Reflexiones teológicas
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Despertar conciencia
Es tiempo de despertar la sensibilidad espiritual de nuestra conciencia, para lamentar la decadencia o crisis de valores del mundo en que vivimos, sin distingos de ideologías políticas y confesiones religiosas; la sociedad enfrenta la validación de esquemas culturales deteriorados en sus principios morales, en todos sus estamentos. Respeto todas las posiciones religiosas, filosóficas y políticas como principio de convivencia y de paz para el mundo, pero estas instituciones no demuestran tener la solución para mejorar las cosas, también están afectadas por el mismo mal.
$abiduría humana
Parece que la sabiduría humana tiende a distorsionar todo proyecto cuando hay lucro de por medio, ¿ y donde no lo hay? hasta las doctrinas religiosas o “cristianas” están tentadas por este flagelo que los lleva a manipular el verdadero propósito de la enseñanza que dicen conocer y difundir. No pretendo confrontar estas entidades, pero es evidente que el mundo cristiano sin distingos de denominaciones está lejos de vivir la realidad de la fe que se confiesa. Detrás del legalismo doctrinal y dogmático, está el interés de dominio de poder, para sus propios intereses.
La historia y la ciencia nos muestran que el ser humano no es autosuficiente, que su racionalismo depende de su limitado conocimiento y este a su vez es vulnerable a la acción del tiempo. Creo en el mensaje igualitario, incluyente, de hermandad y de justicia del Evangelio. Cristo es la respuesta, pero dudamos de las instituciones que dicen representarlo, por la desviación y falta de compromiso con su mensaje humanitario.
Buscando la luz
Es necesario incentivar la búsqueda de esa luz evangélica, indispensable para un mejor cristianismo que alimente en valores los estamentos sociales. Es bien sabido que la Iglesia tradicional, siendo la mas influyente, se alejó del mensaje evangélico para acogerse a la doctrina sacramental. A partir de La Reforma, se instituyó la confusión y sectarismo que ha heredado la cristiandad que se aferró al fundamentalismo como su principal síndrome, generando la proliferación de sectas rituales y escatológicas
No pretendo con esto fomentar mas divisiones, todo lo contrario, creo que en el Evangelio esta la respuesta a nuestro interés planteado inicialmente. Pero creo en su mensaje libremente enseñado sin ataduras ni especulaciones institucionales de dominio, lo cual estoy convencido que no está siendo predicado y menos aun vivido en experiencia. Esta reflexión constructiva, ojalá sirva para despertar el cambio de actitud del pueblo cristiano, actualmente conformado con solo devociones rituales, proselitistas, o doctrinales fundamentalistas de protección divina y esperanza escatológica, pero sin crecimiento en valores de vida. Esto es el reflejo de la manifestación popular de la fe, producto de la tradición sacramental, legalista o de inerrancia, adquirida por la teología clásica. Pero el cambio teológico viene dándose a partir de los estudios de la exégesis histórico-crítica, que tomó fuerza a partir de mediados del siglo pasado, pero que no ha llegado al conocimiento popular.
Solo los estudiosos o investigadores bíblicos, conocen esta evolución, su importancia radica en madurar en la fe, es decir, superar la teología dogmática de inerrancia por la teología de vida, o teología de valores: unidad, hermandad, convivencia, tolerancia, servicio y justicia social entre otros.
Ecumenísmo
La superación de la tradición religiosa, es el camino a la apertura del diálogo ecuménico que ya se viene dando. Pero que muchos, por falta de este conocimiento no lo entienden o lo rechazan por razones fundamentalistas basados en textos bíblicos “proféticos”.
Me mueve el compromiso con la fe que profeso, interés que también espero despertar en cristianos que no tengan tales ataduras dogmáticas. Y que de alguna manera sirva para sembrar la semilla de unidad dentro del pueblo de Dios, o por lo menos para fomentar tolerancia unos con otros aunque tengamos diferencias de fe, esto es necesario en la sociedad en que vivimos y especialmente en el seno de la familia y por ende en propiciar una mejor sociedad.
La luz de la humanidad es el mensaje de amor, de paz, de unidad y convivencia, misericordia y justicia, pero a la manera del ejemplo que nos dio Jesús. Jn 8,12-; 12-13- 46; 15, 13; Mt 5, 16; 5, 43-45; Lc 6, 27-36. Este es el fundamento cristiano sin tanto ritualismo, ni legalismos ni búsqueda de sofismas para fomentar enemistades y divisiones con el fin de ganar adeptos. Este es el mensaje que necesita escuchar la humanidad, es la semilla que sembró Jesús y que está por germinar.
Para tal fin, creemos que es necesario conocer el cambio teológico, y entender las Sagradas Escrituras en la nueva evangelización, para madurar en una fe bien simentada, que no sea manipulada con textos bíblicos que pretendan demostrar la ”falsedad del ecumenismo” para adoctrinar nuestra conciencia, sin conocer la razón del texto bíblico. Para cubrir esta falacia presento esta temática de estudio en la presente web, para tratar de suplir este vacío, que bastante falta le hace al cristianismo universal.
Compromiso social
En esta era de indiferencia social, no parece haber una esperanza política, ni eclesial ni humanitaria para los pobres del mundo, especialmente de América latina. Es urgente contribuir a acortar la brecha entre ricos y pobres, las condiciones actuales de disparidad social ya se hacen intolerable, la riqueza excesiva de pocos genera mas pobreza, ¿donde está la solución?
Es necesario soluciones de fondo, ningún sistema político ha demostrado tener la respuesta, y la corrupción tiene parte de culpa del fracaso. ,Para erradicar la corrupción hay que rehacer la sociedad, es necesario recuperar los valores perdidos, hay que reconocer la crisis y actuar. Pero, ¿de donde sacar patrones culturales para mejorar una sociedad enferma?
El Estado tiene esa responsabilidad, pero la politiquería que apoyamos no da soluciones. El cristianismo apostólico enseñó a asumir compromisos comunitarios ante los pobres, que deben liderar las instituciones que confiesan representarlos mostrando sensibilidad por los problemas sociales que afectan los principios básicos de supervivencia de la población mas necesitada, he aquí el reto del cristianismo, salir de su letargo ideológico místico.
Pero no solo el Estado y la Iglesia tienen esa responsabilidad, todos tenemos esa responsabilidad. Estudiando con dedicación y fundamento, comprenderemos que la relación de Dios con su pueblo, tanto en el AT como en el NT, no era cuestiones legalistas y dogmáticas, en el fondo de todo estaba presente la justicia, que en el mensaje evangélico está sintetizado en el “juicio de las naciones” Mt 25,31-46. Este es el principal compromiso cristiano, por tanto debemos crear conciencia en torno a este postulado evangélico en nuestro compromisos personales con el prójimo, y en nuestras decisiones políticas frente a los gobernantes que elegimos sin estos valores.
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R,N.R