..... Contactar por E-Mail: luzdelahumanidad.es.tl@gmail.com
Luz de la humanidad
Buscando la luz...

Sinópticos X

 


TEMA 10.

MARCOS. EL EVANGELIO DEL REINO EN LA DEBILIDAD DEL CRUCIFICADO

 

TEXTO: Evangelio de Marcos

 

(Para la reunión comunitaria: Mc 10, 17-31)

 

 

CLAVE BÍBLICA

 

O. INTRODUCCION.

 

Lectura del evangelio de Marcos en la Iglesia.

Durante mucho tiempo el evangelio de Marcos (=EMc) ha sido injustamente olvidado; considerado como la "cenicienta" de los evangelios. Su lenguaje, en comparación con el griego refinado de Lucas, resultaba bastante vulgar. Su estilo conciso, abrupto y, con frecuencia, oscuro, desmerecía del ritmo ordenado y lento de Mateo. Ambos evangelios, llenos de dichos y parábolas de Jesús, tenían una proyección eclesial. El EMc, en contraste, parecía demasiado pobre. Además, Juan era el evangelio "espiritual" por excelencia. Incluso un hombre genial como S.Agustín -de tanta influencia posterior- es, en parte, responsable de dicha infravaloración al afirmar que el EMc no había hecho más que resumir el evangelio de Mateo ("Marcus eius breviator").

Los datos de la tradición se imponen. En la historia eclesial puede afirmarse que ni los especialistas (teólogos y escrituristas) ni las comunidades cristianas han tenido demasiado interés en conocer el EMc, que no fue prácticamente empleado ni en la liturgia ni en la catequesis. Hasta el concilio Vaticano II, durante todo el ciclo litúrgico, fuera del relato de la pasión en el martes santo, no se leían más que cuatro perícopas. En latín sólo se encuentran algunas homilías de S.Jerónimo y un comentario de Veda el Venerable. Entre los griegos absolutamente nada.

Por fortuna la situación ha cambiado radicalmente en los últimos años. Y de un olvido inmerecido y multisecular se ha pasado a una valoración creciente. Y quien fuera motejado "cenicienta" ha llegado a ser, siguiendo la moraleja, "reina" en cuanto a la alta estima y utilización actual dentro de la Iglesia.

A comienzos del siglo XX se opera el cambio, debido a estas razones fudamentales. Los especialistas son del parecer que el EMc es el más antiguo y que su texto fue empleado por Mt y Lc al componer sus respectivos evangelios. Atención de los historiadores, pues lo consideran más cercano de la historia de Jesús; en este sentido menos elaborado y más "fiable" que los otros evangelios. Interés cada vez mayor por descubrir la humanidad de Jesús -que tan insistentemente el EMc destaca-, presentando sus sentimientos, gestos, palabras y acciones, que poco a poco la tradición ha abandonado, por considerarlos demasiado terrestres (Mc 1,40-43; 3,5.21; 6,5.6; 7,34; 9,16.33.36; 10,14.18.21; 11,12-15; 13,32). Sobre todo la sintonía con el EMc de la gente más pobre y humilde, el pueblo de Dios, que se siente oprimido, y sufre en sus espaldas los problemas que acarrea la injusticia imperante en el mundo. El EMc describe la figura de Jesús con los rasgos más críticos hacia determinadas presentaciones triunfalistas de la fe, que olvidan el conflicto histórico de la vida de Jesús y la exigencia para todo cristiano de llevar la cruz detrás de él; pues sólo así se puede ser discípulo de Jesús, el crucificado.

En este sentido el EMc resulta enormemente actual, porque interpela a las conciencias cristianas demasiado seguras e instaladas, y a los oprimidos les da una razón para la esperanza, en el seguimiento de Jesús

 

1. NIVEL LITERARIO.

 

1.1. Narración evangélica.

En el Nuevo Testamento se emplean dos tipos de lenguaje catequético: uno doctrinal, como el de las cartas de Pablo; otro narrativo, el de los evangelios. Marcos fue el primero que utilizó este lenguaje. Su obra tuvo enorme éxito como lo demuestra el hecho de que fuera seguido por otros autores (los evangelios de Mateo, Lucas y Juan) y que estos escritos evangélicos ocupasen un lugar privilegiado en la enseñanza y liturgia de la Iglesia, al ser expresión genuina del pensamiento y obra de Jesús. No fue intención de Marcos escribir una biografía completa de Jesús, sino una catequesis, pero lo hace recordando la historia de Jesús y seleccionando algunos relatos (Juan Bautista, bautismo, ministerio en Galilea, Judea, Jerusalén, muerte y resurrección), de manera que ayude a la comunidad; pues el presente de la Iglesia se fundamenta en la existencia histórica de Jesus de Nazaret, guía y norma viviente para todos los cristianos.

Como libro -que es también el evangelio escrito-, se somete a todas las leyes gramaticales, sintácticas, de cualquier obra literaria.

 

En el EMc sorprende su "realismo ingenuo". Pasar del primer evangelio (Mt) al segundo es como salir de una plaza para contemplar la naturaleza. El griego del EMc no es el de la época clásica, ni tampoco el que hablaban los letrados de su tiempo. Es el griego corriente (koiné). Su vocabulario es pobre, monótono pero sorprendente. Repite hasta el cansancio la conjunción "kai" (y) y el adverbio "euthys" (en seguida)". Utiliza palabras que Lc, más estilista, evita cuidadosamente (Mc 1,38; 2,11; 14,31). La "ingenuidad" del EMc se muestra también en su sintaxis, que según los expertos tiene muy pocas consideraciones con la gramática griega. Cae en flagrantes repeticiones (2,4; 15,26), introduce frecuentes paréntesis, tiene 19 anacolutos o frases incompletas. Todas estas peculiaridades muestran que está muy influenciado por los giros populares y el estilo semítico. Cuando se lee, pues, el EMc hay que comportarse como un oyente que escucha atentamente la exposición "en vivo" de los recuerdos de un testigo, que escribe tal como habla. El EMc introduce dinamismo y colorido en su narración. Apenas utiliza el aoristo (tiempo griego del pasado), mantiene a toda costa el presente histórico. Sabe describir la realidad concreta. El autor es un hombre "que ha visto bien las cosas" y así las cuenta. Poco importa la forma, con tal de que el lector entienda y se sienta hondamente interpelado. Pero el EMc, aunque pobre en su apariencia, posee una fuerza tremenda. Es un caso parecido a la genial poesía del sudamericano César Vallejo. Es el estilo propio que indica una vivacidad del pensamiento e impetuosidad de la acción, y que sacude siempre la conciencia del lector.

Pero junto a esta vivacidad, se detecta un esquematismo. Algunos milagros se escriben siguiendo el mismo patrón literario: un exorcismo (1,25-27) y la tempestad calmada (4,39-41). La misma comparación se puede establecer entre la curación del sordomundo (7,32-36) y la del ciego de Betsaida (8,22-26), o entre la primera predicación de Jesús en Cafarnaúm (1,26-27) y en Nazaret (6,1-2). Estas binas de relatos mantienen idéntica factura de composición.

Según estas características, el EMc posee un doble origen: un testigo y una comunidad, ambos muy activos. Cuando es testigo de los recuerdos de Pedro, el EMc reproduce de manera muy viva; cuando es portavoz de la comunidad, recoge de manera fiel los testimonios ya fijados y anclados en la tradición eclesial. Esto explica la aparente contradicción en la narración, marcada simultáneamente por la viveza y el esquematismo.

 

1.2. Estructura literaria.

El conjunto del evangelio se vertebra en dos grandes partes, de acuerdo con la tesis inicial: "Comienzo del evangelio de Jesús, el Mesías e Hijo de Dios" (Mc 1,1). Estos dos títulos de Jesús aparecen de nuevo, en dos escenas de confesión, en donde se proclama a Jesús como Mesías (8,27-30) e Hijo de Dios (15,39). Las subdivisiones están determinadas por las diversas reacciones ante la revelacion de Jesús, especialmente las de los discípulos.

Introducción (1,1-13).

El evangelio se cumple en Jesús de Nazaret, en cuanto que él es el Mesías que trae el Reino del modo que le compete al Hijo de Dios (1,1).

Tríptico introductorio: datos previos para plantearse la identidad de Jesús (1,2-13).

 

PRIMERA PARTE (1,14-8,30).

El evangelio es Jesús en cuanto que es el Mesías, que proclama el Reino de Dios. Tres tipos de respuesta ante la revelación de Jesús:

 

1. Jesús y los fariseos (1,14-3,6):

- Introducción: presentación de Jesús y los discípulos: Jesús heraldo comienza a proclamar la llegada del Reino de Dios. El primer signo de este hecho es la llamada de los discípulos (1,14s.16-20).

- Jesús, acompañado por sus discípulos, se revela en Cafarnaún y toda Galilea (1,21-45).

- Los escribas y fariseos le rechazan (2,1-3,6).

 

2. Jesús y el pueblo (3,7-6,6a):

- Introducción: presentación de Jesús y los discípulos rodeados por la gente en actitud religioso-popular mágica. En este contexto Jesús elige a los Doce (3,7-19).

- Jesús, acompañado por los discípulos, se revela. Diversas reacciones de la gente, en las que predomina la incredulidad. Las parábolas explican la razón de esta incredulidad (3,20-5,43).

- Los nazaretanos rechazan a Jesús (6,1-6a).

 

3. Jesús y los discípulos (6,6b-8,30):

- Introducción: Jesús misionero envía a los Doce en misión (6,6b-13).

- "Intermezzo". Opiniones sobre Jesús (6,14-29).

- Jesús se revela especialmente a sus discípulos, que aparecen torpes, pero poco a poco se les van abriendo los ojos y oídos (6,30-8,26).

- Pedro, en nombre de los discípulos, reconoce a Jesús como Mesías (8,27-30).

 

SEGUNDA PARTE (8,31-16,8).

El evangelio es Jesús en cuanto que es Hijo de Dios que muere y resucita. Consta de tres secciones:

 

1. Catequesis a los discípulos sobre el modo del mesianismo, jalonada por los tres anuncios de la muerte y resurrección; pero los discípulos no comprenden absolutamente nada (8,31-10,52).

 

2. El juicio de Jerusalén. Jesús, acompañado por sus discípulos, va a su ciudad y al templo. Los diversos grupos dirigentes religiosos y políticos se le oponen y deciden matarle porque descalifica el templo y se presenta como el Hijo (11-13).

 

3. Pasión, muerte y proclamación de la resurrección de Jesús. Los discípulos le abandonan. Jesús, muriendo, se revela como Hijo de Dios, pero sólo le reconoce un centurión romano. El resucitado convoca a Pedro y a los discípulos a Galilea, donde le verán (14,1-16,8).

 

1.3. Final largo de Marcos (16,9-20).

No se admite que sea original de Marcos por razones de vocabulario y estilo, totalmente diferentes al conjunto del Evangelio, y porque conecta mal con la escena precedente (16,1-8); ya que cambia, entre otros motivos, el sujeto y el número de mujeres. Hay dificultades de la tradición textual. Varios códices muy antiguos, entre ellos el Vaticano y el Sinaítico, omiten el final largo. Resulta más verosímil pensar que haya sido tomado de otros documentos, quizás del segundo tercio del siglo II, redactado en medios misioneros helenistas con el fin de invitar a unirse al grupo de los creyentes, acogiendo la palabra cristiana del Evangelio, que da la salvación al que la cree y la condenación al que la rehúsa. Este punto de vista, que considera el final largo como un apéndice, es hoy generalmente aceptado y se fue imponiendo en un proceso paralelo al desarrollo de la crítica textual en los últimos siglos.

Con respecto a la relación del final largo del EMc con los relatos paralelos de apariciones, los autores creen que este final depende de y resume los de Juan, Lucas y Mateo. En síntesis concentra la aparición de María Magdalena (Jn 20,11-18), los discípulos de Emaús (Lc 24,13-35), comida y misión (Lc 24,36-49; Jn 20,19-23; Mt 28,18-20), ascensión (Lc 24,50-53). Se insiste en la incredulidad de todos, pero de forma consoladora en la presencia eficaz de Jesús con la iglesia misionera. La Iglesia católica lo considera canónico, consiguientemente inspirado y Palabra de Dios. Este final es conocido desde el siglo II por Taciano y S.Ireneo, y se encuentra en la mayoría de los manuscritos griegos y otros. Si no se puede demostrar que haya tenido a Marcos por autor, lo cierto es que constituye "una tradición extraordinariamente testaruda" (Conzelmann) y "una auténtica reliquia de la primera generación cristiana" (Swete) ): en fin, una síntesis de la teología de la resurrección y del mandato misionero.

 

 

2. NIVEL HISTORICO

 

2.1. Autor. Marcos.

- En vano se buscaría, dentro de las páginas del evangelio, la firma de su autor. No existen pistas seguras que nos orienten sobre su autoría; ni siquiera el enigmático episodio del joven que huyó desnudo cuando fue arrestado Jesús (Mc 14,51-52).

 

La tradición atribuye unánimemente el evangelio a S.Marcos y reconoce en él los recuerdos de Pedro. El título que se le añadió en el siglo II, cuando se compilaron los cuatro evangelios, asigna el evangelio a Marcos. Hoy día, la mayoría de los investigadores consideran como digno de crédito el hecho de que el autor del segundo evangelio se llamase Marcos. El testimonio más antiguo es el de Papías, obispo de Hierápolis, hacia el año 130: "Marcos, convertido en intérprete de Pedro, escribió exactamente pero no ordenadamente, cuanto recordaba de las palabras o acciones del Señor...Sólo tuvo una preocupación: no omitir nada de lo que había oído, no decir nada que fuese falso". Este testimonio muestra que ya a principios del siglo II, el evangelio se atribuía a un personaje de segunda categoría; algo que en aquel tiempo era comunmemente aceptado y que razonablemente no pudo ser inventado por el gusto de querer rebajar la autoridad de este evangelio. "Se habría escogido más tarde un nombre más famoso que el de Marcos, si no se supiera quién era el autor"(Schweitzer). Siguiendo a Papías, abundan en la Iglesia testimonios afirmando que el segundo evangelio fue escrito por Marcos, de acuerdo con la predicación de S.Pedro: Ireneo (+202; Adv.Haer. 3,1.1); Tertuliano (+220; Adv. Marc. 4,5); Clemente de Alejandría (+215; HE VI,25,5). La tradición romana (Hipólito) ha conservado el recuerdo de un Marcos "con los dedos cortos" (colobodaktylus).

La tradición de la Iglesia, no sólo en Asia Menor, sino también en Egipto, Africa y Roma, afirma unánimente que el segundo evangelio fue escrito por Marcos, siguiendo fielmente la predicación de Pedro.

 

2.1.1. Marcos en el NT.

Interesa resaltar la dimensión histórica de este personaje, a fin de calibrar su influencia en la composición del evangelio. Los Hechos de los Apóstoles mencionan a un cierto Juan, de sobrenombre Marcos (12,12.25; 15,37); a veces desginado como Juan (Hch 13,5.13), otras como Marcos (Hch 15,39). Es hijo de una mujer llamada María de Jerusalén. La casa de su madre acoge a la comunidad cristiana para la oración, y a ella se dirige Pedro al salir de la cárcel (Hch 12,12).

En las cartas de Pablo, el nombre de Marcos aparece en tres ocasiones, siempre en los saludos finales (Col 4,10; Flm 24; 2 Tim 4,11). Finalmente el mismo Pedro escribe: "Os saluda la comunidad reunida en Babilonia, la elegida con vosotros, y también mi hijo Marcos" (1 Pe 5,13). Según la interpretación más probable, Babilonia designa a Roma. Así Marcos habría estado en relación primero con Pedro, luego con Pablo (del 44 al 49 y del 61 al 63), después de nuevo con Pedro (63-64). En esta conexión de Marcos con uno y otro apóstol, existen claves para la comprensión del evangelio.

Según algunos especialistas la relación "Marcos-Pablo" es la principal, y se convirtió en una experiencia misionera en tierras paganas (cf. Hch 13,5). La convivencia entre ambos resultó dura, y al final, insostenible (cf, Hch 15,39), pero para Mc supuso experimentar el universalismo de la misión. Comparando el EMc y las cartas de Pablo se encuentran grandes temas teológicos, que los hermanan: la ineficacia de la ley judía, la salvación por la fe, el universalismo y la novedad traída por Cristo.

La tradición ha insistido, no obstante, en la relación "Marcos-Pedro" a fin de colocar este evangelio bajo la autoridad de un apóstol y poder ser considerado así un escrito canónico. Se reconoce el testimonio de Pedro en bastantes relatos: la vocación de los discípulos, la curación de la suegra de Pedro, la llamada a Leví, el rechazo en Nazaret, la confesión de Pedro, la transfiguración, el episodio del joven rico, la petición de los hijos del Zebedeo, la entrada en Jerusalén, la purificación del templo, la unción en Betania, Getsemaní, la negación de Pedro. Pero frente a la figura del apóstol, Marcos no se comporta como un defensor a ultranza. Omite relatos que tiendan a honrar a Pedro: la marcha sobre las aguas, el primado de Pedro, el tributo pagado en el templo, y especifica lo que le es desfavorable (Mc 8,33; 9,5; 14,29.31.66ss). Es decir, en el fondo del evangelio está el testimomio de Pedro, pero ya anclado en la tradición. Los aspectos negativos podrían provenir de ambientes cristianos más o menos opuestos a Pedro, donde le respeta, pero a veces se le discute (cf.Gál 1,18-19; 2,1-4). Así pues, la relación de Marcos con Pedro es compleja y rica. Marcos se sirvió de los recuerdos de Pedro y también de la tradición ya fijada.

 

2.1.2. Fecha de composición.

Ya S.Ireneo afirmaba que el evangelio fue escrito después de la muerte de los apóstoles Pedro y Pablo. La crítica interna precisa: antes del año 70, fecha de la gran guerra judía y de la destrucción de Jerusalén; pues ningún dato del evangelio parece aludir a esta aniquilación. Se sigue conservando el proverbial cliché bíblico de la "abominación de la desolación" (Mc 13,14; cf.Dn 9,27; 11,31). Pero un rápido inciso muestra que el "comienzo de los dolores" ya ha empezado: "Entiéndelo, lector" (Mc 13,14). Se escribiría, pues, el evangelio entre el 67 y el 70. Otros investigadores indican que este c. 13 está influenciado por una fiebre apocalíptica. Y se sabe que todo movimiento apocalíptico surge tras un desastre o calamidad nacional; en este caso, después de la destrucción de Jerusalén. Y son partidarios de una fecha algo más tardía.

 

2.2. Roma: Crisis económica. Xenofobia.

Dos acontecimientos marcan la historia de la ciudad, patria del evangelio y destinataria del mismo. La devaluación del denario (la ley seca), que sumió a la población en una gran miseria. Tan enorme carestía y hambre provocaron que la gente mirase con sospecha a otros pobladores de fuera (potenciales competidores) que venían a arrebatarles lo poco que les quedaba. El otro lamentable evento fue el incendio de Roma. Los cristianos son considerados culpables y Nerón martiriza a una gran multitud de ellos, y a sus pastores Pedro y Pablo.

La comunidad cristiana se encuentra en Roma como una minoría indeseable y sospechosa. La xenofobia (odio al extranjero) de los romanos era ya proverbial, en especial repecto a los grupos y sectas que provenían de oriente. Entonces se acuñó aquel cruel refrán: "El Oronto desemboca en el Tíber", en alusión a los peregrinos que llegaban de lejos, considerados como un montón de cadáveres que infectaban las aguas del gran río de Roma. Entre estos cadáveres estaban los cristianos.

 

2.3. Comunidad cristiana perseguida.

En Roma, además, vivían colonias influyentes de judíos. Los cristianos no fueron solidarios con éstos en sus aspiraciones violentas ni se unieron a la gran guerra, y, obedeciendo una revelación divina (Lc 21,20-23; cf. Eusebio de Cesarea, Historia Eclesiástica III, 5,3), dejaron la ciudad para establecerse en Pella (año 66 d.C.). Especialmente, a partir de entonces fueron tratados por los judíos como unos desertores. Durante la década que nos ocupa (60-70), la situación de los cristianos en Roma fue dura y despiadada. Eran odiados por los judíos, quienes practicaban con ellos la "delatio", para acusarlos a los romanos. Eran odiados, asimismo, por éstos, quienes los perseguían y acusaban de incendiarios y de corromper con su fe en la divinidad de Jesucristo la "pax romana", cimentada en el culto único al emperador. Sobre la comunidad cristiana se cernía el peligro de la apostasía. Así hay que leer la mención de Judas, el traidor "uno de los doce". El EMc lo pone en escena como una posiblidad real en la vida de la comunidad. Cualquiera puede ser un traidor y cada uno debe preguntarse: "¿Acaso soy yo?" (Mc 14,10).

En esta crucial situación, de acoso y persecución a los cristianos, nació el EMc: una comunidad que sentía muy profundamente todo el riesgo que comporta ser cristiano. No era problema ya de identidad o de nombre; era cuestión de vida o muerte. Esto significaba realmente llevar hasta las últimas consecuencias la cruz de Cristo en el EMc, a saber; ser excluído de la sociedad como un indeseable y ser ejecutado ignominiosamente como un esclavo, ardiendo entre las llamas de una tea, o echado a las fieras en el circo.

Un grupo eclesial que experimenta una crisis profunda se remonta casi espontáneamente a sus orígenes; en este caso, al ministerio, vida y muerte de Jesús. Cuando sobre una comunidad recaen por todos los flancos amenazas exteriores e interiores, urge la radicalidad, en la doble acepción del término: búsqueda de las propias raíces y de la coherencia. La comunidad cristiana de Roma tenía necesidad del evangelio escrito; tenía que encontrar fuerza para no sucumbir ante tanta hostilidad. El EMc ofrece al cristiano perseguido una razón para seguir siendo discípulo de Jesus, el crucificado; y saber, como cristiano, vivir tras las huellas del Crucificado, y morir como murió su Señor, abandonado de todos y en la cruz.

Recientemente algunos han pensado que es Galilea, o el sur de Siria, el lugar en donde deben situarse la patria del evangeliio, pero la mayor parte de los exégetas mantienen la opinión tradicional, según la cual Marcos escribió para étnico-cristianos de Roma, o al menos en una zona muy romanizada del imperio.

 

 

3. NIVEL TEOLOGICO.

 

3.1. Seguir a Jesús, condición para conocerle.

Igual que Israel conoció el nombre de Yahvé (Ex 3,14) y experimentó su presencia, al caminar con él rumbo a la tierra prometida -camino que iba desde la esclavitud a la libertad-, el discípulo de Jesús sólo podrá conocer de verdad quién es Jesus -verdadera presencia de Dios en la historia-,siguiendo tras sus huellas, haciendo camino con él.

 

El EMc ha subrayado la importancia central del discípulo: 45 veces aparece la palabra "discípulo" (mathetai), y 41 veces se aplica a los discípulos de Jesús. Y esta insistencia estriba en que el EMc presenta al discípulo histórico de Jesús como tipo del cristiano de todos los tiempos. Los destinatarios del evangelio, leyendo la vida de estos hombres, que lo dejaron todo por seguir a Jesús, están descubriendo el ejemplo para hacer lo mismo, y también para no incurir en los viejos errores que ellos cometieron.

Algo que sorprende en el EMc -tal como ha podido verse en la descripción de su estructura- es que Jesús está siempre acompañado por los discípulos. Su primera actuación, tras la proclamación del Reino -aun antes de realizar algún milagro (!)-, es llamar a unos discípulos para que le sigan (Mc 1,16-20); y los discípulos, a lo largo de toda la historia evangélica, estarán siempre con Jesús, salvo el breve paréntesis de su envío a la misión (6,12-30); por eso un momento de gran desolación para Jesús será cuando universalizando la huida en Geetsemaní, el EMc escribe: "Y abandonándole huyeron todos" (14,50).

La palabra mathetai, aplicada a los discípulos, era común en Israel para designar los alumnos de un rabino, y Jesús mismo es así nombrado tanto por el pueblo como por sus discípulos (Mc 9,5; 10,51; 11,21; 14,45). Podría pensarse que lo necesario era "aprender doctrinas" como hacían los discípulos de los rabinos. Pero el aspecto genuino de los discípulos de Jesús es conocerle siguiéndole y conviviendo con él; pues el objeto de su aprendizaje no son doctrinas y tradiciones, sino la persona misma de Jesús, quien se convierte en centro de vida y enseñanza. Así, pues, lo característico de los discípulos, según el EMc, es que deben seguir siempre a Jesús, en una comunidad de existencia y de tarea misionera. Sólo en este seguimiento se les dará el conocer gratuitamente el Reino de Dios (Mc 4,11). Y únicamente a lo largo de este seguimiento y convivencia llegarán a descubrir la verdadera identidad de Jesús. Discípulo para el EMc no es tanto quien desea saber de él, sino quien es invitado a seguirle (Mc 1,18; 2,14.15; 10,21.28.32.52); y va detrás de Jesús (Mc 1,17.20; 8,33.34). En el EMc se cumple lo dicho por el antiquísimo poema del conde Arnaldos: "Yo no digo mi canción si no a quien conmigo va".

El discípulo es llamado al seguimiento merced a la iniciativa, completamente gratuita, de Jesús (Mc 1,16-20; 2,13s; 3,13-17). Y ha sido llamado para hacer un camino detrás de Jesus, que consiste en proclamar el Reino (1,14) y en anudar con él una relación de intimidad personal, asumiendo su tarea de salvación.

A causa de Jesús y del Evangelio y debido a la urgencia de la misión, todos los demás bienes se relativizan; es preciso el desarraigo social y el extrañamiento afectivo: hay que estar dispuestos a dejar el trabajo que se tenía, las redes, la barca y los jornaleros, y hasta la propia familia (Mc 1,18-20); el oficio como Leví (Mc 2,14), las seguridades (Mc 6,7-13), el vivir en una tierra concreta, como Galilea (15,41). Jesús pide no sólo el desprendimiento de cosas o personas, sino la renuncia a uno mismo, como centro orientador de la propia existenia; y tomar la cruz por amor de él y seguirle con fidelidad (Mc 8,34). Ahora bien, este radical seguimiento, que comporta la persecución (Mc 10,30), no será humanamente posible sin una intensa vida de fe, oración y vigilancia (Mc 9,23.29; 11,23-26; 13,37).

El seguimiento se hace en comunión estrecha con Jesús, y también formando una convivencia entre los discípulos. Jesús va preparando paulatinamente a sus seguidores, a fin de que con su poder prediquen el Reino (Mc 13,10; 14,9); se concentra en ellos (Mc 3,9; 4,1-2.35-36; 5,37) y realiza ante ellos los mayores prodigios (Mc 4,35-41; 6,30-44.45-52; 7,32-37); pues deben aprender, ver y entender (Mc 4,40; 6,37.52; 8,14-21). Los seguidores de Jesús constituyen una fraternidad, la nueva familia creada a partir de quienes lo han dejado todo por él y por el evangelio (10,28-30); y, tratando de vivir en actitud permanente de servicio y de compartir, se erigen en primicias y signos visibles del Reino de Dios.

 

3.2. En la debilidad de la cruz se manifiesta el Hijo de Dios.

Frente a la propuesta del imperio romano, que pretende implantar un reino en este mundo, mediante las armas de la fuerza y el poder, el EMc ofrece la verdadera alternativa: presenta el Reino de Dios, que se realiza en la persona de Jesús, el Hijo de Dios, mediante la debilidad, y el colmo de la debilidad, que es la cruz.

En todo el EMc, desde el principio hasta el final, late la cuestión fundamental: "¿Quién es Jesús?". Puede afirmarse que el EMc está concentrado enteramente sobre la cuestión cristológica. Los discípulos se interrogan (4,41) y el mismo Jesús solicita a los discípulos una respuesta sobre su identidad: (8,27.29). Ya el EMc, con su título incial (1,1) muestra que su obra contiene una "professio fidei"; muestra a la manera de una predicación: "Yo os anuncio que..." , de dónde viene este título fundamental de "Hijo de Dios" y cómo Jesús lo ha cumplido en su vida histórica.

En este largo itinerario que es el EMc, Jesús manifiesta que ha realizado su tarea en la más pura debilidad, en la aceptación voluntaria de la cruz; y ha mostrado que su destino es la cruz y la resurrección. Se ha dicho del EMc que es "una epifanía oculta de Jesús".

Todo el que sigue a Cristo tiene que saber que sólo si se está dispuesto a seguir a Jesús en el camino de la cruz, se puede entender de verdad quién es Jesús.

Quien sigue a Cristo va inevitablemente camino de la cruz; pero los discípulos, ante los repetidos anuncios de Jesús sobre su próxima crucifixión (Mc 8,31;9,31;10,33-34), muestran su ignorancia y una absoluta incomprensión; no quieren entender y temen preguntarle (Mc 8,32; 9,32; 10,32.35-40).

La cruz de Cristo es la piedra de toque y de escándalo para todo seguidor de Jesús: con la cruz tiene que toparse, antes o después. La comunidad cristiana no parece entenderlo así. Le agrada más una imagen triunfalista de Jesús y no se da cuenta de que puede recibir el reproche de "Satanás" que recibió Pedro por no aceptar la cruz (Mc 8,34). Por eso el EMc, con vivo interés por avisar al lector cristiano de todos lo tiempos, toma la imagen de los discípulos y prefigura en ellos lo que puede pasar a cualquier cristiano -por más bautizado y católico que sea y por grande que sea su puesto dentro de la Iglesia...- si no está dispuesto a seguir a Jesús en el camino de la cruz.

El EMc quiere que a la luz del conflicto que provocó la manera histórica como Jesús hacía presente el Reino de Dios entre los hombres, se descubra hasta qué punto el conflicto, la persecución y la cruz, son inherentes a todo el que quiera seguir a Jesús. El EMc viene configurado por la cruz de Jesús y por el escándalo que su vida provoca. Por eso el título por excelencia de Jesús en el EMc "Hijo de Dios" se encuentra en textos marcados por la pasión, sobre los que la cruz de Jesús planea su sombra alargada.

El título de "Hijo" aparece en el EMc, especialmente pronunciado por la boca del Padre (aparte del testimonio de los demonios: 3,11; 5,7), quien llama a Jesús "hijo amado" en el bautismo (1,9-11), en la transfiguración (9,2-8) y en la parábola de los vinañadores homicidas (12,1-12). En todos estos textos se observa una especial cercanía entre la identidad de Jesús como "hijo amado" y su caminar hacia la pasión y la muerte.

Y es justamente, en su muerte en la cruz, cuando Jesús es confesado como Hijo de Dios por parte de un centurión romano: "Verdaderamemte este hombre es el Hijo de Dios" (15,39). Se acentúa la cualidad de Jesús, como hombre, y hombre que está muerto y que cuelga de la cruz. En la debilidad extrema de este hombre concreto se manifiesta todo el poder y la fuerza de Dios. Es la unión misteriosa de la muerte de Jesús y su identidad de Hijo de Dios, que alcanza su punto de revelación más alto y misterioso. Sólo en la cruz quiere ser reconocido Jesús con su título de gloria más preciado: Hijo de Dios. Y asimismo -la mirada del EMc a la comunidad es constante- el cristiano no puede encontrar más gloria sino la cruz de Jesús, el "Crucificado": la persecución, el abandono, la muerte, el martirio, por amor de su nombre y en solidaridad con los hombres y mujeres injustamente crucificados. Entonces su seguimiento de Jesús llega a su culmen; se identifica del todo con la debilidad del Crucificado, que es fuerza de Dios para la salvación de este mundo.

 

3.3. El secreto mesiánico.

Es un hecho indiscutible que el EMc, de manera mucho más acentuada que los demás sinópticos, ha destacado el secreto con que Jesús ha querido encubrir su mesianidad durante la vida terrestre. Se puede constatar este pretendido silencio en bastantes textos agrupados en temas afines:

- Narraciones de milagros: 1,44; 5,43 ;7,36, 8,26. En estas narraciones sorprende el tenor de las palabras de Jesús; son severas advertencias para que el hecho milagroso no se divulgue. Todas estas prohibiciones quedan, por otra parte, desmentidas por el contexto próximo de la perícopa, y la lógica normal de la vida.

- Expulsiones de demonios: 1,25.35;3,12.

- Ordenes de silencio: 8,30; 9,9.

Un cierto velo de secreto aparece en las controversias con los fariseos: 2,10.19-20.28; 10,1-11; 11,27-33. La misma enseñanza en parábolas, que debería ayudar a la comprensión de los misterios del Reino, se convierte en enigmas indescifrables (4,10-12).

Su voluntad de guardar el "secreto mesiánico" explica también su ansia de soledad; busca estar en "lugares desiertos": 1,12-13.35; 5,1; 7,24. Esta característica del EMc resulta aún más sorprendente si es comparada con los otros sinópticos. El secreto mesiánico se impone, pues, como elemento peculiar del EM.

 

Existen diversas interpretaciones de este hecho:

 

a) Explicación apologética:

El defensor es W.Wrede. El tema del secreto mesiánico serviría, pues, de aclaración a esta antinomia o desnivel entre la fe de la Iglesia, que cree en Jesús como Mesías, y la tradición histórica, que parece negar esta creencia. La explicación indica que Jesús era Mesías, pero habría ocultado su mesianidad durante su vida pública. Esta hipótesis ha sido seguida y aumentada por los exégetas de la historia de las formas (Dibelius). Debe, no obstante, ser criticada, pues ignora datos fundamentales del mismo evangelio: 8,29; 11,1-11; 14,62. El hecho de la crucifixión sólo se explica coherentemente desde una prentensión mesiánica por parte de Jesús. Wrede, desde la base de los elementos redaccionales del evangelio, ha querido negar el hecho histórico.

 

b) Explicación pedagógica:

Jesús actuaba así intencionadamente con el fin de evitar que los judíos diesen de su mesianidad una interpretación sesgada, meramente material y política. Esta explicación, que ha sido defendida con fuerza y matizada con muchas variantes, aunque se ajusta plenamente a las circunstancias históricas (el EMc no es una biografía de Jesús, pero sí un relato fundamentalmente histórico) y resulta sumamente verosímil, no da la razón última del hecho narrado por el EMc.

 

c) Explicación histórico-redaccional:

Se trata de armonizar el dato fundamental de que en la vida de Jesús se dio este secreto y de que Marcos lo "ilustra" porque tiene razones importantes para su comunidad. Jesús ha vivido de manera oculta. "Hay en este ocultamiento una especie de coacción" (H. U.V.Balthasar; cf. Mc 1,45; 6,5). Jesús ha debido corregir continuamente el entusiasmo desbordado de la gente. "El secreto mesiánico expresa en Marcos la irrevocable y libre decisión de Jesús de abrazarse con su pasión, porque ésta es la voluntad del Padre" (G.Minette de Tillesse).

Por otra parte, existe el motivo redaccional, propio del EMc, que acentúa la incomprensión de quienes están cerca de Jesús: la familia, los discípulos y los seguidores de Jesús. Los otros evangelistas, especialmente Lucas trata de suavizar dicha incomprensión.

Con este "secreto mesiánico" el EMc quiere interpelar a su comunidad y dejarles bien claro el motivo de su obra. Incluso, después de la resurrección de Jesús vuelve a aparecer el motivo del silencio ("La mujeres no dijeron nada a nadie..." Mc 16,8) y de la incomprensión del mensaje de Dios.

La insistencia en este aspecto se debe a que el EMc parece estar preocupado por el hecho de que sus cristianos pudieran entender mal a Jesús y no estar dispuestos a seguirlo en el camino de la cruz. A la confesión y profesión cristológica debe siempre pertenecer la búsqueda, la apertura, el intenso esfuerzo por una más profunda comprensión. El cristiano no puede contentarse con fórmulas fijas, ni títulos cristológicos estáticos; no debe faltar nunca el estupor que pregunta: ¿Qué significa el Hijo de Dios?, ¿qué consecuencia tiene la cruz de Jesús para el discípulo?

 

3.4. La Iglesia se abre a la esperanza. "Galilea".

No todo acaba en la cruz ni en la tumba. Los discípulos ya no pueden seguir callados ni merodeando sepulcros, como muertos, víctimas de un fracaso. Es verdad que han abandonado a Jesús ante los acontecimientos de la pasión (14,50) y, escandalizados por la cruz, andan dispersos como ovejas que no tienen pastor (Mc 14,27). Pero Jesús de Nazaret ha resucitado y vive, ya no está en el sepulcro (Mc 16,6). Y quiere que sus discípulos le esperen en Galilea.

Galilea es, según el EMc, un lugar teológico; significa la Iglesia en las tres dimensiones del tiempo.

El EMc nombra doce veces Galilea; prácticamente todas las menciones son redaccionales. Nueve de estas menciones de Galilea aparecen en los nueve primeros capítulos. Existe, pues, una acumulación significativa. De esta manera el EMc crea un violento contraste entre Galilea, región de los milagros de Jesús y del cumplimiento final, y Jerusalén, la ciudad hostil a Dios, residencia de las autoridades judías, donde Jesús sufrirá la pasión. Para el EMc la vida de Jesús se reliza en Galilea, alcanza su cumbre en Galilea, cae bruscamente en Jerusalén, y se abre de nuevo a la esperanza en Galilea.

La visión teológica del EMc encuentra un punto de apoyo en la geografía y en la historia de su tiempo. Galilea comprendía entonces territorios paganos de Fenicia al NE y de la Decápolis al SE; con todo derecho podía llamarse, pues, Galilea de las naciones. Marcos, que escribe su evangelio para cristianos de origen pagano, hace ver cómo la gran Galilea hace de puente ente los dos territorios habitados por los paganos, los engloba bajo su propia denominación; refuerza con los pueblos paganos de Fenicia y la Decápolis, la aspiración del antiguo Israel de ser "Galilea de las naciones, el distrito de las naciones" (Is 8,23).

El EMc identifica a Galilea con el presente de la Iglesia, la misión contemporánea de la Iglesia, y le da un fundamento en la vida de Jesús (ministerio público en Galilea) y la abre a un espacio absoluto (la Parusía que es el final de la historia). Galilea es, pues, un lugar "teológico"; significa la Iglesia. Pero con una diferencia: la misión de Jesús en Galilea era una epifanía oculta (secreto mesiánico, Jesús ante la gente no declaraba abiertamente quién era); la misión actual de la Iglesia según el EMc se realiza a plena luz porque el secreto mesiánico se ha levantado gracias a la muerte y resurrección de Jesús. El va delante de sus discípulos: "Id a decir a sus discípulos y a Pedro que va delante -proaguei- de vosotros a Galilea, allí le veréis como os ha dicho" (16,7; cf. 14,28; proagei: término para indicar el pastoreo de Dios sobre su pueblo) y los discípulos, siguiendo sus palabras, marchan a su encuentro.

En Galilea ha empezado a predicarse el evangelio; después de la resurrección, en Galilea tiene de nuevo que recomenzar y expandirse. La Iglesia ya no debe seguir buscando a Jesús, el Crucificado y Resucitado, en los sepulcros ni en el pasado, sino en donde verdaderamente quiere estar presente: en medio de los hombres. Tiene que repetir con la tarea de su misión universal ("Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación" Mc 16,15), la misma vida de Jesús en nuestra historia, quien, presente dentro de la Iglesia, la asiste y la fortifica en su evangelización misionera.

 

 

CLAVE CLARETIANA

 

CONFIADOS SOLAMENTE EN EL SEÑOR

"Poniendo toda nuestra confianza en el Señor, y nunca en el poder y las riquezas, buscamos ante todo el Reino de Dios, que pertenece a los pobres" (CC 24).

Desde la pobreza y la debilidad, nos comprometemos en la realización de una grande obra: el Reino. Humildes fueron los inicios de nuestra Congregación, aunque fuerte el apoyo de aquella pequeña comunidad de sacerdotes jóvenes: "Tu vara y tu cayado" (cf. Aut 489-490).

Releer el Evangelio de Marcos desde esta clave de pequeñez y debilidad es importante para una comunidad misionera. Es el Señor quien nos ha llamado a estar con Él y para enviarnos en misión, nos dicen las Constituciones (cf. CC 3) haciéndose eco de Mc 3,13-14. Tomar conciencia de las propias limitaciones, de los efectivos insuficientes de nuestras Provincias, de las debilidades de la Congregación, nos lleva a alabar al Señor de la vida que obra maravillas (cf. Lc 1,46-55) y a confiar en Él.

Lo importante es mantenerse fiel a la llamada del Señor y poner los intereses del Reino en el centro de nuestras vidas. "Aunque nuestra fuerza sea pequeña, cuando la Palabra se apodera de nosotros y somos dóciles a ella, actúa eficazmente en quienes la escuchan y la cumplen" (SP 10).

 

 

 

CLAVE SITUACIONAL

 

1. Pongamos que hablo de... No podemos escapar de su imperio. Es impresionante. Vayas donde vayas allí está. Es el árbitro del mundo. Su ejército es fuerte, poderoso, bien equipado y con generales muy expertos en el arte de la guerra, aunque se llaman a sí mismos protectores de la paz. Está por todas partes para mantener el control y dominar. Hace lo posible para que ninguna otra potencia le haga sombra. Esquilma a los países más pobres. Vive de ellos y, sin embargo, todos le deben algo. Intenta imponer su sistema, un sistema que favorece a las minorías. Necesita mano de obra barata y esclaviza. Su moneda es la referencia obligada. Respeta las tradiciones de los pueblos con tal que paguen y no se rebelen. Es la envidia de muchos. Su tierra es el sueño dorado, pero prohibido, de los pobres... Allí parece ser que se escribió el evangelio de Marcos. ¿No parece interesante? ¿Podemos sacar conclusiones? ¿Es posible escribir una historia de salvación en la sede de la injusticia y el poder?

2. No se lo digas a nadie.

.Si no quieres quedar en ridículo en cualquier tertulia, no le digas a nadie que Jesús es el Hijo de Dios.

. Si no quieres que se marchen los pocos que te escuchan, no le digas a nadie que seguirle lleva consigo cruz y sufrimientos.

. Si no quieres que te llamen "beato", no le digas a nadie que invita a todos a la oración.

. Si no quieres que se escandalicen, no digas a nadie que sus preferidos son los pobres, las prostitutas, los enfermos, los pecadores.

. Si no quieres que se rían de ti, no digas a nadie que no le gusta la publicidad.

. Si no quieres levantar sospechas, no le digas a nadie que le encanta enfrentarse a las autoridades.

. Si no quieres resultar peligroso, no le digas a nadie que prefiere el bien de las personas a cualquier ley.

. Y, sobre todo, no se te ocurra decir a nadie que hoy vive resucitado después de dos mil años. Déjalo. No se lo digas a nadie. Es mejor guardar el "secreto mesiánico", ¿o no? ¿Hay que decirlo todo o damos paso a las interferencias y los silencios?

 

3. La fuerza de la debilidad. El grupo religioso siempre comienza como un servicio desde la debilidad y para los débiles. En su evolución numérica y cualitativa va creciendo la distancia con la periferia y se va estrechando la vinculación interior. Nace la fidelidad. La visión se acorta y se alargan los vínculos ciegos a tradiciones, costumbres, mandatos, palabras sagradas, ideologías. El servicio se mantiene como la covertura del poder. De ahí al fundamentalismo hay poca distancia. ¿Dónde comienza un grupo religioso basado en la debilidad a transformarse en un grupo de poder? ¿Existe la posibilidad de seguir sirviendo a pesar de las complicadas redes de lo institucional?

4. Sin condiciones. Hoy Jesús sigue, como siempre, de modo incondicional a lado de las víctimas frente al mal que las oprime. Su vida es, por esencia, oposición a las fuerzas del mal: la angustia del hombre frente a la fuerza ciega de las catástrofes naturales, el dolor de la madre en la muerte de su hijo único o de las hermanas en la del hermano querido, el desamparo de la viuda de quien todos abusan, la desesperación del amigo asesinado por absurdos motivos políticos, la soledad tremenda de todos los excluidos de la sociedad, el dolor físico en todas las formas y grados de crueldad, el hambre, la sed, el desamparo, el desprecio social en sus formas políticas, culturales o religiosas. Hoy Jesús sigue salvando a los "últimos". Por eso "es imposible, como decía Schillebeeckx, estar tristes en la presencia de Jesús". Si ahí está el débil ahí debería estar la Iglesia y nosotros, porque ahí está el Maestro. ¿Desde dónde proclamamos nosotros la Palabra? ¿Cuáles son los condicionamientos que impiden a la iglesia estar donde están los débiles? ¿Por qué la Palabra no está dando los frutos apetecidos?

 

 

CLAVE EXISTENCIAL

1. ¿En qué iglesia vivimos? ¿En la de Jerusalén, que mira hacia atrás, que guarda las tradiciones, que mide los pasos, que añora los tiempos pasados? ¿O en la de Galilea, la de la alegría, la del Cristo vivo, la de aspecto diferente, la que sale, la que camina, la que proclama la buena noticia a todos, la que bautiza?

2. Decimos que somos servidores "oyentes" de la Palabra, ¿qué tiempo dedicamos a la escucha personal y comunitaria y qué frutos está produciendo?

3. ¿Cómo asumes la cruz en el seguimiento del Señor? ¿Es un aceptar la cruz que te da el Señor? ¿Es un padecer para purificarte?

4. Asistimos con frecuencia a escándalos en el ámbito de la iglesia o de la congregación, ¿cómo reaccionamos ante ellos? ¿Qué capacidad tenemos de captar lo positivo en la debilidad?

5. La vida comunitaria exige servir. Este servicio va unido, a veces a responsabilidades que exigen la máxima disponibilidad. ¿No puede, a veces, convertirse la propia debilidad, la baja autoestima, en una excusa para inhibirse de servir?

 

 

ENCUENTRO COMUNITARIO

 

1. Oración o canto inicial.

 

2. Lectura de la Palabra de Dios: Mc 10,17-31

 

3. Diálogo sobre el tema X en sus distintas claves.

 

* Recordar lo que se ha indicado en el folleto PRESENTACION acerca del encuentro comunitario.

 

* Tener presentes las preguntas formuladas dentro de las pistas que se ofrecen para las claves situacional y existencial.

 

4. Oración de acción de gracias o de intercesión.

 

5. Canto final



.....Escuela Bíblica Dabar Elohim - Parroquia de Ntra. Sra. de Chiquinquirá - Cl 45 30-62 - Tel 3795319 - 3184301 - Barranquilla - Colombia
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis