Teología popular
CURSOS DE TEOLOGIA POPULAR DE GRANADA
TEOLOGIA POPULAR – CURSO 1
TEMA 01
GRUPOS DE TEOLOGIA POPULAR
Nos hemos reunido hoy por primera vez porque todos los que estamos aquí queremos ser cristianos de verdad. Los cristianos de verdad son las personas que quieren vivir de acuerdo con lo que enseñó Jesucristo con su vida y con sus palabras. Todo eso está escrito en los evangelios. Por eso, lo que vamos a hacer en nuestras reuniones es enterarnos de lo que dicen los evangelios sobre Jesús de Nazaret y sobre los cristiano
Para ser cristianos de verdad no basta con enterarnos de lo que dicen los Evangelios. Lo más importante es Vivir y comportarnos como los Evangelios dicen que un cristiano tiene que vivir y tiene que comportarse. Para eso es necesario:
1. Saber lo que dicen los Evangelios.
2. Comprender lo que dicen los Evangelios.
3. Aplicar todo eso a la situación concreta en que vive cada persona, en su familia, en su barrio o en su pueblo, en su trabajo.
4. Sacar de todo eso las consecuencias necesarias para vivir y comportarse de acuerdo con lo que nos enseñó Jesús.
Todo esto es lo que pretenden conseguir los Grupos de Teología Popular. Porque la teología es, ante todo y sobre todo, el esfuerzo por saber y comprender lo que hizo y dijo Jesús, para aplicar eso a la vida de cada uno y sacar de ahí las consecuencias.
Lo que ha pasado hasta ahora es que la Teología ha sido una cosa que hacían los sacerdotes, estudiando muchos libros durante muchos años. Pero está claro que la teología, según lo que se ha dicho antes, es una cosa muy importante, no sólo para los sacerdotes, sino además para todas las personas que quieren ser cristianas de verdad. Por eso la teología debe ser popular. Es decir que la teología es una cosa importante para el pueblo. Porque es importante que el pueblo se entere de lo que hizo y dijo Jesús. Y porque es importante que el pueblo sepa aplicar todo eso a su vida y sepa sacar de eso las consecuencias.
Jesús de Nazaret fue un hombre del pueblo, que vivió y sufrió como vive y sufre la gente del pueblo. Y que además murió por el pueblo. Y Jesús dijo que él vino al mundo “para anunciar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos” (Lc 4.18). En el pueblo hay mucha gente que no tiene libertad y viven como cautivos; hay muchos que están como ciegos y no ven lo que tienen que hacer; hay demasiados oprimidos por el egoísmo de los que tienen poder y dinero. Jesús dijo que todo esto tiene que cambiar. Porque todos los hombres somos hermanos, es decir, somos iguales. Ya que todos tenemos un mismo Padre que es Dios y Señor de todos los seres humanos. Por todo esto se comprende que la teología es una cosa importante para el pueblo. Y por eso la teología debe ser popular.
¿Qué vamos a hacer en concreto en nuestras reuniones? La tarea que hoy emprendemos va a tener tres partes:
1) Ante todo es necesario que nos demos cuenta de la situación en que nos encontramos.
Porque si no nos damos cuenta de lo que nos pasa a nosotros mismos, va a ser muy difícil que nos enteremos de verdad de lo que Jesús nos quiere decir a nosotros hoy, en la situación concreta en que vivimos. Para eso vamos a hacer tres cosas: La primera ver lo que está pasando en nuestro país y en el barrio o pueblo en el que vivimos; la segunda, ver lo que nos pasa a cada uno de nosotros, es decir, se trata de que nos demos cuenta de los problemas más importantes que vivimos; la tercera ver lo que pasa con todo esto de la religión que, según parece, no funciona como debería funcionar.
2) En segundo lugar nos vamos a enterar de lo que hay que hacer para leer y entender los Evangelios. Porque hay mucha gente que no se entera de lo que dicen los Evangelios. Para eso se nos van a dar unas explicaciones de cómo hay que entender los Evangelios.
3) Luego viene ya lo más importante que tenemos que hacer, que es ir leyendo las cosas más importantes que dicen los Evangelios, para saber lo que hizo y dijo Jesús; y para saber lo que tenemos que hacer los cristianos.
El encargado de cada Grupo irá explicando, en cada reunión, lo que hay que hacer.
Lo más importante que todos tenemos que tener en cuenta es que en estas reuniones, no se trata de venir aquí para oír lo que nos dicen y ya está. Lo más importante es que todos hablemos, que todos digamos lo que pensamos sobre cada uno de los asuntos que se van a tratando. La teología popular no es la teología que oye el pueblo, sino la teología que hace el pueblo. Por lo tanto, se trata de una cosa que tenemos que hacer entre todos: entre todos tenemos que enterarnos de lo que nos dice Jesús; entre todos tenemos que comprender lo que se nos dice en los Evangelios; entre todos tenemos que aplicar eso a nuestra vida y al ambiente en el que vivimos; y entre todos tenemos que sacar las consecuencias que sean necesarias; es importante que nos demos cuenta de que el Pueblo es capaz de hacer lo que necesita para salir de la situación en que se encuentra. Por eso emprendemos hoy esta tarea que a todos nos interesa tanto.
Seguramente, si tomamos esto muy en serio, es posible que un día lleguemos a ser personas verdaderamente libres. Es posible también que lleguemos a hacer cosas importantes por nuestro barrio o por nuestro pueblo. Y es posible además que lleguemos a formar una verdadera comunidad de cristianos, como la comunidad que organizó Jesús cuando andaba por el mundo.
TEMA 02
SITUACION DE NUESTRA TIERRA
Hoy vamos a ver una serie de fotografías de nuestra región (o país). En ellas se refleja cómo vive la gente en nuestra región, que es una región rica, pero su riqueza está mal aprovechada y, sobre todo, mal repartida. Por eso, nuestro pueblo vive mal. Hay mucho paro, lo jornales son bajos, la gente tiene que irse a otras regiones o a otros países para ganarse la vida, La situación de injusticia es grave, porque los que tienen la riqueza y el poder, parece que no se interesan por el pueblo.
Naturalmente, todo esto nos interesa a cada uno de nosotros, porque lo estamos viviendo en nuestro pueblo, en nuestro barrio y en nuestras propias familias y en cada uno de nosotros. Por eso es muy importante que, al ver las fotografías, cada uno piense hasta qué punto se da cuenta de lo que está pasando en el sitio dónde vive.
1. ¿Qué idea tenías de nuestra tierra? ¿Coincide con lo que acabas de ver?; ¿en qué se diferencia?; ¿en qué se complementa?, o ¿ en qué se corrige?
2. Enumera los principales problemas que, según tu opinión, tenemos en nuestra tierra.
3. ¿Por qué se dan estos problemas?
4. Lo problemas generales de nuestra tierra, ¿cómo se dan en tu pueblo, en tu barrio...?; ¿cuales son los más graves y los más urgentes?
5. ¿Estás sufriendo tu algunos de estos problemas?
6. ¿Qué te parece a ti que se podría dar a esos problemas?
Nota:
Este tema puede servir como modelo posible para buscar la propia realidad que rodea a los miembros del grupo, y requiere una mínima y sencilla preparación previa de material por parte de los monitores.
TEMA 03
SITUACION DE CADA UNO
En la reunión anterior hemos visto lo que pasa en nuestra tierra, nuestro pueblo o en nuestro barrio. En esta reunión intentamos ver lo que nos pasa a cada uno de nosotros.
Todos sabemos de sobra que hay mucha gente que sufre y lo pasa mal: falta de trabajo, los sueldos y los jornales no alcanzan para pagar lo que cuesta la vida, unos ganan mucho y otros ganan poco; muchos han tenido que emigrar a otras regiones o países para poder vivir. Todo esto pasa así porque la nuestra es una región rica en la que hay muchos pobres. De eso ya hemos hablado.
Pero la gente sufre también por otras cosas. Y de esas cosas es de lo que vamos a hablar en esta reunión.
Hay una cosa que se nota mucho: la vida se ha puesto imposible. No sólo porque todo ha subido y los jornales no alcanzan, sino además porque a casi todo el mundo se la ha metido en la cabeza que hoy hacen falta para vivir muchas cosas que antes no teníamos. Por ejemplo, los anuncios de la televisión le dicen al público que la "Coca-Cola" es una cosa estupenda, y que se deben comprar bebidas, y que las mujeres tienen que usar un "Cruzado Mágico", y que con tal aparato o con tal juguete la casa y los niños van a vivir felices, y que se debe usar este desodorante o un champú para que no se caiga el pelo. Y así tantas cosan. De esta manera la gente siente la necesidad de tener lo que no tiene: el que no tiene coche quiere tenerlo, el que no tiene la tele en color quiere tenerla. Y por eso se entrampa y luego tiene que pagar más letras que las que puede pagar. Así resulta que todo el mundo quiere tener más para ser más que el vecino o el pariente o el compañero de trabajo.
Por otra parte, casi nadie se atreve a ir "contra corriente". Es decir, todo el mundo hace, o siente ganas de hacer, lo que ve que hacen los demás: la gente aspira a tener cada vez más cosas, para ser más. Por eso, a muchos se les han trastornado las ideas y piensan que cada uno vale, no por lo que es, sino por lo que tiene. Lo importante, para mucha gente, no está en ser honrado o trabajador o buen compañero, sino en tener mucho dinero o un cargo importante o medios para pasarlo bien y divertirse. Por eso, si te descuidas, te engañan y se aprovechan de ti. Y es que a la gente no le importa ya lo que cada uno es, sino lo que cada uno tiene.
Otra cosa que pasa con frecuencia es que la familia no marcha bien: hay muchos matrimonios que se llevan mal, y algunos tan mal que tienen que separarse. Hay muchos hijos que no quieren a sus padres; y también hay padres que no tratan bien a sus hijos, ni los comprenden, ni los educan, ni les dan buen ejemplo. Hay casas que son un infierno, porque allí nadie se entiende y todo el mundo va a su apaño. Todo eso pasa así por tres razones:
1) La primera es el deseo de dominar: el marido quiere muchas veces dominar a la mujer, y la mujer al marido: los padres quieren dominar a los hijos y los hijos quieren liberarse de la dominación de los padres; o sea, que en muchas familias hay más dominio que servicio.
2) La segunda razón es el deseo de disfrutar: algunos hombres piensan más en disfrutar de la mujer que en hacer feliz a su esposa; algunas mujeres quieren más disfrutar de lo que pueden con lo que gana el marido y piensan poco en hacer feliz a su esposo; hay muchos hijos y muchas hijas que sólo piensan en disfrutar y les importa poco si de esa manera amargan la vida de los padres. O sea, que en muchas familias hay bastante deseo de disfrutar y pocas ganas de amar y de quererse los unos a los otros, con paciencia, con delicadeza y hasta con ternura.
3) La tercera razón es la falta de interés para escucharse y comprenderse: hay matrimonios que se pasan meses y años sin hablar entre ellos a fondo y de verdad; hay maridos que tienen problemas muy gordos y no se los cuentan a su mujer; lo mismo que hay mujeres que no le cuentan al marido sus cosas más íntimas; y otro tanto pasa entre los padres y los hijos. O sea, que en muchas familias hay demasiado desinterés y poca atención a los demás; la consecuencia que se sigue de todo esto es que en muchas casas casi nadie se siente a gusto: a veces hay peleas, voces, malos modos, falta de respeto. Y si las cosas no llegan a tanto, el hecho es que en muchas casas no hay paz, alegría y cariño,
Otro problema que tiene mucha gente es el trabajo. Esto lo notan sobre todo los que están en el paro. No sólo porque no ganan lo que necesitan, sino además porque se sienten inútiles; todo el que no es un gandul o un aprovechado quiere trabajar para ganarse la vida honradamente y para hacer algo de provecho en ente mundo. Pero lo que pasa muchas veces es que la gente trabaja a regañadientes, porque tiene la sensación de que en el trabajo los explotan. O porque en el trabajo, lo que hacen no les gusta. Por eso hay tanta gente que trabaja lo menos posible. Esto quiere decir que debe cambiar la organización del trabajo. Primero, para que se acabe el paro. Segundo, para que cada uno gane un buen jornal. Tercero, para que cada trabajador tenga interés en lo que hace.
Otra cosa importante: hay muchos individuos que no son felices, porque tienen problemas dentro de ellos mismos. Y no son capaces de hacer frente a esos problemas. Seguramente a muchos de estos individuos les falta decisión y sinceridad. Por eso están como ciegos y no quieren reconocer lo que les pasa de verdad. Por ejemplo, hay algunos que tienen la impresión de que nadie les quiere y por eso se sienten terriblemente solos. A otros lo que les pasa es que tienen miedo a la libertad y por eso no toman decisiones y prefieren seguir con la rutina de siempre. Otros tienen la sensación de que no sirven para lo que están haciendo, y que sirven para muy pocas cosas. Otros no tienen seguridad en sí mismos, y por eso, cuando hablan con otras personas, suelen ser testarudos y no dan nunca su brazo a torcer. Otros se creen que sirven para más de lo que son capaces y por eso hacen el ridículo, son ingenuos y orgullosos, y, cuando las cosas les salen mal, le echan la culpa a quien no la tiene.
Lo peor que puede hacer un individuo, cuando le pasan estas cosas, es querer "escaparse", o sea no reconocer lo que de verdad le pasa y buscar la solución por otro camino. Ese camino, muchas veces, suele ser el más fácil: olvidar, divertirme, pasarlo bien, a veces echarse a la bebida o al juego o "hacer otras cosas" (ya se sabe…). Por ese camino no se resuelve nada. Y todo se pone peor.
Por último, está el problema del sufrimiento que lleva consigo la vida. Aquí está, primero, el problema de la enfermedad; segundo, el problema de la vejez; tercero, el problema de la muerte. Antes o después todos tenemos que pasar por ahí. Pero la mayor parte de la gente no suele pensar en estas cosas. Porque no quieren amargarse la vida.
Es bueno que todos pensemos en que un día nos puede venir una enfermedad incurable, en que seguramente vamos a llegar a viejos, y en que nos tenemos que morir. No para amargarnos la vida pensando en esas cosas desagradables. Sino para saber cómo nos tenemos que comportar cuando nos veamos metidos en algo de eso o en todo eso a la vez. Sobre todo, si es que a la situación no se le ve remedio.
PREGUNTAS:
1. ¿Es verdad que la gente pone más empeño en tener mucho que en ser lo que cada uno tiene que ser?
2. ¿Por qué le pasa eso a tanta gente?
3. ¿Por qué hay tantos matrimonios que se llevan mal?
4. ¿Por qué hay tantos líos entre los padres y los hijos?
5. ¿Por qué la gente está tan descontenta en el trabajo?
6. ¿Qué solución se le podría poner a eso?
7. ¿Por qué hay tanta gente con problemas dentro de ellos mismos y que no se atreven a resolver?
8. ¿Piensas en que te puedes poner malo sin remedio, en que puedes llegar a viejo y en que te vas a morir? ¿Qué piensas cuando te acuerdas de esas cosas?
9. ¿Crees que los cristianos podemos aportar algo nuevo en la búsqueda humana para resolver estos problemas?
TEMA 04
SITUACION RELIGIOSA
Ya hemos visto en las reuniones anteriores lo que pasa en nuestra tierra (en nuestro pueblo o en nuestro barrio), y lo que nos pasa a cada uno de nosotros. En esta reunión vamos a pensar en la religión, es decir, vamos a pensar cómo vivimos y practicamos las cosas religiosas.
La religión es una cosa que nos encontramos desde que somos niños, en la escuela enseñan a los chiquillos a rezar. Y les dicen que Dios está en el cielo y que los malos, cuando se mueren, se van al infierno. Por eso, para ir al cielo y no ir al infierno, dicen que hay que rezar, hay que confesarse, hay que ir a misa los domingos, hay que hacer lo que dicen los sacerdotes y hay que ser buenos.
Pero hay mucha gente que no se cree estas cosas y dice que todo eso son inventos de los curas. Pero lo que pasa es que hay cosas de la religión que las hace todo el mundo, por ejemplo a casi todos los niños los llevan a bautizar en la iglesia, casi todos los chiquillos hacen la primera comunión, casi toda la gente se casa por la iglesia y cuando uno se muere le hacen un entierro con el cura.
Además, cuando hacen procesiones y sacan los santos a la calle, casi todo el mundo va a ver la procesión. Y a lo mejor están en la procesión algunos que dicen que no se creen lo que predican los curas. Y otra cosa que pasa es que, en muchos sitios, los ricos van a la iglesia más que los pobres.
¿Por qué pasa todo eso? Esta pregunta es importante. Porque con la religión pasa una cosa muy rara: hay mucha gente que no se cree lo que dicen los curas, pero luego van y llevan los niños a la iglesia a que los bautice el cura; hay gente que dice que la religión es una mentira pero luego van y se casan por la iglesia; hay gente que dice que no cree en Dios, pero luego resulta que en su casa tienen un cuadro con la imagen de un santo y si les pasa una desgracia, se ponen a pedirle a la Virgen que les saque del apuro. Además, según dicen los curas, la religión sirve para que la gente sea más buena, pero lo que pasa muchas veces es que la gente que va a la iglesia no son los más buenos y los más honrados, sino los beatos, que viven y lo pasan mejor que los que no pisan la iglesia. Pero también hay gente buena que va a la iglesia.
¿Por qué pasa todo eso? Para responder a esta pregunta vamos a pensar en dos cosas: 1) ¿Qué es la religión? 2) ¿Para qué sirve la religión?
La religión es una cosa sagrada. Una cosa sagrada es una cosa que merece un respeto. Por eso cuando la gente entra en la iglesia, baja la voz y habla callando. Porque la iglesia es un sitio sagrado, que merece un respeto. En la iglesia no se fuma ni se grita ni se corre. En la calle y en los demás sitios cada uno hace lo que quiere, porque la calle y los demás sitios no son sagrados. Además, en la iglesia hay cosas sagradas: las imágenes de Cristo y de la Virgen y de los Santos. Por eso, cuando la gente está delante de esas imágenes se pone muy seria y algunos se ponen de rodillas y rezan. Porque esas imágenes son cosas sagradas que merecen respeto. En la iglesia hay cosas sagradas, por ejemplo la ropa que se pone el sacerdote para decir misa, el copón y la hostia. Todas esas cosas imponen respeto. Porque no son como las demás cosas que usamos todos los días y a todas las horas. Además, también hay personas que dicen que son sagradas, por ejemplo los sacerdotes, sobre todo cuando están diciendo misa. Por eso antes la gente les besaba la mano a los sacerdotes Y también dicen que las monjas son personas sagradas, sobre todo cuando se visten con los hábitos largos, que son ropas sagradas. Todo esto pasa así porque las cosas sagradas, las personas sagradas y los sitios sagrados imponen un respeto y a veces hasta parece como que dan miedo. Hay mucha gente que siente ese respeto y también esa cosa como miedo y esto es una de las razones porque hay religión.
Hay gente que se piensa que la religión es una cosa mágica. Una cosa mágica es una cosa que sirve para tener otras cosas que no se pueden tener nada más que de esa manera. Esto tiene una explicación: mucha gente dice que en la vida hay cosas que traen desgracia, por ejemplo algunos dicen que el día trece es un día malo o que el martes trae mala suerte. Otros dicen que hay cosas que traen buena suerte. Esto pasa así porque hay gente que se piensa que en la vida hay cosas mágicas, es decir cosas que sirven para que nos pase algo malo o algo bueno. Esto ocurre también con la religión. Por ejemplo, hay mujeres que si no les sale novio, se piensan que si van y le encienden una vela a San Antonio, enseguida van a tener novio. Otros se creen que si hacen una promesa se van a curar de una enfermedad o les va a salir bien una cosa que están haciendo. Por eso hay gente que le tiene mucho miedo a Dios y se piensan que Dios los va a castigar como se descuiden. Y entonces, para que Dios no les castigue, van a la Iglesia y asisten a una función religiosa. Todo esto quiere decir que hay gente que se piensa que la religión sirve para que no nos pasen cosas malas o también para tener buena suerte y que nos salgan bien las cosas que hacemos. Por eso hay santos y vírgenes y cristos que son muy famosos y que dicen que tienen mucho poder, porque nos hacen muchos favores y nos ayudan mucho. Y por eso también hay gente que dan limosnas para esos santos.
La religión nos señala las obligaciones que tenemos que cumplir para estar bien con Dios. Estas obligaciones están escritas en los mandamientos de la Ley de Dios y en los mandamientos de la Iglesia. Estos mandamientos nos dicen lo que tenemos que hacer. Y si no lo hacemos, entonces Dios nos puede castigar.
En estos mandamientos se dice que tenemos que ir a misa los domingos, que no podemos robar, que no se puede matar a otras personas, que tenemos que ser buenos y otras cosas más, como por ejemplo que algunos días no se puede comer carne. Mucha gente, cuando piensa en la religión piensa en estas obligaciones y en estas leyes. Y por eso, a esa gente no le gusta la religión ni quiere ir a la iglesia. Porque esas obligaciones y esas leyes son pesadas y desagradables. Pero también hay gente que cumple unas obligaciones y no cumple otras, por ejemplo hay gente que cumple la obligación de ir a misa, pero luego no cumple la obligación de portarse bien en el barrio o en el trabajo. Los que hacen esto son los que la gente dice que son unos beatos. Pero también hay gente buena que va a misa.
La religión es una cosa importante en la vida y en la sociedad. Mucha gente va a misa y se casa por la iglesia, y viste a sus niños de primera comunión, porque si no hacen esas cosas, la gente los mirará mal. Porque está mal visto que uno no se case por la iglesia o que no bautice a sus hijos, o que no vaya nunca a misa, o que cuando alguien se muere, que no venga el cura para hacer el entierro. Aquí hay que hacer todas esas cosas porque España es un país católico, y el que no hace esas cosas aparece ante los demás como una mala persona. Por todo esto, se puede decir que la religión es, para mucha gente, una costumbre. Y ya sabemos que cuando la gente se acostumbra a hacer una cosa es muy difícil que deje de hacer esa cosas
Hay gente que dice que la religión que predican los curas es mentira. Porque los curas hablan de Cristo y dicen que Cristo fue un hombre pobre, que vivió al lado de los pobres y defendió a los pobres. Pero lo que pasa es que hay curas que no viven al lado de los pobres, sino que están con los ricos. Y luego, esos curas van y dicen a la gente que hay que tener paciencia y resignación. Y entonces lo que pasa es que la religión les viene bien a los ricos, porque así ellos viven bien y los pobres tienen que aguantarse con paciencia y resignación. Pero también hay curas y monjas que están con los pobres y se ponen de parte de los pobres. Y también hay otra cosa que pasa ahora es que mucha gente está hecha un lío con esto de la religión cristiana, porque parece que Cristo enseñó una cosa y ahora se hacen otras cosas. Por eso algunos se preguntan: ¿qué es lo que enseñó Cristo? ¿Y qué es lo que deberían hacer ahora los cristianos?
PREGUNTAS:
1. ¿Para qué sirve la religión? ¿Ha servido para que los cristianos sean mejores que los que no son cristianos? ¿Ha servido para que los que van mucho a la iglesia sean mejores que los que no van?
2. ¿Por qué hay gente que dice que no cree ni en Dios ni en la religión y luego va y se casa por la iglesia, y bautiza a sus hijos y llama al cura cuando se muere alguien en su casa?
3. La religión de la gente ¿ha ayudado a resolver los problemas de nuestra región?
4. ¿Cómo me ha ayudado la religión para resolver mis problemas: las dificultades con los hijos, en el matrimonio, en el trabajo?
5. ¿Me ha ayudado la religión a saber llevar los sufrimientos de la vida y a ayudar a los demás en sus sufrimientos?
6. ¿Me ha ayudado la religión a ser más feliz? ¿Por qué?
7. ¿Crees que lo que enseñó Cristo está de acuerdo con la religión que ahora se practica en muchos sitios?
TEMA 05
EL EVANGELIO: ¿QUÉ ES? ¿PARA QUÉ SIRVE?
En las reuniones que hemos tenido, hemos visto lo que pasa en nuestro barrio o pueblo, lo que nos pasa a cada uno de nosotros y también lo que pasa con esto de la religión.
Otra cosa que hemos visto es que parece que todo esto tiene poco remedio. Por eso hay gente que piensa que hemos venido a la vida para sufrir. Porque los buenos ratos que pasamos son pocos y los malos ratos son muchos; son muchas las desgracias y muchos los sufrimientos.
Por eso, hoy vamos a pensar en esta pregunta: ¿es que la vida no tiene otra solución? O sea, ¿no hay más remedio que pasarlo mal? ¿Es que siempre tiene que haber otros pobres que se pasan la vida trabajando y sufriendo? ¿Es que siempre tiene que haber gente explotada por los que tienen dinero y poderío? ¿Es que no es posible que la vida sea de otra manera?
Los cristianos, cuando son cristianos de verdad, encuentran una respuesta a esas preguntas. Esta respuesta está en el EVANGELIO. Por eso, lo que vamos a hacer ahora es ponernos a leer el Evangelio. A ver si nos enteramos de lo que dice el Evangelio. Por eso, en las reuniones que vamos a tener de aquí en adelante, lo que vamos a hacer es enterarnos de lo que dice el EVANGELIO.
A lo mejor dicen algunos: “Yo no me creo eso de que el Evangelio tenga la solución de los problemas y de los sufrimientos que hay en la vida”. Porque hay mucha gente que lee el Evangelio y todos sabemos que esa gente no arregla el mundo. Eso es verdad. Pero lo que pasa es que, para arreglar el mundo, no basta con leer el Evangelio, hay que comprenderlo. Y además de comprenderlo hay que ponerse a vivir como el Evangelio dice que tienen que vivir los cristianos de verdad.
Desde luego hay una cosa segura: el día que haya mucha gente que se ponga a vivir como el Evangelio dice que hay que vivir, ese día la vida cambia, ese día acabarán muchos sufrimientos, habrá más paz y alegría y hasta las enfermedades y la muerte no serán la cosa tan terrible y tan mala que son ahora.
Eso es lo que vamos a ver en las reuniones que vienen. Y si uno dice: “Yo no me creo eso, porque eso no puede ser verdad”, al que diga eso lo diremos: “Primero vamos a intentar comprender el Evangelio y vamos a procurar vivir como el Evangelio dice que hay que vivir. Y... luego… hablaremos”. Por eso vamos a ver lo que es el Evangelio.
Una cosa es El Evangelio y otra cosa son los evangelios. Los evangelios son cuatro libros pequeños en los que se cuenta lo que hizo y lo que dijo Jesús de Nazaret.
Esos cuatro libros fueron escritos hace muchísimos años, poco tiempo después de que mataran a Jesús. Esos libros se llaman: el evangelio de MATEO, el evangelio de MARCOS, el evangelio de LUCAS y el evangelio de JUAN.
Se llaman así porque Mateo, Marcos, Lucas y Juan fueron los que escribieron esos libros.
Mateo, Marcos, Lucas y Juan vivieron en los tiempos de Jesús, o sea cuando Jesús andaba por el mundo y conocieron muy bien lo que allí pasó.
El Evangelio es una palabra que quiere decir BUENA NOTICIA. Por eso, el Evangelio es la Buena Noticia que Jesús dio a la gente, para que se enterara todo el mundo. Pero lo que pasa es que hay mucha gente que todavía no se ha enterado de esa buena noticia.
¿Qué noticia es esa tan buena? Jesús dijo que la buena noticia que él daba era una “buena noticia para los pobres” (Mt 11,5; Lc 4,18; 7,22). Está claro que la buena noticia, la gran noticia que se les puede dar a los pobres es que van a dejar de ser pobres. Esto quiere decir que el Evangelio es la buena noticia que le dice a la gente que el mundo tiene que cambiar y que la vida tiene que ser de otra manera. En el mundo no debe haber ricos y pobres, o sea unos que viven bien y otros que viven mal: porque Jesús dijo que todos somos hijos del mismo Padre y eso quiere decir que todos somos hermanos.
Cuando los cristianos decimos: “Padre nuestro que estás en los cielos”, decimos dos cosas. La primera cosa que decimos es que Dios es nuestro Padre, o sea que Dios es bueno. La segunda cosa que decimos es que en el mundo no debe haber pobres, porque un Padre que es bueno no quiere que sus hijos sean pobres. Esto es la Buena Noticia que Jesús dio a la gente. Esto es el Evangelio.
Pero la Buena Noticia, o sea el Evangelio, quiere decir otra cosa que es todavía más importante: en la vida hay ricos y pobres, porque la gente tiene mucho egoísmo, es decir cada uno va a su apaño.
Jesús quiere acabar con el mal y con las raíces del mal. Por eso, la Buena Noticia es que Jesús quiere que se acabe el egoísmo.
Pero entonces ¿cómo es que hay muchos cristianos que leen los evangelios y resulta que entre los cristianos hay ricos y pobres? Porque esos cristianos leen los evangelios pero no comprenden el Evangelio. Y sobre todo, lo que pasa es que esos cristianos no viven como el Evangelio dice que hay que vivir.
Para terminar esta reunión, vamos a pensar y vamos a hablar de estas tres preguntas:
1. ¿Por qué hay mucha gente que todavía no se ha enterado de la Buena Noticia de Jesús?
2. ¿Por qué hay muchos cristianos que no comprenden el Evangelio?
3. ¿Por qué hay muchos cristianos que no viven como el Evangelio dice que deben vivir los cristianos?
TEMA 06
COSAS NECESARIAS PARA ENTENDER MEJOR LOS EVANGELIOS
Hay mucha gente que lee los evangelios y no se entera bien de las cosas que allí se cuentan. Porque no saben qué pasaba cuando vivió Jesús. De eso hace ya mucho tiempo, casi dos mil años. Y en aquel tiempo pasaban algunas cosas que la gente no sabe.
Jesús nació en un pueblo muy chico que se llamaba Belén. Pero luego sus padres se fueron a vivir a otro pueblo que se llamaba Nazaret. El padre de Jesús era carpintero y lo más seguro es que Jesús aprendió el mismo oficio.
Jesús no se casó. Dicen que su padre se murió cuando él era joven. Jesús trabajaba como cualquier obrero. Pero cuando tenía treinta años, se fue de su casa, reunió un grupo de gente que iba siempre con él, y se puso a anunciar el Evangelio, es decir, se puso a dar la “Buena Noticia”.
La gente del pueblo (obreros, trabajadores del campo y pescadores) se pusieron muy contentos cuando oyeron la “Buena Noticia”. Pero las autoridades y la gente importante se pusieron en contra de Jesús. Porque decían que atacaba a la religión, que andaba con gente de mala vida, que decía blasfemias, que estaba endemoniado, que no cumplía con la ley y que alborotaba al pueblo. Pero lo que pasaba era que las autoridades y la gente importante no querían ni oír hablar de la “Buena Noticia”. Porque no les interesaba. Jesús fue valiente y no se calló. Y fue y les dijo a las autoridades y a la gente importante todo lo que les tenía que decir. Y además se lo dijo por lo claro. Pero entonces fueron y lo metieron en la cárcel y lo mataron. Jesús era judío. Y los judíos vivían entonces en Palestina, que era un país mucho más chico que España. En aquel tiempo los que mandaban en Palestina eran los romanos, o sea que los judíos tenían que estar sometidos a la policía y al gobernador que allí habían puesto los romanos. El gobernador vivía en Jerusalén, que era la capital. Cuando mataron a Jesús, el gobernador se llamaba Poncio Pilato. Pero en Jerusalén y en toda Palestina había en aquel tiempo otras autoridades. Y también había otros grupos y partidos políticos.
Los que tenían más poder y más dinero, después de los romanos eran los sacerdotes de la religión judía. En Jerusalén había un templo (o como nosotros decimos, una iglesia), que era muy grande. En aquella iglesia entraba muchísimo dinero, porque toda la gente tenía que pagar una contribución a los sacerdotes y los ricos daban muchas limosnas que también eran para los sacerdotes. Además, en el templo se vendían vacas, ovejas, palomas y otros animales, porque en la religión de los judíos había la costumbre de matar aquellos animales en el templo. Con eso los sacerdotes hacían también negocio. Y los que venían del extranjero tenían que cambiar allí el dinero y así el negocio aumentaba. Jesús dijo un día que aquello era una cueva de bandidos (Mt 21913).
Los sacerdotes que ocupaban puestos importantes pertenecían al partido saduceo. Los de este partido eran los ricos, que tenían muchos cortijos y negocios, pero ellos vivían en la capital. Este partido estaba conchabado con los romanos, es decir, estaba de parte de los opresores y no les importaba la injusticia que sufría el pueblo por causa del dominio extranjero. Así mantenían su poder y sus riquezas.
Otro partido que había entonces era el partido fariseo. En este partido había ricos y gente de clase media. Los fariseos eran muy religiosos, iban mucho al templo y tenían mucha fama. Pero lo único que les importaba era cumplir unas leyes que ellos habían inventado. Y luego iban y se aprovechaban de los pobres con el cuento de que rezaban mucho (Mc 12,38-40), porque no tenían buen corazón ni eran honrados (Mt 23,23). Jesús les dijo en su cara que eran unos hipócritas (Mt 23,13) y que eran como culebras y como víboras (Mt 23,33). Los más importantes en este partido eran los letrados, que habían hecho unos estudios y decían que sabían mucha teología y que entendían de leyes, pero que eran muy orgullosos y no se juntaban con los pobres (Mt 23,5-7).El partido fariseo era enemigo del partido saduceo. Pero como los fariseos vivían bien, no querían enfrentarse con el régimen político y toleraban la dominación y las injusticias que cometían los romanos.
Otro grupo que había entonces era el de los esenios. Estos se habían dado cuenta de que los sacerdotes no tenían conciencia y por eso no querían ni pisar el templo. No estaban de acuerdo con los saduceos ni con los fariseos. Pero no querían meterse en política. Y lo único que hacían era encerrarse en unos conventos que ellos habían hecho. Vivían juntos, rezaban mucho y odiaban a todos los que no fueran de su grupo. Algunos hacían sus conventos lejos de las ciudades para estar más lejos de la gente.
También había entonces un partido revolucionario. Se llamaba el partido de los zelotas. Estos querían echar a los romanos, cambiar el gobierno, quitar a todos los que tenían cargos y repartir las tierras. Muchos obreros se apuntaban a este partido. Entre los zelotas había un grupo de terroristas armados con puñales y machetes. La policía los perseguía mucho. Pero ellos, cuando podían, asesinaban a los que estaban de parte del gobierno romano.
Jesús tenía amigos en ente partido, por ejemplo uno que se llamaba Simón y que le decían de apodo “el zelota” (Mt 10,4). Este dejó su casa, se metió en el grupo que formó Jesús y se fue a vivir con él. Judas también era de los zelotas y seguramente formaba parte del grupo de los terroristas pero también se hizo amigo de Jesús y se fue con él. Algunos dicen que quizá Pedro había sido también de los zelotas. Pero Jesús no se apuntó a este partido. Además, Jesús no estaba de acuerdo con los zelotas en algunas cosas importantes, por ejemplo en lo de luchar con puñales y matar a los enemigos.
En aquel tiempo había muchos pobres, más que ahora. Ellos vivían peor que los pobres de hoy. Faltaba trabajo y los jornales eran muy bajos. Sobre todo, la gente del campo y los pescadores lo pasaban muy mal. Estando así la cosa Jesús se puso a anunciar la “Buena Nueva”. Por eso se comprende que unos se pusieran de su parte y otros en contra. Y pudieron más los sacerdotes, los ricos y los fariseos. Hasta que entre todos lo metieron en la cárcel y lo mataron.
PREGUNTAS:
1. ¿Se parece lo que pasa ahora a lo que pasaba en tiempo de Jesús?
2. ¿Hay ahora gente que se parece a los del grupo saduceo?
3. ¿Hay ahora gente que se parece a los del grupo fariseo?
4. ¿Por qué estaba Jesús más cerca de los zelotas? Pero ¿por qué no estaba de acuerdo con ellos?
TEMA 07
DIFICULTADES PARA COMPRENDER EL EVANGELIO
En la reunión anterior hemos visto los grupos y los partidos que había en tiempos de Jesús. Los grupos y partidos que hay ahora no son como los de entonces. Pero ahora hay mucha gente que le pasa lo que le pasaba también a alguna gente de entonces: Que no entienden el Evangelio, ni se enteran de la "buena noticia" que daba Jesús.
Por eso, en esta reunión, vamos a hablar de lo que le pasa a la gente que no entiende el Evangelio ni se entera de la "buena noticia". ¿Por qué le pasa eso a alguna gente?
Algunos leen los Evangelios y se piensan que las cosas que cuentan los evangelios son historias que pasaron hace mucho tiempo, pero que no tienen nada que ver con lo que pasa ahora. Los que piensan de esa manera, están equivocados. Porque las cosas que cuentan los evangelios son la "buena noticia", ni más ni menos… pero hay que tener en cuenta que la "buena noticia" es para toda la gente de todos los tiempos. O sea, es una noticia buena que sirve para la gente que vivió en tiempo de Jesús. Y que sirve lo mismo para la gente que vive ahora o la que vivirá más adelante, hasta que el mundo se acabe.
Esto es una cosa muy importante. Porque esto quiere decir dos cosas que hay que tener en cuenta siempre que uno lea los evangelios. Lo primero es que las cosas que cuentan los evangelios son cosas que allí se cuentan para mi, para nuestro grupo, para nosotros. Lo segundo es que las cosas que cuentan los evangelios son siempre buena noticia, es decir, en cada historia o en cada palabra de Jesús se nos da siempre la "buena noticia". Y por eso, lo que importa es descubrir esa noticia tan buena en cada historia o en cada palabra de Jesús. Si uno se pone a leer los evangelios y lo que saca de esa lectura es una mala noticia, entonces ese no se ha enterado de lo que cuentan los evangelios.
Por eso, si un cura se pone a explicar los evangelios y lo que pasa es que la gente se pone muy triste, entonces ese cura no explica los evangelios, sino otras cosas que a él se le ocurren. Porque los evangelios son siempre "buena noticia"* Y cuando a uno le dan una buena noticia, no se pone triste sino que se pone contento.
También hay gente que lee los evangelios y se piensa que los evangelios enseñan a practicar la religión. Los que piensan de esa manera se creen que los evangelios le enseñan a la gente a ir a la Iglesia, a rezar a los santos, a estar bien con los curas y a tener el respeto y el miedo que imponen las cosas "sagradas". Los que se creen todo eso se piensan que Jesús enseñó a la gente a ir a la iglesia para asistir a las funciones religiosas y ya está. Pero Jesús no enseñó eso. Jesús no fue sacerdote, sino que fue un hombre del pueblo. Y lo que él le decía a la gente no era que se fueran al templo y a las funciones religiosas, sino que tuvieran fe en la "buena noticia" y se portaran bien unos con otros. Porque Dios es Padre de todos los seres humanos. Y lo, que quiere un padre es que sus hijos se porten bien unos con otros. Para un padre que es bueno, todos sus hijos son iguales.
También hay gente que tiene mucha fe en las leyes religiosas. Son los que piensan que para ser buenos y para ir al cielo, lo que hay que hacer es cumplir unas cuantas leyes y nada más. Los que piensan de esa manera son los que dicen que lo que hay que hacer es ir a misa los domingos, no comer carne los viernes, cumplir las normas que dan los curas y otras cosas por el estilo.
Los que piensan de esta manera no se enteran de la "buena noticia". Porque Jesús no cumplía las leyes religiosas de los judíos. Y le decía a la gente que lo importante no es cumplir las leyes religiosas, sino querer mucho al Padre de todos los hombres y mujeres y portarse bien con los demás. Si yo le digo a uno: "Tu tienes que cumplir las leyes religiosas que dan los curas", entonces yo no le doy a ese una "buena noticia", porque las leyes religiosas son una cosa muy pesada y desagradable. Si yo le digo a uno "Dios quiere que tu seas libre", entonces yo le doy a ese una "buena noticia", porque a toda la gente le gusta la libertad. El Evangelio no es una ley religiosa.
Ahora también hay algunos que dicen que el Evangelio enseña el camino del cielo y nada más. Los que piensan de esta manera dicen que el Evangelio es una espiritualidad. Y con esa palabra tan rara quieren decir dos cosas:
1º.- Que el Evangelio es una cosa que sirve para los "espíritus" o para las "almas", es decir, para que la gente sea mejor por dentro.
2º.- Que el Evangelio es una cosa que sirve para la "otra vida", pero no tiene mucho que ver con lo que pasa en este mundo. Los que dicen estas cosas se creen que el Evangelio consiste en rezar mucho y en hacer unos sacrificios muy grandes para purgar nuestros pecados. Por eso hay gente que se figura que los frailes y las monjas son los que entienden de verdad el Evangelio. Porque dicen que el Evangelio es para la gente que va y se mete en un convento y se apartan de las cosas; no se enteran de la "buena noticia", es decir: no entienden el Evangelio. Porque Jesús no se metió en un convento, sino que vivió con todo el mundo. Y le decía a la gente que las personas deben ser felices. El Evangelio no es una "espiritualidad". El Evangelio es el camino de la felicidad, en esta vida y después de ésta.
Desde hace algún tiempo, hay algunos cristianos que dicen que Jesús fue un revolucionario, que se metió a hacer política. Por eso dicen que Jesús quería cambiar el gobierno, echar a los romanos y organizar una nación fuerte y rica en la que todo el mundo viviera estupendamente. Los que piensan de esta manera se creen que la "buena noticia" consiste en hacer política y nada más. Pero eso no es así. Porque Jesús no organizó un partido político, ni quiso que a él lo tomaran por un político. El Evangelio tiene mucho que ver con la política. Pero no consiste sólo en hacer política. Los que leen el Evangelio como el que lee los papeles de un partido político, no se enteran de la "buena noticia".
Entonces, ¿cómo hay que leer los evangelios para enterarse de la "buena noticia"? Hay que tener en cuenta cuatro cosas, para enterarse de la buena noticia:
1) En la vida, casi todo el mundo hace lo que otros dicen que se debe hacer. Por ejemplo, los que mandan dicen que la gente debe hacer esto o lo de más allá. Y la gente va y lo hace. Pero luego resulta que la gente no es feliz haciendo eso. Lo importante no es hacer lo que todo el mundo hace, ni lo que otros dicen que se debe hacer. En la vida, lo importante es hacer lo que uno siente que debe hacer para ser feliz y para hacer felices a los demás. El Evangelio no es una ideología (lo que otros dicen), sino que es una experiencia (lo que uno siente).
2) En la vida, la gente tiene que hacer lo que mandan los que tienen autoridad y poder. Por eso la gente no tiene libertad, sino que tiene que estar sometida a lo que está mandado. Eso pasa lo mismo en la religión que en la política. El Evangelio es la "buena noticia" de la libertad. Porque Jesús dijo que todos los seres humanos son hijos de Dios, o sea se parecen a Dios. Pero Dios es libre y no está sometido a nadie. Por eso la "buena noticia" nos dice que nadie puede someter a nadie y que todo el mundo tiene que ser libre.
3) En la vida hay mucha gente que pasa necesidad. Porque hay ricos y hay pobres. Los ricos quieren ser cada vez más ricos. Y los pobres quieren ser como los ricos, o sea, todo el mundo quiere tener mucho dinero, pero nadie quiere compartir el dinero con los demás. El Evangelio es la "buena noticia" de la comunidad. Porque Jesús dijo que todos los seres humanos son iguales. Pero para que todos seamos iguales es necesario que todos nos pongamos a compartir lo que tenemos con los que no tienen. Cuando un grupo de cristianos se pone a compartir, esos cristianos es enteran de la "buena noticia", hacen una comunidad y empiezan a ser felices de verdad, porque a nadie le falta nada.
4) En la vida hay mucha gente que sufre, porque se sienten solos y no encuentran cariño. Esto pasa muchas veces en las mismas familias, porque el marido no quiere a la mujer o los hijos no quieren a los padres. Y hay gente que son malas personas y te ponen zancadillas. El Evangelio es la "buena noticia" del amor. Porque Jesús dijo que Dios es el Padre de todos los seres humanos. Esto quiere decir dos cosas: La primera es que Dios quiere mucho a todas las personas. La segunda es que todos se tienen que parecer a su Padre Dios. Por eso todos los hombres y mujeres tienen que querer mucho a los demás. Así nadie estará sólo y todo el mundo encontrará cariño.
PREGUNTAS:
1. ¿Por qué hay mucha gente que lee los evangelios y no siente alegría?
2. ¿Por qué no me entero yo de la "buena noticia" cuando leo los Evangelios?
3. ¿Qué cosas hay que dejar para poder comprender el Evangelio?
4. Si hace mucho tiempo que se enseña el Evangelio: ¿a qué se debe que la gente no haya captado su "buena noticia"?
TEMA 08
TAL QUE ASI EMPEZÓ LA BUENA NOTICIA
Hoy vamos a empezar a leer los evangelios. Iremos escogiendo las cosas más interesantes que nos cuentan. En esta reunión vamos a leer el principio del Evangelio de Marcos. Primero veremos lo que dice el Evangelio. Luego vienen algunas aclaraciones que ayudan a enterarse mejor de las cosas que cuenta ese Evangelio. Y al final hay algunas preguntas que sirven para que cada uno piense lo que este Evangelio nos quiere decir a cada uno de nosotros.
Marcos 1,1-15
"Así empezó la buena noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios. Como estaba escrito en el profeta Isaías:
«Mira, te mando mí pregonero por delante para que te prepare el camino» (Mal 3.1)
«Una voz grita en el desierto: preparadle el camino al Señor, que se pongan llanos sus caminos» (Isaías 40,3)
Se presentó Juan en el desierto y se puso a bautizar: pregonaba un bautismo para que la gente se arrepintiera y se les perdonaran los pecados. Allí acudía toda la gente de Judea y todos los de Jerusalén, decían los pecados que tenían y Juan los bautizaba en el río Jordán.
Juan iba vestido con ropa de pelo de camello, con una correa de cuero a la cintura, y comía saltamontes y miel silvestre. Lo que pregonaba Juan era esto: detrás de mí viene el que es más fuerte que yo, y yo no merezco ni agacharme para desatarle la correa de las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.
Por aquellos días llegó allí Jesús, que venía desde Nazaret de Galilea, y Juan lo bautizó en el río Jordán. Y en seguida, mientras Jesús salía del agua, vio que se abría el cielo y vio también al Espíritu que bajaba hasta él como mi fuera una paloma. Y entonces se oyó una voz del cielo que decía: "TÚ ERES MI HIJO, AL QUE YO QUIERO MAS QUE A NADIE". Enseguida el Espíritu empujó a Jesús y se lo llevó a un desierto. Estuvo en aquel desierto cuarenta días, el demonio lo tentaba (lo ponía a prueba), estaba con las fieras y los ángeles estaban de su parte (lo servían).
Cuando metieron a Juan en la cárcel, Jesús se fue a Galilea para pregonar de parte de Dios la buena noticia. Esto es lo que Jesús le decía a la gente: "SE HA CUMPLIDO EL PLAZO, YA LLEGA EL REINADO DE DIOS, TENEIS QUE CAMBIAR DE VIDA Y CREER EN LA BUENA NOTICIA".
ACLARACIONES
Así empezó la buena noticia
Esto quiere decir lo siguiente: Jesús enseñó la buena noticia. Pero de eso hace ya muchísimo tiempo. Y todos sabemos que con el paso del tiempo la gente cuenta mal las noticias, porque algunas cosas se olvidan o porque a lo mejor hay cosas que se las callan algunos, porque no les interesa que se sepa todo lo que pasó. Eso es lo que pasa ahora también con la "buena noticia" que enseñó Jesús: algunos la cuentan mal porque no se la saben toda, y porque se callan algunas cosas, o porque cuentan las cosas al revés. Por eso el Evangelio dice: Así empezó la buena noticia. Hay que volver al principio para ver cómo empezó todo esto de la "buena noticia''.
Estaba escrito
Todo empezó con el pregón de Juan el Bautista, que se presentó ante la gente para preparar el camino a Jesús. Eso estaba escrito desde los tiempos antiguos, mucho antes de Jesús.
Se presentó Juan en el desierto. Juan preparaba el camino a Jesús bautizando a la gente. Aquel bautismo no era como el de ahora. Juan metía a la gente en el río y luego la sacaba. Cuando uno se mete en un río pueden pasar dos cosas: o que se bañe (y se lave) o que se ahogue. Por eso el bautismo de Juan representaba y quería decir estas dos cosas: 1º que la gente tenía que limpiarse de todo lo malo que habían hecho. 2º que cada uno tenía que ahogar y matar su pasado, la mala vida que había llevado. El Evangelio dice que allí acudía toda la gente de Judea y todos los de Jerusalén, o sea vino la gente en masa, de los pueblos y de la capital. Esto quiere decir que toda aquella gente reconocía que se portaba mal, se hacían daño unos a otros y cometían toda clase de maldades.
Por eso Juan se presentó en el desierto, es decir no estaba metido en aquel mal ambiente. La "buena noticia" no empezó en el templo dónde estaban los sacerdotes, ni en la ciudad donde estaban los ricos y la gente de estudios, sino que la "buena noticia" empezó en el desierto.
Juan iba vestido
Iba vestido como un miserable y comía la comida de los más miserables. La "buena noticia" no empezó donde esta el dinero, el poder y el prestigio. La "buena noticia" no empezó donde está la gente instalada, los que sólo aspiran a tener más para ser más, ni donde están los que quieren dominar o los que quieren mandar.
Lo que pregonaba Juan era esto
Juan le decía a la gente que el bautismo de Jesús era mejor que el suyo. Porque el bautismo de Juan representaba la muerte (ahogarse en el agua) pero el bautismo de Jesús representaba la vida (recibir el Espíritu). Jesús es quien da la "buena noticia". Juan era sólo el que preparaba el camino.
Por aquellos días llegó allí Jesús
Jesús fue también a donde estaba Juan. Jesús se mete entre la gente, es decir se presenta como un hombre más del pueblo, porque no quiere ni privilegios ni diferencias, porque quiere vivir como vive el pueblo. Pero Jesús no cometía nada malo ni hacía mal a nadie. Por eso dice el Evangelio que la gente decían los pecados que tenían, pero cuando se trata de Jesús no se dice eso. Cuando Jesús se metió entre el pueblo y cuando hizo lo que hacía todo el pueblo, se abrió el cielo y vino el Espíritu sobre él. Y dijo el Padre del cielo: Tú eres mi hijo al que yo quiero más que a nadie. Estas palabras habían sido pronunciadas en los tiempos antiguos por un profeta (Is 42,1). Aquel profeta estaba hablando de un hombre que tenía que venir al mundo para hacer que en el mundo hubiera justicia; pero ese hombre iba a sufrir mucho y lo iban a matar. Jesús es ese hombre. Cuando el Padre del cielo dijo aquellas palabras, Jesús aceptó un destino y un encargo: sufrir y morir por el pueblo, para que en el mundo haya justicia.
Enseguida el Espíritu empujó a Jesús y se lo llevó al desierto
Allí estaban el demonio y las fieras, y los ángeles. Todo esto no se ha de entender al pie de la letra. Las fieras indican que Jesús ya a vivir en un mundo donde lo van a querer matar. El demonio indica el enemigo del ser humano, o sea todo lo que hace daño y oprime al ser humano: la injusticia, la explotación, el mal. Los ángeles indican que Dios está de parte de Jesús.
Cuando metieron a Juan en la cárcel
El rey Herodes metió a Juan en la cárcel. Porque aquel rey era un sinvergüenza. Y Juan fue y se lo dijo en su cara. Por eso el rey lo metió en la cárcel y le cortó la cabeza (Mc 6,17-29).
Jesús se fue a Galilea
Galilea era la provincia donde vivía la gente más pobre, los trabajadores del campo y los pescadores. Los dueños de las tierras del campo vivían en la provincia de Judea y sobre todo en la capital, que era Jerusalén. Jesús se fue donde estaban los pobres, la gente explotada. Y allí empezó a anunciar la "buena noticia".
Esto es lo que Jesús decía
Jesús decía: ya llega el reinado de Dios. En esto consiste la "buena noticia": que Dios va a reinar en el mundo, es decir que va a ser verdad, por fin, lo que estaba escrito sobre el Rey que establece la justicia en el mundo: "Dios mío, confía tu justicia al rey, tu justicia al hijo de reyes; para que rija a tu pueblo con justicia y a tus humildes con rectitud. Que él defienda a los humildes del pueblo, socorra a los hijos del pobre y quebrante al explotador… Porque él librará al pobre que pide auxilio, al afligido que no tiene protector. El se apiadará del pobre y del necesitado, y salvará la vida de los pobres" (Salmo 72).
Por lo tanto, cuando Jesús decía "ya llega el reinado de Dios", estaba dando una buena noticia, porque eso quería decir que Dios va a establecer la justicia en el mundo. Esta justicia consiste en que Dios va a defender a los pobres y a los humildes, o sea se va a poner de parte de los que no pueden defenderse por sí mismos.
Pero Jesús no quería imponer la justicia por la fuerza, como si él fuera un militar o un político que da un golpe de estado. El camino que propone Jesús para que en el mundo haya justicia es distinto: TENEIS QUE CAMBIAR DE VIDA Y CREER EN LA BUENA NOTICIA.
PREGUNTAS:
1. ¿Se cuenta ahora la "buena noticia" como se contaba al principio ¿Qué es lo que le falta? ¿Qué es lo que le sobra?
2. ¿Qué es lo más importante en la "buena noticia''?
3. ¿Qué debemos hacer para que la gente vea que el Evangelio es de hecho una "buena noticia"?
4. ¿Qué significaba para ti antes la "buena noticia" y qué significa ahora?
TEMA 09
HOY SE HA CUMPLIDO TODO ESO
En esta reunión vamos a ver una cosa muy importante que pasó cuando Jesús empezó a darle la "buena noticia" a la gente. El Evangelio que cuenta esta historia es el evangelio de Lucas. Como en la reunión anterior, vamos a leer primero lo que cuenta el evangelio, luego pondremos algunas aclaraciones, y al final unas preguntas.
Lucas 4, 14-30
«Con la fuerza del Espíritu, Jesús volvió a Galilea, y su fama corrió por todas partes. Enseñaba en las sinagogas y todo el mundo se hacía lenguas de él.
Fue a Nazaret, que era el pueblo donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre todos los sábados, y se puso de pie para tener una lectura. Le dieron el libro del profeta Isaías y cuando lo abrió se encontró con unas palabras en las que estaba escrito:
"El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha destinado para que les de la buena noticia a los pobres. Me ha mandado para anunciar la libertad a los presos y la vista a los ciegos, para poner en libertad a los que están oprimidos, para decir en publico que ha llegado el año de la gracia del Señor." (Is 61,1-2)
Cerró el libro, se lo devolvió al sacristán y se sentó. Toda la gente tenía los ojos fijos en él, Y él entonces dijo:
"HOY, DELANTE DE VOSOTROS, SE HA CUMPLIDO TODO ESO QUE ESTABA ESCRITO".
Todos los que estaban allí se pusieron en contra de Jesús, extrañados de que no hubiera leído nada más que las palabras sobre la gracia. Y decían: "¿Pero no es este el hijo de José?".
Él les dijo: "Supongo que me diréis lo de aquel refrán: "Médico, cúrate tú. "Haz también aquí en tu tierra lo que dicen que has hecho en Carfanaum."
Pero añadió: "Os aseguro que a ningún profeta lo aceptan en su tierra. Además, no os quepa duda de que en los tiempos del profeta Elías, cuando no llovió en tres años y medio y hubo una gran hambre en todo el país, había muchas viudas en nuestra nación. Y sin embargo, a ninguna de ellas enviaron a Elías, sino que lo enviaron a una viuda de Sarepta en el territorio de Sidón. Y en tiempos del profeta Eliseo había muchos leprosos en nuestro país y, sin embargo, no curó a ninguno. Sólo curó a uno de Siria que se llamaba Naamán."
Al oír esto, toda la gente que había en la sinagoga, se puso furiosa y, levantándose, empujaron a Jesús fuera del pueblo hasta un barranco del cerro dónde estaba su pueblo, con la intención de despeñarlo,
Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se fue de allí».
ACLARACIONES
Jesús va a Galilea con la fuerza del Espíritu, es decir con la fuerza del cariño que Dios le tiene al ser humano, porque el Espíritu es como una paloma que busca su nido en el ser humano (Lc 3,22) y como un fuego (Hch 2,3) que se queda en el ser humano y le hace sentir todo lo que Dios lo quiere (Rm 5,5).
Jesús era de Galilea, la provincia dónde vivían los pobres, y se volvió a Galilea, o sea se volvió a dónde estaban los pobres. Enseguida su fama corrió por todas partes y todo el mundo se hacia lenguas de él. Esto quiere decir que Jesús se puso de parte de los pobres, porque la gente se hace lenguas de una persona y se entusiasma con él, cuando esa persona se pone de parte de la gente.
Las iglesias que tenían los judíos se llamaban sinagogas. Y el día de fiesta no era el domingo, sino el sábado. Los evangelios no dicen nunca que Jesús iba a las sinagogas a rezar, porque él no creía en las funciones religiosas que los judíos tenían en sus sinagogas. Jesús acudía adonde se reunía toda la gente y así aprovechaba la reunión para enseñar la "buena noticia". Por eso era su costumbre todos los sábados ir a las sinagogas. Para rezar, Jesús se iba sólo a dónde nadie lo veía (Lc 5,16; 6,12; 9,18).
Una de las cosas que se hacían en las iglesias de los judíos era leer la Biblia. Jesús aprovechó la ocasión, se puso de pié y leyó en voz alta unas palabras que había escrito el profeta Isaías. Cuando terminó, le dijo a la gente: "Hoy, delante de vosotros, se ha cumplido todo eso que estaba escrito", esto quiere decir que las palabras que había escrito el profeta Isaías explican lo que Jesús vino a hacer en el mundo.
Lo primero que se dice en esa palabra es que el ESPIRITU DEL SEÑOR ESTA SOBRE JESUS. Es decir, el cariño que Dios le tiene al hombre se hizo presente en el mundo por medio de aquel hombre que se llamó Jesús. ¿Para qué vino Jesús al mundo? Lo primero, o sea lo más importante, que vino a hacer Jesús es DAR LA BUENA NOTICIA A LOS POBRES. No vino a dar una buena noticia, sino la buena noticia (Mt 4,23; 9,35; 24,14; Mc 1,1; 1,15; 8,35; 10,29). O sea, vino a dar una noticia que se les puede dar a los pobres. Y todos sabemos que la noticia verdaderamente buena que se les puede dar a los pobres es que van a dejar de ser pobres. Esto quiere decir que Jesús vino al mundo para que el mundo sea de otra manera. En el mundo hay pobres porque hay ricos, unos tienen poco porque otros tienen mucho. Jesús vino al mundo para que en el mundo haya igualdad entre todos. Si yo le digo a un pobre que en esta vida va a ser pobre y lo va a pasar mal, pero que en la otra vida va a ser feliz, le doy una buena noticia, pero no le doy la buena noticia, la gran noticia que se le puede dar a un pobre.
Jesús vino también para anunciar LA LIBERTAD A LOS PRESOS y para dar LA VISTA A LOS CIEGOS y para poner en LIBERTAD A LOS QUE ESTAN OPRIMIDOS. Es decir, vino para que todos los hombres y mujeres sean libres y para que nadie se aproveche de nadie. Jesús no quiere que en el mundo haya igualdad a base de que unos manden sobre otros, porque entonces no hay ni libertad ni igualdad. Jesús vino al mundo para que haya libertad e igualdad, las dos codas a la vez. Esto quiere decir que la igualdad no se tiene que imponer por la fuerza, sino que tiene que ser a base de que los seres humanos cambien de vida, o sea, a base de que cada uno tenga buen corazón. En esta reunión, más adelante veremos lo que pensó Jesús para poner esto en práctica.
Cuando Jesús dijo estas cosas, toda la gente se puso en contra de él. ¿Por qué? Porque cuando leyó lo que había escrito el profeta Isaías no llegó hasta el final, y se calló lo que decía el profeta sobre el desquite que se iba a tomar Dios (en nombre de los judíos) en contra de los enemigos de su país. Por eso dice el evangelio que todos estaban extrañados de que no hubiera leído nada más que las palabras sobre la GRACIA, es decir había leído las palabras que hablaban de cariño y no las que hablaban de venganza. Por eso la gente se puso en contra de Jesús.
Para comprender lo que pasó allí hay que tener en cuenta que Galilea era la provincia de la gente pobre y explotada. Por eso en aquella provincia había muchos que se apuntaban al partido revolucionario, el partido de los zelotas. Se sabe que en Nazaret, el pueblo de Jesús, había mucha gente de ese partido. Los zelotas decían que había que echar a los romanos. Y si no se iban, había que matarlos. Además, los zelotas decían que Dios estaba de parte de ellos y que se iba a vengar, en el día del desquite, contra los romanos y los explotadores. Es decir, la gente de Nazaret (que eran los zelotas) esperaban que Jesús les hablara, no sólo del cariño de Dios hacia el ser humano, sino además de la venganza de Dios contra los enemigos. Pero Jesús no dijo ni una palabra de venganza y de violencia. Por eso la gente se puso en contra de Jesús.
La gente decía: "Pero no es éste el hijo de José?" A los paisanos de Jesús les llama la atención que el hijo de José no hablara de venganza y de violencia. Esto quiere decir que José había sido del partido revolucionario» Y por eso, resultaba muy raro que el hijo no le hubiera salido al padre. Nosotros estamos acostumbrados a ver a san José como un viejecito bondadoso, con barbas blancas y una vara de nardo en la mano. Pero José no iba con una vara de nardo, sino que, según parece, era de los revolucionarios. Por eso resultaba tan raro que Jesús no hablara de venganza y violencia, que era lo que le pegaba al hijo de un revolucionario.
Jesús siguió hablando. Y en vez de apaciguar a la gente, puso las cosas peor todavía. Porque echó mano de dos historias que habían pasado en los tiempos antiguos: una vez había mucha hambre y resulta que el profeta Elías fue, y en vez de socorrer a las viudas pobres que había en el pueblo judío, le dio limosna a una mujer extranjera. Y otra vez, el profeta Elíseo fue y curó a un leproso que también era extranjero. Jesús quería decir con todo esto que Dios no estaba de parte del nacionalismo judío. Porque los nacionalismos dividen a la gente: los de una nación se ponen en contra de los de la otra, los de una región se pelean con los de las otras regiones. Para Dios todos los seres humanos son iguales.
Entonces allí se armó la gorda. Porque aquello puso furiosos a los revolucionarios zelotas, que eran nacionalistas fanáticos. Jesús les había echado en cara sus equivocaciones y les había tirado por tierra todas sus pretensiones. Por eso quisieron despeñarlo por un tajo. Pero Jesús se abrió paso entro ellos y se alejó de allí.
PREGUNTAS:
1. ¿Para qué vino Jesús al mundo? ¿Vino a enseñar doctrinas? ¿Vino a imponer leyes y a dar órdenes? ¿Vino a otra cosa? ¿Cómo podrías tú explicar esa otra cosa?
2. ¿Para quién vino Jesús? ¿Se puede decir que Jesús vino también para los ricos y para los explotadores? Si Dios quiere a todos los seres humanos, ¿qué quiere Dios que pase con los ricos y con los explotadores?
3. ¿Hay ahora cristianos que se parecen a los zelotas de entonces? ¿Qué piensas de esta actitud?
4. Si Jesús traía la liberación y los de Nazaret esperaban también una liberación, ¿por qué chocaron sus posturas?
5. ¿Por qué sienta mal ahora a algunos que se hable de la liberación que trae Jesús?
TEMA 10
¡EH!, VENÍOS CONMIGO
En la reunión anterior hemos visto que Jesús vino al mundo para que en el mundo haya igualdad y libertad entre todos los seres humanos. Porque todos los seres humanos somos hermanos y somos hijos del mismo Padre, que es Dios. Pero Jesús no quiere que la libertad y la igualdad se impongan por la fuerza. Porque eso ya no sería "buena noticia". Jesús quiero que en el mundo haya libertad y haya igualdad a base de que los seres humanos cambien de vida, es decir a base de que todos tengamos buen corazón. Pero ¿cómo se puede conseguir eso? En esta reunión lo vamos a ver.
Marcos 19 16 20
«Pasando junto al mar de Galilea, vio Jesús a uno que se llamaba Simón y su hermano Andrés, que estaban echando una red en el mar, porque eran pescadores. Jesús les dijo: "Veníos conmigo y os haré pescadores de personas". Ellos inmediatamente dejaron las redes y se fueron con Jesús.
Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en su barca repasando las redes, y enseguida los llamó. Ellos dejaron a su padre Zebedeo, en la barca con los jornaleros, y se fueron con Jesús».
ACLARACIONES
Lo que se cuenta en este evangelio es lo primero que hizo Jesús en cuanto se puso a dar la "buena noticia" a los pobres. O sea, según cuenta el evangelio de Marcos, Jesús no se puso enseguida a echar sermones a la gente. Lo primero que hizo Jesús fue reunir un grupo de personas que se fueron con él.
Jesús hizo eso porque sabía que si él se dedicaba solamente a echar sermones, con eso nada más la gente no cambia la vida. En los sermones la gente oye cosas, pero no por eso la gente cambia de vida y tiene buen corazón. Jesús se dio cuenta en seguida de que lo importante es reunir a la gente, formar un grupo, hacer una comunidad. Si ese grupo de personas se ponen a vivir como vivió Jesús, entonces el mundo empieza a cambiar, porque en el mundo empieza a haber más igualdad y más libertad. En un grupo de personas que se ponen a vivir como vivió Jesús hay igualdad y hay libertad. Hay igualdad porque nadie quiere tener más que los otros. Y hay libertad porque nadie quiere dominar a los demás.
Jesús llamó primero a dos que eran hermanos: Simón y Andrés. Y luego a otros dos que también eran hermanos: Santiago y Juan. Y dice el evangelio que dejaron a su padre y que se fueron con Jesús. En el grupo que forma Jesús, todos van a vivir como hermanos. En esta vida, suelen vivir como hermanos los que han nacido de un mismo padre. Pero algunas veces ni siquiera eso se consigue, porque hay familias en las que los hermanos se llevan mal. Además, en esta vida, los lazos de sangre y de familia sirven muchas veces para dividir a la gente, porque cada uno mira mejor a los de su familia que a los demás. Jesús quiere que en su grupo todos vivan como hermanos. Así lo dijo él una vez: "¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? Y paseando la mirada por los que estaban sentados en el corro, dijo: Aquí tenéis a mi madre y a mis hermanos. El que hace lo que Dios quiere, ése es hermano mío, y hermana y madre." (Mc 3, 33 35).
Jesús llamó a unos pescadores que estaban trabajando. O sea, se fijó en unos trabajadores. Eran gente del pueblo, gente sencilla. El evangelio no dice que estaban rezando en la sinagoga o que estaban sentados pasando tranquilamente la vida. Jesús quiere gente dispuesta al trabajo, a la tarea de hacer que el mundo cambie.
Jesús no quiere que la gente deje su casa y su trabajo. Lo que Jesús quiere es formar grupos de personas, que se lleven como hermanos y que se dediquen a ser como pescadores de personas. Es decir, que sean capaces de atraer a otra gente para que vivan como vivió Jesús. haciendo el bien a todo el mundo, sin dominar a nadie.
En el grupo que formó Jesús no estaban solamente los que la gente llama "los doce apóstoles". En aquel grupo o comunidad pronto entró mucha gente (Mc 2,15). Y había no sólo hombres, sino también mujeres que ayudaban en el grupo. (Lc 8,2 3)
De ésta manera, al formar la primera comunidad, Jesús empezó a anunciar la "buena noticia". Para que el evangelio sea de verdad "buena noticia", no basta con que cada uno sea bueno. Lo importante es que hoy se formen grupos o comunidades que se parezcan al grupo que formó Jesús.
PREGUNTAS:
1. ¿Por qué ahora se enseña el Evangelio en las, iglesias y sin embargo el mundo no cambia?
2. ¿Por qué es tan importante la formación del grupo o comunidad de los que quieren ser cristianos de verdad?
3. ¿Es posible que entre todos los seres humanos en el mundo haya igualdad y libertad a la vez? ¿Por qué?
4. ¿Por qué no es suficiente que cada uno sea bueno para que la "buena noticia" llegue a la gente?
5. Para podernos llamar "pescadores de personas": ¿qué tipo de vida tenemos que vivir?
TEMA 11
¡SE ACABÓ EL TEMPLO!
Mucha gente se piensa que los cristianos son los que suelen ir muchas veces a la iglesia y asisten a las funciones religiosas que allí se celebran. Algunos dicen que los que van mucho a la iglesia son unos beatos. Y la verdad es que cuando a uno le dicen que es un beato, le sienta mal y seguramente se disgusta. Porque decirle a uno que es un beato es casi lo mismo que hacerle un desprecio, Eso quiere decir que, para mucha gente, eso de ir a la iglesia, está mal visto. ¿Por qué pasa eso? ¿Qué nos dice el Evangelio sobre eso de ir a la iglesia? En ésta reunión vamos a pensar en estas cosas.
Juan 29 13-22
«Como se acercaba la fiesta de Pascua de los judíos, Jesús subió a Jerusalén. Entró en el templo y allí encontró a los que vendían bueyes, ovejas y palomas y a los que cambiaban el dinero, que estaban allí instalados. Entonces Jesús hizo un látigo de cordeles y los echó a todos del templo con las ovejas y los bueyes; tiró por tierra las monedas y volcó las mesas de los que cambiaban los dineros. Y a los que vendían palomas les dijo: "Quitad eso de ahí y no convirtáis la casa de mi Padre en un mercado".
Los discípulos de Jesús se acordaron entonces de lo que dice la Biblia: "La pasión por tu casa me consumirá" (Sal 69,10).
Al ver aquello, intervinieron las autoridades judías y le preguntaron a Jesús: "¿Y tú, con qué autoridad haces todo eso?"
Jesús contestó: "Destruid este templo y en tres días lo levantaré".
Las autoridades replicaron: "Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, y ¿tú lo vas a levantar en tres días?"
Pero el templo del que hablaba Jesús era su propio cuerpo. Cuando resucitó, se acordaron los discípulos de lo que había dicho y dieron fe a la Biblia y a estas palabras de Jesús».
ACLARACIONES
La capital de Palestina (el país donde nació y vivió Jesús) era Jerusalén. En Jerusalén había un templo (o como decimos nosotros ahora: una iglesia) que era muy grande, muchísimo más grande que nuestras iglesias o que nuestras catedrales. A la entrada del templo había unos patios muy grandes. Y el templo era muy hermoso porque los judíos se habían gastado mucho dinero en hacerlo.
Los judíos eran una gente muy religiosa, y por eso iban mucho al templo. Todos los días entraba y salía de allí mucha gente. Pero cuando se celebraba alguna fiesta, acudía todavía más gente, porque venían muchos forasteros que habían echo promesas y aquello se ponía de bote en bote. La fiesta más importante que celebraban los judíos era la fiesta de la Pascua, que era por el tiempo de nuestra Semana Santa, o sea al empezar la primavera. Cuando llegaba esa fiesta iban a Jerusalén miles y miles de personas y el templo de Jerusalén se llenaba más que nunca. En el templo había muchos sacerdotes y muchos sacristanes. Y también había allí unos policías pagados por los sacerdotes de la religión judía, para que vigilaran a la gente.
Los sacerdotes judíos, sobre todo los más importantes, eran muy ricos. Porque en aquel templo entraba muchísimo dinero... Todos los judíos mayores de doce años, incluso los que vivían en el extranjero, que eran muchos, tenían que pagar un impuesto cada año al templo. Este impuesto consistía en dar a los sacerdotes lo que se ganaba en dos días de jornal. Esto nada más suponía ya que los sacerdotes se embolsaban muchos millones cada año. Además, todos los que tenían propiedades, pagaban una contribución, que consistía en la décima parte de lo que producía la tierra. Y ese dinero era también para el clero del templo... Pero no sólo eso, porque mucha gente hacía regalos al templo (Mc 7,11), y grandes limosnas, sobre todo la gente más rica (Mc 12,41).
Y a todo eso hay que añadir todo lo que ganaban aquellos sacerdotes a costa de las funciones religiosas que organizaban. Porque aquellas funciones no eran como las de ahora. En aquellas funciones se mataban animales (toros, vacas, borregos, palomas) y esos animales se vendían y se compraban en los patios del templo, Y con eso los sacerdotes judíos también hacían negocio. Además, los que venían del extranjero tenían que cambiar el dinero, porque en el templo no se admitía la moneda extranjera. Y con esos cambios aumentaba el negocio.
La consecuencia de todo eso es que el templo era una gran empresa que producía mucho dinero. Y ese dinero iba a los bolsillos de los sacerdotes judíos.
Estando así la cosa, Jesús fue a Jerusalén un día, precisamente cuando se estaba celebrando la fiesta principal. En aquella fiesta dicen que había cerca de 130.000 personas, Jesús llegó al templo y vio el negocio que allí tenían montado los sacerdotes y los comerciantes. Entonces Jesús hizo un látigo de cordeles y los echó a todos del templo y además tiró por tierra las mesas de los que cambiaban los dineros. Jesús sabía que de esa manera se jugaba la vida. Porque hacer aquello era una cosa muy grave. Pero lo hizo, aunque aquello le costara la vida, por dos razones:
1) La primera razón es que la religión no puede ser un negocio. De esa manera Jesús afirma que la "buena noticia" no se puede casar con el dinero. El que quiere ganar y acaparar no puede entender la "buena noticia" que trae Jesús a los seres humanos. Y por eso no puede ser un cristiano de verdad. Ahora hay gente que va mucho a la iglesia, pero es gente que le tiene mucho apego al dinero y son ricos, que no les importa lo que sufren los pobres. Esa gente son los beatos. Y los que se portan así se parecen a los sacerdotes judíos. Pero aunque vayan mucho a la iglesia no están de parte de Jesús, sino que merecen que Jesús los eche a latigazos de la iglesia.
2) La segunda razón es que la "buena noticia" que enseña Jesús es muy distinta de la religión que practicaban los judíos. La diferencia está en esto: los judíos se pensaban que la religión es una cosa que se practica en el templo, asistiendo a las funciones religiosas y ya está. La "buena noticia" que enseña Jesús es una cosa que se tiene que practicar no sólo en el templo y cuando uno va a la iglesia, sino en todas partes: en la casa, en la calle, en el trabajo, cuando uno se divierte y cuando uno se pone a descansar.
Porque para los cristianos, el templo no es un edificio (la iglesia), sino que nuestro templo es el mismo Jesús. Por eso Jesús les dijo a las autoridades: "Destruid este templo y en tres días lo levantaré". Y añade el evangelio: Pero el templo del que hablaba Jesús era su propio cuerpo. El templo es lo más sagrado que hay. Para nosotros, los cristianos, lo más sagrado es Jesús. Es decir, Jesús se merece todo nuestro respeto. Los cristianos no tenían antiguamente ni iglesias ni templos. Se reunían en las casas y allí celebraban la misa, como si fuera una comida de hermanos y amigos. Porque aquellos cristianos estaban convencidos de que el único templo que vale es Jesús mismo. Y también son como un templo las personas. Porque cada persona es alguien sagrado, Y cada persona merece todo el respeto que merece un templo.
Ahora las cosas han cambiado. Tenemos muchos templos y catedrales y capillas. A esos sitios la gente va con respeto. Pero luego ocurre que a las personas no se les trata con el mismo respeto. De esta manera, la "buena noticia" que enseñó Jesús, se ha convertido en una religión, en la que hay algunos que hacen negocio. Y otros van a la iglesia y con eso se quedan tan tranquilos. Pero eso no es lo que quiere Jesús.
PREGUNTAS:
1. ¿Por qué dijo Jesús que él es el templo?
2. ¿Sabes lo que dijo Jesús a aquella mujer samaritana (capítulo cuarto del evangelio de San Juan) sobre lo del templo? ¿Qué quiso decir Jesús con aquellas palabras?
3. Entonces, después de lo que hemos visto en este tema, ¿qué te parece que es lo más importante en todo lo que enseñó Jesús?
4. ¿Cuál te parece que es el peligro más grande que tenemos ahora los cristianos con esto de las iglesias y los templos?
5. ¿Cómo te parece que debería ser el sitio dónde se reúne la comunidad cristiana?
6. ¿Deben orar los cristianos? ¿Por qué? ¿Dónde? ¿Cómo? ¿Cuándo?
TEMA 12
¡SE ACABÓ LA LEY!
Jesús fue una persona que dio mucho que hablar. Mucha gente estaba de su parte. Pero otros se pusieron en contra y lo querían matar. Los que lo querían matar eran las autoridades, sobre todo los sacerdotes importantes, y también los que habían estudiado y sabían de leyes (los letrados) y los del partido fariseo. En esta reunión vamos a ver una de las cosas que hizo Jesús y que dio motivo para que lo quisieran matar.
Marcos 2, 23-28 (Mt 12, 1-8; Lc 6, 1-15) 3, 1-6 (Mt 12, 9-14; Lc 6, 6-11)
«Un sábado pasó Jesús por unos sembrados, y sus discípulos, mientras andaban, se pusieron a arrancar espigas. Los fariseos la dijeron: ¡Oye! ¿Cómo hacen en sábado lo que no está permitido?
Jesús les contestó: "No habéis leído nunca lo que hizo David cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre? Entró en el templo de Dios, en tiempo del gran sacerdote Abiatar, comió de los panes dedicados que nada más que los sacerdotes podían comer, y les dio también a sus compañeros."
Y añadió: "El sábado se hizo para el ser humano y no el ser humano para el sábado; de manera que el ser humano es también señor del sábado."
Entró de nuevo en la sinagoga y había allí un hombre que tenía un brazo paralítico. Estaban al acecho para ver si lo curaba en sábado y acusarlo por eso,
Jesús le dijo al hombre del brazo paralítico: "Levántate y ponte ahí en medio". Y les preguntó a los que lo acechaban: "¿Qué es lo que está permitido en sábado? ¿Hacer el bien o hacer el mal? ¿Salvar una vida o matar?"
Todos se quedaron callados. Entonces Jesús, echando a los que le acechaban una mirada de ira y dolido de la ceguera que tenían, le dijo al hombre: "Extiende el brazo". Y el otro lo extendió y su brazo quedó curado.
Nada más salir de la sinagoga, los fariseos se pusieron hablar con los del partido de Herodes de cómo podían matar a Jesús».
ACLARACIONES
A Jesús lo querían matar las autoridades porque hacía cosas que estaban prohibidas por la ley religiosa de los judíos. Eso es lo que pasó cuando Jesús permitió que sus discípulos se pusieran a arrancar espigas de los sembrados un día que era sábado. Y eso es también lo que pasó cuando otro sábado Jesús curó a un hombre que tenía un brazo paralítico.
A nosotros nos parece muy raro que las autoridades de aquel tiempo quisieran matar a Jesús por eso. Porque nos parecen cosas que no tienen importancia. Pero eso es lo que pensamos nosotros ahora. Los judíos de aquel tiempo pensaban de otra manera.
Para muchos judíos de entonces, sobre todo para los del partido fariseo, la ley religiosa era la cosa más importante que había en el mundo. Porque ellos se pensaban que todo lo que Dios quiere es que la gente cumpla la ley sin dejarse un detalle. O sea que, según pensaban aquellos judíos, la ley era el único medio y el único camino para estar bien con Dios. Por eso, según pensaba aquella gente, lo importante que podía hacer un hombre era cumplir con la ley. Y lo más malo que podía hacer una persona era faltar contra la ley.
Además, cuando los judíos decían todo esto, la cosa iba en serio. Porque según las leyes que ellos tenían, el que faltaba en algo, que ellos consideraban importante, a ese le aplicaban la pena de muerte.
Una de las cosas por las que se aplicaba la pena de muerte era por trabajar en sábado. Porque el sábado era un día sagrado para los judíos y ese día no se podía hacer nada. Por ejemplo, estaba prohibido arrancar espigas en los sembrados. Y también estaba prohibido curar a los enfermos cuando no estaban en peligro de muerte. Si alguien hacía alguna de esas cosas, la primera vez que lo hacía le avisaban. Y si volvía a faltar contra la ley, entonces ya le aplicaban la pena de muerte.
Y eso es lo que le pasó a Jesús, según cuenta el evangelio que hemos leído en esta reunión. Primero, Jesús permitió que sus discípulos arrancaran espigas un día que era sábado. Enseguida los del partido fariseo le avisaron. Pero luego cuenta el mismo evangelio que Jesús se fue un sábado a la sinagoga y allí, delante de todo el mundo, curó a un hombre que tenía un brazo paralítico, o sea, un hombre que no estaba en peligro de muerte. Por eso el evangelio termina diciendo que nada más salir de la sinagoga, los fariseos se pusieron a hablar con los del partido de Herodes de cómo podían matar a Jesús.
Jesús ya estaba sentenciado a muerte. Y si no lo mataron enseguida es porque seguramente temían que el pueblo se echara a la calle para defenderlo. Porque Jesús estaba con el pueblo y por eso el pueblo también estaba de su parte.
Todo esto quiere decir que Jesús se metió en un lío muy serio. Porque, hablando por lo claro, lo que hizo Jesús fue jugarse la vida. Además, hay que tener en cuenta que Jesús faltó otras veces contra las leyes religiosas de los judíos. Y faltó con frecuencia y de diversas maneras:
1º. Cuando hizo él mismo lo que estaba prohibido por la ley religiosa: tocar a un leproso (Mc 1,41), curar en sábado a enfermos que no estaban en peligro de muerte (Mc 3, 1-5; Lc 13, 10-17; 14, 1-6), tocar a los muertos (Mc 5,41; Lc 7,14).
2º. Cuando permitió que sus discípulos hicieran lo que estaba prohibido por esa misma ley religiosa y además los defendió: al comer con los pecadores y descreídos (Mc 2,15), al hacer lo que estaba expresamente prohibido en sábado (Mc 2,23), al no cumplir las leyes sobre los ritos religiosos (Mc 7, 1-23).
3º Cuando anuló la ley religiosa, porque según la ley de los judíos el que tocaba a un leproso se quedaba manchado con una impureza (que era algo así como un pecado). Pero Jesús tocó a un leproso y pasó todo lo contrarío. Porque en vez de quedarse Jesús manchado con una impureza, lo que ocurrió es que el leproso se quedó limpio y puro. Eso es lo que pasó cuando Jesús tocó a los leprosos, a los enfermos y a los cadáveres.
4º Cuando se declaró en contra de la ley: al decir que se podían comer toda clase de alimentos (Mc 7,19) y al anular las leyes sobre el divorcio (Mc 10,9).
5º Cuando le mandó a uno hacer lo que estaba expresamente prohibido: llevarse una camilla a cuestas hasta su casa en un día que era sábado (Jn 5,8-10).
Al hacer todas estas cosas, Jesús se jugó la vida. Cuando uno hace una cosa que le puede costar la vida es porque piensa que esa cosa es muy importante; y no le importa que le maten con tal de conseguir esa cosa. ¿Qué es lo que Jesús quería conseguir al faltar contra las leyes religiosas de los judíos?
Jesús quería conseguir la libertad para todos los seres humanos. Y quería decir también que la relación con Dios no puede ser interesada y en plan de comercio ("yo cumplo la ley y tú me das el cielo"), sino que es relación de amor.
Una de las cosas que quitan la libertad a la gente es la ley religiosa. Y además, una persona que no tiene libertad, no puede ser feliz. Por eso Jesús, como quería dar la "buena noticia", anuló la ley religiosa. Así se comprende lo que les dijo Jesús a las autoridades judías: el sábado (o sea, la ley) se hizo para el ser humano y no el ser humano para el sábado, de manera que el ser humano es también señor del sábado. Esto quiere decir que el ser humano no está sometido a la ley religiosa, sino que la ley está sometida al hombre. O sea, es la ley la que tiene que servir al ser humano y no el ser humano el que se tiene que someter a la ley.
Hay mucha gente que se piensa que lo más importante que tiene que hacer un cristiano es cumplir las leyes religiosas: ir a misa los domingos, no comer carne los viernes y otras cosas por el estilo. Pero Jesús nos dice en el evangelio que los cristianos no tenemos ley religiosa. ¿Entonces, un cristiano puede hacer siempre lo que le dé la gana? La respuesta a ésta pregunta la veremos en el tema siguiente.
PREGUNTAS:
1. ¿Por qué quebrantó Jesús la ley del sábado cuando permitió que sus discípulos arrancaran espigas y cuando curó al paralítico.?
2. ¿Qué significaba la ley para los fariseos, y qué significaba la Ley para Jesús?
3. ¿Tiene sentido el que haya algunas normas en la Iglesia? ¿Para qué deben servir estas normas? ¿Cómo se deben cumplir?
5. ¿Cómo puede un cristiano saber lo que tiene que hacer para agradar a Dios?
TEMA 13
¡SE ACABARON LAS DIFERENCIAS!
En las reuniones anteriores hemos visto que Jesús dijo dos cosas que nos han llamado mucho la atención:
1. La religión de los cristianos no consiste en acudir a las ceremonias de la iglesia, porque se "acabó el templo".
2. La religión de los cristianos no consiste en cumplir normas y mandamientos, porque "se acabó la ley". Pero entonces: ¿qué es lo que tenemos que hacer los cristianos, si es que queremos ser cristianos de verdad? Eso es lo que vamos a ver en esta reunión.
Lucas 10, 25-27
«Un día le preguntó un teólogo a Jesús: "Maestro ¿qué tengo que hacer para ir al cielo?" Jesús le dijo: "¿Qué hay escrito en la ley?" El teólogo contestó: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu inteligencia, y a tu prójimo como a ti mismo (Lev 19,18; Deut 6,5)." Jesús le dijo: "Has contestado bien; pues cumple eso y te irás al cielo". Pero entonces el teólogo, para salir del paso, le preguntó a Jesús: "Y ¿quién es mi prójimo?" Jesús le contestó: "Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y lo asaltaron unos bandidos; lo desnudaron, lo molieron a palos y se fueron dejándolo medio muerto. Coincidió que por aquel camino bajaba un sacerdote; pero al ver al herido, dio un rodeo y pasó de largo. Lo mismo hizo un clérigo (un empleado del templo) que llegó a aquel sitio; al ver al herido, dio un rodeo y pasó de largo. Pero luego pasó por allí un samaritano, que iba de viaje. Y el samaritano llegó a donde estaba el hombre herido y al verlo, le dio lástima, se acercó a él y le curó las heridas echándoles aceite y alcohol; luego lo montó en su burro, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente sacó 20 euros y, dándoselos al dueño de la posada, le dijo: cuida de él, y lo que gastes de más te lo pagaré a la vuelta. Jesús le preguntó entonces al teólogo: "¿Qué te parece? ¿Cuál de los tres que pasaron por el camino es portó como prójimo del hombre que cayó en manos de los bandidos?" El teólogo contestó: "El que tuvo compasión de él" Jesús le dijo: "Pues anda y haz tú lo mismo"».
ACLARACIONES
A primera vista resulta extraño eso de que un teólogo le preguntara a Jesús lo que hay que hacer para ir al cielo. Porque los teólogos de entonces, como los de ahora, eran unos señores que estudiaban y sabían mucho de las cosas de Dios, mientras que Jesús era un hombre del pueblo, un trabajador que no había hecho estudios.
Pero es que Jesús había dicho poco antes: "Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque si has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos, se les has enseñado a la gente sencilla." (Lc 10,21). Hay una teología de los sabios y entendidos. Y hay una teología de la gente sencilla. Jesús dijo que el Señor ha ocultado las cosas de Dios a los sabios y entendidos. Por eso, este sabio teólogo le preguntó a Jesús.
Además, Jesús dijo que la teología de los sabios y entendidos no sirve para nada, si el amor al prójimo no nos lleva a ayudar a todo el que lo necesita: la teología de la gente sencilla no consiste en saber mucho sobre Dios sino en vivir como hermanos. La teología que no consiste nada más que en saber no sirve para nada. La teología que consiste en vivir como hermanos es la que vale. Por eso Jesús termina diciendo: pues anda y haz tú lo mismo. Lo importante no es el saber sino el hacer.
El teólogo le preguntó a Jesús: ¿qué tengo que hacer para ir al cielo? Jesús le contestó con otra pregunta: ¿qué hay escrito en la ley? Aquél teólogo era judío, y en la religión de los judíos lo que había que hacer para ir al cielo era cumplir la ley religiosa. Lo que aquí hace Jesús es decirle que se porte como buen judío y así irá al cielo.
O sea: Jesús no afirma en este evangelio que los cristianos tenemos que someternos a una ley, sino que los judíos tenían que portarse como buenos judíos, según su ley y su religión.
El teólogo contestó recordando el mandamiento del amor a Dios y el amor al prójimo. El amor no se puede convertir en una ley, porque la ley es una obligación impuesta por los que mandan, mientras que el amor es una necesidad y un deseo. Además, dos personas que se quieren, no necesitan ninguna ley para ayudarse y agradarse.
Pero los judíos entendían el amor como una ley. Por eso, cuando se trataba del amor al prójimo, los teólogos judíos hacían muchas distinciones y decían que había que amar a unos si y a otros no. La Ley era la que decía a quién había que amar y a quién no. Por eso el teólogo le preguntó a Jesús: "Y ¿quién es mi prójimo?"
Entonces Jesús contó una historia. Seguramente no era una historia inventada, sino que era una cosa que había pasado. Un hombre bajaba desde Jerusalén, que era la capital de los judíos, hasta Jericó, que era un pueblo en el que también vivían judíos, Todo esto indica que el hombre era judío. En el camino, unos ladrones le pegan una paliza y lo dejan medio muerto. Y entonces, ante ese pobre hombre moribundo, pasan tres personas: primero un sacerdote; luego, un empleado del templo, y por último un samaritano. O sea, por allí pasan los buenos y el malo. Porque los sacerdotes y los empleados del Templo eran la gente de orden, los que practicaban la religión y obedecían las leyes mientras que el samaritano era el individuo de mala fama, porque los samaritanos (los que vivían en la provincia de Samaría) eran considerados como malas personas y como gente sin religión y sin ley. Por eso los judíos tenían a los samaritanos por gente indeseable y malvada, hasta el punto de que ni siquiera hablaban con ellos (Jn 4,9).
Pues bien, estando así las cosas, resulta que los buenos (el sacerdote y el empleado del templo) son los que no se paran a atender al hombre que se estaba muriendo, mientras que el malo (el samaritano) es el que cuida al moribundo.
Es decir, Jesús pone la vida al revés: los buenos son los malos y el malo es el bueno. O esa, un escándalo. Porque tenía que resultar escandaloso para una gente tan religiosa como eran los judíos, eso de que los sacerdotes quedaran como un guiñapo, mientras que el indeseable y el descreído quedara como modelo.
¿Por qué contó Jesús ésta historia? Dicho de otra manera: ¿por qué cuenta Jesús una historia en la que los sacerdotes y la gente religiosa queda en ridículo, mientras que los indeseables quedan como modelo?
Jesús quería enseñar aquí dos cosas: la primera y más importante, que para los cristianos se han acabado todas las diferencias.
El teólogo le había preguntado a Jesús: ¿quién es mi prójimo? Y Jesús le contesta: tu prójimo es también el samaritano, es decir, el indeseable, el que no practica tu religión, el que no cumple con la ley, el que te resulta repugnante. A ése lo tienes que amar y lo tienes que mirar como miras a los que piensan como tú y a los que están cerca de ti.
Pero Jesús dice todo esto de una manera muy curiosa; porque él le está contando esta historia a un judío; y el hombre que fue apaleado por los ladrones era también un judío; mientras que el que cuidó al judío era un samaritano.
Por lo tanto, no se trata de que un judío se portó bien con un samaritano, sino al revés. De esta manera, Jesús quiere decir lo siguiente: si un día tú te ves en las angustias de la muerte, te gustaría que te atienda el primero que llegue, sea quién sea, aunque sea un desgraciado y un indeseable, aunque sea tu enemigo.
Bueno, pues lo que te gustaría que hagan contigo, haz tú lo mismo con los demás.
De la misma manera que no quieres diferencias cuando se trata de tu propio bien y de tu interés, lo mismo tienes que hacer tú cuando se trata del bien y del interés de los demás. Eso es lo que tiene que hacer un cristiano.
La segunda cosa que quería enseñar aquí Jesús es que ni la religión ni la ley son lo importante, porque lo importante es el amor. Para comprender lo que esto quiere decir, hay que tener en cuenta lo siguiente: los dos hombres que se portaron mal con el herido, fueron precisamente un sacerdote y un empleado del Templo, es decir, eran los hombres de la religión y de la ley.
Por lo tanto, si aquellos dos hombres pasaron de largo, haciendo la vista gorda ante el que se estaba muriendo, no es porque la religión les importaba poco, sino exactamente al revés: el sacerdote y el sacristán dejaron al moribundo tendido en la cuneta porque la religión era para ellos algo muy importante.
Y esto era así por una razón muy sencilla: en la religión de los judíos había una ley en la que se ordenaba que sí un individuo tocaba a un muerto o a un enfermo que tuviera ciertas heridas, entonces ese individuo no podía asistir a las funciones de la iglesia si antes no se daba una buena ducha, que era como un lavado religioso (Lev 22,4-7).
Y eso en aquellos tiempos era muy molesto. Además había otra ley religiosa que prohibía a los sacerdotes tocar a los muertos en los caminos. Por todo eso, el sacerdote y el sacristán dejaron al pobre herido y se fueron tan tranquilos.
Porque para ellos era más importante la religión y la ley que el bien de un ser humano, aunque ese ser humano estuviera muerto o se estuviera desangrando y tirado en un camino.
Por el contrario, resulta curioso que precisamente el que atendió al hombre apaleado por los ladrones fue un samaritano, es decir, un descreído que no hacía caso ni de la religión ni de la ley. Y es que muchas veces, la gente que es fiel a la religión y a la ley, con eso se queda tranquila. Pero no se da cuenta, o no le da importancia a eso de que haya hoy tantas personas que se desangran y se mueren en el camino por donde nosotros pasamos.
PREGUNTAS
1. ¿Qué quiere decir en la pregunta del fariseo eso de "ir al cielo"?
2. ¿Por qué contesta Jesús con una parábola sobre el prójimo?.
3. ¿Qué relación tiene el "estar en el cielo" con la fraternidad entre los seres humanos?
4. ¿Cuál es el valor más grande en el mensaje de esta parábola?
5. ¿Cuales son los valores más grandes en la Iglesia de hoy?
6, ¿Te has portado alguna vez como se portó el samaritano?
7. ¿Cómo tendríamos que vivir para poner en práctica el mensaje de éste evangelio?
TEMA 14
¡SE ACABARON LAS DIFERENCIAS!
La palabra señorío se usa para decir que una persona tiene mando o dominio sobre algo. Por eso, cuando decimos que uno ejerce el señorío, lo que queremos indicar es que manda y domina en algún sitio, o sea que manda sobre otras personas y domina a esas personas. Porque la palabra señor se usa, sobre todo, para hablar de una persona que no pertenece a las clases populares, es decir que no se gana la vida trabajando corporalmente y eso se nota en su traje y en su aspecto. Así, esa palabra se emplea cuando se quiere establecer una diferencia, por ejemplo cuando se dice: "se puso el traje nuevo y parecía un señor". Por lo tanto, el señorío es lo que tienen los que mandan y dominan, los que se aprovechan de las diferencias. Pero ya hemos visto, en la reunión anterior, que Jesús dijo que se tenían que acabar las diferencias. Por eso, en esta reunión vamos a ver cómo Jesús quiso acabar también con el señorío.
Mateo 20, 20-28
«Un día se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos, haciéndole reverencias con intención de pedirle algo. El le preguntó: ¿Qué quieres? Ella contestó: que cuando tu seas rey estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y otro a tu izquierda.
Pero Jesús le dijo: No sabéis lo que pedís; ¿sois capaces de pasar el trago que yo voy a pasar?
Ellos le contestaron: Sí, lo somos.
Jesús les dijo: Mi trago lo pasareis, pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; eso será para los que mi Padre tiene designados.
Los otros diez discípulos, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos Zebedeos.
Entonces Jesús los reunió a todos y les dijo: Sabéis que los jefes de las naciones las tiranizan y que los grandes las oprimen. Eso no será así entre vosotros. Al contrario, el que quiera subir, sea servidor vuestro; y el que quiera ser el primero, sea esclavo vuestro. Igual que este Hombre no ha venido a que le sirvan, sino a servir y a dar su vida en rescate por todos».
ACLARACIONES
Los Zebedeos eran Santiago y Juan, dos discípulos de Jesús, es decir, eran dos que estaban en la comunidad. Les decían ese nombre porque su padre se llamaba Zebedeo.
Estos dos individuos querían mandar sobre los demás y querían dominar a los otros, o sea querían tener el señorío. Por eso, van con su madre a pedir los primeros puestos.
Jesús les dijo que no sabían lo que estaban pidiendo. Porque cuando un cristiano quiere tener señorío sobre los demás no tiene ni idea de lo que es un cristiano de verdad.
Además, Jesús les hizo una pregunta: ¿Sois capaces de pasar el trago que yo voy a pasar? El día que pasó todo esto, Jesús iba de camino hacia la capital (Jerusalén), donde estaban las autoridades. Y Jesús les dijo ese día a todos los de su comunidad que, en la capital, las autoridades le iban a meter en la cárcel, le iban a pegar y lo iban a matar (Mt 20,17-19). Esto quiere decir que Jesús no iba a tener señorío ninguno. Y quiere decir también que los que tenían el señorío iban a acabar con Jesús. O sea, Jesús y el señorío son dos cosas que no tienen nada que ver la una con la otra. Y no sólo eso, sino que además el señorío está en contra de Jesús y termina por liquidar a Jesús.
Pero en la comunidad había algunos que no entendían esto. Y no estaban dispuestos a pasar por eso de que se tiene que acabar el señorío. Ellos querían todo lo contrario: querían los primeros puestos para mandar y dominar.
Cuando en la comunidad hay alguien que quiere el señorío, eso enfada a los demás. Por eso dice el Evangelio que los otros diez discípulos que lo habían oído se indignaron contra los dos hermanos Zebedeos. Los que quieren el señorío causan la división. Todo el que quiere mandar y dominar, aunque diga que quiere a los demás, eso es mentira. Porque todo el que sube, divide y separa, provoca enfrentamientos y envidias. Por el contrario, todo el que baja, une y acerca. Eso es lo que pasa en los matrimonios, en las familias, en el trabajo, en la política y en todas partes. El señorío es el enemigo más grande del amor. Porque donde hay amor hay libertad. Y donde hay señorío hay dominación, opresión, sufrimiento.
Ahora se comprende por qué Jesús no tolera el señorío. Porque no quiere que nadie domine y oprima a los demás. Para que nos enteremos bien de esto, Jesús nos recuerda lo que pasa con los gobernantes y con la política: Sabéis que los jefes de las naciones las tiranizan y que los grandes las oprimen. A lo mejor entre los políticos hay algunos que son buenas personas. Pero Jesús no se fija en eso. En lo que Jesús se fija es en que todo el que tiene señorío, domina, oprime y causa división. Y el que hace eso, ya no es buena persona. En cada país tiene que haber autoridades. Pero las autoridades deberían estar organizadas de una manera muy distinta de como funcionan por lo general: deben ser verdaderos representantes del pueblo; y no deben tener autoridad nada más que para hacer lo que interesa al bien del pueblo. Si no hacen eso, se convierten en tiranos y opresores.
Esto es lo que suele pasar con frecuencia. Por eso Jesús habla de los jefes de las naciones y de los grandes. Y dice que los unos tiranizan, y que los otros oprimen,
Un cristiano no puede hacer jamás esas cosas. Jesús es tajante en este asunto: no será así entre vosotros. Es más, un cristiano tiene que hacer exactamente todo lo contrario: el que quiera subir, sea servidor vuestro; y el que quiera ser el primero, sea esclavo vuestro. Al decir estas cosas, Jesús pone la vida al revés. En la vida, cuando uno quiere ser importante (y eso nos gusta a todos), busca subir para tener un puesto influyente y para mandar y así no tener que estar sometido a nadie. Pero resulta que esa es la causa de que la gente se lleve mal unos con otros. En la comunidad cristiana, el que quiera ser importante se tiene que poner el último. Entre los cristianos, los importantes son los que sirven y los que viven como esclavos de los demás.
Dice el refrán que "una cosa es predicar y otra cosa es dar trigo". Jesús no se limitó a predicar. Él fue por delante con el ejemplo. Por eso, El fue un hombre del pueblo, pero no dominó a nadie, y sirvió a todos, hasta dejarse matar. Eso quieren decir las últimas palabras de este Evangelio: este Hombre no ha venido a que le sirvan, sino a servir y a dar su vida en rescate por todos. Rescatar a alguien es sacarlo de la cárcel y ponerlo en libertad. Jesús vino a dejarse matar para que entre los seres humanos haya libertad. Eso es lo que tiene que hacer todo el que quiera ser cristiano de verdad: ser una persona libre, que hace libres a las demás.
PREGUNTAS:
1. ¿Cómo dijo Jesús que deben ser las relaciones en un grupo de los que creen en su mensaje?
2. ¿Qué consecuencias tiene la vida en un grupo cuando uno quiero dominar sobre los demás?
3. ¿Cuales son las formas más importantes de señorío que tú ves a tu alrededor?
4. ¿Crees que tú has influido para que otros se sientan desgraciados? ¿Has hecho o estás haciendo algo en ese sentido?
5. Después de lo que se ha dicho en esta reunión, ¿cómo te parece que debería ser la comunidad cristiana? ¿Qué deben hacer los sacerdotes? ¿Y los demás cristianos?
6. ¿Cómo debería organizarse la política para que no hubiera ni tiranos ni opresores?
TEMA 15
JESUS VA, Y SE PONE A ARREGLAR EL MUNDO
El mundo está mal organizado. Porque unos tienen todo lo que quieren, mientras que otros no tienen dónde caerse muertos. Y lo malo es que son pocos los que tienen de sobra, pero son muchísimos los que no tienen casi nada. Esto pasa por todas partes, es decir no sólo entre la gente que no es cristiana, sino también entro los que se llaman cristianos, o sea entre las personas que dicen que Dios es su Padre y que todos somos hermanos. Además, tal como están las cosas, parece que esto no tiene solución. Porque la vida y los negocios están organizados de tal manera que los que tienen dinero, cada día tienen más, mientras que los que no tienen, cada día lo pasan peor. Pero Jesús no quiere que todo esto siga así. Por eso nos enseñó a los cristianos lo que tenemos que hacer. Eso es lo que vamos a ver en esta reunión.
Juan 6, 1-15
«Un día salió Jesús para la orilla del lago de Galilea. Lo seguía mucha gente, porque habían visto las cosas maravillosas que hacía con los enfermos.
Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos. Estaba ya cerca la Pascua, que era la fiesta de los judíos. Entonces Jesús levantó los ojos y, al ver la mucha gente que acudía, le dijo a Felipe: "¿Dónde podremos comprar pan para que coma toda esta gente?" (Lo decía para ver por dónde salía Felipe, porque Jesús ya sabía lo que iba a hacer).
Felipe contestó: "Ni medio año de jornal bastaría para que a cada uno le tocara un pedazo de pan".
Pero entonces, uno de los discípulos que se llamaba Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo a Jesús: "Aquí hay un chiquillo que tiene cinco panes de cebada y dos pescados secos. Pero, ¿qué es eso para tanta gente?" Jesús entonces les dijo a sus discípulos: "Decidle a la gente que se siente por el suelo". Había mucha hierba en aquel sitio. Y se sentaron todos, que eran unas cinco mil personas.
Jesús tomó los panes, pronunció una oración para dar gracias a Dios y repartió los panes y el pescado a la gente, y todos comieron todo lo que quisieron. Cuando todo el mundo se hartó de comer, Jesús les dijo a los discípulos: "Recoged los pedazos que han sobrado, para que no se desperdicie nada". Los discípulos los recogieron y llenaron doce cestos con las sobras de los cinco panes.
La gente, al ver la cosa tan maravillosa que había hecho Jesús, decía: "Este es el profeta (salvador) que tenia que venir al mundo".
Pero Jesús, al darse cuenta de que la gente iba a venir para nombrarlo rey, se quitó de en medio y se fue al monte, él solo».
ACLARACIONES
Jesús estaba en la orilla del lago de Galilea, que era la tierra donde vivían los pobres. Porque los que vivían allí eran los campesinos y los pescadores que eran todos gente pobre. Casi toda la gente rica y las autoridades vivían en la capital, que era Jerusalén. A Jesús le seguía mucha gente. Por lo que cuenta este evangelio, los que seguían a Jesús eran los pobres, una gente tan desgraciada que entre cinco mil personas que había allí no pudieron juntar nada más que cinco panes (que eran de cebada) y dos pescados secos. O sea, aquella gente estaba muerta de hambre.
Mientras tanto, en la capital (Jerusalén) estaban a punto de empezar la fiesta más importante que todos los años organizaban los judíos. Era la fiesta de la Pascua. Era una fiesta religiosa, que se celebraba en el templo (la catedral) de Jerusalén. Todos los judíos tenían obligación de acudir a esta fiesta para asistir en el templo a las funciones religiosas.
Además hay otra cosa: ésta fiesta estaba organizada por los sacerdotes para que la gente se acordara de que Dios había hecho al pueblo judío un pueblo libre. Hay que tener en cuenta que en los tiempos antiguos, el pueblo judío estaba sometido y dominado por el rey de Egipto. Este rey era un tirano que les hacía trabajar a los judíos y no les pagaba ni para comer. Además los capataces del rey se portaban muy mal con los trabajadores. Entonces Dios mandó a Moisés, que era un hombre con mucha fe y mucha valentía, y éste sacó a los judíos de Egipto y los hizo un pueblo libre.
La fiesta de los judíos estaba organizada para que todo el pueblo se acordara de que era un pueblo libre, o sea un pueblo que no tenía que estar sometido a nadie, nada más que a Dios. Pero la verdad es que cuando Jesús estaba en el mundo, el pueblo no era libre, porque allí mandaban los romanos. Y además porque los sacerdotes y las autoridades judías estaban conchabados con los romanos para que todo aquello siguiera lo mismo. El resultado era que los sacerdotes y las autoridades lo pasaban bien y ganaban mucho dinero con las funciones que organizaban en Pascua en el templo, y mientras tanto el pueblo se moría de hambre, Por eso, la fiesta de Pascua era una mentira muy grande, porque aquello no servía para que el pueblo se diera cuenta de que era libre, sino que servía para que los sacerdotes y las autoridades ganaran más dinero, pues la fiesta la pagaba el pueblo.
Jesús no acudió a la fiesta y se quedó en Galilea con los pobres. Jesús organiza él su fiesta aparte, la fiesta de los que no tienen qué comer. De esta manera, Jesús afirma que no cree en la religión de aquellos sacerdotes, porque era una religión que no hacía nada más que celebrar funciones en el templo, pero dejaba al pueblo en la miseria.
¿Qué es lo que hizo Jesús cuando vio al pueblo en la miseria? No se quedó con los brazos cruzados, diciendo que aquello no tenía solución, Tampoco se fue a pedir limosna a los ricos para que les dieran de comer a los pobres. Jesús preguntó si allí alguien tenía algo.
Según cuenta el evangelio de Marcos, a los discípulos de Jesús lo que se les ocurrió fue mandar a la gente a los pueblos de allí cerca para que cada uno se comprara lo que necesitaba para comer (Mc 6, 36). Pero a Jesús se le ocurrió otra cosa: compartir entre todos lo que allí había. O sea, a los discípulos se les ocurre como solución el dinero, mientras que a Jesús la solución que se le ocurre es el compartir.
El Evangelio nos enseña de ésta manera tres cosas muy importantes:
1. El pueblo no se puede quedar con los brazos cruzados, diciendo que las cosas no tienen solución.
2. El pueblo tampoco debe esperar la solución de la limosna o de las ayudas que van a dar los ricos, porque hay que convencerse de que el pueblo puede resolverse sus propios problemas.
3. La solución no está en el dinero y en que cada uno tenga muchos medios para comprar mucho, sino que la solución está en que los cristianos nos pongamos a compartir lo que cada uno tiene con los demás. Porque entonces se produce el milagro de la abundancia. Allí comió todo el mundo hasta hartarse, y además sobró muchísimo.
Compartir no es dar una limosna. Compartir es poner de verdad a disposición de los demás todo lo que uno tiene. Cuando en un grupo se hace eso, entonces se produce el milagro de la abundancia: hay para todos hasta hartarse y encima sobra.
De esta manera, Jesús anuncia la liberación de los seres humanos. Y nos dice cómo tienen que vivir los cristianos. Pero para poder hacer esto hay que formar una comunidad. Porque si uno solo se pone a decirlo a la gente que él da todo lo que tiene, a los cinco minutos se ha quedado sin un duro y encima no se ha solucionado nada. Porque en la vida hay muchos aprovechados y muchos frescos. La solución de Jesús se puede practicar en un grupo, en una comunidad, es decir, en el grupo de personas que tienen fe en Jesús y por eso comparten con los demás de la comunidad. Y si es posible, además ayudan a los que de verdad lo necesitan.
Cuando en una comunidad cristiana se celebra la misa, en realidad se celebra la gran fiesta que organizó Jesús: se parte y se reparte el pan para todos. Ese pan es Jesús mismo que se hace así presente en medio de su comunidad. Pero para que la misa sea como Jesús quiere, es necesario que los que comen de ese pan, estén de verdad dispuestos a compartir con los demás, como Jesús nos enseñó en este evangelio.
PREGUNTAS:
1. ¿Qué se podría ir haciendo en nuestro grupo para que lleguemos a practicar lo que Jesús nos ha enseñado en este evangelio?
2. ¿Qué es para ti la Misa?
3. ¿Qué hay que hacer para que la Misa sea como Jesús quiero que sea?
4. Cuando ves los problemas de tu barrio o de tu pueblo: ¿qué soluciones se te ocurren?
5. ¿Crees que se puede decir en serio que el pueblo puede solucionarse sus problemas por sí mismo?
TEMA 16
DICHOSOS VOSOTROS…
(1ª PARTE)
Lo que vamos a tratar en ésta reunión y en la siguiente es muy importante. Porque Jesús nos va a explicar, en estas dos reuniones, lo que tienen que pensar los cristianos y cómo deben vivir los cristianos. Hemos visto que lo primero que hizo Jesús, en cuanto se puso a dar la "buena noticia", fue reunir un grupo de personas que se fueron con él. Estas personas eran los "discípulos" de Jesús. Y formaron la primera comunidad que ha habido en el mundo. ¿Qué les dijo Jesús a aquel grupo de cristianos? ¿Cómo quiere Jesús que vivamos hoy los cristianos?
Mateo 5, 1-12
Al ver Jesús a un gran gentío (que fue un día para escucharlo), se subió a un monte, se sentó y se le acercaron sus discípulos. Entonces Jesús es puso a enseñarles así:
Dichosos los que eligen ser pobres, porque esos tienen a Dios por Rey. Dichosos los que sufren, porque esos van a recibir consuelo. Dichosos los no violentos, porque esos van a heredar la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque esos van a ser saciados. Dichosos los que prestan ayuda, porque esos van a recibir ayuda. Dichosos los que tienen el corazón limpio, porque esos van a ver a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque a esos los va a llamar Dios hijos suyos. Dichosos los que viven perseguidos por su fidelidad, porque esos tienen a Dios por Rey. Dichosos vosotros cuando os insulten, os persigan y cuando digan calumnias contra vosotros porque estáis de mi parte. Cuando pase eso, poneos alegres y contentos, porque Dios os va a dar un premio muy grande. Porque lo mismo persiguieron a los profetas que vivieron antes que vosotros».
ACLARACIONES
Lo primero que Jesús les dice a los cristianos es que van a ser dichosos. Y se lo dice nueve veces seguidas. O sea, Jesús quiere que los cristianos vivan felices. Para que así puedan ayudar a que todo el mundo viva feliz. Una vez más hay que decir que el Evangelio es la "buena noticia". Y una buena noticia trae la felicidad.
Mucha gente dice que hemos venido a este mundo para sufrir. Y los que creen en la religión dicen que seremos felices en la otra vida, cuando vayamos al cielo. Además, los que piensan de esa manera dicen también que la religión sirve para que en este mundo tengamos resignación cuando nos viene una enfermedad o una desgracia.
Pero Jesús dijo que los cristianos serán dichosos en esta vida. Y otra cosa importante: no es lo mismo la resignación que la felicidad. El que tiene resignación, se aguanta con lo que le pasa, pero no es feliz. Jesús promete la felicidad en este mundo.
Pero ¿cómo se consigue la felicidad? Casi todo el mundo piensa que para ser feliz lo primero que hace falta es tener dinero. Porque todos sabemos muy bien que, en esta vida, los ricos son felices y los pobres son unos desgraciados. Pero lo curioso es que Jesús dice: Dichosos los que eligen ser pobres. ¿Cómo se explica eso?
Jesús no quiere que haya pobres. Porque la pobreza es una desgracia. Entonces ¿porqué dice Jesús que son dichosos los que eligen ser pobres? Eso es una cosa muy rara que, según parece, no tiene pies ni cabeza.
Hay pobres por necesidad. Y hay pobres porque ellos quieren repartir lo que tienen con los que no tienen, o sea pobres por decisión propia. Los que son pobres por necesidad no tienen dinero, pero ellos querrían tener tanto dinero como los ricos y hacer con su dinero lo que les dé la gana, que es lo que hacen los ricos. Los pobres por decisión propia no son los que no tienen más remedio que ser pobres, sino los que ponen de verdad a disposición a los demás lo poco o lo mucho que tengan.
Cuando Jesús dice que son dichosos los que eligen ser pobres, se refiere a los que no piensan en juntar y acaparar, sino que piensan que pueden ayudar a otros con lo que tienen. Y por eso ponen a disposición de los demás lo que tienen en su casa y en sus bolsillos.
Los ricos son los que tienen y no piensan nada más que en tener. Y por eso, su rey es el dinero, el poder y la fama. Los pobres de los que habla Jesús, son los que comparten y su deseo es siempre compartir con los demás. Y por eso su Rey es Dios, que es el Padre de todos los seres humanos y quiere que todos sus hijos vivan igual y a nadie le falta nada.
Cuando una persona toma la decisión de compartir con los demás lo que tiene, esa persona ya no puede ser rica. Y cuando un grupo de personas toman la decisión de compartir todo lo que tienen, en ese grupo todos son dichosos y viven felices. Esto es lo que quiere Jesús que hagan los cristianos. Ahora se comprende lo que dice el evangelio: Dichosos los que eligen ser pobres, porque estos tienen a Dios por Rey.
Si un grupo de personas se pone a vivir de esta manera (aunque cada uno esté en su casa y tenga su familia y su trabajo), entonces lo primero que pasa es que los que sufren reciben una gran alegría y sufren menos. O a lo mejor puede ser que hasta dejen por completo de sufrir. Por eso dice Jesús: Dichosos los que sufren, porque esos van a recibir consuelo.
En la vida hay sufrimientos que nadie puede remediar, por ejemplo una enfermedad o la muerte de un ser querido. Jesús no promete que se van a acabar todos los sufrimientos. Lo que dice Jesús es que, a pesar de los sufrimientos inevitables que hay en la vida, en esto mundo se puede y se debe ser feliz. Porque no cabe duda que la mayor parte de los sufrimientos se acabaría si la gente quisiera compartir con los demás lo que cada uno tiene. Porque entonces nadie pasaría faltas, nadie se sentiría sólo y nadie se sentiría amenazado por los demás. Entonces no se gastaría dinero en lujos inútiles ni en cosas que hacen daño, por ejemplo todo lo que se gasta en hacer bombas, fusiles y tanques para las guerras.
Jesús dice también que son dichosos los no violentos, porque esos van a heredar la tierra. Esto es una manera de hablar, que quiere decir que en el grupo cristiano nadie va a ser sometido a nadie, sino que todos van a tener independencia y libertad, todos van a poder vivir como personas y nadie se va a aprovechar de nadie.
Por todo lo que se ha dicho, se comprende perfectamente lo que también dice Jesús: dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque esos van a ser saciados.
En este mundo se cometen muchas injusticias. Hay injusticias que están condenadas por las leyes, por ejemplo si uno roba en la casa del vecino o si mata a otro. Pero también hay injusticias que están amparadas por las leyes, por ejemplo si una ley permite que los ricos hagan con su dinero lo que les dé la gana, porque entonces el dinero se gasta en lo que les interesa a los ricos y no en lo que necesita el pueblo. Esto no debe pasar donde hay cristianos de verdad. En la comunidad cristiana todos los que aspiran a una situación más humana y más justa, la van a encontrar,
No es humanamente posible que todo el mundo practique estas cosas y viva de esta manera. Por eso, lo que tienen que hacer los cristianos es unirse en grupos, formar comunidades de personas que estén dispuestas a ayudarse como dice Jesús. No basta que cada uno quiera ser bueno y que quiera vivir de esta manera. Uno solo no puede hacer nada. Todo lo que hoy nos dice Jesús es para que se practique en un Grupo, en una comunidad.
Los curas suelen decir: "Hay que tener resignación". Eso no basta. Porque lo que hay que tener es felicidad. Además, existe el peligro de que los pobres se resignen con su suerte y entonces los ricos se aprovechan y viven mejor y más tranquilos.
Los curas suelen decir también: "Hay que tener caridad". Eso no basta. Porque lo que hay que tener es comunidad, o sea un grupo de personas que comparten lo que tienen, que no toleran ni la violencia ni la injusticia.
(2ª PARTE)
En esta reunión vamos a seguir hablando del mismo evangelio que empezamos a ver en la reunión anterior. Jesús quiere que los cristianos vivan felices y sean dichosos. Pero, ¿cómo se consigue la felicidad?
Jesús dice que son dichosos los que prestan ayuda, porque esos van a recibir ayuda. En la comunidad, o sea, en el grupo cristiano, a nadie le va a faltar nada, porque todo va a estar a disposición de todos. Es importante que cada uno esté dispuesto a que todo lo suyo esté a disposición de todos. Pero eso no basta. Porque yo también necesito que los demás me ayuden. Además, si uno se pone a dar todo lo que tiene, entonces lo más seguro es que se va a quedar sin nada y será un desgraciado. Lo importante es que cada uno esté seguro de que no le va a faltar nada. Porque todos están dispuestos a ayudar. Y eso es lo que pasa en un grupo que es cristiano de verdad.
Todos tenemos que ayudar a los demás. Y todos necesitamos que los demás nos ayuden. O sea, todos necesitamos unos de otros. Hay gente orgullosa que se piensa que ellos pueden ayudar, pero se creen que ellos no necesitan ayuda de los otros. Algunas veces nos cuesta más trabajo recibir que dar. El que da, se figura que puede más que el que recibe. Pero el que se figura eso está engañado. Sobre todo es muy importante saber que todos necesitamos que los demás nos ayuden. Necesitamos las ideas que otros tienen y que nosotros no tenemos; necesitamos el cariño que otros tienen y que nosotros no tenemos; necesitamos todos de todos. Cuando en un grupo todos están dispuestos a dar y todos están dispuestos a recibir, en ese grupo está Jesús.
También dice Jesús: Dichosos los que tienen el corazón limpio, porque ésos van a ver a Dios. En la comunidad de los cristianos todos van a ser gente sin mala intención, sin ideas torcidas, incapaces de traicionar o de hacer una mala faena. Cuando en un grupo de personas todos se portan de esa manera, entonces esas personas viven felices, porque nadie tiene miedo de los demás, y todos se fían de todos. Y los que hacen eso son los que van a ver a Dios. Lo van a ver en la otra vida, cuando estén con Dios en el cielo. Pero además lo van a ver ya desde ahora, en esta vida. Porque los que viven de esa manera son los que se enteran de verdad quién es Dios y cómo es Dios. Dios es bueno. Y es bueno siempre. Y es bueno lo mismo con los que son buenos que con los que son malos. El que se porta así en la vida es el que tiene el corazón limpio. Y un corazón limpio es como un espejo donde se refleja la imagen de Dios. Por eso los que tienen el corazón limpio son los que ven a Dios.
Jesús dice también que son dichosos los que trabajan por la paz, o sea, los que no consienten que en este mundo haya injusticias. Porque la paz no consiste en que la policía y los militares obliguen a la gente a que se esté quieta (aunque esté pasando miserias), sino en que haya justicia, igualdad y libertad para todos. En el mundo hay muchos policías y muchos militares. Pero resulta que no hay paz. Porque lo que trae la paz no es la policía ni el ejercito, sino la justicia, la igualdad y la libertad entre todos. Sobre todo, la paz se consigue donde hay personas que saben perdonar, porque el cariño está por encima de todo lo demás. Por lo tanto, los cristianos son las personas que no toleran la injusticia, ni la desigualdad, ni la opresión. Eso es trabajar por la paz. A los que hacen eso, Dios los llama hijos suyos.
Por último Jesús dice también: Dichosos los que viven perseguidos por su fidelidad. Jesús habla aquí de los que son fieles a todo lo que hemos dicho antes. Pero lo que pasa es que cuando un grupo de personas se pone a hacer todo eso, entonces es seguro que a estas personas las van a perseguir. Es decir, las personas que hacen lo que dijo Jesús son personas mal vistas, son personas sospechosas y peligrosas, que antes o después serán perseguidas. Por una razón muy sencilla: los cristianos, los que hacen lo que dijo Jesús, son personas que no toleran que el dinero sea el que manda en la vida; ni toleran tampoco que haya violencias, ni se callan ante las injusticias, ni se están quietos cuando los que tienen poder y dinero se aprovechan de los demás, ni dejan que los pobres y los infelices sean pisoteados, ni permiten que nadie domine a nadie. Pero entonces, lo que pasa es que los que tienen poder, dinero y fama se ponen furiosos y van y dicen que los que protestan son gente peligrosa y los llamarán revolucionarios o comunistas o lo que sea. Y a lo mejor hasta los meten en la cárcel.
Por eso también dice Jesús: Dichosos vosotros cuando os insulten, os persigan y cuando digan calumnias contra vosotros porque estáis de mi parte. Los cristianos se ponen de parte de Jesús cuando se ponen de parte de los que sufren las injusticias y los atropellos que causan los que tienen el poder del dinero y del mando. Pero cuando los cristianos se ponen de parte de los que sufren las injusticias, por ese mismo se ponen en contra de los que causan esas injusticias. Por eso se comprende que tiene que haber gente que habla mal de los cristianos y los persigue. Todo esto quiere decir que si todo el mundo habla bien de los cristianos, eso es mala señal, porque entonces es que los cristianos no están de parte de los que sufren las injusticias.
Cuando a los cristianos los persiguen o cuando hablan mal de ellos, Jesús les dice que se pongan contentos, Porque Dios les va a dar un premio muy grande. Esto quiere decir que Dios se pone de parte de los que son perseguidos y calumniados. O sea, si una persona quiere saber si Dios está de parte de ella, lo que tiene que hacer es pensar si hay quienes hablan mal de ella. Si los que hablan mal de esa persona son los que dominan y explotan a la gente, entonces está claro que Dios está de parte de esa persona. Porque lo mismo les pasó a los profetas que vivieron en los tiempos antiguos. Los profetas eran hombres buenos que antiguamente hablaban contra los ricos que explotan a los pobres, y contra todos los que se aprovechaban del pueblo. A los profetas aquellos los mataron. Pero Dios estaba de parte de los profetas y les dio un premio muy grande.
PREGUNTAS:
1. ¿Cómo es la persona y la comunidad que Jesús describe en las Bienaventuranzas?
2. ¿Dónde coloca Jesús el premio de las Bienaventuranzas: en el cielo, en la tierra, en la vida individual o en la comunitaria?
3. ¿Quiénes son los dichosos según Jesús? ¿Los que hacen algo? ¿Los que aguantan? ¿Los que son elegidos? ¿ Los que escogen algo?
4. ¿Qué tipo de felicidad se nos propone?
5. Si los mandamientos son válidos todavía: ¿qué ofrecen de nuevo las Bienaventuranzas?
6. Los cristianos que son pobres: ¿se tienen por dichosos? ¿Y los cristianos ricos?
7. A los pobres que Jesús llama dichosos: ¿son los que simplemente aguantan y se resignan?
8. ¿Quiénes recibirán el consuelo como premio: los que sufren a secas? ¿Los que sufren por algo justo? ¿Los que sufren en solitario? ¿Los que sufren compartiendo?
9. ¿Fue Jesús no violento al decir a los fariseos "raza de víboras"? Ser no violento, ¿es una actitud en la vida o una exigencia a la que no se puede fallar?
10. ¿De qué justicia habla Jesús: de la justicia del juez que absuelve o condena a uno? ¿De la justicia de que no le falte a nadie nada porque todos comparten todo? ¿O de la justicia impuesta por arriba como una ley que hay que cumplir?
11. ¿Quién se supone que va a recibir ayuda de los demás? ¿De quien se supone que se va a recibir?
12. ¿Qué es "ver a Dios"? ¿En dónde se le ve? ¿Se le verá ya aquí o habrá que esperar al cielo? ¿Tendrá que ver algo esto con lo del samaritano?
13. ¿Qué actitud se espera de los que vivimos en una sociedad injusta y violenta?
14. ¿Por qué la Iglesia española no es perseguida desde hace mucho tiempo? ¿Ella fue perseguida durante la guerra civil por estar defendiendo la justicia? ¿Los que se comprometen con el oprimido son perseguidos por la justicia?
15. ¿Crees que se pueden realizar las Bienaventuranzas en este nuestro mundo?
16. ¿Qué puedes poner tú de tu parte para que se realicen?
17. ¿Estás convencido que al vivir las Bienaventuranzas vas a ser completamente feliz? ¿Por qué?
18. ¿Cuál es la señal más clara de que vivimos las Bienaventuranzas?