Sabiduría 1
INTRODUCCIÓN A LOS LIBROS SAPIENCIALES
1. UBICACIÓN DEL TEMA DE LA SABIDURÍA
1.1. La sabiduría, don universal
La sabiduría de Israel, antes que definirla como un género literario propio de las Sagradas Escrituras o como unos escritos canónicamente reconocidos por el judaísmo y más tarde asumidos por el Cristianismo, hay que definirla como la expresión de una actitud humana de percepción de los valores y desvalores de la vida, actitud conectada a la capacidad espiritual que tienen las mujeres y los hombres, israelitas o no. Esta capacidad espiritual, raíz de toda sabiduría, pone de manifiesto en los seres humanos la inhabitación de la divinidad desde la creación, logrando de esta forma encontrarle sentido a la vida por difícil, complicada o sucia que ella parezca.
Lo que pretende el sabio y la sabiduría es dar respuesta a los grandes desafíos que presenta la historia y a sus ambigüedades. Ser sabio no consiste en saber cantidad de cosas, sino en tener un profundo conocimiento del ser humano, de la vida, y también -desde luego- de Dios. La sabiduría es un lente por medio del cual el sabio bíblico valora la cotidianidad de la vida y descubre en ella un camino propicio de acceso a Dios y un lugar privilegiado para el acontecer divino.
1.2. La sabiduría hija del esquema social vigente
Como todos los caminos de Dios, la sabiduría está enmarcada en el contexto social en que se encuentra quien reflexiona. Según sea la situación social del sabio y según sea la visión que él tenga de la historia, así será su reflexión. Por eso no se pueden desligar estos conceptos: reflexión sapiencial, situación social y esquema mental simbólico del sabio y de su sociedad. El sabio es hijo de su sociedad y precisamente por serlo tiene estas dos actitudes: o le paga tributo a la misma o se vuelve contra ella y la critica. Todo depende de la combinación de estos elementos que acabamos de señalar.
1.3. ¿La sabiduría, punto de partida o de llegada?
No podemos pensar la sabiduría en el ser humano como un punto de partida. Ella es más bien el resultado de un largo camino. En ella confluyen varias realidades: el esquema social que se hereda, la libre actitud que se tenga frente al mismo, sea de crítica sea de aceptación, y la apertura que se tenga frente a las ofertas de amor que Dios va haciendo en la historia. La articulación de todos esos elementos es lo que nos hace sabios o necios. La actitud que tomemos frente al esquema social dominante va a definir nuestro tipo de sabiduría.
1.4. Las contradicciones o ambigüedades de la sabiduría
Todo lo anterior nos lleva necesariamente a admitir desniveles en la sabiduría. Todo sabio, según su proceso personal y comunitario, podrá tener ambigüedades en determinados temas, según el nivel de conciencia y de justicia que haya logrado en su proceso. La literatura sagrada recoge todos estos niveles de conciencia porque ellos nacen de la historia del ser humano. Y para que el lector no se equivoque frente a ellos, nos deja una clave hermenéutica, que es siempre la justicia. Si confrontamos con ella los conceptos que van apareciendo no hay posibilidad de equivocación, pues cada uno de ellos tendrá su propia valoración. Esto hace parte del ejercicio de la sabiduría, que compromete también al lector, al hermeneuta y al exegeta. Estos también deben ser sabios.
1.5. La sabiduría que proviene de Dios y la que el ser humano es capaz de asimilar
Los sapienciales no dudan en calificar a la sabiduría como una verdadera hija de Dios, creada desde la eternidad y haciendo parte del proyecto creador que diseña y ejecuta las grandes obras de la creación (Pr 8,22ss). El ser humano está invitado a participar de ella como de un banquete (Pr 9,1-6). Pero hay que contar con la inexperiencia e insensatez del ser humano (Pr 9,4), que no siempre le van a permitir asimilar a fondo este manjar divino (Pr 9,5). Por eso, en la práctica, no debemos confundir la sabiduría en cuanto cualidad divina suprema abierta al ser humano, y la sabiduría ya asimilada por éste, pero según las limitaciones de sus propios procesos y esfuerzos. Aquí la sabiduría queda reducida a lo que el ser humano le permita ser; la inexperiencia e insensatez saldrán a relucir hasta tal punto que pueden opacar la sabiduría original y reducirla a necedad. Todo esto nos indica que la sabiduría es un proceso que va llenando de luz al ser humano, como cuando un camino que se va llenando de claridad a medida que pasan las horas a partir del amanecer (Pr 4,18).
1.6. La sabiduría refleja la lucha por la vida
La vida, como donación del creador, se coloca en el centro de la reflexión sapiencial. Por lo tanto, la sabiduría tiene como tarea principal crear vida, alimentarla y protegerla. Esta opción por la vida que asume la sabiduría desemboca irremediablemente en la realidad de la muerte, a la que nadie puede escapar por más conocimiento que se tenga de la historia.
El pueblo de Israel a lo largo de la historia comprendió, como lo hizo Egipto y Babilonia, que la muerte no era la única realidad que ponía en peligro la existencia humana, sino que fue descubriendo que, en la historia, también hay fuerzas externas -estructuras de poder- que ponen en jaque la vida de hombres y mujeres, generando sobre ellos todo tipo de opresión, marginación, exclusión y deshumanización.
Para la literatura sapiencial, como para toda la Biblia, la defensa de la vida como proyecto del Dios creador-liberador es una opción fundamental. Por ser la lucha por la vida una tarea primordial del Pueblo de Dios, tenemos que confesar que la literatura sapiencial y toda la sabiduría que hay en sus páginas dejan ver la acción de justicia y de misericordia de Dios con el pueblo escogido.
1.7. La sabiduría y la resistencia del pueblo
Entrar en la literatura sapiencial o estudiar la sabiduría en la Biblia puede hacer pensar que nos vamos a encontrar con una literatura piadosa, espiritualista y alejada de la realidad que vivió el pueblo de Israel a lo largo de su historia, que, por lo general, fue una historia de marginación. También se nos puede venir a la cabeza la idea de que esta literatura carece de contenidos de justicia y que está desconectada del resto de los escritos veterotestamentarios, o que carece de importancia frente al Pentateuco y la lucha por el territorio, o frente a la Historia Deuteronomista y su opción fundamental por la justicia, o frente a los profetas de Israel, conciencia y voz ética del pueblo.
Estas ideas que tenemos de lo sapiencial en la Biblia son producto del desconocimiento profundo de esta literatura que nació de las vivencias profundas de Israel y de su entorno, logrando de esta forma conectar la historia, con todas sus ambigüedades, al corazón del mismo Dios. De este modo permite comprender que la resistencia frente a la adversidad y a la injusticia es voluntad de Dios, de ese Dios Padre creador, que había liberado al pueblo de la esclavitud en Egipto.
1.8. La sabiduría y la recuperación de la memoria histórica
A lo largo de la historia los pueblos han desarrollado la sabiduría y con ella han logrado recuperar la memoria histórica de los mismos. Israel, como pueblo que le tocó vivir en carne propia la marginación y la dominación extranjera a lo largo de seiscientos años, también fue acuñando los preceptos de la sabiduría popular para hacer memoria histórica de todo lo que les pasó a ellos como pueblo y de todo lo que fueron descubriendo a su alrededor. La sabiduría no es un cúmulo de enseñanzas que conducen a los hombres y mujeres al conformismo. La sabiduría, como resultado global, consiste en plasmar en refranes, versos, poesía etc. los presupuestos éticos que orientan a un grupo y que llegan a convertirse en medio de liberación u opresión según el tipo de interpretación que se le aplique a esa observación y reflexión del mundo, de la historia y de los seres humanos.
2. CONTEXTO HISTÓRICO DE LOS LIBROS SAPIENCIALES
2.1. Origen de la sabiduría (Antiguo Próximo Oriente)
Es común a todos los pueblos antiguos que su sabiduría se origine en la misma vida del pueblo. Israel no se escapó de este principio básico, antes, por el contrario, el recurso de transmisión oral ayudó a Israel a la conformación de una sabiduría popular producto de la reflexión dada en la familia, el clan o la tribu, elaborando de esta forma máximas, sentencias y refranes populares que formaban, desde la cotidianidad, la conciencia de los Israelitas.
Es de notar que, para la Biblia, los sabios por excelencia no son los israelitas, sino los pueblos circundantes de Israel. Entre los pueblos del Oriente que Israel admiraba por su sabiduría tenemos a Egipto y a Mesopotamia, tanto así que cuando la Biblia desea alabar a Salomón en su sabiduría, le busca comparación con los sabios vecinos: "La sabiduría de Salomón era mayor que la de todos los hijos del Oriente y que toda la sabiduría de Egipto" (1 R 5,10).
Para los pueblos del Antiguo Próximo Oriente la sabiduría se consideraba como un bien cultural. Esta realidad llevó a los reyes a cultivarla y valorarla como un bien preciado a la que había que rendir tributo, ya que ella era la madre de las grandes maravillas y de las más hermosas bondades de la creación. El hecho de que en el libro de los proverbios se cite varias veces a Salomón como su autor, nos permite deducir que la monarquía mantuvo este principio de cultivar la sabiduría (cf. Pr 1,1; 10,1).
2.2. Proceso histórico de la literatura sapiencial
2.2.1. Trasfondo popular
La sabiduría en Israel surge en espacios y ambientes netamente campesinos. El campesinado israelita produce una antigua y genuina sabiduría. Es en el agro, en el clan, en la tribu, en las relaciones de familia, en las actividades económicas, en el acontecer político, en la vida religiosa, en una sola palabra, en la vida diaria, donde se gesta la experiencia sapiencial del Israel bíblico. Esta primitiva sabiduría será preservada por el pueblo, será mejorada y enriquecida por la tradición oral, y será recogida y reelaborada posteriormente por las escuelas y círculos sapienciales que le darán forma literaria.
No podemos olvidar que la elaboración de los contenidos sapienciales de Israel está ligada a su propia historia de opresión y de liberación. Es la historia del mismo pueblo la que ayuda a los sabios a descubrir un acceso a los valores sublimes de la vida y a descubrir un camino oportuno y maravilloso para construir la historia de forma diferente, de forma alternativa, asimilando la cotidianidad, como un espacio vital para afirmarse como pueblo en el concierto internacional del Antiguo Próximo Oriente.
2.2.2. El tiempo de la monarquía unida
El proceso de reflexión que el pueblo vivió durante su historia, sólo se empieza a poner por escrito en el tiempo de Salomón. Sólo con este rey se abre en Israel la experiencia de recoger el material sapiencial existente y ponerlo por escrito. El motivo histórico eran los diálogos sapienciales que solían tener todas las cortes.
La época del rey Salomón, es una de las épocas más brillantes de recolección y de redacción de un buen número de escritos veterotestamentarios. Fue precisamente en tiempos de este rey, cuando en Israel se inauguraron escuelas de escribas al estilo de las de Egipto y Mesopotamia. Eran escuelas en que se formaban miembros de la familia real, junto con los jóvenes destinados a asumir cargos políticos y aquellos que se encargaban de los archivos de la corte y de la administración pública. Por toda esta nueva realidad de las escuelas de escribas y de administradores, la tradición posterior le va a dar a Salomón el título de "rey sabio", destacando el impulso que dio a la sabiduría cortesana (cf. 1 R 5,12-14), y atribuyéndole todos los libros sapienciales, como a Moisés se le atribuyeron los libros del Pentateuco.
Los escribas cortesanos tuvieron que beber en las fuentes de la sabiduría popular para poder eternizar la sabiduría. Fue en este momento histórico donde los escribas colocaron ciertas normas básicas, para, de esta manera, poder transmitir y guiar a los demás con una enseñanza adecuada y práctica.
2.2.3. El peligro de una sabiduría vana
Por el origen pagano de los esquemas sapienciales tenemos que afirmar que el periodo comprendido entre la monarquía y el exilio, es un tiempo de bastante dificultad para la asimilación por parte del pueblo de la literatura sapiencial. Muchos adoptan una actitud de desconfianza abierta: Isaías desconfía de los que son sabios a sus propios ojos (Is 5,21) y llega a firmar que la sabiduría de los sabios está destinada a perecer (Is 29,14). Es el profeta Jeremías quien realiza la critica más fuerte a los sabios de Israel. "Los sabios pasarán vergüenza, serán abatidos y presos. He aquí que han desechado la palabra de Yahveh, y su sabiduría ¿de qué les sirve? (Jr 8,9). "¿Quién es el sabio?, pues que entienda esto; ¿a quién ha hablado la boca de Yahveh?, pues que lo diga; ¿por qué el país se ha perdido, incendiado como el desierto donde no pasa nadie?" (Jr 9,11). Esta desconfianza y crítica de lo sapiencial antes del Destierro a Babilonia es la actitud más coherente del pueblo de Israel, quienes en su conciencia habían asimilado la sabiduría como capacidad única de su eterno enemigo Egipto.
2.3. El Post-Exilio y la canonización de la literatura sapiencial
2.3.1. El destierro experiencia amarga de Israel
La experiencia del destierro es, sin duda alguna, un momento muy amargo para el pueblo de Israel. El fracaso de la monarquía, la dominación extranjera y la destrucción de las instituciones israelitas, entre ellas el Templo arraigado en el corazón y en la conciencia del pueblo, llevó a Israel a preguntarse hondamente sobre su razón de ser en la historia y a interrogarse sobre el origen del mal y de la injusticia en el mundo.
2.3.2. El destierro y sus consecuencias literarias
El fracaso trajo una principal consecuencia literaria, fue la redacción de una interpretación de la historia que hacía el esfuerzo por unificar las dos lecturas o tradiciones teológicas existentes de la historia de Israel: la J (del Sur) y la E (del Norte). Los especialistas llaman a esta posible fundición de tradiciones, RJE (tradición que funde al Yahvista y al Elohísta).
2.3.3. La crítica profética al poder centralizador de la monarquía
Frente a la corrupción del poder central en el Reino del Sur, poder que se había alejado de Dios, los profetas de la corte de Jerusalén, hablaban de su propia ciudad como de "refugio de asesinos" (Is 1,21). Según él, la desenfrenada corte de Jerusalén debía ser arrasada (Is 6,13). El profeta Miqueas era más radical en su crítica: la misma existencia de Jerusalén era pecado (Mi 1,5); los jefes devoraban al pueblo (Mi 3,1-4), eran unos ladrones (Mi 3,9-12); Jerusalén estaba construida con sangre (Mi 3,10); Jerusalén debía ser destruida (Mi 3,12).
2.3.4. Una invasión extranjera que marcaría la conciencia israelita
Frente a toda esa realidad desgarradora que vivía el reino del sur, era inminente la invasión extranjera y el destierro. Invasión extranjera que marcaría para siempre la conciencia de Israel y al mismo pueblo, le haría cambiar de rumbo y lo pondría a pensar más universalmente, más allá de la corrupta Jerusalén. Gracias a la experiencia dura y deshumanizadora del destierro, se hizo posible que en Israel se produjera un cambio trascendental en las conciencias de los individuos y del mismo pueblo.
2.3.5. El cambio de una idea colectivista de la retribución a una individualista
De la concepción colectivista, comunitaria y solidaria, se pasa a una asimilación e interpretación individualista y personal de la retribución. Este cambio trascendental llevó al pueblo a insistir en la responsabilidad personal y a una preocupación prioritaria por el destino del individuo. Este problema fundamental hizo surgir en Israel planteamientos más personales frente a las grandes preguntas existenciales que se hacían los israelitas en el destierro. Este campo existencial será el espacio privilegiado de la literatura sapiencial.
2.3.6. La aprobación definitiva de la literatura sapiencial
Por eso podemos decir que la experiencia del destierro y la reflexión del post-exilio sobre la historia, el mundo, y Dios, es lo que hace que la literatura sapiencial quede canonizada en la vida del pueblo en este momento.
3. ASPECTOS LITERARIOS DE LOS LIBROS SAPIENCIALES
3.1. La literatura sapiencial
3.1.1. Su nombre
El adjetivo "sapiencial", que utilizamos para designar el bloque de los ketubim de la Biblia hebrea y al que pertenecen otros escritos en la versión de los LXX, como el Eclesiástico y la Sabiduría, procede del sustantivo, ya en desuso, sapiencia, que, a su vez, procede de las palabras latinas sapientia (sabiduría) y sapere (saber). Este término "literatura sapiencial" recoge el sentir de muchos libros bíblicos que tienen un carácter eminentemente práctico. Lo más importante en esta literatura es la forma como los diferentes escritos quieren enseñarle a vivir al israelita de Jerusalén y al de la diáspora, a comportarse como es debido en las diferentes circunstancias de la vida y a desempeñar de manera correcta los diferentes oficios que le corresponden a cada uno dentro de la comunidad. Así como el artesano posee la sabiduría manual que le permite trabajar la madera, forjar los metales, engastar piedras preciosas y tejer bellas telas (cf. Ex 35,31-35), así también el sabio tiene la habilidad, la agudeza y las cualidades necesarias para afrontar con éxito todas las adversidades y las bondades de la vida y de la historia y enseñarle a la comunidad a hacer lo mismo con altura.
3.1.2. Su presencia en la Biblia
En la Biblia, la literatura sapiencial es un campo sumamente amplio. Podríamos decir que toda la Biblia tiene, de alguna forma, presencia sapiencial, ya que desde muy antiguo el pueblo fue elaborando su sabiduría y fue formando escuelas populares de observación y de reflexión para tener una noción clara del mundo en que se vive.
3.1.3. El Corpus sapiencial
El Corpus sapiencial, lo componen una colección de libros tanto de origen hebreo como griego. En la Biblia hebrea encontramos los escritos o Ketubim después de la ley y los profetas. Dentro del bloque de estos escritos, encontramos obras de diferentes géneros literarios: hay libros narrativos e históricos (Rut, 1 y 2 Crónicas, Esdras, Nehemías, Ester), y hay obras poéticas como Cantar de los cantares, Lamentaciones, Job, Proverbios Eclesiastés, Salmos.
3.1.4. El canon
En la versión de los LXX el canon nos presenta unos libros con las características sapienciales, pero escritos por judíos de la diáspora y en lengua griega. Estos libros son la Sabiduría y el Eclesiástico. La inclusión definitiva en el canon bíblico de los escritos sapienciales hay que ubicarla en el periodo del post-exilio, momento crucial para la literatura veterotestamentaria.
3.2. Características de la literatura sapiencial (vocabulario utilizado por la sabiduría)
3.2.1. Sabiduría y experiencia
Los sabios de Israel se presentan al pueblo como maestros de sabiduría, como conocedores de las realidades cotidianas y como aquellos seres que descubren a Dios a través de lo ordinario de la vida, a diferencia de los profetas que, en la vida del pueblo de Israel, son los portavoces de Dios y descubren en Él la fuente de su predicación y de su juicio ético sobre las estructuras sociales que corrompen el proyecto original del Éxodo. La experiencia siempre ha sido el fundamento más fuerte que tienen los sabios para desarrollar su sabiduría. Por eso la sabiduría bíblica y extra-bíblica tiene su arraigo fundamental en la vida, pero en una vida experimentada y vivida en plenitud.
3.2.2. Sabiduría y tradición
En la sabiduría también juega un papel fundamental la tradición. Esta tradición tiene su origen en la misma vida del pueblo, a partir de las esferas más sencillas del cuerpo social como son la familia, el clan y la tribu. Estos espacios comunitarios hacen posible que se geste una tradición que determina el comportamiento humano y social de los israelitas y de Israel respectivamente. Esta tradición, que se fue acuñando a través de un proceso histórico y que se fue transmitiendo por vía oral, fue tomando forma hasta convertirse en una literatura que, aun teniendo muchas cosas en común, mantiene una línea de pensamiento propia. Dicha línea de pensamiento, aunque es conducida por la misma opción bíblica: la justicia, se diferencia grandemente del resto de la literatura del Antiguo Testamento por el giro que da Israel después del destierro en Babilonia, al centrarse no ya en la elección sino en la universalidad, como un horizonte nuevo de inclusión social.
3.2.3. El vocabulario sapiencial
Una de las realidades de la literatura sapiencial a la que hay que poner mucha atención es el vocabulario utilizado por la misma para expresar la sabiduría histórica de Israel:
Valores fundamentales de la sabiduría:
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Dios: No es solo la realidad espiritual que domina la historia, sino la que está presente e invade todos los ámbitos de la vida, hasta los más secretos.
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Temor de Dios: Es el reconocimiento de su existencia y de su actuar en la historia y en la vida del pueblo que lleva a un respeto amoroso de Dios.
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Sabiduría: Se entiende en la literatura sapiencial como una cualidad y un principio de vida. Es también una cualidad práctica y es utilizada en esta literatura como el arte del buen vivir o como señal de buena educación (Pr 1,2a-7b).
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Justicia: Es un tema-valor que la sabiduría adorna con su belleza y por el cual se conecta con toda la producción literaria bíblica (Pr 1,3b). La justicia se convierte en una realidad que lo penetra todo: el comportamiento, el pensamiento y el discurso o palabra.
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Habilidad: Es un término que se utiliza dentro de la sabiduría y se aplica a dos formas distantes entre sí. Los seres humanos podemos tener habilidad para realizar buenas acciones, pero también podemos tener habilidad para realizar malas acciones o propósitos (Pr 1,4; 8,12).
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Doctrina: La sabiduría sabe que de alguna manera lo sapiencial se convierte en una doctrina de la vida, de la historia, del ser humano y de Dios (Pr 1,5a). Toda la sabiduría se transforma en una verdadera enseñanza o en un verdadero aprendizaje de los valores fundamentales que dan sentido a la vida humana.
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Rectitud: Es una palabra muy cercana a la justicia. Es una actitud que manifiesta el equilibrio de la creación. Es una palabra que invita a actuar como Dios para que la creación llegue a su plenitud (Pr 1,3b).
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Muerte: Resultado de no practicar la sabiduría y realidad coherente con el abandono de los preceptos de Yahveh.
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Vida: Resultado de acoger la sabiduría y practicar el respeto a Yahveh y a su proyecto. La vida es una realidad lógica para aquellos que se configuran al proyecto de justicia que anima el Dios creador de la literatura sapiencial.
Acciones básicas de la sabiduría:
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Ver-Mirar: Para poder entender algo de la vida o de la historia es necesario ver o mirar, pero mirar con detención, con profundidad. Este mirar no equivale a ver solo con los ojos, sino a entender con profundidad, a apropiarse de las cosas, equivale al ya entiendo, al ya lo asumí, ya lo domino, que nosotros utilizamos en lo cotidiano.
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Corregir: es una actitud a la que está invitado todo ser humano para ir mejorando su propia vida y para ir construyendo una historia humana más digna y más universal al estilo de las exigencias sapienciales (Pr 1,2a.3a.7b).
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Entender-Conocer: Es un término ligado a la ciencia, a la capacidad racional del ser humano, o a su capacidad espiritual, fruto de la inhabitación de la divinidad. El sabio debe conocer su entorno y, a partir de ahí, revelar la capacidad de reflexión que internamente posee (cf Pr 1,4b-7).
Calificativos en la sabiduría:
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Sabio: es la persona que posee destreza en cualquier espacio o ámbito de la realidad humana. Es principalmente el maestro popular en el antiguo Israel, como también, con la aparición de la monarquía, el maestro de la corte, encargado de formar al rey y a los funcionarios reales. El sabio es, para Israel, aquel que ha cimentado su vida en el respeto profundo a Yahveh (Pr 3,7).
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Necio: Es la persona que no se ha adiestrado en el conocimiento profundo de la vida y de la historia humana. El necio, por lo general, carece de sentido común, pero fundamentalmente es el que desprecia la sabiduría (Pr 1,7b) y no guarda respeto a Yahveh (Pr 1,7a).
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Insensato/estúpido: Éste es igual que el necio: odia la ciencia y la sabiduría (Pr 1,22b).
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Arrogante/insolente: Éste se fía de si mismo, sin abrirse a la experiencia comunitaria. Se parece al necio. No se es necio por defecto intelectual, sino por no tener un comportamiento adecuado. Es aquel que se extravía del camino recto, aquel que le huye de la verdad y la justicia (Pr 1,22).
La edad y el género en la sabiduría:
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Padre-madre: No sólo son vistos como progenitores naturales de la familia, sino también como los ancianos o depositarios de la sabiduría y de la autoridad de la comunidad, verdaderos padres de todo el pueblo, a quienes se debía respeto y veneración en cuanto transmisores de cultura (cf. Pr 1,8).
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Muchacho/Joven/Hijo: Es un término muy común en el Antiguo Testamento. En la sabiduría tiene el sentido de aprendiz o alumno. Por eso también muchas veces se expresa con el sinónimo de hijo, en cuanto discípulo de un sabio (Pr 1,4b.8a).
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Mujer: En los sapienciales aparece, en general, como un ser contradictorio. Frente a textos recelosos y negativos (Si 42,9-14; 9,2; 25,24.26), hay textos inmensamente positivos sobre ella (Pr 18,22; 19,14; 31,10-31). En el fondo, la conclusión acerca de esta contradicción es que al Israel del Antiguo Testamento le quedó por cumplir una gran tarea: dignificar más a la mujer para así llegar a conocerla mejor.
3.3. Complejidad de la literatura sapiencial
3.3.1. Presencia de lo sapiencial en toda la Biblia
La literatura sapiencial es un tema bastante amplio en la Biblia y desborda el mismo corpus sapiencial. Lo sapiencial en la Biblia no se agota con lo que se ha venido considerando como literatura sapiencial. Más que de un bloque literario, se trata de una corriente o escuela que marcó a Israel durante un largo proceso histórico y que influyó en cada uno de los bloques literarios que conforman la Biblia. Lo sapiencial está presente en toda la Biblia: en el Pentateuco, en la Escuela Deuteronomista y en los profetas.
3.3.2. Fuerte presencia sapiencial en algunos textos bíblicos
En el Pentateuco encontramos rasgos fuertemente sapienciales: en Génesis 2-3, conocido comúnmente como "el drama del Paraíso"; en Éxodo 7,8-10,29, en el relato de las plagas de Egipto.
La Escuela Deuteronomista nos presenta también un problema sapiencial profundo en los relatos de la sucesión al trono de David (2 S 9-20, especialmente el cap. 14). También hay un marcado predominio de lo sapiencial en los relatos de la Historia de Salomón (1 R 3-11).
Los Profetas de Israel también atestiguan la presencia de la escuela sapiencial que influye en los juicios proféticos contra las estructuras de poder que deshumanizaban al pueblo. Oráculos de Amós, de Isaías y Jeremías están revestidos de un tinte sapiencial. Tampoco nos podemos olvidar del uso que la apocalíptica, como escuela, hace de lo sapiencial, para llenar de hermosura sus relatos-juicios más duros contra la estructura pecaminosa que ha violentado, corrompido y degenerado la creación de Dios.
El Nuevo Testamento, también nos presenta la sabiduría atravesando todos los géneros literarios del mismo. Así como Yahveh en el Antiguo Testamento, Cristo se convierte en la fuente de la sabiduría en el Nuevo.
Como podemos ver, la sabiduría o lo sapiencial es un tema complejo que toca toda la Biblia. Por lo tanto, tenemos que definir la sabiduría bíblica como la escuela que, manteniéndose a través de un proceso histórico largo, supo llenar la historia de Israel de la belleza que fue descubriendo a lo largo de su paso por cada momento que vivió el pueblo.
3.3.3. Formas literarias diversas en la literatura sapiencial
Los sabios tienen diferentes formas de expresar todo el caudal de sabiduría que se ha ido elaborando con el correr de la historia y desde la misma historia del pueblo. El problema de las diversas formas literarias en el bloque sapiencial de la Biblia lo trataremos desde investigaciones ya realizadas que ayudan a entender las múltiples formas de expresión que tiene la sabiduría bíblica para ser narrada (v. V. Morla Asencio, Libros sapienciales y otros escritos, 1994).
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Proverbio: El masal o proverbio es la forma básica de la literatura sapiencial. Existen varios tipos de masal casi todos representados en proverbios: proverbio popular, instrucción, exhortación, proverbio numérico y la comparación o símil.
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Comparación: Este género literario es muy común en la literatura sapiencial. Los términos más comunes del género comparación son: como... así ("Como barniz aplicado a vasija de barro, así son los labios dulces con corazón perverso") (Pr 26,23). Las formas negativas son: no... ni ("No es bueno comer miel en exceso, ni empacharse de palabras elogiosas") (Pr 25,27). Otra comparación utilizada en los proverbios es: mejor... que ("Mejor es vivir en rincón de desván que en amplia casa con mujer pendenciera") (Pr 21,9).
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Enigma: Del hebreo hidah. El caso más conocido de enigma en el Antiguo Testamento, es la adivinanza propuesta por Sansón a los filisteos: "Del que come salió comida, y del fuerte salió dulzura". En la literatura sapiencial encontramos testimonios de este género: Pr 26,4-5; 30,20. Si 26,12.
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Fábula y alegoría: La fábula se caracteriza por presentar como personajes realidades del mundo vegetal y animal. La misión de la fábula es entretener y educar. La fábula intenta poner al descubierto, en medio de sátiras, realidades no interiorizadas de la vida cotidiana. Un espacio donde era muy común la fábula era la política. La fábula puede ser transformada en una alegoría. Un ejemplo vivo de la transformación de fábula en alegoría lo encontramos en el profeta Ezequiel 17,1-10: el águila y el cedro.
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Discurso sapiencial: Se trata de una llamada pública de la propia sabiduría personificada. Su estilo es propiamente didáctico y autodescriptivo. El capítulo 8 del libro de los Proverbios es un ejemplo claro y perfecto de esta forma de expresión sapiencial.
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Himno: Cántico de honor a la divinidad. Dentro de la literatura sapiencial el himno ocupa un lugar supremamente especial e importante. Himnos como los que aparecen en el libro de Job 5,9-16; 9,5-12; 12,13-25; Si 23,19-20; Sab 11,21-26. Estos himnos sapienciales tienen cierta similitud con los himnos del salterio, por eso se les ubica dentro del género himno.
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Poema didáctico: Este género se caracteriza principalmente por el tinte educativo y por el dominio de lo expositivo. Tiene mucha afinidad con el himno, pero, a diferencia de este último, es más intimista y educativo. Dentro de los poemas didácticos podemos encontrar: Si 1,1-10; 1,11-20; 39,16-35. Estos textos son bastante difíciles de comparar con los himnos.
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Diálogo: Este género aparece, dentro de la literatura sapiencial bíblica, en el libro de Job. En este libro, aunque contiene otros géneros que lo enriquecen, lo que predomina es el diálogo.
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Poema autobiográfico: En Egipto aparecen las primeras muestras de este tipo de género. Aquí son hombres de la Corte los encargados de transmitir los legados de experiencia a sus hijos o sucesores. En la Biblia encontramos poemas autobiográficos: Pr 4,3-9; 24,30-34; Si 33,16-18. El poema autobiográfico puede ser presentado con las palabras "he visto" o "sé". Ésta es la forma como la Biblia presenta este género literario.
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Literatura onomástica: La sabiduría trata de ordinario sobre múltiples temas de la vida diaria y de la historia cotidiana. También Israel, en la elaboración sapiencial, trata de los temas más comunes de la vida y de la historia del pueblo. Por eso podemos decir que la sabiduría en Israel contiene también riqueza onomástica, es decir, listas de nombres a los cuales fueron capaces los sabios de dar interpretaciones profundas a partir de todo aquello que ellos conocieron en su entorno. Textos como Job 28; 36,27-37,13; Si 43,1-26; Sb 7,17-20 pertenecen al grupo literario que contiene la riqueza onomástica de la que goza la sabiduría bíblica.
3.3.4. Unidad de la literatura sapiencial (temas comunes)
Los temas más comunes de la sabiduría hacen de esta literatura bíblica una realidad especial que afecta profundamente la teología bíblica. Son temas que ponen de manifiesto como Israel fue asumiendo su historia y su realidad popular y social de forma diferente, alternativa. Analizaremos los temas más comunes de dicha literatura:
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La fe: gracia-responsabilidad. La literatura sapiencial pretende por todos los medios afianzar la fe del pueblo, para que éste no dude aun frente al aparente silencio de Dios en la historia. Este tema tan importante de la sabiduría pone al descubierto que la responsabilidad humana es fundamental para el desarrollo histórico. Por lo tanto, hombres y mujeres deben ser conocedores de la vida para poder descubrir en el espacio histórico y vital al Dios que se revela siempre a través de la libertad y de la responsabilidad de los individuos.
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La razón: mediación para descubrir la obra creadora. La razón es, para el sabio, no un impedimento para la fe sino un medio oportuno y necesario para poder descubrir la realidad histórica con objetividad y para poder luego releer los acontecimientos desde lo trascendente, desde lo espiritual. La sabiduría percibe los límites del ser humano y previene contra el gran peligro de dejarse conducir sólo por la inteligencia. Frente a esta realidad, el sabio se vale de la razón siempre acompañada de la fe para experimentar la belleza de la sabiduría.
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Lo cotidiano: espacio de revelación de la divinidad. La revelación, para los sabios y para la sabiduría, no es un problema supraterrenal, sino que se convierte en un acontecimiento histórico. Por lo tanto, todos los libros sapienciales de la Biblia descubren en lo cotidiano, en lo ordinario y en la misma historia, por más oscura que ella se presente, el lugar preciso para el acontecer de Dios y el espacio oportuno de producción sapiencial. Por eso los libros que componen el corpus sapiencial tienen la misma vida del pueblo como trasfondo literario.
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La cultura: vehículo de sabiduría. El sabio y la sabiduría se sienten llamados a dar una respuesta a los grandes interrogantes sobre el hombre, sobre la vida, sobre la historia y sobre todo aquello que es de vital importancia para los individuos y para las colectividades. Estas grandes cuestiones fueron también interrogantes de Israel que, en medio de la adversidad histórica, sintió que era urgente y oportuno descubrir en la cultura un medio accesible para experimentar a Dios, origen y Señor de la sabiduría.
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La universalidad: nuevo horizonte de la teología israelita. Con la sabiduría, Israel descubre una nueva faceta en su reflexión teológica y en su producción literaria. En los libros sapienciales el punto central de reflexión no es Israel sino todo el mundo. Con la sabiduría Israel comienza a descubrir que en la historia humana es necesario siempre ponerse en contacto con los otros y en disponibilidad frente a ellos. Éste es un nuevo tema que, gracias al impulso sapiencial, tomará fuerza y será potenciado después del gran fracaso de la monarquía en el Destierro de Babilonia.
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4. CONTENIDOS TEOLÓGICOS DE LA LITERATURA SAPIENCIAL
4.1. Naturaleza de la sabiduría y sus límites
4.1.1. La cotidianidad y sus expresiones en la vida ordinaria
Viendo el proceso histórico-literario por el cual tuvo que pasar la sabiduría israelita, podemos afirmar que dicha sabiduría se sitúa tanto en el horizonte del ser humano en general como en el del mismo israelita. Israel se preocupó de la cotidianidad, de todo aquello que hace parte de la vida, de las cuestiones normales como son el éxito y el fracaso, de lo positivo y de lo negativo de la existencia, de las cuestiones que todo el mundo vive pero sobre las que apenas se reflexiona.
El sabio de Israel se convierte en el observador de lo más cotidiano, pone atención a lo mínimo, y de allí saca máximas para el buen desarrollo de la historia. En la agudeza de su visón, el sabio aporta sus descubrimientos sobre la historia humana y entrega la sabiduría como medio para que todos puedan alcanzar una misión/vocación humana en esta vida, por difícil y absurda que ella misma parezca.
4.1.2. La cotidianidad y las catástrofes históricas
Para entender la sabiduría y, más que la sabiduría lo sapiencial como cuerpo en la Biblia, tenemos que releer con criterio hermenéutico las grandes catástrofes de la historia, tanto naturales como estructurales que vivió el pueblo de Israel. Son estas catástrofes las que, superando a los hombres y mujeres israelitas de cada época, llevaron a Israel a sacar las grandes lecciones que luego se convertirían en doctrina sapiencial para reforzar su esencia de pueblo y para rescatar lo fundamental de su ética grupal.
4.1.3. La cotidianidad y sus ambigüedades
Pero la sabiduría, como toda la literatura bíblica, acusa las ambigüedades que le impregna la conciencia del ser humano y que la hace muchas veces bastante confusa. Para comprender la ambigüedad de la literatura sapiencial hay que saber leer cada uno de los libros con una clave de lectura que tenga en cuenta el proceso socio-histórico en que surge. Por eso, tanto el estudio de cada libro en particular como el de todo el cuerpo sapiencial en general, debe partir de una lectura del texto dentro de la sociedad en que fue escrito y recopilado. Ningún texto sapiencial, como ningún libro bíblico, es neutro, pues tiene su propia intención, que es indispensable descubrir para poder saborear los deleites del mismo.
4.1.4. ¿Cómo enfrentar las ambigüedades de lo sapiencial?
Es necesario sospechar del mensaje que resulta del primer encuentro con esta literatura. Por eso creemos que la clave de lectura histórica, literaria y teológica que le aplicaremos a cada uno de los libros que vamos a estudiar en este volumen, nos ayudará a comprender cuáles son las circunstancias que dan origen a cada uno de los escritos sapienciales, y qué valores pretende afianzar de la historia y de la ética israelita. Por lo mismo, para comprender la sabiduría en la Biblia se hace necesario ubicar cada texto en su contexto socio-político, económico y religioso y, de esta forma, entender que las ambivalencias o ambigüedades de la sabiduría bíblica no solamente son obvias, sino que enriquecen el texto, ya que lo llenan de las limitaciones propias del ser humano. La ambigüedad que encontramos en el texto sagrado nos ofrece la prueba de que se trata una historia realmente humana, y nos permite ubicar el mismo texto y ayudarnos así a poder relativizarlo, criticarlo y buscar nuevos caminos. La esencia de lo sapiencial no es el dogma, sino dejar una puerta abierta al diálogo, a la discusión, a los nuevos aportes, a partir de una afirmación.
4.2. La sabiduría y la fe de Israel
4.2.1. La fe como confianza o amor respetuoso
La sabiduría en Israel está ligada a la fe profunda que el pueblo tenía en Yahveh. Como hemos dicho anteriormente, la sabiduría no consiste en saber una multitud de cosas. La sabiduría implica un problema de confianza, y no en cualquier individuo o institución sino en el mismo Dios. Por lo tanto, podemos definir que la sabiduría, en Israel, está relacionada con la fe. La sabiduría hunde sus raíces más profundas en el amor respetuoso a Yahveh (Pr 1,7; 9,10; Si 1,11-21;19,20; Job 28,28).
4.2.2. La fe como apoyo del conocimiento
La fe hace parte de la esencia de Israel como pueblo y lo distingue del resto de los pueblos del Antiguo Próximo Oriente. El Dios que se les revela es el Dios que los ha creado y que los ha liberado del poder imperial y tributario egipcio. Esa fe profunda, según las palabras de Gerhard Von Rad, "no es un obstáculo para conocer. Al contrario, la fe libera al conocimiento de todas sus construcciones y le permite llegar exactamente a su pleno cometido. El conocimiento se siente a gusto si tiene a la fe como vecina".
4.2.3. La sabiduría como sinónimo de fe
La relación del ser humano con Dios es, para el israelita, el principio de la sabiduría. Esto la convierte en una verdadera ética reguladora de la vida y de las relaciones de los seres humanos con el cosmos y con su Creador. Tenemos que entender que la sabiduría en Israel está animada por el espíritu religioso, de suerte que coinciden sabiduría y virtud, sabiduría y piedad, sabiduría y justicia. Las palabras "sabio, justo y piadoso" significan aproximadamente lo mismo, como sus contrarias "necio, inicuo e impío" designan también una misma cosa. El sabio hace lo que agrada a Yahveh y evita lo que le desagrada (Pr 6,16; 8,7.13;11,20;12,22; Si 1,27; Sb 4,10.14;7,14.28) y, como afirman los libros sapienciales posteriores, cumple la ley (Si 6,37;9,15). Este carácter religioso y moral de la sabiduría está ya atestiguado en las sentencias más antiguas, nacidas fuera del sector profético aunque bajo el influjo de la predicación de los profetas, que, sobre todo después del destierro, penetró en los sectores dirigentes.
4.2.4. La fe descubridora de belleza sapiencial
Como podemos ver, la fe de Israel y la sabiduría están unidas fuertemente, hasta el punto de que la sabiduría, en Israel, no podría existir sin la fe en el Dios Yahveh, principio único de la sabiduría del pueblo. Es la fe el medio por el cual el sabio de Israel descubre la belleza de la creación, y es esa misma fe la que lo lleva a asimilar en lo cotidiano de la vida las razones más hondas para experimentar, desde su propia limitación, el encanto de la creación como obra maravillosa de Dios. Allí el ser humano descubre el camino para llevar a su plenitud el germen que Dios dejó en ellos, imágenes del Creador.
4.3. La sabiduría como relectura teológica de la historia
4.3.1. El Dios de los libros sapienciales sigue siendo el Dios de la liberación
Partamos de un principio fundamental o de una clave para entender toda la riqueza bíblica. La Biblia es Palabra de Dios porque es una interpretación religiosa que de su propia historia hizo Israel partiendo de su fe en Yahveh. Es una relectura o interpretación que tomó las expresiones y los contenidos propios de cada época, que fue siendo asimilada por Israel a lo largo de su historia, una historia permeada por la lucha entre la justicia y la injusticia, entre la liberación y la opresión. Insistimos en que la Biblia es una interpretación religiosa de la historia porque la relectura que hace de la misma tiene como punto de partida su fe, no en un Dios indefinido sino en un Dios bien definido desde el principio como el Dios de los oprimidos. Es precisamente la fe en este Dios la que debe orientar nuestra lectura de los textos sapienciales, principalmente de los textos ambiguos, para relativizarlos como se debe.
4.3.2. La Biblia no perdió la conciencia original de liberación
El mismo Israel explica en las páginas bíblicas el porqué de su fe en este Dios: en el momento en que estaba esclavizado, en que asesinaban a sus niños y le negaban los derechos más elementales (Ex 1-2), en ese momento de opresión, Dios se le reveló como el liberador (Ex 3). Yahveh no se avergonzó de ser el Dios de unos campesinos empobrecidos por el sistema económico egipcio. Este acontecimiento marcó a Israel para toda su vida. Por eso, tanto la sabiduría más antigua del pueblo como la más reciente hunden sus raíces en ese Dios que tomó partido por ellos y los liberó con mano fuerte.
4.3.3. Formar conciencia implica largos procesos
Israel duró muchos años elaborando esta conciencia de pobreza y de limitación que está en la base de su historia. Por eso fue dejando, a lo largo de un milenio, relatos orales y páginas y libros escritos que van reflejando esta conciencia. Fue a base de interpretar su historia como Israel fue forjando su misma fe en Dios. Ni la fe ni la sabiduría de Israel no nacen a partir de una posesión plena de la verdad, sino del deseo y la fuerza -aquí está precisamente la presencia de Yahveh- de irla descubriendo, poco a poco.
4.3.4. Construir sabiduría a la luz del Dios original
Tenemos que afirmar que la sabiduría bíblica no solo se interesó en hablar de Dios como una realidad bella, trascendente y hermosa, sino que se colocó en el horizonte de la historia humana para comprender el actuar humano y para juzgar ese actuar desde el corazón mismo de Dios. Este juicio, que la sabiduría va a hacer, del comportamiento humano y de los procesos históricos, se convierte en una verdadera relectura teológica de los acontecimientos y de las realidades más vulgares o cotidianas de la vida. Por eso, todo lo que le sucede al ser humano lo analizará el sabio, lo releerá a la luz de la fe, lo llenará de los contenidos teológicos propios del momento y de allí sacará una norma o una regulación para la comunidad. Todo lo que le sucedía al hombre y al pueblo era visto como una bendición o como un rechazo de la divinidad.
4.3.5. Fidelidad a la genuina vocación de sabio
Son muchos los textos sapienciales que colocan al ser humano construyendo la historia al lado de Dios: "el hombre planea su camino, el Señor dirige sus pasos" (Pr 16,9). El israelita descubre que todo en la vida está en las manos de Dios, por eso su historia, buena o mala, debe ser leída desde Él. Todo lo que hemos dicho en este apartado nos lleva a afirmar que, en ese acompañamiento especial de Dios a la reflexión o interpretación que Israel hacía de su historia, podemos entender por qué cada relato, cada página o cada libro sapiencial puede servir de guía para generaciones posteriores. Sí, por la gracia de Dios, hubo fe y honradez en los sabios de Israel cuando interpretaron la historia en su momento. Por la altura con que la sabiduría lo hizo, podemos decir que dichas interpretaciones iluminaron a las generaciones venideras. Así lo vivió Israel, así lo hizo Jesús, la sabiduría del Padre hecha carne, y así lo practicó la Iglesia Primitiva.
4.3.6. Nuestra tarea como interpretes de la sabiduría
Frente a toda esta riqueza de la sabiduría como interpretación religiosa de la historia, nos queda una tarea fundamental:
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Hay que saber interpretar la situación original de opresión o de liberación en la que surge el texto.
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Hay que conocer la situación actual en la que queremos aplicar dicho texto.
Si no se hace este trabajo, la sabiduría bíblica puede ser tergiversada.
4.4. Temas teológicos más comunes
Analizaremos los temas más comunes de la literatura sapiencial como realidad teológica o como reflexión práctica que hizo Israel de acontecimientos que daban sentido a su identidad como pueblo y que, por lo tanto, se convertirían en reguladores de su vida.
4.4.1. Temor (respeto amoroso) a Yahveh
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El temor que no es miedo sino respeto. El temor (respeto amoroso) a Yahveh, es un tema fundamental de la literatura sapiencial, y, al mismo tiempo, es uno de los temas más deficientemente explicados de la fe de nuestro pueblo, que ha asimilado este temor como miedo. El temor a Yahveh que propone la literatura sapiencial está más en la dinámica del respeto al Dios que hizo opción por ellos en el momento más desastroso de su historia.
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Respetar a Yahveh es acatar su proyecto. El temor (respeto amoroso) a Yahveh se presenta como el principio de la ciencia (cf Pr 1,7a). Es decir, Yahveh es el fundamento de la sabiduría (cf Si 1,1.14) y también su punto de llegada (cf Si 1,16ss). Guardar respeto a Yahveh es, en la sabiduría, el camino perfecto de llegarle a conocer, y es el medio por el cual el ser humano puede ahondar en la revelación divina. Sólo en el respeto profundo a su Dios el Israelita puede asumir los mandamientos como acatamiento de su voluntad. Por lo tanto, este respeto se convierte en regulador de relaciones justas entre los hermanos y en el fundamento mismo del equilibrio que debe guardar la creación.
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Temer a Yahveh pide compromiso con el prójimo. No podemos ubicar el temor (respeto amoroso) a Yahveh, fuera del horizonte histórico. Este principio de la sabiduría de Israel no solo está presente en la literatura sapiencial, sino que atraviesa toda la teología bíblica, tratando de penetrar la conciencia israelita, para que dicho respeto se traduzca en actitudes coherentes con el hermano y con la creación, obras de Dios.
4.4.2. Sabio-Necio
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Ser sabio o ser necio es algo fundamental para la creación. El sabio y el necio se convierten en dos términos teológicos de la literatura sapiencial que expresan dos realidades del ser humano determinantes en el buen o mal desarrollo de la obra creadora.
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Ser sabio es estar en sintonía con Dios. Sabio no es solamente el que posee la maestría necesaria para adelantar cualquier oficio, ni el entendido en alguna materia que se debe enseñar a otro. Para la teología sapiencial, el sabio es aquel que guarda respeto a Yahveh y cuya reflexión y acción están en sintonía con los mandamientos de Dios. El sabio es capaz de mantenerse fiel al proyecto del Dios creador y liberador, tratando de humanizar la historia y llenando de contenidos de salvación su vida y la de su comunidad (cf Pr 3,7).
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Ser necio es desatender a Yahveh y su proyecto de vida. El necio no solo es, para la sabiduría, el torpe, el ignorante o el que está sin instrucción. Tenemos que partir de la reflexión teológica que define al necio como aquel que desprecia el valor trascendental de la sabiduría, y que, por lo tanto, no teme a Dios. Es el que con su propia actitud de vida no respeta a Yahveh. Es el que por su necedad no asume los mandamientos de Yahveh, ni vive de acuerdo al proyecto creador y liberador de Dios. Esta actitud lo vuelve insensato y estúpido a los ojos de Dios y de los hombres (cf Pr 1,7b; 1,22b). El necio es el hombre que no le colabora a Dios en la terminación de su obra creadora y que, por lo tanto, llena la creación de mentira y de insensatez, desequilibrando la historia con su egoísmo, con su soberbia y con su lejanía del Dios paternal y bondadoso.
4.4.3. Ley-Libertad
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Dos referentes para construir la historia. La ley y la libertad hacen parte del fundamento teológico que asume la sabiduría de Israel para orientar al pueblo y para mostrarle el designio del Dios liberador y creador.
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La sabiduría como Ley. La ley es uno de los temas que conecta a esta literatura con todo el cuerpo del Antiguo Testamento. En los sapienciales, la sabiduría también es asimilada como la ley de Yahveh (cf. Si 24,23; 39,1). Esta ley tiene que ser aceptada como la misma Torah. Para el israelita la ley es la voluntad de Dios hecha palabra y proyecto, comunicados para ordenar la vida de un pueblo nuevo. La ley, de esta forma, es asimilada por el pueblo de Israel como la "Constitución Divina". La sabiduría es vista como el deseo de Dios (ley) hecho palabra, que quiere corregir, orientar y guiar al pueblo en los momentos más difíciles de su vida. Esta asimilación que los sabios hicieron de la sabiduría como expresión del sentir de Yahveh, es lo que hizo que Israel valorara esta literatura y la asumiera a conciencia para la recreación individual y social.
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La sabiduría como libertad: Respuesta libre al proyecto de vida de Dios. La libertad se convierte en otro problema teológico de los sapienciales. A la hora de la verdad, el respeto a Yahveh, el asimilar la sabiduría y el vivir de acuerdo a la ley es un problema de pura libertad: es aprender a comportarse humanamente, sabiendo dar respuesta en cada momento de la historia a las grandes preguntas existenciales de los seres humanos, pero, ante todo, sabiendo escoger el camino que conduce a la felicidad. Desde el momento en que el ser humano sabe descubrir a Dios en lo más cotidiano de su historia y aprende a vivir libre de su propio instinto egoísta, se confronta con la libertad, la cual es la que le lleva a asimilar de forma diferente lo más normal y cotidiano de la creación, dándole valores trascendentales. Este ejercicio, que parece tan sencillo, es un acto puro de libertad que solo lo hace un hombre y una mujer cuando depositan su confianza en el amor insondable de Dios. Es una actitud que asumieron profundamente todos los sabios de Israel.
4.4.4. Vida-Muerte
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Sabiduría es comprender la vida y enfrentar la muerte. La vida y la muerte han sido dos temas que, a lo largo de la historia, han preocupado a los hombres y a las mujeres de todos los tiempos, pueblos y culturas. El ser humano ha tenido que recurrir a la experiencia religiosa para poder descifrar el misterio insondable de la vida y para poder entender el problema de la muerte como amenaza de la vida.
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La vida oprimida y liberada desafía a la sabiduría. El problema de la vida ocupa un lugar fundamental en la reflexión sapiencial. Hay que partir de que, para toda la literatura sapiencial, la vida está en las manos de Dios como su creador y su sustentador. Llegar a descubrir la vida con toda su ambigüedad ha sido tarea profunda de los sabios de todos los tiempos y lugares y, por supuesto, será una tarea primordial de los sabios de Israel. ¿Por qué la vida unas veces está bajo la opresión, y otras tantas en experiencia de liberación? ¿Por qué la vida es el espacio de la revelación de Dios, y muchas veces ese espacio se encuentra en situación degradante? Eran estas las preguntas que estaban en el fondo de la conciencia de los sabios de Israel. Frente a estos interrogantes, fueron agudizando la observación de la vida y de la historia y fueron reflexionando sobre el acontecer humano desde lo más sencillo hasta lo mas profundo. En este contexto la literatura sapiencial, como toda la literatura bíblica, hace una opción fundamental por la vida, allí donde ella se encuentra amenazada y desprotegida.
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La muerte se convierte en tema fundamental para la sabiduría. La muerte, por ser un tema inaccesible, pone al ser humano frente a la sabiduría divina para pedir respuesta sobre el interrogante ¿por qué morimos? Aunque toda la sabiduría tiene como finalidad la vida y se define por el arte de bien vivir, la muerte se convierte en tema de reflexión profunda, porque el sabio descubre que frente a ella todo ser humano tiene que comparecer. Este tema que ha preocupado a hombres de todos los tiempos, va a preocupar también a los Israelitas quienes, con el correr del tiempo y con el descubrimiento de una ética mayor, transformaron su reflexión sobre la muerte y descubrieron otras realidades que amenazaban la vida tanto como la muerte. Estas realidades eran: la falta de respeto a Yahveh, el olvido de sus mandamientos, la injusticia, la mentira, la violencia, la opresión, etc. A partir de estos descubrimientos Israel irá transformando su reflexión sobre la muerte hasta introducir la idea de la resurrección, que se convirtió en la respuesta de Dios al acontecimiento de la muerte humana y a la preservación de los contenidos éticos mayores que debían ser eternizados.
4.4.5. Fe-Dios
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Fe y Dios siempre han caminado juntos en la historia. Fe y Dios van también unidos en la literatura sapiencial. Aunque Dios desborde todas las conciencias, sin embargo, mientras se hable del Dios que la conciencia tiene introyectado, no se puede separar la existencia concreta de Dios del acto por el cual la conciencia lo reviste de atributo y le da su adhesión. Esta es la razón por la que fe y Dios caminan juntos. Y es por eso también que solo transformando y mejorando la conciencia, la imagen de Dios también mejora. El verdadero sabio conoce esta interdependencia entre fe y Dios: si la conciencia tiene la capacidad de afectar la imagen que hereda de Dios, también las obras de Dios en la historia, tienen la fuerza de transformar la conciencia.
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Fe es saber cooperar con Dios en la transformación de la historia. La fe es, para el sabio, principio de sabiduría. Es por la fe que el israelita deposita su confianza en el Dios creador para vivir, construyendo la historia de forma diferente. La fe de Israel, en la literatura sapiencial, está ligada a la teología de la creación, una teología que amplía el horizonte de la gracia al plano universal, superando los límites que le ponía una concepción basada en la elección. Tener fe en el Dios creador es cooperar con Él en la humanización de la historia y llegar a conocer y a dominar todas las realidades creadas por Él para poder servirnos racionalmente de las bondades salidas de su amor.
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La fe en Dios enriquece, capacita y delimita la conciencia. Para la literatura sapiencial, Dios es la fuente de la sabiduría, es el origen del conocimiento (Pr 20,27); por eso, todo conocimiento que se cimente en el verdadero Dios, adquiere capacidad y criterios divinos y capacita a la conciencia para hacer un juicio tanto del propio actuar como del caminar de la historia. Pero también la sabiduría nos presenta a Dios como el límite del conocimiento (Pr 21,30). Dios es tema de reflexión profunda para el sabio y se convierte, para los que entran por los caminos de la sabiduría, en el guía y en el que regula el comportamiento humano (cf. Pr 16,9). El juicio y la sentencia son competencia suya, y es visto como el creador de toda la belleza existente y como garante de un mundo ordenado y equilibrado.
4.5. Relectura cristiana de los sapienciales
4.5.1. El Nuevo Testamento reivindica la verdadera sabiduría
Para poder entender la relectura que hizo el Nuevo Testamento de la sabiduría de Israel, es necesario partir de Jesús y del grupo de sus seguidores. De este modo, podremos valorar la forma como ellos asumieron en su conciencia y practicaron en sus vidas la riqueza sapiencial del Antiguo Testamento. Jesús, a través de su praxis liberadora, descubre que la sabiduría heredada del pasado, había sido adulterada por los intereses mezquinos de los lideres religiosos y políticos de su tiempo. Dichos intereses habían falseado la experiencia que había adquirido Israel para descubrir lo fundamental de su historia a través de la observación aguda y sabia de los acontecimientos históricos, buenos o malos.
4.5.2. El peligro de una sabiduría ahistórica
Los "sabios" y la "sabiduría", en el tiempo de Jesús, se habían limitado al conocimiento de las cosas externas y pasajeras, se habían embelesado con los acontecimientos fantásticos de la naturaleza, y en esa dinámica de contemplación ahistórica, descuidaron y olvidaron la razón de ser de la sabiduría, que es observar y reflexionar, desde Dios y desde la justicia, la vida y la historia como lugares únicos de revelación de Dios y como espacio de humanización para los hombres y las mujeres, creaturas de Dios.
4.5.3. Sabio es el que logra leer el tiempo que vive
En las parábolas, que son las expresiones más hondas de la sabiduría de Jesús, podemos encontrar la gran crítica que él hizo de la sabiduría de su tiempo y un ejemplo claro de esta critica nos la presenta el Evangelio de Lucas 12,54-56 "Decía también a la gente: Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: 'Va a llover', y así sucede. Y cuando sopla el sur, decís: 'Viene bochorno', y así sucede. ¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo?". Jesús pone de manifiesto que la sabiduría en su tiempo había perdido lo original, lo fundamental y que, por lo tanto, no tenía arraigo en la tradición sapiencial veterotestamentaria. La falsa sabiduría que él fue desenmascarando era una sabiduría que se centraba en lo relativo y olvidaba lo absoluto. Era una sabiduría que había terminado "relativizando lo absoluto y absolutizando lo relativo" (palabras éstas de Kierkegaard con las que él define el adulterio bíblico).
4.5.4. El tiempo de la genuina sabiduría
La experiencia histórica le había enseñado a Israel a distinguir sabiamente dos clases de tiempo: el tiempo cuantitativo, en griego Kronos, y el tiempo cualitativo, en griego Kairós. El tiempo cronológico apuntaba al análisis de los acontecimientos desde lo externo. Todo quedaba enmarcado dentro de lo puramente cronológico. El tiempo cualitativo, por el contrario, miraba a la profundidad de los sucesos, de modo que todo asumía una nueva dimensión. Toda la historia puede ser mirada y reflexionada desde la perspectiva de la opresión y de la liberación.
4.5.5. La necedad de Israel
En la parábola citada de Lucas (12,54-56), Jesús desenmascara a Israel y a la falsa sabiduría que ha asumido. Podríamos decir que Israel había caído en la necedad, porque no era capaz de descubrir lo trascendental de los procesos de la historia y, por eso, ya no podía reconocer el tiempo de Dios, el Kairós definitivo. Israel se había vuelto perito en el conocimiento de los acontecimientos cronológicos pero había perdido la capacidad de ver el hondo significado de las cosas y de los procesos históricos. El entretenimiento en los acontecimientos cuantitativos había alejado a Israel de la percepción del tiempo de salvación y liberación que significaba la presencia de Jesús. El Israel oficial se había vuelto necio. La sensibilidad espiritual, eso que le daba al pueblo su verdadera sabiduría, Israel la tenía pisoteada por el legalismo que imperaba en las conciencias de los individuos y en las instituciones judías.
4.5.6. El peligro de que la Iglesia se vuelva necia
La Iglesia también está llamada a mantener viva la sabiduría como medio por el que se puede analizar hondamente los acontecimientos históricos a la luz de Dios y a la luz de la ética de la justicia, principio básico de todo texto bíblico y, por supuesto, de la literatura sapiencial y de Jesús y el primer grupo de sus seguidores. Cuando la Iglesia se aleja de esta historia humana, fascinada por una tradición acrítica y apoyada por leyes de sabiduría humana, invalida o anula o enturbia la verdadera sabiduría que, desde el principio, está orientada a hacer más justos a los seres humanos (Pr 1,3), (y por lo mismo, a la Iglesia) y no a hacerlos más poderosos. Todo poder le merma sabiduría genuina a las personas e instituciones y las convierte en necias.
5. DELIMITACIÓN Y EXPLICACIÓN DEL ESTUDIO DE LA LITERATURA SAPIENCIAL EN «PALABRA-MISIÓN»
En este itinerario por la literatura sapiencial, que proponemos en Palabra-Misión, estudiaremos todos los libros que oficialmente componen esta literatura en la Biblia: Proverbios, Job, Qohelet (Eclesiastés), Ben Sira (Eclesiástico), Sabiduría, Cantar de los Cantares. Sin embargo, anotemos dos cosas:
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Los salmos van tratados como oración, lo cual no los aleja del tema de la sabiduría, ya que saber confrontar la propia vida con el proyecto original de Dios (y esto es la oración) es la sabiduría más grande que pueda existir.
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El libro de Rut ha sido incluido dentro del corpus sapiencial. Hemos partido del hecho de que Rut, por no encajar en los formatos clásicos de la literatura bíblica, corría peligro de quedar fuera de nuestros comentarios. Ello hubiera sido lastimoso, ya que Rut es un relato verdaderamente sapiencial: le enseñó a Israel cómo abrirse camino en el momento más crítico de su derrota. Rut seguirá siendo la mejor y más sabia respuesta para recordarle al pobre cómo debe reconstruir su historia.