texto que dice "No penséis que he venido a abolir la Ley y los profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento” Aquí Jesús se refiere a las profecías mesiánicas que anuncian su venida, y que él da cumplimiento con su presencia en la tierra, como está escrito; "Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mi."(Libro de la ley). He 10,7. Esa voluntad de Dios es cambiar el viejo pacto por el nuevo pacto, veamos: "He aquí que vengo , oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último." He 10,9. Es decir, quitar la ley mosaica para establecer el Evangelio de Jesús
Es típico legalismo fundamentalista decir que Jesús no cambio la ley, basado en este versículo , porque ni el texto lo dice, ya que lo condiciona al cumplimiento mesiánico, ni se puede tomar una parte de texto, dejando por fuera el contexto, en este caso el siguiente versículo y todo el NT como fácilmente podemos comprobar.
Miremos el contexto, en el siguiente versículo Mt 5,18 “Si, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasaran antes que pase una i o una tilde de la Ley sin que todo suceda” Este versículo le da mejor sentido al contexto, Jesús dijo: “Hasta que todo se haya cumplido”, con esto quiso decir Jesús, que cuando se cumpliera su misión en la tierra, es decir su muerte terrenal, entonces sí habría cambio de ley, para que el Evangelio que predicó reemplazara la ley de Moisés. Por eso les dijo a Pedro, a Santiago y a Juan cuando bajaban del monte, que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre hubiera resucitado. Mc 9,9.
Con la muerte de Cristo llega a su fin la ley de Moisés. Col 2,14. Esto lo confirma una vez mas el apóstol Pablo cuando dice: "Para que un testamento entre en vigor, tiene que comprobarse primero la muerte de la persona que lo hizo. Pues un testamento no tiene valor mientras vive el que lo hizo, sino sólo cuando ya ha muerto." He 9,16-17. Por eso en vida Jesús no puso fin a la ley, sólo después de su muerte quedó abrogada, liberando al pueblo judío de este yugo al recibirlo en su corazón y dando cumplimiento a la promesa de Abraham, para que la bendición de Dios también llegue a los gentiles, y se rompan las barreras entre el pueblo de Israel y las demás naciones ( la ley era un impedimento por ser únicamente para el pueblo de Israel). Ga 3, 13-14: Ef 2, 13. El mandamiento dado en el nuevo pacto es este: “Que se amen unos a otros, como yo os he amado.” Jn 15:12. En este mandamiento se cumple toda la ley: "El que tiene amor no hace mal al prójimo; así que en el amor se cumple perfectamente la ley." Rm 13, 10.
"Cristo es nuestra paz. El hizo de judíos y de no judíos un solo pueblo, al destruir el muro de enemistad que los separaba. En su propio cuerpo, Cristo puso fin a la ley que consistía en mandatos y reglamentos, y formó de los dos pueblos un solo pueblo nuevo, unido a él. Así hizo la paz. " Ef 2, 14-15 y todos unidos en Cristo recibamos la promesa del Espíritu.
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R.N.R