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Luz de la humanidad
Buscando la luz...

Sinópticos V






TEMA 5:

 

LAS PARÁBOLAS: LIBRES DE TODO PODER DE DOMINIO



 

EXPERIENCIA DE JESÚS SOBRE EL MODO DE ACTUAR DE DIOS, SU PADRE

 

 

TEXTOS: Los textos de las parábolas que se indican en el folleto.



 

CLAVE BÍBLICA

 

RESUMEN DE LO ANTERIOR

0. INTRODUCCIÓN

En la primera parte de las parábolas, hicimos el esfuerzo de acercarnos a las mismas, convencidos de que, a través de ellas, podíamos acercarnos al mismo sentimiento y pensamiento de Jesús acerca del Reinado de Dios que venía a anunciar. Hicimos un primer recorrido a tres niveles:

 

1. NIVEL HISTÓRICO

Concluimos que las parábolas podían ser leídas en un posible contexto original que nos acercara al contexto histórico-cultural y socio religioso del momento en que Jesús las predicó por primera vez, antes que las comunidades primitivas las adaptaran al nuevo contexto de su iglesia local.

2. NIVEL LITERARIO

Concluimos que la parábola tiene su género literario propio, que pertenece al mundo de lo simbólico y que, por lo mismo, tiene la capacidad -no siempre aprovechada- de llevarnos al mundo más sagrado de quien crea la expresión simbólica, a su esquema mental, al mismo recinto de su fe, a los principios culturales a través de los cuales ve el mundo, los seres humanos, la historia y el mismo Dios.

3. NIVEL TEOLÓGICO

Tratamos de adentrarnos en el rico significado que Jesús le dio al Reinado de Dios a través de sus parábolas. El orden que seguimos fue el siguiente:

a) Algunas aclaraciones previas sobre Reino y Reinado de Dios y su acontecer.

b) Parábolas que hablan de la novedad y revolución que fue para el tiempo de Jesús su anuncio del Reinado de Dios, sobre todo por tener un camino totalmente contrario al de las instituciones heredadas que, por estar enredadas en el manejo del poder de dominio, ya no le ofrecían al pueblo empobrecido ningún tipo de liberación.

c) Parábolas que hablan de la gracia del Reinado de Dios, o de su amor gratuito, libre de todo poder de dominio, hacia los oprimidos y marginados por dicho poder.

 

SEGUNDA PARTE: JESÚS FRENTE A SUS SEGUIDORES

 

Y FRENTE A LOS ENEMIGOS DEL REINO

EXIGENCIAS PARA SUS SEGUIDORES Y CONDENACION PARA LA OFICIALIDAD JUDÍA

 

Y SUS ESTRUCTURAS

Ahora debemos seguir ahondando en el significado de las parábolas, tomando las que se refieren a las exigencias de Jesús para con sus seguidores (Hombres y Mujeres), y a las exigencias de Jesús para con sus enemigos (líderes y estructuras injustos) sabiendo que esto provocó lo que llamamos la gran crisis del Reinado de Dios.

 

(Seguimos dentro del apartado 3. de la CLAVE BÍBLICA -NIVEL TEOLÓGICO- del tema anterior)

 

 

3.4. Las parábolas de los seguidores del Reino

 

A. HOMBRES Y MUJERES DEFINIDOS FRENTE A SUS PROPIOS VALORES

3.4.1. El reinado de Dios no prescinde de los valores adquiridos: El Pueblo judío tenía valores culturales que eran verdaderos tesoros (Mt 13,52).

* El enfrentamiento de Jesús no era con su pueblo como tal, sino con la Oficialidad judía. Esta había pervertido el verdadero sentido de la ley. En vez de hacerla un instrumento liberador, la había convertido en mediación de opresión y marginación. Una cosa diferente era el pueblo judío en general, su historia, su proceso, sus luchas, su profundo sentido de justicia, en fin, todos los valores que habían ido dejando sabios, ancianos y profetas, generación tras generación. ¿Por qué el Reinado de Dios iba a prescindir de toda esta riqueza? ¿No era ella fruto de la presencia de Dios en la cultura del pueblo?

* Jesús sabía que el trabajo de humanizar al ser humano no comenzaba con él. Dios, su Padre, que siempre había estado presente en el ser humano por la comunicación de su Espíritu, venía trabajando, desde siglos atrás, en la formación y crecimiento de la conciencia de su pueblo. Esta es la razón por la cual ponemos, como punto de partida, esta parábola del escriba que se hace discípulo del Reino de los Cielos. Jesús entendió desde el principio y se lo enseñó así a sus discípulos, que el Reino de los Cielos debía partir de los valores de la cultura, que son valores que provenían del mismo Dios. Si algún judío -así fuera el fariseo más genuino- daba el paso hacia la propuesta de Jesús, no tenía porqué perder los valores pluriseculares de su cultura. Toda ella era un don que había que poner a disposición del Reinado de Dios que no venía a destruir sino a construir sobre lo que el ser humano había logrado hasta ese momento.

 

B. HOMBRES Y MUJERES CUYA CONCIENCIA CRÍTICA LOS DISTANCIARA DE

LAS ESTRUCTURAS DEL PODER DE DOMINIO

 

 

3.4.2. Críticos ante la injusticia del viejo esquema mental heredado: El constructor que puede fracasar (Lc 14,28-30).

* Sin duda alguna, la predicación de Jesús despertaba entusiasmo entre quienes lo escuchaban u oían hablar de él. Y sin duda también que muchos se entusiasmaban, pero sin medir las consecuencias del seguimiento de Jesús, sin querer cambiar su modo de pensar frente al poder de dominio; antes bien, pensando que estar cerca a Jesús era una buena ocasión para adquirir dicho poder. El empeño de Jesús era tener seguidores que fueran conscientes de que seguir su propuesta iba a exigirles cambiar de modo de pensar en relación a la justicia. Así como había valores heredados que había que salvar, así también había desvalores heredados de los cuales era urgente prescindir.

* En la parábola aparece un constructor que es invitado a sentarse, calcular gastos, ver las reservas con que cuenta, a fin de no fracasar. Eso mismo exige Jesús a sus seguidores, para que no se queden a medio camino: sólo con el comienzo (con un seguimiento aparente), pero también con el desengaño de quienes no completaron la obra (se quedaron sin cambiar su mente). Todos sabemos que esto se puede dar, sea por el abandono del seguimiento por no ser capaz de cumplir sus exigencias, sea por un seguimiento de puras apariencias, ya que se sigue con el mismo esquema mental. Los seguidores de Jesús necesitaban cambiar el viejo esquema mental de poder. De lo contrario se quedarían a mitad de camino, o el seguimiento se convertiría en una mentira.

 

3.4.3. Críticos sin candidez ante el poder de dominio: El guerrero que puede ser derrotado (Lc 14,31-32).

* Los seguidores de Jesús también podían caer en la candidez de minusvalorar al enemigo, al poder de dominio, y creer que todo iba a cambiar en poco tiempo, desconociendo la gran fuerza de dicho poder, que tenía invadidas las conciencias, las estructuras y las instituciones. El papel de Jesús era el de despertar la conciencia crítica de sus seguidores frente al verdadero alcance del poder de dominio. El Reinado de Dios necesitaba de gente que llegara a conocer el poder de las fuerzas de la muerte que iban a enfrentar.

* Si el Reinado de Dios era enfrentamiento de las fuerzas del mal, los seguidores de dicho Reinado debían conocer muy bien dichas fuerzas, para no rendírseles, cuando llegara el momento de las dificultades. Jesús quería despertar en sus seguidores la sensibilidad y el olfato social, para que así llegaran a conocer a fondo las fuerzas del mal y supieran enfrentarlas. Análisis y olfato social era exactamente lo que definía al profetismo. Para Jesús el profetismo no había muerto. Había que darle nueva vida con la claridad del N.T., que ya no admitía ambigüedad frente a un mal tan estructuralmente malo, como el poder de dominio, bajo el nombre que fuera: dinastía davídica, monarquía, poder del pueblo de Dios, profecía mesiánica. Nada de lo que tuviera sabor a poder de dominio podía ser bendecido por el defensor de la vida de los oprimidos. El seguidor sin conciencia y sensibilidad social profética era como quien proyectaba una gran batalla, para terminar pidiéndole paz al enemigo.

 

 

C. HOMBRES Y MUJERES QUE RECUPERARAN LOS VALORES PERDIDOS DE SU HISTORIA

3.4.4. Recuperar la capacidad de generar alianza: La sal debe seguir siendo sal (Mt 5,13; cf. Mc 9,50; Lc 14,34-35).

* Para Jesús, el judaísmo había terminado traicionando la vocación original de Israel. Por su entrega al poder de dominio, había perdido su identidad original, recogida en la expresión "ser sal de la tierra", cuyo sentido es ser alianza entre los pueblos (Nm 18,19; Lv 2,13; Ez 16,4). Servir de alianza implica fraternidad, solidaridad, cosas que ya Israel había dejado de ser hacía tiempo, al menos como nación o como institución. La prueba estaba en que buscaban eliminar a Jesús por ir en contra del poder de dominio y en favor de la fraternidad.

* Jesús quería que su grupo recuperara el valor que tenía el primer Israel de ser alianza y fraternidad para el mundo. Al Israel posterior le correspondía, como heredero de la vocación de sus padres y madres, trasmitirle al mundo el valor de la justicia y de la fraternidad. Pero, si ya no quería seguir con este compromiso, estaba a punto de que le ocurriera lo de la sal que se desvirtúa: ser arrojada fuera y pisoteada. Si Israel había perdido su vocación original, no debía extrañarse de que los humildes prescindieran de él como punto de referencia para alcanzar humanización y liberación, y de que fuera contada como uno más del desecho moral del poder de dominio que explota y martiriza a la humanidad.

3.4.5. Recuperar la capacidad de iluminar a otros: La luz debe seguir siendo luz (Mt 5,14a.15; Lc 8,16; 4,21).

* Israel, por su vocación original, estaba llamado a comunicar a otros la luz que había recibido. Pero en el camino de la historia, cambió este compromiso original por búsquedas de poder, donde ya no era luz sino oscuridad para otros. Sus reyes, desde Saúl hasta los Herodes, emularon en ambición de poder, que los llevó a no respetar la vida que llegara a oponerse a sus intereses. Es decir, Israel había terminado por encerrar su luz y ahogarla. Había inmolado su vocación de alumbrar a otros en el altar del poder de dominio.

* El resultado para Jesús era claro: otro grupo debía recuperar la antorcha y hacer que otros se regocijaran con su luz. Alguien debía reemplazar a Israel y devolverle a los oprimidos del mundo la alegría de que todavía era posible la fraternidad y la solidaridad. Todo lo que iluminara el proceso de solidaridad de la humanidad, debía ponerse en servicio. Lo que se era y lo que se tenía había que darlo a los otros. Sus seguidores debían considerarse un patrimonio social.

3.4.6. Recuperar la capacidad critica: La ciudad alta, patente a la vista de todos (Mt 5,14b.16).

* El legalismo le había hecho un gran daño al judaísmo: lo había vuelto un grupo sectario. Y una de las características de lo sectario es la falta de crítica al interior de la institución. A Israel le correspondía animar el proyecto de la fraternidad en el mundo y, en razón de esto, estaba expuesto a la crítica. Los profetas lo hicieron, así fuera a costa de su vida. En el tiempo de Jesús la situación era todavía más crítica. Todos los grupos socio-religiosos (saduceos, fariseos, zelotes, herodianos, sicarios, esenios) querían asumir el liderazgo sociopolítico, pero nadie aceptaba crítica alguna. Quien lo hiciera se convertía en su enemigo. Por eso Jesús, cuyas obras y doctrina eran ya una gran crítica para cualquier grupo de poder, se convirtió en el enemigo de todos.

* Jesús quería que el pueblo recuperara la capacidad crítica del tiempo primero, cuando Yahveh lo corregía, llevándolo al desierto y hablándole al corazón, como en los días de su juventud, como en el día en que subía del país de Egipto (Os 2,16-17; cf. 2,4-25). Jesús sabía que ser animador de un proyecto exigente como el del Reinado de Dios era como estar colocado en la cima de una montaña, para mostrarle a todos, sin complejos, buenas obras que condujeran a glorificar a Dios (Mt 5,16). Por eso un guía genuino debía estar abierto a la crítica, a que el pueblo lo corrigiera cuando no aparecían las obras de Dios. Ser participante del proyecto del Reinado de Dios era aceptar el compromiso de ser testimonio, al que se le debía y se le podía criticar y exigir.

 

C. HOMBRES Y MUJERES QUE ASUMIERAN Y REPITIERAN LA PRAXIS DE JESÚS

 

CONTRA EL PODER DE DOMINIO

 

3.4.7. Jesús quería creatividad: El administrador injusto alabado (Lc 16,1-8).

* Jesús sabía en qué sociedad le estaba tocando vivir. Sabía que quien hacía parte del sistema injusto reinante llevaba todas las de ganar sobre los que querían buscar alternativas de justicia. Esto significaba la inmensa desventaja del Reinado de Dios en relación al Poder de Dominio. Este poder continuamente acecharía y amenazaría de muerte a quien se le opusiera. Los seguidores de Jesús (hombres y mujeres) debían buscarle salida a las situaciones de muerte que los acecharían continuamente.

* La tarea que los seguidores del Evangelio debían inaugurar era de creatividad, compitiéndole en iniciativa a los hijos de las tinieblas, servidores de la injusticia. Si un administrador del sistema injusto había sido capaz de resolver en su favor una circunstancia que estaba en su contra, ¿por qué los hijos de la luz no iban a ser capaces de transformar en favor del Reinado de Dios las circunstancias desfavorables en que se iban a encontrar? De una cosa estaba seguro Jesús: sus seguidores tenían el desafío de una mayor creatividad, de ser más recursivos, ya que el desafío era dar soluciones limpias, sin imitar la injusticia de los hijos del sistema. La parábola del administrador injusto será siempre un acicate para ser más creativo que los enemigos del Reinado de Dios y encontrar salidas en un sistema perverso al que no hay que imitar. Esto lo lograría una mentalidad para la que lo justo fuera lo únicamente válido, contraria a la mentalidad del sistema para la que cualquier alternativa era válida, sin que fuera necesario recurrir a la justicia como parámetro de acción. Un grupo con esta mentalidad traicionaría el proyecto de Jesús frente a las ofertas tentadoras que siempre han sabido hacer los hijos del poder de dominio.

 

3.4.8. Jesús quería absoluta independencia frente al legalismo y los propios intereses: El Samaritano ilegal que se portó como prójimo (Lc 10,30-35).

* La mentalidad judía del tiempo de Jesús, absorbida por el legalismo, filtraba todas las propuestas que recibía a través de las posibilidades que le ofrecía el mismo legalismo. Sólo hacía lo que le permitía la estructura legal y nunca realizaba lo que le prohibía dicha estructura. El legalismo impuesto por la estructura religiosa era la norma oficial de la moral del pueblo. Se había llegado, por ejemplo, a establecer, desde la misma legalidad religiosa, que la ley del culto primaba sobre cualquier ley, así fuera la ley del amor al prójimo. Esto asombraba y preocupaba a Jesús. No era posible que en nombre de su Padre se establecieran normas que terminarían deshumanizando al pueblo.

* Este era el contexto en que nació la parábola del Buen Samaritano. Jesús hizo una propuesta de verdadera moral, desde la "ilegalidad", ya que la "legalidad" estaba corrompida. Y la hizo desde quien no tenía ataduras legales. El legalismo convertía en mentira toda propuesta que se hiciera desde la ley o desde los legales. Un Samaritano, libre del legalismo, era el mejor protagonista para demostrar que la moral del Padre Celestial era todo lo contrario a la moral oficial y que el amor o la solidaridad para con el hermano necesitado seguía siendo el único medio para demostrar el mandamiento del amor para con el Padre.

* Debemos tener en cuenta el hecho de que la parábola hable del "Sacerdote" y del "Levita", como actores de la deshumanización. Ciertamente ambos estaban marcados por la ley del culto que les prohibía contaminarse, so pena de no poder ejercer el culto en el templo. Pero el "Levita" añadía algo más. Los levitas eran la clase empobrecida del templo. Eran aquellos que históricamente habían sido desplazados por la casta de Sacerdotes sadoquitas. A los levitas sólo les era permitido ayudar en oficios menores. Sus turnos eran muy de vez en cuando. Muchos de ellos eran gente empobrecida. Llegar a perder su turno de servicio en el templo significaba para un levita riesgo de aguantar hambre. Frente a todo esto, se nos abre una visión más extensa del amor: la solidaridad es un valor que hay que anteponer no sólo a la ley del culto, sino también a la misma necesidad personal. Aquí vemos claro cómo la práctica del amor empobrece. La solidaridad se facilita no solo cuando se está libre de legalismos, sino también cuando se está dispuesto a sacrificar intereses personales.

 

3.4.9. Jesús quería la misericordia como norma de conducta: El hombre que quería ser perdonado sin querer perdonar (Mt 18,23-35).

* Cuando el poder de dominio se posesiona de una sociedad, las consecuencias son fatales: impera el poder de la violencia. El poder de dominio se convierte en poder de violencia. Jesús veía que esto podía ocurrir en su sociedad, en la que cada uno de los grupos socio-religiosos y socio-políticos quería disfrutar de las ventajas del poder, y en la que, desde las diversas formas de poder, se violentaba al pueblo. Crear violencia en alguien era desatar el monstruo de la venganza, ya que cada cual se sentía autorizado a cobrárselas a alguien. Si esto se llevaba al campo económico, la insolidaridad se convertía en norma: nadie perdonaba, porque tampoco nadie era perdonado.

* Esta situación, que a cualquiera le causaba espanto, era la que Jesús trataba de retratar en la parábola: el hombre que habiendo sido perdonado no quiso perdonar, retrataba el círculo de violencia a que se entraba si alguien no interrumpía la cadena con el perdón. Esta clase de gente, justificada por el poder de dominio, tenía que ser condenada por Jesús. Era la conducta más contraria al Reinado de Dios. La parábola se constituía en una clara advertencia de Jesús: quien no perdonara, prácticamente se autoexcluía del perdón y del Reinado de Dios en su interior. ¿Cómo podía un Padre reinar en el interior de quien odiaba a alguno de sus hijos?

 

3.4.10. Jesús quería gente que, con la justicia de su causa, enfrentara la injusticia del poder: Una viuda, convencida de su causa, logró atención de un juez injusto (Lc 18,2-5).

* En Israel, como en cualquier sociedad orientada por el poder de dominio, los pobres o gente sin poder, contaban principalmente como fuerza de trabajo o de beneficio para quien manejaba dicho poder. Muy poco contaban como sujetos de derechos. Es cierto que la ley defendía "al huérfano, a la viuda, al forastero y oprimido". Pero esta ley, a la hora de la verdad, dependía de la voluntad del que la interpretaba o ponía en práctica. La aplicación de la justicia, no dependía tanto de la existencia de fórmulas legales, como de las estructuras que posibilitaban o no la práctica de dichas leyes.

* Jesús sabía que la fuerza de los pobres estaba en la forma como ellos mismos asumieran su propia causa. La parábola de la viuda que le reclamaba justicia al juez estaba llamada a dar constancia de esta fuerza y a despertar en el discipulado todas las reservas que pudieran tener para la difícil tarea que les esperaba frente al poder de dominio que imperaba en la sociedad. La fuerza de los pobres, según Jesús, estaba en que éstos se convencieran del contenido de justicia que encerraba su causa. Esta era la fuerza llamada a cambiar la historia. En algún momento lo fue, cuando el pueblo se convenció de que la causa de la justicia era la misma causa de Dios. Entonces la sociedad esclavista hebrea que estaba en Egipto, resolvió cambiar de rumbo y construir un proyecto de libertad y dignidad. Después de siglos, Jesús volvía al mismo principio: una mujer viuda -paradigma del pobre- acorralaba al poderoso que se preciaba de no temer a Dios y de no respetar a ningún ser humano. La fuerza de su causa se había convertido para ella en coraje y para él en espina insoportable.

 

3.4.11. Jesús quería gente que, con el convencimiento de su causa, encontrara respaldo para la misma: Un hombre, convencido de su causa, logró el apoyo de su amigo ( Lc 11,5-8).

* La situación general de Israel frente a cualquier proyecto de cambio no era muy halagüeña, ya que no se contaba con mucho respaldo. Como era natural, todos, aún los buenos o conscientes de la situación, habían terminado por adaptarse a las circunstancias y sacarle partido a la realidad opresora en que vivían. Jesús lo sabía y lo palpaba. Sabía que invitar a otros a engrosar o apoyar la causa del Reinado de Dios, significaba importunarlos, mortificarlos, desacomodarlos. Si se quería hacer algo, había que comenzar por esta etapa de convocación. La causa del Reino urgía activar y despertar a los tranquilos y adaptados al poder de dominio.

* Pero, había que saber hacer la convocatoria. Sólo alguien convencido del valor de su causa era capaz de convocar. Todo esto es lo que Jesús quiso decir en la parábola del amigo inoportuno que sabía que su amigo, así se molestara, no le iba a fallar, respondería a su llamado. La parábola comentaba que el amigo no se levantó por ser simplemente su amigo, sino por su inoportunidad. Nadie era capaz de seguir a otro por simple amistad, sobre todo cuando había que correr riesgos. Se necesitaba que el otro manifestara su convencimiento, la necesidad de ayuda. El convencimiento de su causa, de su necesidad, es lo que volvió inoportuno al amigo. Sea frente a los hombres, sea frente a Dios, la fuerza de una petición de respaldo debe estar afianzada en el convencimiento de la propia causa.

 

 

3.5 Las parábolas del tiempo del Reino:

 

A. EL TIEMPO DEL LEGALISMO Y SUS EFECTOS

a) El Poder del Legalismo había pervertido las mediaciones tradicionales de Israel, cerrándose al cambio y haciendo imposible un tiempo nuevo:

 

3.5.1. La autonomía del pueblo estaba destruida: Sólo las muchachas que tenían autoabastecimiento pudieron entrar a la fiesta de bodas (Mt 25,1-13).

* La famosa parábola que desde pequeños hemos llamado de las vírgenes necias, obedece a una costumbre de Palestina: las muchachas que no eran invitadas a las bodas, podían entrar a las mismas, si estaban a la puerta en el mismo instante en que el cortejo del novio entrara. Se necesitaba, pues, permanecer vigilantes y estar bien abastecidas de aceite, por si el cortejo del novio llegaba a demorarse. Esta costumbre fue aprovechada por Jesús para ahondar en la crisis del pueblo judío. La estructura judía había terminado creando un pueblo totalmente dependiente de la ley, sin autonomía o capacidad de funcionar por sí mismo. Le había pasado lo mismo que a las muchachas: después de tanta espera, cuando llegó la hora de la verdad, se quedaron fuera, por no estar abastecidas de aceite, por no ser autónomas. Y mientras fueron a conseguir aceite, la puerta se cerró.

* El problema del pueblo de Israel era similar. No tenía autonomía. La había entregado a sus líderes, de cuyas decisiones e interpretaciones vivía pendiente. Esta falta de autonomía se hacía más palpable en los momentos de crisis. Era entonces cuando más urgencia había de que el pueblo tomara su iniciativa para abrir nuevos caminos. Sin embargo, era también entonces cuando mostraba más vacías sus reservas espirituales. Y así no tenía otra alternativa que recurrir a lo de siempre, a la ley, al legalismo, dejando pasar las oportunidades que la historia le podía brindar para salir de este círculo vicioso. Frente a Jesús, el pueblo se encontró con la posibilidad de darle a su vida un viraje decisivo y entrar a las bodas de la libertad. Pero no lo hizo. Le faltó combustible, es decir, la autonomía necesaria para liberarse de la ley. Prefirieron seguir, como las muchachas de la parábola, con el ritualismo externo del legalismo: "Señor, Señor, ábrenos". La respuesta de Jesús al ritualista era clara: "No tengo nada que ver con ustedes".

 

3.5.2. La sabiduría popular anulada: Imposibilitados de conocer los signos del tiempo del Reinado de Dios (Lc 12,54-56; cf. Mt 16,2-3).

* La experiencia le había enseñado a Israel a distinguir dos clases de tiempo: el tiempo cuantitativo y el cualitativo. El tiempo cuantitativo (en griego el "Kronos") miraba la parte externa de los acontecimientos o de la historia: un suceso o una tarea en tal fecha, en tal momento, en tales circunstancias. El tiempo cualitativo (en griego el "Kairós") miraba el contenido interior de los sucesos: En este sentido, todo recibe una nueva dimensión: los acontecimientos, los lugares, los momentos, el pasado, el presente y el futuro, todo puede ser mirado desde la dimensión de liberación u opresión. Quien sólo mirara lo cuantitativo del tiempo quedaba atrapado por lo menos valioso del mismo, el ropaje externo de los sucesos. Y anulaba así su capacidad de ver el contenido interno -liberador u opresor- de los hechos, que desbordaba todo calendario, toda cronología.

* Jesús en la parábola quería decirnos que todo esto le estaba ocurriendo a Israel. Ya no se ejercitaba en la capacidad de ver el hondo significado de las cosas, el cual iba más allá del tiempo y de las circunstancias externas que las envolvían. Israel demostraba ser perito en el conocimiento del tiempo cuantitativo: conocía los signos que gobernaban el tiempo cronológico. Sin embargo, ya no tenía mirada para conocer el tiempo cualitativo. No percibía el tiempo de salvación y liberación que significaba la presencia de Jesús. Su sensibilidad espiritual, eso que le da al pueblo su verdadera sabiduría, la tenía estropeada por el legalismo.

 

3.5.3. La capacidad profética estaba arruinada: El juego de los que trasmitían signos ya no tenía respuesta (Lc 7,31-32; cf. Mt 11,16-19).

* Israel, a lo largo de su historia, había demostrado tener activa su capacidad profética. El profetismo había sido una palpable demostración de conciencia crítica frente a los abusos de la monarquía y del sistema de gobierno israelita en general, incluido el sistema religioso. Jesús quería despertar este profetismo, activando la conciencia crítica de su pueblo. Esta era la única forma de esperar un cambio liberador en el pueblo. Pero la respuesta hasta ese momento no sólo había sido negativa, sino agresiva y amenazante. La voz profética de Juan Bautista había sido acallada con su asesinato en la corte de Herodes y se trataba también de silenciar a Jesús, amenazándolo de muerte.

* En la parábola Jesús hace alusión a este hecho, tomando como base el juego de los muchachos que se alternaban en dos grupos, cantándose canciones de dolor o de alegría, para que el bando contrario bailara o llorara. Juan bautista había sido un modelo de profeta cuya figura convocaba a la penitencia; Jesús era de otro talante: convocaba a la alegría. A ninguno de los dos le hicieron caso. ¿Qué era, entonces, lo que querían los jefes? Ellos eran los encargados de calificar o descalificar ante el pueblo a quienes ellos quisieran. Por lo mismo, ellos eran, en gran parte, los responsables de que el pueblo anduviera desorientado. Sus intereses impedían que el pueblo se encaminara por otro lado.

 

3.5.4. Ya no había liderazgos naturales que ofrecieran utopías: El ojo, por estar enfermo, no presta ya ningún servicio al cuerpo (Mt 6,22-23; cf. Lc 11,34-35).

* Una de las ideas típicas de Israel en la literatura veterotestamentaria era la de la corporatividad. Cada individuo hacía parte del todo y en éste era premiado o castigado; esto mismo podía ocurrirle a la totalidad respecto de cada unos de sus miembros. Israel tenía una sola alma (Nm 21,4: "el alma del pueblo se desanima"). Desde esta perspectiva comunitaria habría que mirar los liderazgos en Israel. Eran dones al servicio de todo el grupo. Pero se ve que no era esto lo que estaba sucediendo en el Israel del tiempo de Jesús. Muchos habían pervertido la finalidad del liderazgo, que debía ser un servicio desinteresado a la comunidad.

* La parábola de Jesús era prácticamente un lamento. Jesús veía con tristeza cómo el pueblo era el perjudicado con liderazgos que no eran de servicio sino de explotación. Era como si el ojo, destinado a darle luz al cuerpo, se convirtiera en oscuridad para el mismo. Con líderes honestos el pueblo podía haber salido adelante. Pero con los líderes sucios, opacos, de doble fondo, manejadores del poder de dominio, el pueblo se estaba yendo a pique. Los líderes populares son aquí llamados a juicio, por su ceguera frente al tiempo del Reinado de Dios. También por culpa de ellos la historia de Israel, que podía estar llena de luz, si tuviera líderes sanos, se estaba convirtiendo en la historia más oscura y trágica que alguien se pudiera imaginar.

 

3.5.5. Tampoco había liderazgos oficiales que ofrecieran salidas: El ciego que se atrevía a ser guía de otro ciego (Lc 6,39; cf. Mt 15,14).

* Jesús llamó directamente "guías ciegos" a los líderes oficiales del pueblo y los maldijo (Mt 23,16). Le dolía que gente que estaba destinada a darle orientación al pueblo, lo estuviera desorientando y llevándolo a la fatalidad. Este era un dato más que aterraba a Jesús ya que confirmaba la muerte espiritual en que estaba cayendo el pueblo. Si del pueblo ya no salían profetas, de los dirigentes ya no salían sabios.

* Los dirigentes habían corrompido el papel de la jerarquía, que era orientar al pueblo con su buen ejemplo y no desorientarlo con su mal comportamiento. Por eso en la parábola Jesús los describe como a personas atrevidas que, sabiendo que están ciegas, se atreven a ser guías de otros ciegos a quienes llevan a un desastre premeditado. Esta parábola en su brevedad clarifica que la ceguera es tanto de los líderes como del pueblo. Y describe cómo caminan juntos: como dos ciegos, sin que el uno pueda ayudar al otro.

 

3.5.6. El carisma de servicio estaba corrompido: El siervo insensato, opresor de sus propios compañeros (Lc 12,45-46; cf. Mt 24,48-51).

* La historia del A.T. estaba llena de servidores del pueblo por carisma, es decir, por gracia del Espíritu de Dios, sin que su servicio estuviera basado en parámetros de poder de dominio o intereses personales. Jueces, profetas y sabios habían hecho este papel de servicio. ¿Cómo era que se hubiera acabado este carisma en Israel? En realidad, todo era fruto de que se había perdido la conciencia de igualdad. La fraternidad y la solidaridad funcionaron mientras todos se sintieron nivelados bajo la misma opresión y quisieron liberarse de ella. Por eso el éxodo fue el tiempo de la más bella fraternidad y el de los amores con Dios. Pero, desde el momento en que comenzaron a aparecer líderes que se creyeron con algún derecho más que sus hermanos, la fraternidad y la solidaridad desaparecieron. El sistema monárquico, soñado y alimentado por Israel para los tiempos mesiánicos, con su natural división de clases sociales, era un opositor y destructor natural de la fraternidad, sin que nadie se lo propusiera.

* A los líderes del pueblo se les había olvidado que el mandamiento de "amar al prójimo como a sí mismo" (Mc 12,31) significaba considerar al otro como igual sin ninguna diferencia de superioridad o de poder de dominio. Jesús comprobaba todo lo contrario: gente que por voluntad de Dios debía ser igual al pueblo, lo oprimían y explotaban. Como el siervo inconsciente de la parábola que, olvidándose de su propia condición de servidumbre, convierte en sufrimiento lo que podía haber sido liberación para sus con-siervos. El liderazgo, un carisma de servicio, había terminado convertido en un medio de poder y de opresión del hermano. El pueblo había terminado oprimido por sus propios hermanos. Los líderes habían dejado de ser servidores vigilantes para convertirse en opresores despiadados.

 

3.5.7. La responsabilidad estaba anulada por el miedo y el resentimiento: Los talentos recibidos y mal administrados (Mt 25,14-28; cf. Lc 19,12-26).

* En el proceso de destrucción espiritual que produjo el legalismo en Israel, habría que señalar la amargura y el resentimiento. Detrás del comportamiento estricto de muchos israelitas, Jesús adivinaba un alma amarga y resentida. El legalista, al sacrificar determinadas ventajas personales por el cumplimiento literal de la Ley, y al identificar este modelo despiadado de cumplimiento de la ley con la voluntad de Dios, hacía a Dios responsable de sus tristezas y amarguras y acumulaba en su interior rabia y resentimiento. Tarde o temprano este resentimiento saldría a flote. El alma del pueblo legalista vivía entristecida y rabiosa. Esto mismo la había llevado a hacer de Dios un monstruo: un ser que no daba respiro, que exigía sin dar compensaciones, que se cobraba hasta el menor descuido y, como lo decía la parábola, que le gustaba recoger donde no había sembrado. El resentimiento inutiliza al resentido. Como en la parábola, en la que el receptor de los talentos quedó incapacitado de ponerlos a producir.

* La realidad de Dios llegó a estar deformada en el alma del pueblo. Esto era lo más grave, pues cuando no se reconoce la verdadera realidad de Dios se adora a un ídolo. El Dios del A.T. estaba convertido en un ídolo; pero no en un ídolo cualquiera, sino en uno de esos ídolos monstruos, desfiguradores del ser humano, por ser creadores de miedo y resentimiento. El instrumento que para esto habían empleado los jefes del pueblo era el mal uso de la Ley, el legalismo. No quedaba entonces otro camino que desautorizar la interpretación falsa y legalista que hacían los jefes, deformadores de la fe del pueblo y multiplicadores de la amargura y el resentimiento y entregarles a otros esa misma ley para que le dieran la interpretación liberadora que le daba el mismo Jesús. No era posible que la falsa interpretación de unos falsos maestros hicieran terminar en amargura y resentimiento la historia más bella de alegría y confianza en Dios, que se había dado en la historia.

 

3.5.8. Los bienes habían perdido su papel humanizador: El rico acaparador que le dio mal uso a sus bienes (Lc 12,16-20).

* La escuela deuteronomista del A.T., frente a la crisis desatada por la destrucción de la monarquía, de Jerusalén y de su templo, había señalado la necesidad de la justicia social como principal medio de reconstrucción del pueblo. Por eso prescribía que "si hay algún pobre entre tus hermanos... le abrirás tu mano y le prestarás lo que necesite para remediar su indigencia" (Dt 15,7-8). El valor de los bienes para la Ley genuina era éste: un medio para ayudar "a aquél de los tuyos que es indigente y pobre en tu tierra" (Dt 15,11), donde "no debe haber ningún pobre"(Dt 15,4). Lo que Jesús veía en su pueblo era totalmente contrario a este ideal de la Ley. ¿Por qué esta ley no era cumplida, si estaba expresamente mandada, y en cambio se cumplían escrupulosamente otras leyes de muchísima menor importancia?

* Jesús veía que la finalidad de los bienes estaba totalmente pervertida. Mientras la Ley mandaba tener mano abierta, los ricos de Israel -retratados en el rico de la parábola- hablaban de encerrar y atrapar sus bienes: "reuniré todo mi trigo y mis bienes y diré a mi alma: ...tienes muchos bienes en reserva... descansa, come, bebe y banquetea..." Los bienes, destinados a humanizar, habían tomado un rumbo diferente: eran objeto de codicia, estaban bajo el poder de dominio y, por lo mismo, se habían convertido en medio de perdición.

 

3.5.9. La Palabra de Dios había dejado de ser la guía: El rico condenado, a quien le recordaron, ya muy tarde, dónde estaba su salvación (Lc 16,19-31).

* El buen israelita se caracterizaba por hacer girar su vida en torno a la Palabra de Dios, en donde debía encontrar orientación para su vida, a fin de alcanzar bendición. La Palabra de Dios tenía tal fuerza orientadora que no debía desamparar al israelita, ni de noche ni de día, ni dentro ni fuera de su casa, debía identificarse con su persona y hasta con su misma habitación (Dt 6,4-9; 11,18-21). El punto de referencia vital estaba, pues, en la Palabra. Esta referencia la había perdido el pueblo y, desde luego, los líderes, encargados de mantener viva en el pueblo la Palabra de Dios. Por causa de esta carencia, el pueblo solía buscar orientación en rituales de magia, superstición, invocación de espíritus, apariciones y acciones milagrosas o maravillosas. La tendencia al milagrismo era signo de enfriamiento, de perversión, de adulteración de la fe y en esto andaban pueblo y líderes (Mt 12,39; 16,4).

* En la parábola, el hombre rico condenado y torturado trataba de justificar su injusticia y falta de misericordia, lo mismo que la de sus familiares, por no haber recibido signos milagrosos que se lo hicieran saber. Entonces se le recordó que todo eso estaba claro en las Escrituras, referencia genuina de la voluntad de Dios. El don de la Palabra y su valor crítico, destinados a iluminar sobre la posición social que había que tener en relación a la riqueza, habían perdido para el rico toda fuerza convincente. No le quedaba otro camino que apelar al milagrismo. La Palabra de Dios, llena de las voces objetivas de los pobres de Yahveh, había sido inutilizada, arrinconada y suplantada por la subjetividad y superficialidad de las apariciones y fantasmas. Jesús se encontraba frente a una falsa religiosidad popular, en la que no había liberación, sino peligro de alienación. Esto explica su dura reacción contra el rico.

b) El judaísmo oficial, por haberse dejado ofuscar por el legalismo justificador del poder de dominio, debía rendir cuentas ante la historia

 

3.5.10. Inconciencia ante la última oportunidad para dar fruto: La última oportunidad de una higuera infructuosa (Lc 13,6-9).

* El pueblo israelita había demostrado tener una inmensa capacidad utópica, es decir, una gran capacidad de crear proyectos y sueños de futuro y de hacer esfuerzos por llevarlos a la práctica. Su fascinante literatura bíblica era la mejor prueba. Jesús esperaba que frente a la crisis de su momento saliera a relucir esa secreta fuerza que había sacado a Israel de sus crisis anteriores. La expresión "dar fruto" (o "buscar fruto") significaba la concreción, en obras, de tantas utopías proféticas y sapienciales que habían sido sembradas en el corazón del pueblo. De alguna manera había que responder ante la historia por tanta esperanza sembrada y por tanta vida gastada en búsqueda de lo mejor.

* Lo peor que le podía suceder a Israel era perder la responsabilidad histórica y, con ella, el patrimonio espiritual de tantos siglos. Jesús lo veía y lo sentía. Por eso "lloró sobre Jerusalén... porque no has conocido el tiempo de tu visita" (Lc 19,41-44). No era Jesús quien le arrebataba a Israel un derecho o un privilegio. Era el mismo pueblo y, sobre todo sus líderes, quienes no eran conscientes del tiempo último y definitivo que tenían delante. La venida de Jesús era la última oportunidad disponible, para tomar conciencia de que el poder de dominio, bajo el cual vivía Israel, seguiría siendo una fuente inacabable de sufrimiento y de muerte. A Israel propiamente no lo juzgaba y condenaba un capricho de Jesús. Como la higuera infructuosa, era condenado por su propia esterilidad. El poder de dominio, al penetrar todas sus estructuras, le había hecho este gran daño: le había carcomido su sensibilidad social, le había secado sus entrañas de justicia y lo había inutilizado de tal manera que, como un árbol infructuoso "estaba cansando la tierra" (12,7), por no entregar nada de su parte.

 

3.5.11. Inconciencia ante la última oportunidad para no ser condenado: La última oportunidad de un acusado (Lc 12,57-59; cf. Mt 5,25-26).

* Con la anterior parábola Jesús llamaba a reflexionar sobre la condenación de Israel, en cuanto había terminado sin saber dar frutos de justicia, es decir, por haber perdido su capacidad utópica. En la presente parábola, Jesús consideraba a Israel como a un acusado por su propia conciencia, que inexorablemente caminaba hacia la condenación, inconsciente de que todavía disponía de un último tiempo para cambiar su suerte. Ese último tiempo que se le ofrecía a Israel era la presencia de Jesús que lo llamaba a conversión.

* Jesús veía al Israel oficial como a un acusado que, si tenía un poco de sensatez, haría las paces con su acusador, antes de llegar ante el juez. El acusador de la oficialidad judía no podía ser otro que el pueblo. Y ante este pueblo, Jesús le pedía a la oficialidad de Israel dos cosas en la parábola: primero "hacer un esfuerzo" (en griego: "dos ergasían"). Salirse del sistema del poder de dominio no era fácil: empeñaba todas las fuerzas, y había que hacer todos los esfuerzos y las renuncias posibles. En segundo lugar, Jesús pedía "satisfacer" (en griego "apel-lájthai"). Era necesario dar satisfacción al pueblo, cuyo sufrimiento era, a la hora de la verdad, el acusador de los jefes. Era expresión de una inmensa sensibilidad social de parte de Jesús, concebir al pueblo como un adversario cuyo dolor exigía satisfacción, si alguien quería librarse de su sombra acusadora.

 

c) El poder de dominio terminó convirtiendo en asesinos a sus seguidores:

3.5.12. Asesinos por quitarle la vida al hermano: Los arrendatarios asesinos por puro interés (Mc 12,1-9; cf. Mt 21,33-46; Lc 20,9-19).

* Esta dura parábola nació como la expresión del agudo conflicto al que había llegado Jesús con los dirigentes de su pueblo. Ya Jesús veía cercano el fin de su vida y sabía que hacia allá lo llevaba la violencia de los dirigentes. Ellos eran los primeros responsables de su muerte y como tal, eran unos asesinos. Era necesario que el pueblo entrara en conciencia de esto, como parte del proceso del crecimiento de su conciencia crítica. Sólo descubriendo la capacidad de muerte que poseía el poder de dominio, la conciencia crítica del pueblo podría irse distanciando de los poderes, hasta que algún día lograra romper definitivamente con los mismos.

* Había que denunciar, como la mayor traición al proyecto de justicia inaugurado por Dios en el A.T., el hecho de que el pueblo, que había comenzado como un servidor honesto de Yahvéh, terminara como asesino de quien le traía la verdad de parte de ese mismo Dios. Dirigentes y pueblo iban a asesinar su "última esperanza". El original griego de la parábola plasmaba esta tragedia, al denominar como "ésjaton" al hijo que era enviado por el padre a reclamar sus derechos sobre la viña alquilada. "Esjaton" (de donde viene nuestra palabra "escatología"), era lo extremo, lo último y lo definitivo que podía ocurrir. Tenía siempre una doble carga: podía ser salvación o condenación, vida o muerte, alegría o tristeza, dulzura o rabia. Pero esta ambigüedad no dependía del "ésjaton" en sí, sino de la condición en que se encontrara quien lo recibía. Por eso Jesús causaba tanto amor y tanto odio. Y por eso mismo fue víctima del odio. Su oferta de sociedad fraterna, solidaria e igualitaria chocó con los intereses del sistema judío. La parábola contiene una amarga ironía que resume toda la historia de Israel: en el A.T. había empezado como un humilde arrendatario y frente a Jesús terminaba como un asesino por interés.

 

3.5.13. Asesinos por no tener misericordia con el hermano: Los insolidarios sin entrañas de misericordia por los necesitados (Mt 25,41-46).

* Las sociedades insolidarias, como la sociedad oficialmente insolidaria del tiempo de Jesús, han procurado evitar, por conservar su buen nombre, los asesinatos directos. Por eso los "desechos" de esa sociedad morían aparentemente sin culpa de nadie: los mataba el hambre o el frío, o la soledad de una cárcel o, a lo mejor, sus propios descuidos... La conciencia de la sociedad podía dormir "legalmente" tranquila, porque dichas muertes no eran responsabilidad directa de nadie. Jesús reaccionó contra este modelo de sociedad hipócrita. Y declaró que su Padre tarde o temprano pediría cuentas de todas estas muertes.

* En la parábola, Jesús trataba de despertar la conciencia social y hacer ver la responsabilidad que todos tenían en la injusticia estructural del poder de dominio. Si el Padre Celestial va a establecer un juicio, es porque hay responsabilidad en un pecado social. Frente al dolor, la opresión o la muerte de un hermano, la sociedad debía examinar su responsabilidad. La parábola dejaba en pie esta verdad escandalosa: dejar sufrir al hermano necesitado, no rescatarlo de su necesidad, era como si se le hiciera eso al mismo Dios. Y dejar morir al hermano necesitado era como dejar morir al mismo Dios. Mejor, era como asesinar al mismo Dios. La parábola tiene una frase de maldición: "Apártense de mí, malditos", con la cual quiere decir Jesús que jamás su Padre puede estar con quienes cierren su corazón y sus manos a la misericordia, así no sean conscientes de que su Padre y los pobres se identifican.

 

 

B. EL TIEMPO DEL REINADO DE DIOS TENIA PARA JESUS SU SEÑAL Y SU PREMIO

a) La gran señal del tiempo del Reinado de Dios: la misericordia pronta y oportuna.

 

3.5.14. Dios acontece donde haya misericordia: Los hombres solidarios que, sin saberlo, estaban sirviendo al mismo Dios (Mt 25,31-40).

* Jesús, a lo largo de su vida, había experimentado, como muchos israelitas de su tiempo, que el poder de dominio y el legalismo caminaban juntos. De hecho, el legalismo no era otra cosa que el poder de dominio llevado al campo religioso. Definir la vida desde la búsqueda de intereses personales y poner la interpretación de la ley en servicio de esta causa, tenían como lógica consecuencia ir secando las entrañas de misericordia del pueblo. Jesús enseñaba todo lo contrario. Amar a Dios y amar al prójimo eran, a la hora de la verdad, una misma realidad; tanto, que los dos eran mandamientos semejantes, de los cuales pendía toda la ley y los profetas (Mt 22,34-40). Jesús quiso devolverle a la humanidad su capacidad de amor. En esta parábola plasmó uno de los planteamientos más revolucionarios y también más consoladores del Nuevo Testamento: el Reinado de Dios acontecía donde quiera que se practicara la misericordia. No acontecía necesariamente en el ámbito religioso o sagrado.

* En el pensamiento de Jesús se trataba de una misericordia concreta, que rescatara al ser humano de su hambre, de su sed, de su carencia de recursos como forastero, de su desnudez, de su enfermedad, de la injusticia del poder de dominio que encarcelaba a los que lo combatían... Lo que, en definitiva, contaba para Dios era la solidaridad que se tuviera con el ser humano necesitado, explotado, oprimido o marginado. Mayor claridad no se podía dar acerca del compromiso de Dios con el ser humano empobrecido, tanto que el pobre quedaba asimilado al mismo Dios. Jesús en la parábola definía a Dios como el que se identificaba con los pobres. Por lo tanto, quien practicara misericordia estaba confesando al mismo Dios, así fuera inconsciente de ello. Cerrar el corazón y las manos a la misericordia era prácticamente renegar de Dios.

 

3.5.15. La misericordia exige respuesta pronta: El siervo bueno que permanecía vigilante, para abrirle prontamente al amo (Lc 12,35-36).

* Jesús veía que su vida, por causa de sus enemigos, estaba llegando a su fin y que el pueblo seguía, por causa del poder de dominio, sin ser objeto de misericordia. Frente a la vida del pueblo que era destruida por los poderes, era apenas lógico que Jesús exigiera respuestas prontas y oportunas. Abrirle prontamente la puerta a Dios era darle una respuesta pronta al pueblo necesitado.

* Esta parábola no miraba a los enemigos de Jesús, sino a los que habían escogido ser servidores de la causa del Padre en favor de la vida del pueblo. No se trataba de una exigencia para los enemigos, que no eran servidores de la causa de Dios, sino de una urgente llamada a los servidores del Evangelio. El acontecer de Dios, que era el acontecer de su amor y su justicia, también tenía un tiempo incierto. En cualquier momento podía aparecer el hermano necesitado y era urgente estar vigilante para que la respuesta fuera oportuna. Estar pendiente del pueblo empobrecido, de su clamor y de su necesidad concreta, para responder a ella lo más pronto posible, era estar pendiente del mismo Dios.

 

3.5.16. La misericordia exige respuestas oportunas: El amo vigilante, dispuesto a defender sus bienes oportunamente (Lc 12,39; cf. Mt 24,42-43).

* En el lenguaje parabólico de Jesús, el amo casi siempre es su Padre y los siervos sus seguidores. Esta parábola bien pudo referirse originalmente al Padre Celestial, amo por alianza y tradición de la casa de Israel. A lo largo de la historia, también Él había dado la cara por su pueblo. Y en este momento de desastre espiritual y opresión que estaba viviendo su pueblo, también la seguía dando. La encarnación de Jesús era su respuesta más oportuna. Jesús, con su proyecto de fraternidad, solidaridad e igualdad, era la solución para enfrentar al Poder de Dominio, el cual le arrebataba al Padre su pueblo y se adueñaba de él.

* Jesús, como respuesta oportuna del Padre al dominio del Mal, no era ninguna respuesta paternalista o providencialista. Jesús exigía que sus seguidores dieran también la pelea, como su Padre la daba en él, y como él la daba hasta entregar su vida. El Reinado de Dios era gracia, pero gracia para poder poner a disposición de ese Reinado todas las fuerzas y recursos personales, y así tener con qué defender al pueblo de Dios. La respuesta del Padre en Jesús era oportuna, como lo pedía la parábola. Era la respuesta de quien había estado vigilante, a lo largo de toda la historia humana. ¿Podemos imaginarnos una respuesta mejor, más oportuna, más eficaz que la del proyecto de Jesús para combatir al Poder de Dominio? Mientras a este poder no se le destruya en sus raíces, la humanidad será propiedad de unos pocos dominadores y la diaria muerte de los sin poder será su consecuencia. Jesús sigue siendo la respuesta más oportuna, ya que ataca las raíces del mal que están en nuestro interior y en el de la sociedad, formando un círculo de muerte: nosotros influimos en ella y ella influye en nosotros. En este interior acaparador (personal y social) que debe ser transformado, es donde hay que poner la lucha definitiva.

b) El premio de los que respondieron al tiempo del Reino de Dios,

 

con praxis de justicia:

3.5.17. Dios premia a su siervo, ligándolo para siempre a su causa: El siervo que, como premio, debe seguir siendo siervo (Lc 12,42-44; cf.Mt 24,45-47)

* La sociedad de poder de dominio premiaba a sus servidores haciéndolos partícipes de ese mismo poder. De esta manera quedaban más pervertidos en su interior y permanecían más atados a su causa de injusticia. El legalismo, que era expresión del poder de dominio, también trabajaba en esta misma dirección. Espiritualmente había acostumbrado al pueblo a esperar compensación por su cumplimiento de la Ley. La amistad con Dios no era una gracia, un don, sino una exigencia; era algo ganado y no algo gratuitamente dado. La posición de Jesús era totalmente contraria. El Reinado de Dios era Dios mismo que acontecía en el interior. No se apoyaba en compensaciones cuantitativas. Por lo mismo, el premio del servidor fiel del Reinado de Dios no podía ser otro que el mismo Dios y su causa.

* Sin duda alguna se trataba de un premio extraño para una sociedad construida sobre el poder de dominio y el legalismo. Por eso esta parábola en sí misma es extraña y difícil de comprender. Y esto no se logra hasta que uno mismo no se convenza de que Jesús no ofrecía en su seguimiento premios cuantitativos que beneficiaran intereses personales o grupales. El premio de su seguidor estaba en crecer interiormente, cualitativamente, dentro de la causa que, como don de Dios, ya había hecho suya. Por esta razón en la parábola el siervo es promovido a mayor responsabilidad, a mayor servicio. Ayudar a liberar a otros del poder de dominio, humanizar a otros, significa que uno mismo crece en dichos valores, que uno se humaniza, que uno se va identificando más y más con el mismo Dios. ¿Puede existir o podemos imaginar mayor premio?

 

3.5.18. Dios premia a su siervo, convirtiéndolo en compañero: El siervo que, como premio, termina siendo atendido por su amo (Lc 12,37-38).

* El interior de Jesús, cuando pronunció esta parábola, debía rebosar de esa alegría inmensa de quien va a comunicar algo que ya en su interior está viviendo: sentir al mismo Dios como "compañero". Frente al legalismo era inaudito escuchar que Dios dejaba de ser el Dios administrador de pagas, para convertirse, en un Dios-compañero; la paga debía ser algo que diera ventajas, algo externo a Dios. En cambio, en Jesús la paga era el mismo Dios, en una relación de amistad y de igualdad: ser compañero. Se trataba de una nueva experiencia acerca de Dios, inaudita en un ambiente dominado por el poder de dominio, donde una relación de esta clase no era siquiera pensable.

* Todo lo anterior era lo que Jesús quería expresarnos en la parábola en la que el siervo terminaba siendo atendido por su amo, que así se portaba como compañero. Entre un Dios humanizador y su seguidor, luchador también contra los poderes deshumanizadores, debía aparecer una intensa comunión de proyectos, una igualdad de causas. Ambos pasaban a relación de compañeros. Y, entre compañeros, el servicio mutuo es normal. No nos extrañe, pues, que Dios se convierta en servidor de los servidores de sus hijos. El mejor premio para Jesús y sus seguidores era sentir a Dios como compañero de causa.

 

 

3.6. CONCLUSIONES:

 

3.6.1 La parábola y nuestro esquema mental simbólico.

Todos sabemos que cada parábola está destinada a trabajar la mente del oyente o del lector. La parábola, en principio, afecta al esquema mental simbólico de quien entra en contacto con ella. Y, desde aquí, hace siempre un doble trabajo: en primer lugar, da una nueva visión de las cosas; y, en segundo lugar, impulsa a la acción. Si aplicamos esto a Jesús y a las personas que, de todas las corrientes, entraron en contacto con él, vemos que sus parábolas produjeron reacciones diversas y contradictorias, en torno a su persona y a su causa, para bien o para mal. Por eso, para terminar, quisiéramos recoger lo que las parábolas pudieron haber significado para los oyentes de Jesús y lo que siguen significando para nosotros, oyentes de finales del siglo veinte.

 

A) Culturalmente, las parábolas desmontaron y combatieron abiertamente el viejo esquema mental simbólico insolidario y egoísta. Por eso ofendieron. Pero, también hicieron nacer un nuevo esquema mental simbólico solidario. En este caso, las parábolas condujeron a la identificación con la misma mente de Jesús. Y orientaron, convencieron y animaron de tal manera a sus seguidores, que los prepararon para la persecución y la muerte por la causa que ellas presentaban. También a nosotros las parábolas nos tocan en lo más profundo de nuestro ser, en nuestro esquema mental simbólico-cultural. Aquí se dará la lucha para que ellas lleguen a ser nuestro verdadero programa de vida, o para que, aún admirándolas, no pasemos de verlas como piezas muy hermosas para la catequesis o como simples "utopías irrealizables".

B) Políticamente, las parábolas cuestionaron a los contemporáneos de Jesús y fueron una oferta de liberación frente al sistema socio-político heredado: vertical, desigual, insolidario, no participativo. Con las parábolas, Jesús trató de rescatar a sus seguidores del poder de dominio de todas las monarquías y de todos los grupos socio-religiosos de su tiempo. Y tratará de rescatarnos a nosotros de nuestros propios sistemas modernos que repiten en nosotros y en el pueblo la misma opresión y destrucción del poder de dominio.

 

C) Religiosamente, las parábolas llevaron a cuestionar toda la estructura en la que se apoyaba la religión judía, con toda su organización y sus mediaciones (sistema de purezas legales, oraciones, liturgias, ayunos, sacrificios, limosnas...). Con ellas, Jesús trató de rescatar al ser humano de las injusticias del legalismo de su tiempo y de todos los legalismos que a lo largo de la historia siguen deshumanizando.

D) Socialmente,las parábolas tenían la intención de provocar un cambio en las relaciones de los seres humanos: éstos deberían tratarse como hermanos, con solidaridad e igualdad, como hijos del mismo Padre celestial. Por lo tanto, deberían cambiar sus relaciones, montadas sobre el poder de dominio heredado. Idéntico mensaje transmiten al hombre moderno que, en todos los continentes, sigue metido en el mismo modelo de sociedad que Jesús condenara.

 

E) Personal y comunitariamente, las parábolas no hacen distinción, no separan el campo del individuo del de la sociedad. Persona y sociedad se influyen mutuamente. El esquema cultural social comunitario ayuda a construir el esquema personal, y, a su vez, el esquema personal recrea al esquema mental comunitario, sea reforzando las alienaciones del sistema social, sea cuestionándolas en orden a un cambio. Las parábolas, por su fuerza simbólica amplia, tocan tanto a las personas como a la sociedad. Esto ocurrió en el tiempo de Jesús y sigue ocurriendo en nuestros propios días.

 

F) Permanentemente, más allá del tiempo y del espacio, las parábolas siguen cuestionando las estructuras sociales injustas. Por eso siguen siendo el mejor instrumento para un programa de cambio, tanto personal como social. Las parábolas siguen haciendo posible tanto la Nueva Humanidad como la Nueva Sociedad.

 

G) Pedagógicamente, las parábolas siguen siendo una escuela permanente de goelazgo o liberación. Su trabajo va dirigido al esquema mental simbólico cultural, que es el que da las razones para actuar. La Comunidad Primitiva vio en ellas la mejor expresión del proceso espiritual de Jesús, en cuanto ellas revelaban las razones que Jesús tuvo para portarse como se portó. Cada parábola viene a ser como una bomba de tiempo que Jesús deposita en nuestra mente, y que, en su momento, produce su efecto explosivo: o para cuestionar y exigir cambio, o para confirmar y exigir más compromiso. Las parábolas hacen en el ser humano un trabajo fundamental de purificación interior de todo poder de dominio. Sin este trabajo básico, no podrá haber jamás liberación externa. En la medida en que hombres y mujeres nos dejemos penetrar del contenido de las parábolas, humanizaremos nuestra vida y humanizaremos la tierra donde habitamos. Las parábolas, expresiones profundas del pensar, del sentir y del actuar de Jesús, pueden ser nuestra guía y nuestra escuela de liberación.

 

 

GUÍA PARA LA UTILIZACIÓN DE LAS PARÁBOLAS

A continuación colocamos las citas de las parábolas de las cuales se hace un comentario extenso. Las citas que van en negrilla corresponden al texto que directamente se comenta; las citas en "tipo normal" corresponden al texto paralelo que también queda comentado. Los números en paréntesis indican el folleto (primero o segundo) sobre las parábolas y el número del párrafo de dicho folleto.

 

 

MATEO

 

5:13 (II,27)

 

5:14a,15 (II,28)

 

5:14b-16 (II,29)

5:25-26 (II,45)

 

6:22-23 (II,38)

 

7:9-11 (I,17)

9:15 (I,1)

9:16-17) (I,7)

11:16-19 (II,37)

12:25-59 (I,2)

12:45-46 (II,9)

 

13:1-9 (I,12)

 

13:24-30 (I,8)

13:31-32 (I,10)

13:33 (I,3)

 

13,44 (I,5)

 

13:45-46 (I,6)

 

13:47-48 (I,11)

 

13:52 (II,24)

15:14 (II,39)

16:2-3 (II,36)

18:12-14 (I,15)

 

 

18:23-35 (II,32)

 

20:1-15 (I,19)

 

21:28-31a (I,22)

21:33-46 (II,46)

22:2-10 (I,23)

24:42-43 (II,50)

24:45-47 (II,51)

24:48-51 (II,40)

 

25:1-13 (II,35)

 

25:14-28 (II,41)

 

25:31-40 (II,48)

 

25:41-46 (II,47)

 

 

 

 

 

 

MARCOS

 

2:19-20 (I,1)

 

2:21-22 (I,7)

 

3:23-27 (I,2)

 

 

4:3-8 (I,12)

 

4:26-29 (I,4)

 

4:30-32 (I,10)

 

9:50 (II,27)

 

12:1-9 (II,46)

 

 

 

 

 

LUCAS

4:21 (II,28)

5:33-39 (I,1)

5:36-39 (I,7)

 

6:39 (II,39)

 

7:31-32 (II,37)

 

7:41-42 (I,13)

8:4-8 (I,12)

8:16 (II,28)

 

10:30-35 (II,31)

 

11:5-8 (II,34)

11:11-13 (I,17)

11:15-22 (I,2)

 

11:24-26 (I,4)

 

11:34-35 (II,38)

 

12:16-20 (II,42)

 

12:35-36 (II,49)

 

12:37-38 (II,52)

 

12:39 (II,50)

 

12:42-44 (II,51)

12:45-46 (II,40)

 

12:54-56 (II,36)

 

12:57-59 (II,45)

 

13:6-9 (II,44)

13:18-19 (I,10)

 

13:20-21 (I,3)

 

14:7-10 (I,20)

 

 

14:16-24 (I,23)

 

14:28-30 (II,25)

 

14:31-32 (II,26)

14:34-35 (II,27)

 

15:4-7 (I,15)

 

15:8-10 (I,14)

 

15:11-32 (I,18)

 

16:1-8 (II,30)

 

16:19-31 (II,43)

 

17:7-10 (I,20)

 

18:2-5 (II,33)

 

18:9-14a (I,16)

19:12-26 (II,41)

 

 

 

 

 

20:9-19 (II,46)

 

 

 

 

 

 

CLAVE CLARETIANA

 

HABLAR DESDE DIOS Y DESDE EL PUEBLO

 

 

Se ha comentado repetidamente la insistencia del P. Fundador en emplear un lenguaje cercano al pueblo en el anuncio del Evangelio del Reino. Nos es muy familiar el siguiente texto de la Autobiografía: "El estilo que me propuse desde el principio fue el del Santo Evangelio: sencillez y claridad. Para esto me valía de comparaciones, semejanzas, ejemplos históricos y verdaderos; los más eran tomados de la Santa Escritura. Había observado que una de las cosas que más llamaba la atención de todos, sabios e ignorantes, creyentes o incrédulos, eran las comparaciones de cosas naturales" (Aut 297).

Ahora bien, lo que no se puede hacer es quedarse en la forma y no llegar a cuestionar los contenidos de nuestra predicación u otros medios de anuncio del Evangelio. Como ha sido el caso en Jesús y lo fue en todos los profetas, solamente en una profunda comunión con Dios y con el pueblo encontraremos la garantía de fidelidad al proyecto de Jesús. De este modo, nuestro lenguaje será capaz de transmitir el Corazón del Padre y de hacerlo de una forma inteligible para los destinatarios. No podemos anunciar "claretianamente" el Evangelio, sin un contacto real y continuado con el pueblo.

A la luz de la predicación de Jesús, será bueno releer algunos números del documento del último Capítulo General:

 

"Resaltemos en toda celebración la fuerza de la Palabra, y cuidemos especialmente la homilía, teniendo muy en cuenta la realidad concreta de las personas a las que nos dirigimos" (SP 11.3).

 

"Aprendamos a leer la realidad en que viven los destinatarios de nuestra palabra, sabiendo expresarnos en su lenguaje y en su mundo simbólico" (SP 16.3).

Todo ello para que el Reinado de Dios se haga realidad entre los hombres.



 

CLAVE SITUACIONAL

 

1. Entre valores de vida y fuerzas de muerte. Valores que humanizan e intereses que deshumanizan se confrontan hoy en cualquier sociedad. Ante los estragos del "poder de dominio", Jesús contó con los valores de la cultura del pueblo en la construcción del Reino, y pidió a sus discípulos hacer lo mismo (Mt 13,52) y calibrar las fuerzas mortíferas del "enemigo" (Lc 14,31-32). ¿Qué valores de la cultura o culturas de nuestros lugares hay que apreciar (y salvar o potenciar) en relación al Reino?... La inculturación y el profetismo -dimensiones de la misión de Jesús- han sido reasumidos por el Magisterio de la Iglesia; preguntémonos si, de hecho, en nuestra Iglesia local contamos con los "valores" de la cultura del pueblo para construir el Reino de Dios, y si la pastoral tiene hoy suficiente fuerza profética.

 

2. Tomarle el pulso al amor en nuestras sociedades y en nuestra Iglesia. Jesús basaba sus diagnósticos sobre la sociedad en que todo lo que impide la justicia y niega el amor, rechaza e impide la manifestación del Reinado de Dios. En nuestras sociedades, y más en concreto en la convivencia en nuestro entorno humano (relaciones, afanes, instituciones, grupos y estructuras), ¿qué se busca y se practica hoy por encima del amor solidario?... Y ¿qué es lo que más falsea la verdad y la imagen del Dios de Jesús en nuestra Iglesia? (Nuestro diagnóstico ha de contar con las mediaciones y situaciones de hoy en las diversas culturas, etnias y religiones de cada lugar; valoremos el lema "diferentes e iguales").

 

3. ¿Como "la higuera infructuosa"? Alguien ve en esta higuera condenada por su esterilidad (Lc 13, 6-9) el símbolo de nuestro mundo en este fin de siglo: sociedades e iglesias en crisis de utopía y de esperanza, agotadas, estériles, incapaces de soñar y crear... La "mutación histórica" que vivimos, trae consigo una grande "noche" en la que fenecen realidades que parecían inmutables. Pero, "otras" sabidurías, "otros" esquemas mentales y simbólicos con potenciales de vida para todos, pueden estar gestándose en las nuevas búsquedas, o en tradiciones, culturas, etnias y religiones secularmente oprimidas e ignoradas, y ahora marginadas, excluidas. Dentro de un mundo que se está suicidando con sus abusos, ¿dónde vemos nosotros la esterilidad, y dónde lo que "da fruto" o es capaz de darlo? (Puede aplicarse esta pregunta a nuestro entorno humano, a nuestra iglesia, a la Congregación, a nuestra Provincia, a la propia comunidad).

 

4. Ser solidarios o insolidarios "ésta es la cuestión". Con el olvido de la igualdad fundamental (Lc. 12, 45-46) y el uso deshumanizante de los bienes (Lc. 12, 16-20) la insolidaridad hacía de numerosas personas y de las instituciones y leyes y todo el sistema, "asesinos natos" (Mc 12, 1-9; Mt 25, 41-46). Habrá que ver en cada lugar, hasta qué punto sucede hoy lo que Jesús vio que sucedía en Israel. Pero, la claridad con que Jesús afirma (Mt 25) que lo hecho o dejado de hacer a las personas necesitadas, a Dios se le hace o se le deja de hacer (aun sin creerlo ni saberlo) extiende la identificación de Dios con el pobre necesitado a todos los tiempos y lugares, culturas y religiones, y a los ambientes más secularizados o "indiferentes". Pensemos nosotros hasta dónde vemos llegar hoy realmente la insolidaridad y la solidaridad en la sociedad, pueblos e iglesias del país en que vivimos. Y dado que la solidaridad real es señal cierta de que acontece el reinado de Dios, ¿dónde se hace hoy visible por esa señal en nuestra sociedad y en nuestra iglesia, y dónde no aparece?

 

5. ¿Gratuidad en tiempos de "mercadeo"? En nuestros días de "tanto mercadeo" y "necesidades" y "codicia", esa experiencia de la gratuidad de un Dios que no "paga" ni "premia", sino que se hace compañero y servidor de los servidores de su Hijo y de su Reino, y los promueve a mayor servicio y al mayor sacrificio, sigue siendo una experiencia sorprendente y nueva acerca de Dios ("el siervo "promovido" y "el siervo servido por su señor", (Lc 12, 42-44 y 37-38). Viendo la influencia del sistema consumista y competitivo en las gentes, la afición al "dinero fácil", qué responderíamos nosotros a esta pregunta: ¿cómo valorar y vivir hoy la gratuidad del Dios de Jesús, y cómo proponer a la gente apreciarla y vivirla, sin fracasar en el intento?

 



 

CLAVE EXISTENCIAL

1. Hay parábolas ("el samaritano que se porta como prójimo" Lc. 10, 30-35, "el reinado de Dios la misericordia solidario", Mt. 25, 35-46, y otras) que nos asoman a lo más fascinante de la experiencia vital de Jesús, quien, para ser fiel al Padre, "quiso devolverle a la humanidad su capacidad de amor" a costa de su vida. ¿Valoro yo por encima de todo el amor solidario real, en mi vida y en el anuncio del Evangelio?

2. Al decir que el Reinado de Dios parte de los valores de la cultura del pueblo ("escriba discípulo del Reino", Mt 13, 52) Jesús nos propone, no sólo un método (lo es también) sino, más aún, una misión y una actitud por las que la evangelización respeta la acción de Dios en cada pueblo, etnia, raza, cultura, religión. ¿Hasta qué punto ha entrado en mi espiritualidad esa luz y esa actitud?; ¿lo cultivamos en mi comunidad claretiana?

 

3. Lo que Jesús siente al ver la ruina de la profecía y el olvido de la palabra de Dios en Israel (estrago de la "ceguera de los líderes", Lc 12, 54-56; 7, 31-32; Mt 6, 22-23) nos afecta existencialmente en nuestro carisma de servidores de la Palabra. Fieles a la "experiencia fundante" de Claret, los claretianos hemos de preguntarnos siempre por el estado de la Palabra de Dios en nuestra Iglesia local (máxime en la porción del Pueblo de Dios al que servimos). Mejorar y animar el estado de la Palabra de Dios en la Iglesia y en el mundo es nuestra gran responsabilidad "carismática.

 

4. Dejarse penetrar por los criterios del Dios de Jesús en la vida y en la evangelización es la buena-aventura de los discípulos. Cada uno se hace sus síntesis vitales. Puede ser ésta, por ejemplo, una síntesis vital para mantener en buen estado el don de ser discípulo: seguir siendo "sal" y "luz" es mantenerse capaz de profecía y alianza; capaz de humanizar, de despertar esperanza y alegría en los tristes y abatidos. Guiar acompañando y escuchando las críticas como quien se deja acompañar, sin protagonismo ni sectarismos, como un servidor muy convencido de la común causa filial y fraterna del Reino, y de la feliz iniciativa de Dios Padre común. Como discípulo "claretiano", devorado por el celo de la Palabra de Dios, lúcido y creativo, tan capaz de "dar fruto" como de fracasar en paz. La gratuidad como único premio, y, como cotidiana debilidad, la misericordia; y, por encima de todo, libre para el amor solidario, como aquel samaritano y cuantos se solidarizan de hecho con cualquier herido, descalzo, preso, hambriento...



 

ENCUENTRO COMUNITARIO

 

1. Oración o canto inicial.

 

2. Lectura de la Palabra de Dios: escoger una de las parábolas indicadas.

 

3. Diálogo sobre el tema V en sus distintas claves.

 

* Recordar lo que se ha indicado en el folleto PRESENTACION acerca del encuentro comunitario.

 

* Tener presentes las preguntas formuladas dentro de las pistas que se ofrecen para las claves situacional y existencial.

 

4. Oración de acción de gracias o de intercesión.

 

5. Canto final





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