pentateuco 6
TEMA 6:
DIOS SE REVELA A MOISES EN UN PROYECTO DE LIBERACION DEL PUEBLO.
TEXTO: Ex 1,1 - 6,13
CLAVE BÍBLICA
INTRODUCCION
El Exodo y la figura de Moisés pertenecen al patrimonio cultural de la humanidad y han dado origen a una tradición que renace continuamente y se manifiesta en el ansia de libertad y en la esperanza de los pueblos.
El Exodo, en el AT, ocupa proporcionalmente el mismo lugar que el evangelio en el NT.
‑ Contiene una Buena Nueva, 3,13.16.
‑ Nace en él la fe a base de las intervenciones de Dios, 14,30-31.
‑ Dios acoge a los creyentes y hace con ellos la alianza, 19, 4‑6.
‑ Es el fundamento de la vida de Israel.
‑ Ha sido siempre proclamado en Israel, Salmo 114,6‑7; 95.
El Exodo es un encuentro con Dios, Jer. 2,2ss.
‑ Israel ha encontrado un Dios que interviene en la historia.
‑ Israel durante el Exodo ha aprendido a conocer el "carácter de su Dios", 2,23ss; 6,1.
El Exodo nos dice que la fe es difícil.
‑ Inseguridad del enviado de Dios. ¿Creerán? 4,1; 6,9.12.
‑ Inseguridad de los creyentes: 17,7; 33,18‑23.
‑ El Exodo en sí ¿vale la pena?: 14,11ss; 16,2-3. El pueblo no acabó de verlo hasta después de haber entrado en la tierra prometida.
1‑ NIVEL LITERARIO.
1.1. Relato de vocación.
Nos encontramos al pueblo bajo la opresión del Faraón. En la historia de José, Dios está silencioso en Egipto. Ahora Dios va a hablar en el Sinaí, lugar solitario y extraño a Egipto. Dios habla a Moisés (3,1-4; 6,2-7). El lugar de la zarza ardiente no era ningún santuario. Moisés, que se acerca por curiosidad, va a ser el receptor de un mensaje que va a redimensionar completamente su vida. Ex.3,1-6 parece una "historia fundacional" incorporada al AT. Es sorprendente su semejanza con Jos.5,13-15. Las dos historias fundacionales terminan con el mandato de quitarse las sandalias.
1.1.1. Los textos de la vocación de Moisés
Las páginas que nos narran la vocación de Moisés son una verdadera antología de temas bíblicos (teofanías, vocación, misión, signos, promesas, etc.) en las que se conjugan las distintas tradiciones. La vocación de Moisés queda plasmada en el modelo clásico, de tipo político, que se anuncia, por ejemplo, en el encargo de Juez-Salvador que se hace a Gedeón en Jue. 6,12-14.
a) La narración más completa ha sido recogida en el cap.3 en la que se se consignan la llamada v. 10; la objeción v.11, los signos y la protección v. 12.
b) En Ex 4,1-7 se traza la vocación según un modelo en que se combinan dos retratos diferentes, pero complementarios, de Moisés: el de Taumaturgo y el de Profeta con dos objeciones y dos signos.
c) Finalmente hay una presentación de menos dramática pero más teológica de la vocación en Ex 6,10‑12, incluída en un esquema concéntrico: vocación, misión, objeción que se repite en vv.28‑30.
1.1.2.Diversos aspectos de la narración de la vocación de Moisés:
a) Dios habla a Moisés perdido en la soledad del desierto. Moisés recuerda la situación de sus hermanos y oye un día la llamada de Dios que quiere encomendarle una misión liberadora, Ex 3‑4.
Esta página bíblica describe todas las características del encuentro del hombre con Dios. Misterioso diálogo en el fondo de la conciencia. La irrupción de Dios en el hombre llega siempre de forma inesperada. Moisés no va en busca de Dios. Es Dios quien irrumpe en Moisés. Israel entiende el contacto con Dios no como algo que alcanza el hombre con sus técnicas de contemplación, aunque haya restos en la actuación de algunos personajes (Eliseo, 2R 3,15).
Dios dialoga con el hombre. En el caso de Moisés se inicia cuando Dios llama a Moisés por su nombre. El fenómeno de la zarza fue la ocasión.
b) La reacción de Moisés. De temor por la experiencia de la indignidad. Se quita las sandalias. (Cfr. Is 6,5; Lc 5,8).
Dios le llama para una difícil tarea a favor de su pueblo. Será larga y con dificultades: Liberar a su pueblo del Faraón; acaudillar al pueblo a través del desierto; forjarlo como nación a pesar de las rebeldías. Esta es la misión encomendada a Moisés. Moisés tiene miedo ante su propia indignidad y se siente abrumado ante la debilidad y la incapacidad.
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Hay un esquema permanente de los relatos de vocación en la Biblia:
1‑ Irrupción en la conciencia preparada por determinadas experiencias: Moisés y la opresión de sus hermanos, Jeremías y la amenaza de invasión, Amós y las injusticias sociales, etc.
2‑ Repugnancia y objeciones. Moisés, Ex 3‑4; Jeremías, Jer.1; Jonás quiere fugarse; Saúl, 1Sam 13,3‑20.
3‑ El signo. A veces la vocación‑misión va acompañada de un signo externo que la confirma. En Gedeón, Juec 6,36‑38.40; Saul, lSam 10,1‑9; Moisés en el Elohista, Ex 3,12. Pero el signo no es una confirmación inmediata.
4‑ La misión. La realización de la misión, no por ser divina, encuentra facilidades. Cfr. la vocación de Moisés, de Jeremías.
No es infrecuente encontrar en la realización externa un aparente fracaso desde la visión humana. Moisés muere en el monte Nebo antes de entrar en la tierra prometida, Saul y el fracaso del monte Gelboé, Jeremías y la destrucción de Jerusalén, Jesús y el Calvario. Pero Dios a la larga triunfa siempre. Hay hombres cuyo destino es anunciar el día pero ellos han de desaparecer al llegar la aurora.
c) Objeciones por el sentimiento de indignidad e incapacidad. A Moisés le falta el don de la palabra, desconoce a Dios, teme la incredulidad de los israelitas por su vinculación anterior al palacio, etc. Dios resuelve las dificultades y promete asistencia eficaz y dinámica. Pero no hay confirmación palpable de que la vocación viene de Dios. No se le resuelven todas las dudas.
d) Se le da un signo de que la vocación es genuina, pero no es ninguna manifestación externa de la presencia de Dios. La vara, con que obrar milagros, se le da después (4,1-5) y procede de E. en oposición a Y. El único signo (3,10) se encuentra en los acontecimientos futuros no cumplidos todavía.
e) La actitud de Moisés ante esta forma de actuar de Dios es de una inequívoca ambivalencia. La experiencia de lo santo atrae al hombre. Es el asombro ante lo misterioso, pero le llena de temor porque la experiencia de lo santo es la experiencia de la propia profanidad e indignidad. El hombre reconoce que ni el quitarse las sandalias, ni otra purificación cualquiera, puede prepararle plenamente. Cuando Isaías vió al Santo de Israel y oyó el canto se llenó de temor (Is 6,5). Pedro al reconocer a Jesús después de la pesca milagrosa (Lc 5,8). Lo mismo le ocurre a Moisés: curiosidad profana primero, después se cubre el rostro y teme mirar a Dios.
1.2. Ubicación del texto en el libro del Exodo.
En la del redacción actual del libro del Exodo, la figura de Moisés tiene una importancia especial. Es el paso de las narraciones Patriarcales a la formación del pueblo. A través de los que bajaron a Egipto empalma con los Patriarcas y presenta a Moisés como el llamado y escogido por Dios para formar un pueblo. Ahí radica la importancia de la misión de Moisés, su preparación y su experiencia de Dios y del pueblo.
1.3. Constantes textuales: Salir, hacer salir.
Para comprender el valor permanente de la experiencia del Exodo hay que partir de la palabra fundamental: EXODO, salida.
En este libro se usa 94 veces. 62 en la forma simple de "salir" y 32 en la forma causativa de "hacer salir", cfr 3,8.10.12.16; 4,23; 6,1.11.13.26.27; etc.
En las lenguas orientales es frecuente recurrir a parejas de palabras que contengan o expresen los dos extremos antitéticos de determinada realidad o acción. Al indicar los dos polos se quiere abarcar toda la realidad incluida entre ellos.
Para esta pareja verbal: "salir, ‑ entrar" cfr. salmo 121; Dt 28,6.19; Dt 31,2, Jn 10,9. En esta pareja verbal se puede incluir toda la vida del hombre: desde que sale del seno materno para entrar en el mundo hasta salir del mundo para entrar en el seno de la madre tierra. Is 26,19.
"Salir y entrar" en el Exodo, no se limita a un hecho lejano experimentado por un grupo de tribus sino que está presente en la vida cotidiana de todos. El componente "salir" puede desvelar nuevos aspectos y nuevas encarnaciones:
‑ Tiene aspectos psicológicos en los que se presenta el trauma de salir de la seguridad del seno materno para entrar en la conquista de la libertad, Gen 25,26ss.
‑ Hay la experiencia sociológica de las emigraciones con los relativos cambios de cultura y mentalidad, Gen 10,11.14; Dt 2,23.
‑ Salir tiene también un valor existencial cuando describe la opción de una persona que se arranca de la situación presente para embarcarse en una aventura, en un riesgo. Así el matrimonio, Gen 2,24.
‑ Tiene una dimensión política, que es fundamental en el Exodo de Israel. Sale para conseguir la libertad como pueblo.
‑ Puede incluso tener una dimensión religiosa no marginal. La vocación es una auténtica salida, Gen 12,1; Mc 1,16‑18.
2. NIVEL HISTORICO.
2.1. En los hechos‑memoria.
2.1.1. Situación del grupo que baja a Egipto, Ex 1,1‑5, y que se ha desarrollado hasta formar una multitud.
Los datos históricos sobre la opresión, según el conocimiento que tenemos de Egipto en este período y siguiendo la cronología que creemos más fundada, son:
- Las construcciones de Karnak, Abu‑Simbel, Ramses, Pitón, etc.
- Ingente cantidad de mano de obra que estas obras requería. No bastaban los esclavos y prisioneros.
- Los Habiru‑Apiru. Mezcla de gentes no todas bien vistas por los egipcios.
Los cc. 1‑4 resumen esta situación en una lamentación nacional. La política nacionalista de Ramsés II y el deseo de hacer más homogéneo el gigantesco reino que regía, constituido por tantas etnias, explica los campos de trabajo forzado y el brutal control de la natalidad. Matar a los niños es la manera de diezmar al enemigo. Queda algún resabio en el salmo 137: aplastar a los niños contra las piedras.
2.1.2. El grupo de Moisés en el conjunto de las tribus.
En el libro del Exodo Israel se presenta en forma estilizada en la totalidad de las Doce tribus: 1,2‑3. Ex 1,1-7 ofrecen los primeros datos sobre el Exodo sellando la historia de José y abriendo la historia del pueblo. ¿Cuál es el grupo que bajó a Egipto y cuál el grupo que Moisés sacó de Egipto?
Podemos pensar que algunos componentes del clan de José habían estado, desde hacía tiempo, en Egipto y que más tarde se unieron al clan de Lía. Por el cap. primero del libro de los Jueces sabemos que las tribus israelitas se instalaron en el país de Canaán por diversos caminos. El impulso principal lo dio Josué, jefe de la tribu de Efraín, que conquistó la región central. La Biblia presenta a Josué como ayudante de Moisés: Ex 24,13; 33,11; Num 11,28. El grupo de Moisés, al salir de Egipto, está formado básicamente por la casa de José: Efraín, Manasés, Benjamín. Pero con ellos sale un grupo mixto, que no eran descendientes de Jacob (cfr. Ex 12,38; Num 11,4). Eran la expresión de la universalidad del pueblo de Dios que no se cierra en la descendencia carnal.
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El Yahvismo. Es el descubrimiento de un Dios único, personal y en diálogo con el hombre. El Yahvismo llega a Canaán con Israel. Antes de la llegada de Israel ni en Palestina ni en ningún otro lugar hay indicios de Yahvismo. En algunos de los más antiguos poemas Yahvé es designado "el del Sinaí": Juec 5,4s; Salmo 68,8; Dt 33,2. Una fe tan viva como la de Israel exige necesariamente un fundador como lo exige el cristianismo o el Islam. Si Yahvé era adorado o no antes de Moisés no es cuestión a la que se pueda responder. Es posible que fuera conocido entre los clanes madianitas y que Moisés lo conociera a través de Jetró. Jetró era sacerdote (Ex 3,1) y presidió el sacrificio (Ex 18,10‑12). Se puede aceptar que Jetró era un adorador de Yahvé.
2.1.3. La figura de histórica de Moisés.
La aventura humana de Moisés presenta una narración fruto de una fusión. Es una escena que tiene connotaciones legendarias, pero más allá de la fuerte elaboración crítica y teológica, Moisés permanece una figura histórica y real.
Las fuentes que tenemos sobre Moisés son bastante posteriores al tiempo que se supone que vivió. Estas fuentes dependen de la tradición oral que tiende a idealizar a los héroes.
Hay que empezar por considerar el grado de historicidad que hay en el personaje bíblico de Moisés. Por razón de la tradición oral, popular, habrá que contar con el elemento legendario, pero su historicidad fundamental es innegable. El fenómeno histórico-religioso de Israel se refiere constantemente, a lo largo del AT. de forma implícita o explícita, a Moisés.
En resumen, aún teniendo en cuenta lo legendario, idealizado, Moisés fue un hombre genial que logró liberar a un grupo de tribus de la opresión y hacer de ellas el comienzo de una nación con una fuerte impronta de espíritu religioso, de fidelidad a su Dios, que a pesar de todas las fracturas, seguiría a través de los siglos y circunstancias adversas.
2.1.2. La situación del grupo sintetizada por cada una de las tradiciones literarias.
La afirmación de que "Judá e Israel... comían, bebían y se alegraban" (1 Re 4,20) bajo el régimen de Salomón debe ser matizada leyendo entre líneas otras noticias transmitidas en el mismo libro. La lista de los abundantes víveres exigidos por la casa real (1 Re 5,2-3) y la función de los gobernadores definidos como los "que proveían al rey y a su casa" (1 Re 4,7) hace pensar en crecientes cargas para el pueblo, obligado a transferir sus bienes y trabajo para el sostenimiento de la opulencia de la familia real y de los funcionarios y del ejército regular de Salomón.
Por otra parte, las numerosas construcciones emprendidas por el rey trajo para el pueblo el trabajo forzado y un progresivo endeudamiento frente a los reinos vecinos que justificaban el creciente descontento que llevó a la monarquía a una política represiva.
Esto explica la queja a Roboam, que Jeroboam expresa en nombre del pueblo, a modo de definición del reinado de Salomón "Tu padre ha hecho pesado nuestro yugo...aligera la dura servidumbre de tu padre y el pesado yugo que puso sobre nosotros" (1 Re 12,4)
Bajo estas circunstancias y otras similares que se dieron posteriormente en el Reino del Norte a partir de la dinastía de Omri, la figura de Moisés es la persona que encarna y que compendia todas las vicisitudes de Israel: Esclavo, peregrino, libre.
a) El Yahvista, al que debe asignarse la vocación de 4,1-17, señala el aspecto siniestro de la represión 1,8‑12. Tomar precauciones contra Israel es la expresión del miedo del tirano.
b) El Elohista, que predomina en la relato de vocación del cap.3, describe con más precisión el genocidio del Faraón 1,15‑21. Trabajos forzados y matar a los niños.
La trágica situación en que se encuentra Israel en Egipto la Biblia lo define con dos palabras:
El Yahvista, en 3,7 habla de "pobreza", debilidad, miseria.
El Elohista, en 3,9 habla de "opresión".
Este clima trágico viene recordado también por el Yahvista (1,22) pero se introduce un elemento de esperanza a través de una serie de figuras femeninas: las Comadronas (1,15-19), la hermana de Moisés, la simpatía materna de la hija del Faraón, etc.
¿Por qué Dios no ha liberado antes a este pueblo? ¿Por qué esperó a que incluso se olvidaran de él? No interesaba ni se podía liberar a quien no creía necesitar la libertad. La liberación ha de ser asumida por el pueblo. Si no quiere ser liberado caerá en otra esclavitud. Sólo cuando un pueblo, una persona, es consciente de la opresión puede ser liberado. Ahora el pueblo clama: Ex 2,23. Aún así volverá a añorar ser esclavo. Había que hacerles tomar conciencia de la opresión. Fue el primer paso de la misión de Moisés.
Pesaba sobre los israelitas en Egipto una especie de amenaza de extinción. Era una situación límite. Estas situaciones son el ámbito propicio para las intervenciones divinas.
En la opresión lanzan gritos pidiendo auxilio (2,23), se dirigen a Dios en general porque no conocían a su Dios‑Yahvé. Hay una relación entre "gritar‑clamar" y la respuesta de Dios "salvar". Es importante el grito y del clamor. El grito de Sodoma (Gen 18,20.21), la sangre de Abel (Gen 4,10), etc. Siempre que el pueblo clama a Yahvé, Este lo salva, (Cfr. el libro de los Jueces).
2.2. En la composición
La mediación Aarónida: El agente religioso como mediador del proyecto histórico.
El Sacerdotal habla de amargura, dureza 1,13‑14. La tradición sacerdotal describe esta situación en 2,23‑24. Según la tradición sacerdotal la función de obrar maravillas pasa de Moisés a Aarón (Ex 7,8‑12.14‑22) lo mismo que la función sacerdotal. Es una consecuencia de las características de la tradición sacerdotal que se preocupa ante todo de Aarón y del aspecto religioso.
El texto en general atribuye la liberación de Egipto a Moisés y Aarón. Sin embargo, Aarón es el responsable del culto. Aarón es ante todo el levita, como dice Ex 4,14. Esta expresión no se aplica nunca a Moisés. El Yahvista considera que fue su fidelidad a Moisés, en el combate que describe en Ex 32,26, lo que hizo que la tribu de Leví viera cómo se le confiaba la función sacerdotal (Ex 32,29).
Parece que el culto primitivo, practicado por Aarón, no era el culto que practicaban los efraimitas de Moisés y de su discípulo Josué. Basta leer Ex 32. El culto mosaico se presenta como un culto sin imágenes, anicónico. El cap 32 en cambio nos habla de una estatua de metal fundido presentada como el Dios que había liberado al pueblo de Egipto. En el v. 20 Moisés quema el becerro y lo disuelve en polvo. Lo más característico del culto aarónida es la fiesta en la que la gente se sienta a comer y a beber y después se levanta a danzar. Ex 32,6.
Las divergencias en el culto entre Moisés y Aarón se conservan en los textos: Aarón tendrá que subordinarse a Moisés, aunque la tradición haga de él el hermano mayor y ponerse al servicio del proyecto liberador de Dios del que Moisés es instrumento.
3. NIVEL TEOLOGICO.
3.1. Desde Dios.
3.1.1. La Palabra de Dios acontece en la vida de una persona y de un pueblo: Ex 3,2ss.
a) La llamada y la misión. Dios habla a Moisés: Ex 3,1‑4.14; 6,2‑7. Moisés ante la zarza ardiente: Ex 3,1‑6. Tradiciones Y y E. El lugar donde arde la zarza no es un santuario. Moisés ignora la presencia de Dios en este lugar. Va por curiosidad igual que Jacob en Betel (Gen 28,10‑22).
b) Compromisos y disponibilidad que la realización de esta palabra implica para la persona de Moisés. Desde esta palabra Moisés tiene una relación distinta con Dios, con el pueblo y consigo mismo. Se interesa por el proyecto de Dios, por la situación del pueblo oprimido y asume conscientemente las consecuencias que esta nueva relación supone para su persona. Ha descubierto la iniciativa divina que no puede determinarla el hombre a su gusto. Ya no es él quien decide, es Dios quien le envía. Moisés ha llegado a escuchar la verdad y ya no se escucha a sí mismo. El descubrimiento es significativo. El NT dirá que ha descubierto un tesoro. Estaba allí pero no lo había valorado.
c) Consecuencias en el aspecto personal y en la realidad del pueblo:
‑ El dolor y el sufrimiento. La razón es que desde ahora no vive solo ni para sí. Ha de contar con Dios y con los demás hombres. Tampoco vive para él sino para el pueblo. Ha de dialogar con Dios y con los hombres.
‑ Vive bajo la presión constante de la crítica. Ya antes de liberar al pueblo ha de soportar la crítica y la incompresión (Ex 5,20‑21) y después de la liberación empiezan a murmurar a los tres días de caminar por el desierto. Las aguas de Mara son amargas: Ex 15,24; 16,2ss; 17,3; etc.
‑ En este punto la palabra de Dios dirigida a Abraham y la palabra dirigida a Moisés tiene para cada uno de ellos consecuencias muy distintas. Hay una experiencia nueva que caracteriza a Moisés como profeta y que Abraham no experimentó. Esta experiencia introduce el dolor en quien escucha la palabra de Dios. Moisés es el primero en experimentarlo.
‑ En la vida de Abraham no hay una palabra de duda, de inseguridad. Todo es claro. Moisés en cambio es el profeta de las dudas, del rechazo, de la rebelión. Su función se realiza en el dolor. Abraham era un profeta protegido. Moisés es un profeta "entregado". Tiene un carácter trágico. El profeta, en Abraham, es un individuo. En Moisés es un pueblo. Abraham es un profeta del que nace un pueblo. La misión de Moisés lo introduce en una comunidad humana. Aquí es donde se crea el problema, el conflicto, la lucha concreta, en el diálogo con el pueblo.
‑ Es muy diferente el diálogo con Dios, Abraham, y el diálogo con los hombres, Moisés. Dialogar con los hombres es más difícil y más peligroso. Con Dios las cosas quedan entre nosotros y El. Se acepta o se rechaza y en paz. Los hombres rechazan o aceptan o resisten y Moisés está en medio del drama. El drama es tal que a veces parece que va a acabar con él. Dios dice: Deja que aniquile a este pueblo.. Te daré otro.... Y Moisés entonces ha de defender al pueblo que le hace sufrir. Dice que le deje con el pueblo. La revelación hecha a Moisés y su misión depende de él y del pueblo. No la puede realizar sólo.
‑ El último aspecto que caracteriza el haberse comprometido con el pueblo a servir, le lleva incluso a lo más doloroso (Num 12,1‑2). Aarón y María critican a Moisés por haberse casado con una cusita: etíope. El motivo de la acusación es la envidia. Es humillante para Moisés ya que María y Aarón forman parte del equipo directivo. ¿María es la que ha salvado a Moisés de las aguas? ¿Es su hermana? María es castigada y Moisés intercede y vuelve la paz a la familia. Moisés ha aprendido a callar, a dejar actuar a Dios, aunque interiormente sufra.
La realización de la palabra en el pueblo es hasta cierto punto el reverso de la medalla. Se le pide al pueblo que siga el mismo proceso que ha hecho Moisés pero le vemos en actitud contraria.
Así la presentación de Moisés y del pueblo son dos formas de reaccionar que tiene el hombre al encontrarse con la Palabra de Dios.
3.1.2. Propósito liberador de Dios. Teofanía Ex 3,6.
a) Teofanía, revelación de Dios. El Dios que se manifiesta a Moisés en la zarza es:
‑ El Dios fiel que anuncia la próxima realización de lo que prometió a los Patriarcas.
‑ El Dios salvador de los oprimidos, que es reconocido en las situaciones desesperadas.
‑ El Dios que quiere asociar al hombre a su obra. Moisés es la mejor expresión de esta voluntad en el AT.
‑ El Dios que hace penetrar en la intimidad al revelar su nombre.
‑ El Dios dinámicamente presente en el pueblo.
‑ El Dios santo. Donde él está, incluso la tierra es santa.
‑ El Dios dominador que conoce de antemano las resistencias y las vence.
En esta formulaciones aprendían los israelitas, como en un catecismo, a conocer a su Dios leyendo con fe estas páginas.
b) Teofanía, liberación. La promesa de salvación: Ex 3,6‑10; 6,2‑8.
Ex.3,6-10 nos tranmite las palabras de la promesa y la salvación. La tradición sacerdotal acentúa la conexión entre las promesas a los padres y la decisión de salvar a su pueblo. La Alianza con los padres queda siempre a salvo, a pesar de las infidelidades del pueblo la alianza hecha a Abraham subsiste. Estas palabras y reflexiones se adaptan a la situación de los desterrados en Babilonia. Dios les habla como si estuviera eligiendo por primera vez a Israel: había que rescatarlos y formarlos. Los autores sacerdotales siguen fieles a los hechos del primer éxodo pero introducen un desplazamiento de perspectiva: Dios va a obrar como redentor, como si los israelitas, en Egipto, ya fueran su pueblo. La tradición sacerdotal da a entender que la historia se repite.
3.2. Desde el llamado.
3.2.1. Moisés llamado y enviado: Ex 3,10‑4.17; 6,9‑7,7.
La llamada o vocación queda ya expuesta. Ahora nos centramos en la misión. La misión de Moisés reviste una especial importancia para la tradición israelita. Moisés es el gran prototipo de los grandes instrumentos de salvación. Su experiencia de la misión se irá repitiendo a lo largo de la historia de salvación (Gedeón, Isaías, Jeremías, María, los Apóstoles...).
Las características que marcan la misión de Moisés encontrarán igualmente un eco en la de estos:
‑ Llamamiento de forma súbita e inesperada.
‑ Para una misión difícil.
‑ Estado de perplejidad ante ella.
‑ Dios disipa la dificultad con su promesa.
Una misión que es acompañada de la experiencia del dolor y del cansancio. Con frecuencia el enviado le va a pedir cuentas a Dios por su aparente ausencia y aún por convertirse en obstáculo para sí mismo. A veces la acción de Dios parece estar en contradicción con la misión que El mismo ha confiado. Por lo menos, así lo vive el enviado. El relato bíblico presenta con gran realismo esta situación. Es la experiencia de la prueba. Es la exigencia a dejar los esquemas viejos -dominados por las fuerzas del egoísmo (codicia) en sus múltiples manifestaciones- para pasar a lo nuevo, aquello que está modelado según el corazón de Dios. Cuando se han superado estas pruebas se está ya preparado para hacer frente a los adversarios humanos -presentes y futuros- al plan de Dios.
El enviado ha de optar radicalmente por el PROYECTO DE DIOS. Confiarse. Desde esta situación en que se encuentra el llamado se puede valorar la confianza que él tiene en Dios. Es una confianza que no se puede apoyar más que en la palabra que Dios le ha dado: Estaré contigo.
Es una confianza que no se apoya en las cualidades humanas sino en Dios pero en un Dios que vive en el misterio y al que hay que creer por fe.
3.3. Palabra que determina un cambio, una transformación: Ex 3,13ss.
Desde la experiencia de Dios, Moisés ha cambiado radicalmente su táctica para liberar al pueblo. Desde la actuación que ha tenido estando todavía en Egipto de liberarlo confiando en su habilidad, sabiduría e influencia a confiar sólo en Dios y verse totalmente incapacitado para realizar la misión que se le confía.
Moisés ahora ya no se presenta como un líder o un guerrillero. Tomando las palabras que después usará David dice: Yo voy en nombre del Dios de los ejércitos (ISam 17,45). No se mira a sí mismo sino que mira y busca únicamente el bien del pueblo y deja que sea Dios quien actúe. El modelo de relación con Dios y de relación entre los hombres -el nuevo modelo social- se basa en el corazón de Dios. Por ello, para realizarlo habrá que destruir nuestros egoísmos y confiarnos a su gracia.
CLAVE SITUACIONAL
1. Quítate las sandalias. En la Biblia, la experiencia de Dios en nuestros padres en la fe parece subrayar la trascendencia de Dios. Como nuestra cultura actual defiende valores como la igualdad, corremos el riesgo de relacionarnos con Dios de tú a Tú, sin sorprendernos ni asombrarnos de que podamos entrar en relación con Alguien que es mucho más grande que yo y que todas las cosas que conozco. Un Dios que no tiene ninguna obligación de escucharme cuando yo oro, de estar pendiente de mí, de atender mis pequeñas o grandes preocupaciones, y menos aún de ponerse a mi servicio. Es lo que la Escritura ha llamado “temor de Dios” y que ha quedado resaltado por el hecho de que Dios no quiera revelar su nombre, o se le llame “el Altísimo”, “el Santo”, “Aquel a quien nadie puede ver”.
Necesitamos recordar al Dios Catequista cuando enseña a Moisés a relacionarse con Él: “No te acerques. Quítate las sandalias de los pies, pues el lugar que pisas es sagrado” (Ex 3, 5). Moisés aprende a alejarse de la zarza, descalzarse, ponerse de rodillas y hasta cubrirse la cara con el manto. Alguien puede pensar que esto eran cosas del AT, y que Jesús nos enseñó a relacionarnos con Dios como con un Padre. Esto es verdad, pero no hay que olvidar que el mismísimo Jesús oró de rodillas, rostro en tierra en Getsemaní (Mt 26, 39).
2. Los verbos que “conjuga” Dios. Aquellos emigrantes sometidos a trabajos forzados fueron adoptados como Pueblo de Dios, y Yahveh empezó a tratarlos como un Padre. Podemos prestar atención a los “verbos” que utiliza Dios para presentarse a Moisés, al Faraón, al Pueblo: escuchar, acordarse, quitar cargas, adoptar (al pueblo como hijo), librar de esclavitudes y ataduras, conducir y hacer justicia (cfr Ex 6, 5-6). Podía ser un buen ejercicio vernos como personas, comunidad, grupo a la luz de estos verbos: ¿Cuáles están todavía en infinitivo? ¿Cuáles se han convertido en pasado? El mejor “tiempo” para entender estos verbos es el presente. O si acaso el gerundio.
3. El nombre de Dios. Dios es el gran protagonista de todas las historias de libertad y de vida. Es fuerza liberadora y energía de amor. Estas páginas del Éxodo nos muestran el esfuerzo intenso del hombre por llegar a conocer el misterio de Dios. Se manifiesta en el deseo de Moisés por conocer su nombre. No era curiosidad: era hambre de Dios, interés por conocer su verdad, su intimidad, su gloria. ¿Cómo te llamas, Señor? Dime quién eres. Enséñame tu nombre. Quiero saber cómo nos miras y qué quieres de nosotros. No es un Dios que esté en las nubes o escondido tras inciensos o leyes, o tras extraños rituales. Es un Dios que se deja encontrar. Es el Dios del encuentro. Pero que se encuentra siempre a través del sacramento de los que sufren, a través de la experiencia y el contacto con el pueblo doliente. Aunque habrá de pasar mucho tiempo hasta que podamos ver el rostro de Dios, que se manifestó en Jesucristo (Jn 14, 6-9).
CLAVE EXISTENCIAL
1. ¿De dónde tengo/tenemos que salir? ¿De dónde nos cuesta más salir? ¿hacia dónde hay que salir? ¿cuándo? ¿Por qué?
2. ¿Cuáles son las figuras femeninas con que salpica de esperanza Dios nuestra Historia de Salvación actual? ¿Qué lugar ocupan las mujeres en la misión eclesial? ¿Por qué?
3. Es curioso darse cuenta de que antes de que Dios se presente dándose por enterado del sufrimiento de su pueblo, ya se nos ha presentado a Moisés consciente de tal situación. Parece que Dios escucha el sufrimiento del pueblo, cuando éste grita a Dios. ¿Cuál es nuestra percepción actual de lo que está viviendo y sufriendo nuestro pueblo? ¿De qué manera hacemos llegar a Dios sus gritos a través de nuestra oración? ¿De qué manera nos cuestionan y nos sacan de la comodidad de la Corte del Faraón?
4. ¿Cuál es la descripción personal, existencial, que yo puedo hacer del Dios que se ha cruzado en mi vida? ¿Dónde lo encuentro? ¿Qué rasgos suyos percibo con más fuerza?
5. Al pueblo le cuesta salir de la esclavitud porque no es consciente de la misma. Moisés, con la ayuda de Dios, tendrá que írselo haciendo descubrir. ¿Tenemos esa misma experiencia? ¿A quiénes nos cuesta más liberar hoy? El hecho de que se haya difuminado la conciencia y el concepto de pecado, ¿no nos estará haciendo vivir más en la esclavitud? Sólo quien denuncia sus propias cadenas y limitaciones está en disposición de soltarse de ellas.
6. ¿Cuál es nuestra experiencia de dolor, sufrimiento e incomprensión derivadas de la misión que el Señor nos ha encomendado? ¿Cómo la vivimos? ¿Cómo podemos ayudarnos?
ENCUENTRO COMUNITARIO
1. Oración o canto inicial
2. Lectura de la Palabra de Dios: Es 6,2-13
3. Diálogo sobre el tema VI en sus distintas claves
(Es importante tener presente la explicación que se ha dado en la PRESENTACION del primer volumen y en este mismo acerca del encuentro comunitario)
4. Oración de acción de gracias o intercesión
5. Canto final
DIOS SE REVELA A MOISES EN UN PROYECTO DE LIBERACION DEL PUEBLO.
TEXTO: Ex 1,1 - 6,13
CLAVE BÍBLICA
INTRODUCCION
El Exodo y la figura de Moisés pertenecen al patrimonio cultural de la humanidad y han dado origen a una tradición que renace continuamente y se manifiesta en el ansia de libertad y en la esperanza de los pueblos.
El Exodo, en el AT, ocupa proporcionalmente el mismo lugar que el evangelio en el NT.
‑ Contiene una Buena Nueva, 3,13.16.
‑ Nace en él la fe a base de las intervenciones de Dios, 14,30-31.
‑ Dios acoge a los creyentes y hace con ellos la alianza, 19, 4‑6.
‑ Es el fundamento de la vida de Israel.
‑ Ha sido siempre proclamado en Israel, Salmo 114,6‑7; 95.
El Exodo es un encuentro con Dios, Jer. 2,2ss.
‑ Israel ha encontrado un Dios que interviene en la historia.
‑ Israel durante el Exodo ha aprendido a conocer el "carácter de su Dios", 2,23ss; 6,1.
El Exodo nos dice que la fe es difícil.
‑ Inseguridad del enviado de Dios. ¿Creerán? 4,1; 6,9.12.
‑ Inseguridad de los creyentes: 17,7; 33,18‑23.
‑ El Exodo en sí ¿vale la pena?: 14,11ss; 16,2-3. El pueblo no acabó de verlo hasta después de haber entrado en la tierra prometida.
1‑ NIVEL LITERARIO.
1.1. Relato de vocación.
Nos encontramos al pueblo bajo la opresión del Faraón. En la historia de José, Dios está silencioso en Egipto. Ahora Dios va a hablar en el Sinaí, lugar solitario y extraño a Egipto. Dios habla a Moisés (3,1-4; 6,2-7). El lugar de la zarza ardiente no era ningún santuario. Moisés, que se acerca por curiosidad, va a ser el receptor de un mensaje que va a redimensionar completamente su vida. Ex.3,1-6 parece una "historia fundacional" incorporada al AT. Es sorprendente su semejanza con Jos.5,13-15. Las dos historias fundacionales terminan con el mandato de quitarse las sandalias.
1.1.1. Los textos de la vocación de Moisés
Las páginas que nos narran la vocación de Moisés son una verdadera antología de temas bíblicos (teofanías, vocación, misión, signos, promesas, etc.) en las que se conjugan las distintas tradiciones. La vocación de Moisés queda plasmada en el modelo clásico, de tipo político, que se anuncia, por ejemplo, en el encargo de Juez-Salvador que se hace a Gedeón en Jue. 6,12-14.
a) La narración más completa ha sido recogida en el cap.3 en la que se se consignan la llamada v. 10; la objeción v.11, los signos y la protección v. 12.
b) En Ex 4,1-7 se traza la vocación según un modelo en que se combinan dos retratos diferentes, pero complementarios, de Moisés: el de Taumaturgo y el de Profeta con dos objeciones y dos signos.
c) Finalmente hay una presentación de menos dramática pero más teológica de la vocación en Ex 6,10‑12, incluída en un esquema concéntrico: vocación, misión, objeción que se repite en vv.28‑30.
1.1.2.Diversos aspectos de la narración de la vocación de Moisés:
a) Dios habla a Moisés perdido en la soledad del desierto. Moisés recuerda la situación de sus hermanos y oye un día la llamada de Dios que quiere encomendarle una misión liberadora, Ex 3‑4.
Esta página bíblica describe todas las características del encuentro del hombre con Dios. Misterioso diálogo en el fondo de la conciencia. La irrupción de Dios en el hombre llega siempre de forma inesperada. Moisés no va en busca de Dios. Es Dios quien irrumpe en Moisés. Israel entiende el contacto con Dios no como algo que alcanza el hombre con sus técnicas de contemplación, aunque haya restos en la actuación de algunos personajes (Eliseo, 2R 3,15).
Dios dialoga con el hombre. En el caso de Moisés se inicia cuando Dios llama a Moisés por su nombre. El fenómeno de la zarza fue la ocasión.
b) La reacción de Moisés. De temor por la experiencia de la indignidad. Se quita las sandalias. (Cfr. Is 6,5; Lc 5,8).
Dios le llama para una difícil tarea a favor de su pueblo. Será larga y con dificultades: Liberar a su pueblo del Faraón; acaudillar al pueblo a través del desierto; forjarlo como nación a pesar de las rebeldías. Esta es la misión encomendada a Moisés. Moisés tiene miedo ante su propia indignidad y se siente abrumado ante la debilidad y la incapacidad.
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Hay un esquema permanente de los relatos de vocación en la Biblia:
1‑ Irrupción en la conciencia preparada por determinadas experiencias: Moisés y la opresión de sus hermanos, Jeremías y la amenaza de invasión, Amós y las injusticias sociales, etc.
2‑ Repugnancia y objeciones. Moisés, Ex 3‑4; Jeremías, Jer.1; Jonás quiere fugarse; Saúl, 1Sam 13,3‑20.
3‑ El signo. A veces la vocación‑misión va acompañada de un signo externo que la confirma. En Gedeón, Juec 6,36‑38.40; Saul, lSam 10,1‑9; Moisés en el Elohista, Ex 3,12. Pero el signo no es una confirmación inmediata.
4‑ La misión. La realización de la misión, no por ser divina, encuentra facilidades. Cfr. la vocación de Moisés, de Jeremías.
No es infrecuente encontrar en la realización externa un aparente fracaso desde la visión humana. Moisés muere en el monte Nebo antes de entrar en la tierra prometida, Saul y el fracaso del monte Gelboé, Jeremías y la destrucción de Jerusalén, Jesús y el Calvario. Pero Dios a la larga triunfa siempre. Hay hombres cuyo destino es anunciar el día pero ellos han de desaparecer al llegar la aurora.
c) Objeciones por el sentimiento de indignidad e incapacidad. A Moisés le falta el don de la palabra, desconoce a Dios, teme la incredulidad de los israelitas por su vinculación anterior al palacio, etc. Dios resuelve las dificultades y promete asistencia eficaz y dinámica. Pero no hay confirmación palpable de que la vocación viene de Dios. No se le resuelven todas las dudas.
d) Se le da un signo de que la vocación es genuina, pero no es ninguna manifestación externa de la presencia de Dios. La vara, con que obrar milagros, se le da después (4,1-5) y procede de E. en oposición a Y. El único signo (3,10) se encuentra en los acontecimientos futuros no cumplidos todavía.
e) La actitud de Moisés ante esta forma de actuar de Dios es de una inequívoca ambivalencia. La experiencia de lo santo atrae al hombre. Es el asombro ante lo misterioso, pero le llena de temor porque la experiencia de lo santo es la experiencia de la propia profanidad e indignidad. El hombre reconoce que ni el quitarse las sandalias, ni otra purificación cualquiera, puede prepararle plenamente. Cuando Isaías vió al Santo de Israel y oyó el canto se llenó de temor (Is 6,5). Pedro al reconocer a Jesús después de la pesca milagrosa (Lc 5,8). Lo mismo le ocurre a Moisés: curiosidad profana primero, después se cubre el rostro y teme mirar a Dios.
1.2. Ubicación del texto en el libro del Exodo.
En la del redacción actual del libro del Exodo, la figura de Moisés tiene una importancia especial. Es el paso de las narraciones Patriarcales a la formación del pueblo. A través de los que bajaron a Egipto empalma con los Patriarcas y presenta a Moisés como el llamado y escogido por Dios para formar un pueblo. Ahí radica la importancia de la misión de Moisés, su preparación y su experiencia de Dios y del pueblo.
1.3. Constantes textuales: Salir, hacer salir.
Para comprender el valor permanente de la experiencia del Exodo hay que partir de la palabra fundamental: EXODO, salida.
En este libro se usa 94 veces. 62 en la forma simple de "salir" y 32 en la forma causativa de "hacer salir", cfr 3,8.10.12.16; 4,23; 6,1.11.13.26.27; etc.
En las lenguas orientales es frecuente recurrir a parejas de palabras que contengan o expresen los dos extremos antitéticos de determinada realidad o acción. Al indicar los dos polos se quiere abarcar toda la realidad incluida entre ellos.
Para esta pareja verbal: "salir, ‑ entrar" cfr. salmo 121; Dt 28,6.19; Dt 31,2, Jn 10,9. En esta pareja verbal se puede incluir toda la vida del hombre: desde que sale del seno materno para entrar en el mundo hasta salir del mundo para entrar en el seno de la madre tierra. Is 26,19.
"Salir y entrar" en el Exodo, no se limita a un hecho lejano experimentado por un grupo de tribus sino que está presente en la vida cotidiana de todos. El componente "salir" puede desvelar nuevos aspectos y nuevas encarnaciones:
‑ Tiene aspectos psicológicos en los que se presenta el trauma de salir de la seguridad del seno materno para entrar en la conquista de la libertad, Gen 25,26ss.
‑ Hay la experiencia sociológica de las emigraciones con los relativos cambios de cultura y mentalidad, Gen 10,11.14; Dt 2,23.
‑ Salir tiene también un valor existencial cuando describe la opción de una persona que se arranca de la situación presente para embarcarse en una aventura, en un riesgo. Así el matrimonio, Gen 2,24.
‑ Tiene una dimensión política, que es fundamental en el Exodo de Israel. Sale para conseguir la libertad como pueblo.
‑ Puede incluso tener una dimensión religiosa no marginal. La vocación es una auténtica salida, Gen 12,1; Mc 1,16‑18.
2. NIVEL HISTORICO.
2.1. En los hechos‑memoria.
2.1.1. Situación del grupo que baja a Egipto, Ex 1,1‑5, y que se ha desarrollado hasta formar una multitud.
Los datos históricos sobre la opresión, según el conocimiento que tenemos de Egipto en este período y siguiendo la cronología que creemos más fundada, son:
- Las construcciones de Karnak, Abu‑Simbel, Ramses, Pitón, etc.
- Ingente cantidad de mano de obra que estas obras requería. No bastaban los esclavos y prisioneros.
- Los Habiru‑Apiru. Mezcla de gentes no todas bien vistas por los egipcios.
Los cc. 1‑4 resumen esta situación en una lamentación nacional. La política nacionalista de Ramsés II y el deseo de hacer más homogéneo el gigantesco reino que regía, constituido por tantas etnias, explica los campos de trabajo forzado y el brutal control de la natalidad. Matar a los niños es la manera de diezmar al enemigo. Queda algún resabio en el salmo 137: aplastar a los niños contra las piedras.
2.1.2. El grupo de Moisés en el conjunto de las tribus.
En el libro del Exodo Israel se presenta en forma estilizada en la totalidad de las Doce tribus: 1,2‑3. Ex 1,1-7 ofrecen los primeros datos sobre el Exodo sellando la historia de José y abriendo la historia del pueblo. ¿Cuál es el grupo que bajó a Egipto y cuál el grupo que Moisés sacó de Egipto?
Podemos pensar que algunos componentes del clan de José habían estado, desde hacía tiempo, en Egipto y que más tarde se unieron al clan de Lía. Por el cap. primero del libro de los Jueces sabemos que las tribus israelitas se instalaron en el país de Canaán por diversos caminos. El impulso principal lo dio Josué, jefe de la tribu de Efraín, que conquistó la región central. La Biblia presenta a Josué como ayudante de Moisés: Ex 24,13; 33,11; Num 11,28. El grupo de Moisés, al salir de Egipto, está formado básicamente por la casa de José: Efraín, Manasés, Benjamín. Pero con ellos sale un grupo mixto, que no eran descendientes de Jacob (cfr. Ex 12,38; Num 11,4). Eran la expresión de la universalidad del pueblo de Dios que no se cierra en la descendencia carnal.
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El Yahvismo. Es el descubrimiento de un Dios único, personal y en diálogo con el hombre. El Yahvismo llega a Canaán con Israel. Antes de la llegada de Israel ni en Palestina ni en ningún otro lugar hay indicios de Yahvismo. En algunos de los más antiguos poemas Yahvé es designado "el del Sinaí": Juec 5,4s; Salmo 68,8; Dt 33,2. Una fe tan viva como la de Israel exige necesariamente un fundador como lo exige el cristianismo o el Islam. Si Yahvé era adorado o no antes de Moisés no es cuestión a la que se pueda responder. Es posible que fuera conocido entre los clanes madianitas y que Moisés lo conociera a través de Jetró. Jetró era sacerdote (Ex 3,1) y presidió el sacrificio (Ex 18,10‑12). Se puede aceptar que Jetró era un adorador de Yahvé.
2.1.3. La figura de histórica de Moisés.
La aventura humana de Moisés presenta una narración fruto de una fusión. Es una escena que tiene connotaciones legendarias, pero más allá de la fuerte elaboración crítica y teológica, Moisés permanece una figura histórica y real.
Las fuentes que tenemos sobre Moisés son bastante posteriores al tiempo que se supone que vivió. Estas fuentes dependen de la tradición oral que tiende a idealizar a los héroes.
Hay que empezar por considerar el grado de historicidad que hay en el personaje bíblico de Moisés. Por razón de la tradición oral, popular, habrá que contar con el elemento legendario, pero su historicidad fundamental es innegable. El fenómeno histórico-religioso de Israel se refiere constantemente, a lo largo del AT. de forma implícita o explícita, a Moisés.
En resumen, aún teniendo en cuenta lo legendario, idealizado, Moisés fue un hombre genial que logró liberar a un grupo de tribus de la opresión y hacer de ellas el comienzo de una nación con una fuerte impronta de espíritu religioso, de fidelidad a su Dios, que a pesar de todas las fracturas, seguiría a través de los siglos y circunstancias adversas.
2.1.2. La situación del grupo sintetizada por cada una de las tradiciones literarias.
La afirmación de que "Judá e Israel... comían, bebían y se alegraban" (1 Re 4,20) bajo el régimen de Salomón debe ser matizada leyendo entre líneas otras noticias transmitidas en el mismo libro. La lista de los abundantes víveres exigidos por la casa real (1 Re 5,2-3) y la función de los gobernadores definidos como los "que proveían al rey y a su casa" (1 Re 4,7) hace pensar en crecientes cargas para el pueblo, obligado a transferir sus bienes y trabajo para el sostenimiento de la opulencia de la familia real y de los funcionarios y del ejército regular de Salomón.
Por otra parte, las numerosas construcciones emprendidas por el rey trajo para el pueblo el trabajo forzado y un progresivo endeudamiento frente a los reinos vecinos que justificaban el creciente descontento que llevó a la monarquía a una política represiva.
Esto explica la queja a Roboam, que Jeroboam expresa en nombre del pueblo, a modo de definición del reinado de Salomón "Tu padre ha hecho pesado nuestro yugo...aligera la dura servidumbre de tu padre y el pesado yugo que puso sobre nosotros" (1 Re 12,4)
Bajo estas circunstancias y otras similares que se dieron posteriormente en el Reino del Norte a partir de la dinastía de Omri, la figura de Moisés es la persona que encarna y que compendia todas las vicisitudes de Israel: Esclavo, peregrino, libre.
a) El Yahvista, al que debe asignarse la vocación de 4,1-17, señala el aspecto siniestro de la represión 1,8‑12. Tomar precauciones contra Israel es la expresión del miedo del tirano.
b) El Elohista, que predomina en la relato de vocación del cap.3, describe con más precisión el genocidio del Faraón 1,15‑21. Trabajos forzados y matar a los niños.
La trágica situación en que se encuentra Israel en Egipto la Biblia lo define con dos palabras:
El Yahvista, en 3,7 habla de "pobreza", debilidad, miseria.
El Elohista, en 3,9 habla de "opresión".
Este clima trágico viene recordado también por el Yahvista (1,22) pero se introduce un elemento de esperanza a través de una serie de figuras femeninas: las Comadronas (1,15-19), la hermana de Moisés, la simpatía materna de la hija del Faraón, etc.
¿Por qué Dios no ha liberado antes a este pueblo? ¿Por qué esperó a que incluso se olvidaran de él? No interesaba ni se podía liberar a quien no creía necesitar la libertad. La liberación ha de ser asumida por el pueblo. Si no quiere ser liberado caerá en otra esclavitud. Sólo cuando un pueblo, una persona, es consciente de la opresión puede ser liberado. Ahora el pueblo clama: Ex 2,23. Aún así volverá a añorar ser esclavo. Había que hacerles tomar conciencia de la opresión. Fue el primer paso de la misión de Moisés.
Pesaba sobre los israelitas en Egipto una especie de amenaza de extinción. Era una situación límite. Estas situaciones son el ámbito propicio para las intervenciones divinas.
En la opresión lanzan gritos pidiendo auxilio (2,23), se dirigen a Dios en general porque no conocían a su Dios‑Yahvé. Hay una relación entre "gritar‑clamar" y la respuesta de Dios "salvar". Es importante el grito y del clamor. El grito de Sodoma (Gen 18,20.21), la sangre de Abel (Gen 4,10), etc. Siempre que el pueblo clama a Yahvé, Este lo salva, (Cfr. el libro de los Jueces).
2.2. En la composición
La mediación Aarónida: El agente religioso como mediador del proyecto histórico.
El Sacerdotal habla de amargura, dureza 1,13‑14. La tradición sacerdotal describe esta situación en 2,23‑24. Según la tradición sacerdotal la función de obrar maravillas pasa de Moisés a Aarón (Ex 7,8‑12.14‑22) lo mismo que la función sacerdotal. Es una consecuencia de las características de la tradición sacerdotal que se preocupa ante todo de Aarón y del aspecto religioso.
El texto en general atribuye la liberación de Egipto a Moisés y Aarón. Sin embargo, Aarón es el responsable del culto. Aarón es ante todo el levita, como dice Ex 4,14. Esta expresión no se aplica nunca a Moisés. El Yahvista considera que fue su fidelidad a Moisés, en el combate que describe en Ex 32,26, lo que hizo que la tribu de Leví viera cómo se le confiaba la función sacerdotal (Ex 32,29).
Parece que el culto primitivo, practicado por Aarón, no era el culto que practicaban los efraimitas de Moisés y de su discípulo Josué. Basta leer Ex 32. El culto mosaico se presenta como un culto sin imágenes, anicónico. El cap 32 en cambio nos habla de una estatua de metal fundido presentada como el Dios que había liberado al pueblo de Egipto. En el v. 20 Moisés quema el becerro y lo disuelve en polvo. Lo más característico del culto aarónida es la fiesta en la que la gente se sienta a comer y a beber y después se levanta a danzar. Ex 32,6.
Las divergencias en el culto entre Moisés y Aarón se conservan en los textos: Aarón tendrá que subordinarse a Moisés, aunque la tradición haga de él el hermano mayor y ponerse al servicio del proyecto liberador de Dios del que Moisés es instrumento.
3. NIVEL TEOLOGICO.
3.1. Desde Dios.
3.1.1. La Palabra de Dios acontece en la vida de una persona y de un pueblo: Ex 3,2ss.
a) La llamada y la misión. Dios habla a Moisés: Ex 3,1‑4.14; 6,2‑7. Moisés ante la zarza ardiente: Ex 3,1‑6. Tradiciones Y y E. El lugar donde arde la zarza no es un santuario. Moisés ignora la presencia de Dios en este lugar. Va por curiosidad igual que Jacob en Betel (Gen 28,10‑22).
b) Compromisos y disponibilidad que la realización de esta palabra implica para la persona de Moisés. Desde esta palabra Moisés tiene una relación distinta con Dios, con el pueblo y consigo mismo. Se interesa por el proyecto de Dios, por la situación del pueblo oprimido y asume conscientemente las consecuencias que esta nueva relación supone para su persona. Ha descubierto la iniciativa divina que no puede determinarla el hombre a su gusto. Ya no es él quien decide, es Dios quien le envía. Moisés ha llegado a escuchar la verdad y ya no se escucha a sí mismo. El descubrimiento es significativo. El NT dirá que ha descubierto un tesoro. Estaba allí pero no lo había valorado.
c) Consecuencias en el aspecto personal y en la realidad del pueblo:
‑ El dolor y el sufrimiento. La razón es que desde ahora no vive solo ni para sí. Ha de contar con Dios y con los demás hombres. Tampoco vive para él sino para el pueblo. Ha de dialogar con Dios y con los hombres.
‑ Vive bajo la presión constante de la crítica. Ya antes de liberar al pueblo ha de soportar la crítica y la incompresión (Ex 5,20‑21) y después de la liberación empiezan a murmurar a los tres días de caminar por el desierto. Las aguas de Mara son amargas: Ex 15,24; 16,2ss; 17,3; etc.
‑ En este punto la palabra de Dios dirigida a Abraham y la palabra dirigida a Moisés tiene para cada uno de ellos consecuencias muy distintas. Hay una experiencia nueva que caracteriza a Moisés como profeta y que Abraham no experimentó. Esta experiencia introduce el dolor en quien escucha la palabra de Dios. Moisés es el primero en experimentarlo.
‑ En la vida de Abraham no hay una palabra de duda, de inseguridad. Todo es claro. Moisés en cambio es el profeta de las dudas, del rechazo, de la rebelión. Su función se realiza en el dolor. Abraham era un profeta protegido. Moisés es un profeta "entregado". Tiene un carácter trágico. El profeta, en Abraham, es un individuo. En Moisés es un pueblo. Abraham es un profeta del que nace un pueblo. La misión de Moisés lo introduce en una comunidad humana. Aquí es donde se crea el problema, el conflicto, la lucha concreta, en el diálogo con el pueblo.
‑ Es muy diferente el diálogo con Dios, Abraham, y el diálogo con los hombres, Moisés. Dialogar con los hombres es más difícil y más peligroso. Con Dios las cosas quedan entre nosotros y El. Se acepta o se rechaza y en paz. Los hombres rechazan o aceptan o resisten y Moisés está en medio del drama. El drama es tal que a veces parece que va a acabar con él. Dios dice: Deja que aniquile a este pueblo.. Te daré otro.... Y Moisés entonces ha de defender al pueblo que le hace sufrir. Dice que le deje con el pueblo. La revelación hecha a Moisés y su misión depende de él y del pueblo. No la puede realizar sólo.
‑ El último aspecto que caracteriza el haberse comprometido con el pueblo a servir, le lleva incluso a lo más doloroso (Num 12,1‑2). Aarón y María critican a Moisés por haberse casado con una cusita: etíope. El motivo de la acusación es la envidia. Es humillante para Moisés ya que María y Aarón forman parte del equipo directivo. ¿María es la que ha salvado a Moisés de las aguas? ¿Es su hermana? María es castigada y Moisés intercede y vuelve la paz a la familia. Moisés ha aprendido a callar, a dejar actuar a Dios, aunque interiormente sufra.
La realización de la palabra en el pueblo es hasta cierto punto el reverso de la medalla. Se le pide al pueblo que siga el mismo proceso que ha hecho Moisés pero le vemos en actitud contraria.
Así la presentación de Moisés y del pueblo son dos formas de reaccionar que tiene el hombre al encontrarse con la Palabra de Dios.
3.1.2. Propósito liberador de Dios. Teofanía Ex 3,6.
a) Teofanía, revelación de Dios. El Dios que se manifiesta a Moisés en la zarza es:
‑ El Dios fiel que anuncia la próxima realización de lo que prometió a los Patriarcas.
‑ El Dios salvador de los oprimidos, que es reconocido en las situaciones desesperadas.
‑ El Dios que quiere asociar al hombre a su obra. Moisés es la mejor expresión de esta voluntad en el AT.
‑ El Dios que hace penetrar en la intimidad al revelar su nombre.
‑ El Dios dinámicamente presente en el pueblo.
‑ El Dios santo. Donde él está, incluso la tierra es santa.
‑ El Dios dominador que conoce de antemano las resistencias y las vence.
En esta formulaciones aprendían los israelitas, como en un catecismo, a conocer a su Dios leyendo con fe estas páginas.
b) Teofanía, liberación. La promesa de salvación: Ex 3,6‑10; 6,2‑8.
Ex.3,6-10 nos tranmite las palabras de la promesa y la salvación. La tradición sacerdotal acentúa la conexión entre las promesas a los padres y la decisión de salvar a su pueblo. La Alianza con los padres queda siempre a salvo, a pesar de las infidelidades del pueblo la alianza hecha a Abraham subsiste. Estas palabras y reflexiones se adaptan a la situación de los desterrados en Babilonia. Dios les habla como si estuviera eligiendo por primera vez a Israel: había que rescatarlos y formarlos. Los autores sacerdotales siguen fieles a los hechos del primer éxodo pero introducen un desplazamiento de perspectiva: Dios va a obrar como redentor, como si los israelitas, en Egipto, ya fueran su pueblo. La tradición sacerdotal da a entender que la historia se repite.
3.2. Desde el llamado.
3.2.1. Moisés llamado y enviado: Ex 3,10‑4.17; 6,9‑7,7.
La llamada o vocación queda ya expuesta. Ahora nos centramos en la misión. La misión de Moisés reviste una especial importancia para la tradición israelita. Moisés es el gran prototipo de los grandes instrumentos de salvación. Su experiencia de la misión se irá repitiendo a lo largo de la historia de salvación (Gedeón, Isaías, Jeremías, María, los Apóstoles...).
Las características que marcan la misión de Moisés encontrarán igualmente un eco en la de estos:
‑ Llamamiento de forma súbita e inesperada.
‑ Para una misión difícil.
‑ Estado de perplejidad ante ella.
‑ Dios disipa la dificultad con su promesa.
Una misión que es acompañada de la experiencia del dolor y del cansancio. Con frecuencia el enviado le va a pedir cuentas a Dios por su aparente ausencia y aún por convertirse en obstáculo para sí mismo. A veces la acción de Dios parece estar en contradicción con la misión que El mismo ha confiado. Por lo menos, así lo vive el enviado. El relato bíblico presenta con gran realismo esta situación. Es la experiencia de la prueba. Es la exigencia a dejar los esquemas viejos -dominados por las fuerzas del egoísmo (codicia) en sus múltiples manifestaciones- para pasar a lo nuevo, aquello que está modelado según el corazón de Dios. Cuando se han superado estas pruebas se está ya preparado para hacer frente a los adversarios humanos -presentes y futuros- al plan de Dios.
El enviado ha de optar radicalmente por el PROYECTO DE DIOS. Confiarse. Desde esta situación en que se encuentra el llamado se puede valorar la confianza que él tiene en Dios. Es una confianza que no se puede apoyar más que en la palabra que Dios le ha dado: Estaré contigo.
Es una confianza que no se apoya en las cualidades humanas sino en Dios pero en un Dios que vive en el misterio y al que hay que creer por fe.
3.3. Palabra que determina un cambio, una transformación: Ex 3,13ss.
Desde la experiencia de Dios, Moisés ha cambiado radicalmente su táctica para liberar al pueblo. Desde la actuación que ha tenido estando todavía en Egipto de liberarlo confiando en su habilidad, sabiduría e influencia a confiar sólo en Dios y verse totalmente incapacitado para realizar la misión que se le confía.
Moisés ahora ya no se presenta como un líder o un guerrillero. Tomando las palabras que después usará David dice: Yo voy en nombre del Dios de los ejércitos (ISam 17,45). No se mira a sí mismo sino que mira y busca únicamente el bien del pueblo y deja que sea Dios quien actúe. El modelo de relación con Dios y de relación entre los hombres -el nuevo modelo social- se basa en el corazón de Dios. Por ello, para realizarlo habrá que destruir nuestros egoísmos y confiarnos a su gracia.
CLAVE SITUACIONAL
1. Quítate las sandalias. En la Biblia, la experiencia de Dios en nuestros padres en la fe parece subrayar la trascendencia de Dios. Como nuestra cultura actual defiende valores como la igualdad, corremos el riesgo de relacionarnos con Dios de tú a Tú, sin sorprendernos ni asombrarnos de que podamos entrar en relación con Alguien que es mucho más grande que yo y que todas las cosas que conozco. Un Dios que no tiene ninguna obligación de escucharme cuando yo oro, de estar pendiente de mí, de atender mis pequeñas o grandes preocupaciones, y menos aún de ponerse a mi servicio. Es lo que la Escritura ha llamado “temor de Dios” y que ha quedado resaltado por el hecho de que Dios no quiera revelar su nombre, o se le llame “el Altísimo”, “el Santo”, “Aquel a quien nadie puede ver”.
Necesitamos recordar al Dios Catequista cuando enseña a Moisés a relacionarse con Él: “No te acerques. Quítate las sandalias de los pies, pues el lugar que pisas es sagrado” (Ex 3, 5). Moisés aprende a alejarse de la zarza, descalzarse, ponerse de rodillas y hasta cubrirse la cara con el manto. Alguien puede pensar que esto eran cosas del AT, y que Jesús nos enseñó a relacionarnos con Dios como con un Padre. Esto es verdad, pero no hay que olvidar que el mismísimo Jesús oró de rodillas, rostro en tierra en Getsemaní (Mt 26, 39).
2. Los verbos que “conjuga” Dios. Aquellos emigrantes sometidos a trabajos forzados fueron adoptados como Pueblo de Dios, y Yahveh empezó a tratarlos como un Padre. Podemos prestar atención a los “verbos” que utiliza Dios para presentarse a Moisés, al Faraón, al Pueblo: escuchar, acordarse, quitar cargas, adoptar (al pueblo como hijo), librar de esclavitudes y ataduras, conducir y hacer justicia (cfr Ex 6, 5-6). Podía ser un buen ejercicio vernos como personas, comunidad, grupo a la luz de estos verbos: ¿Cuáles están todavía en infinitivo? ¿Cuáles se han convertido en pasado? El mejor “tiempo” para entender estos verbos es el presente. O si acaso el gerundio.
3. El nombre de Dios. Dios es el gran protagonista de todas las historias de libertad y de vida. Es fuerza liberadora y energía de amor. Estas páginas del Éxodo nos muestran el esfuerzo intenso del hombre por llegar a conocer el misterio de Dios. Se manifiesta en el deseo de Moisés por conocer su nombre. No era curiosidad: era hambre de Dios, interés por conocer su verdad, su intimidad, su gloria. ¿Cómo te llamas, Señor? Dime quién eres. Enséñame tu nombre. Quiero saber cómo nos miras y qué quieres de nosotros. No es un Dios que esté en las nubes o escondido tras inciensos o leyes, o tras extraños rituales. Es un Dios que se deja encontrar. Es el Dios del encuentro. Pero que se encuentra siempre a través del sacramento de los que sufren, a través de la experiencia y el contacto con el pueblo doliente. Aunque habrá de pasar mucho tiempo hasta que podamos ver el rostro de Dios, que se manifestó en Jesucristo (Jn 14, 6-9).
CLAVE EXISTENCIAL
1. ¿De dónde tengo/tenemos que salir? ¿De dónde nos cuesta más salir? ¿hacia dónde hay que salir? ¿cuándo? ¿Por qué?
2. ¿Cuáles son las figuras femeninas con que salpica de esperanza Dios nuestra Historia de Salvación actual? ¿Qué lugar ocupan las mujeres en la misión eclesial? ¿Por qué?
3. Es curioso darse cuenta de que antes de que Dios se presente dándose por enterado del sufrimiento de su pueblo, ya se nos ha presentado a Moisés consciente de tal situación. Parece que Dios escucha el sufrimiento del pueblo, cuando éste grita a Dios. ¿Cuál es nuestra percepción actual de lo que está viviendo y sufriendo nuestro pueblo? ¿De qué manera hacemos llegar a Dios sus gritos a través de nuestra oración? ¿De qué manera nos cuestionan y nos sacan de la comodidad de la Corte del Faraón?
4. ¿Cuál es la descripción personal, existencial, que yo puedo hacer del Dios que se ha cruzado en mi vida? ¿Dónde lo encuentro? ¿Qué rasgos suyos percibo con más fuerza?
5. Al pueblo le cuesta salir de la esclavitud porque no es consciente de la misma. Moisés, con la ayuda de Dios, tendrá que írselo haciendo descubrir. ¿Tenemos esa misma experiencia? ¿A quiénes nos cuesta más liberar hoy? El hecho de que se haya difuminado la conciencia y el concepto de pecado, ¿no nos estará haciendo vivir más en la esclavitud? Sólo quien denuncia sus propias cadenas y limitaciones está en disposición de soltarse de ellas.
6. ¿Cuál es nuestra experiencia de dolor, sufrimiento e incomprensión derivadas de la misión que el Señor nos ha encomendado? ¿Cómo la vivimos? ¿Cómo podemos ayudarnos?
ENCUENTRO COMUNITARIO
1. Oración o canto inicial
2. Lectura de la Palabra de Dios: Es 6,2-13
3. Diálogo sobre el tema VI en sus distintas claves
(Es importante tener presente la explicación que se ha dado en la PRESENTACION del primer volumen y en este mismo acerca del encuentro comunitario)
4. Oración de acción de gracias o intercesión
5. Canto final